Frágil

By danielacgalvis

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Chiara parece tenerlo todo en su vida, está cursando su último año en la universidad, tiene al novio soñado y... More

Sinopsis
Personajes
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Epilogo

Capitulo 8

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By danielacgalvis

Me deje caer sobre la cama.

¿Cómo había podido aceptar tal cosa? —me reproche.

—Ahora tendremos que ir a esa tonta cena de compromiso de tu padre, ni siquiera sé porque le he dicho que si —bufe—. Pero no lo he hecho por él que quede claro ¿eh?, lo he hecho por tu abuelo Vittorio, se siente muy solo, mamá conoce esa sensación.

Le había dicho que si a Alessandro y ahora tenía que estar en el mismo espacio que su novia Carina, la última persona que quisiera ver, aunque no tuviera el derecho de reclamarle nada, yo era la intrusa en la vida de ambos.

Me levanté de la cama y fui en dirección al armario, miré entre los tantos vestidos que habían allí colgados.

—No es necesario que lleve nada bonito, igual es la cena de Carina y Alessandro, no tendría por qué importarme mi apariencia. Mejor me concentraré en buscar un boleto de avión para irnos lo más pronto de aquí, solo es cuestión de tener un poquitín de paciencia.

Escuché el golpeteo de la puerta.

—Chiara, ¿podrías abrir un momento? —era Alessandro. Solo esperaba que no tuviera otra petición para mí.

Deje lo que estaba haciendo y me acerque a la puerta para abrirla.

—¿Si señor Marchetti?

—¿Podríamos hablar un momento?

—Claro.

Lo deje pasar, él se sentó en una de las sillas de la habitación y después me extendió su teléfono móvil.

—Quiero que me digas si reconoces a esta mujer —me dijo.

Tome el móvil en mis manos y la figura de Lucrecia se reflejó en la pantalla.

—Sí, su nombre es Lucrecia, era una de mis amigas, ¿por qué la pregunta?

—Lo que sospechaba.

—No sé a qué viene todo esto, ¿Qué sucede con Lucrecia? ¿Qué tiene ella que ver conmigo?

—Ha sido quien ha enviado las fotos a tu móvil, le pedí a un contacto que rastreara la dirección IP y esta arrojo la dirección de su casa. El resto fue tarea fácil.

Le devolví el móvil a Alessandro.

—Le dije que ya no me interesaba nada de lo que sucediera con esas personas.

—A mi si me interesa, y mucho. Ella fue una de las que te tendió la trampa aquel día en el hotel ¿cierto? Entonces es mi asunto también.

—¿Qué busca con todo esto señor Marchetti? Ya nada podrá regresar las cosas a cómo eran antes.

—Busco que paguen por lo que hicieron, no pueden ir haciendo ese tipo de cosas a la gente.

Alessandro lo decía con una furia dibujada en sus ojos, estaba enojado, mucho.

—Es una suerte que usted no me haya dicho sus nombres antes, porque de mi parte no las dejaría ir tan fácil. Quiero que sepa que tomaré acciones legales.

—¿Y qué sucederá después? Mis padres se enteraran que les mentí, y yo seré la habladuría de más de uno. Mi padre me ha mencionado que quiere venir a visitarme en Florencia, y no sé qué responderle la próxima vez que me lo pregunte. Usted tal vez lo vea sencillo señor Marchetti, tiene dinero, es reconocido y es hombre, pero en un mundo en el que se menosprecia a las mujeres, yo tendré las de perder, ¿Qué cree que dirán de mí? Ya puedo leer los encabezados, "Una mujer se cuela entre las sabanas del reconocido Alessandro Marchetti" ¿Cree que alguien me verá del mismo modo después de eso?

—Le dije que yo me encargaba de todo así que no se preocupe por su padre, y sobre el asunto de sus amigas no puede dejar que se salgan con la suya.

—Ya ha hecho suficiente por mí, y si decido seguir con las heridas de mi corazón, es decisión mía no suya. No quiero deberle más nada a usted.

Él furioso se levantó de la silla y encaminó sus pasos hacia la puerta.

—Has lo que quieras entonces Chiara, pero no olvides que has firmado un acuerdo conmigo y que tienes que cumplirlo.

Él cerró con fuerza la puerta a sus espaldas, me devolví a la cama con un nudo creado en la garganta.

Tienes razón Alessandro, hay un acuerdo, uno que yo misma he firmado, pero me encargaré de destruirlo. No dejaré que te quedes con mi hijo. Hare trizas ese papel.

**

Me llevé a la boca algunos frutos secos mientras veía un programa de televisión. Los decoradores habían llegado desde muy temprano en la mañana a poner el sin fin de adornos por toda la casa. Al parecer todo debía estar listo antes de las cinco de la tarde.

Carina tenía un buen gusto en la decoración lo admitía, lo que si no sabía era si todo su trabajo valdría la pena porque desde muy temprano por la tarde había escuchado muchos relámpagos. Lo que pronosticaba una fuerte lluvia.

—Carina, creo que lo mejor es dejar la cena para otro día —escuche a Alessandro mientras dialogaba con ella por el teléfono—. Podemos pagar nuevos decoradores, no está haciendo un buen clima.

—¿Lo escuchas? Está encaprichado con ella —susurré masajeando mi panza.

—No estoy diciéndote esto por no querer formalizar nuestro compromiso, no seas necia y entiende lo que te estoy diciendo. ¿Hola? ¡Carina! Me ha colgado —se quejó y yo me reí.

Alessandro después de eso se guardó el móvil en el bolsillo y se acercó al mueble en el que me encontraba.

—¿Vas a estar toda la tarde ahí?

—¿Quiere que me regrese a la habitación señor Marchetti?

—Creí que te estarías cambiando de ropa, ya sabes, arreglándote.

—¿Por qué tendría que preocuparme por arreglarme? Es su cena de compromiso con la señorita Carina, no la mía.

Alessandro se pasó los dedos por el puente de la nariz.

—Te dije que había dispuesto un guardarropa para ti, usa un vestido bonito esta noche, recuerda que mi padre cree que eres mi esposa, tampoco pienso dejar que uses cualquier cosa.

Rodé los ojos.

—Si necesitas a alguien que te ayude con el maquillaje, me lo dices.

—Puedo arreglarme sola señor Marchetti, ya le dije, es su compromiso no el mío.

Me alejé de la sala para subir las escaleras rumbo a la habitación, me metí allí adentro y rebusque de nuevo en el extenso armario algo que fuera acorde a la ocasión, mis ojos se fijaron en un bonito vestido de lentejuelas rosadas con algunos adornos de plumas en la parte de la falda.

Era bastante bonito y se veía muy cómodo.

—¿Te gusta? No creo que sea tan bonito como el que de seguro usará Carina. Pero es mejor, o si no se pondrá histérica.

Aprovecharía aquella cena y la distracción de Alessandro con sus asistentes para poder meterme a su oficina y buscar el documento con el acuerdo, luego de ello me encargaría de destruirlo sin dejar evidencia alguna.

—Tu madre es bastante inteligente, nos iremos de aquí tan pronto en cuanto podamos, por ahora obedezcamos a Alessandro en lo que nos pida.

Me senté en la silla de la peinadora dispuesta a maquillarme y arreglar mi cabello rizado. Lo cual tomaría un buen tiempo, pero por fortuna contaba con mi aliada, la laca.

Unas horas más tarde pude escuchar la música salir del jardín principal, Carina se había encargado de contratar un grupo musical de música clásica y romántica para la cena. El cielo ahora parecía más oscuro por las nubes que se habían acumulado.

Fijé mí vista desde el balcón observando las personas poco a poco llenar las mesas de la recepción. Todo se veía muy bonito.

Mi móvil brillo con un mensaje de Alessandro pidiéndome que bajara porque su padre llegaría en cualquier momento. Así que tomé entre mis manos uno de mis bolsos y abandoné la habitación para ir hasta donde Alessandro se encontraba.

Caminé por el extenso jardín sintiendo las miradas de todas esas personas fijas en la mía, mi corazón latió a mil, pero pude calmarme en cuanto llegué al lado de Alessandro.

—Señor Marchetti —le toque el hombro y él después giro su figura hacia la mía.

Se quedó un buen tiempo detallándome en silencio y después hablo.

—Qué bueno que has llegado, mi padre está a punto de llegar, por favor sígueme, te mostraré la mesa Chiara.

Él dejo la conversación con las personas que estaba hace unos segundos y después me llevó a una de las mesas dispuestas en la parte trasera del jardín.

—Solo serán tú y mi padre en esta mesa, así nadie los molestara.

—Me agrada el señor Vittorio, estoy segura que no me aburriré a su lado.

—Seguro que no lo harás —sonrió.

Un relámpago se escuchó por todo el cielo.

—Le dije a Carina que esto era una muy mala idea.

—Ya sabe, cuando a una mujer se mete una idea en la cabeza, no hay poder humano que logre sacársela.

Él se soltó a reír.

—Creo que mi padre ha llegado —fijó su vista de repente en la entrada principal—. Espérame aquí, regreso con él enseguida.

Me senté en una de las sillas de aquella mesa observe los bonitos adornos del centro, flores de color rosa y algunos adornos de cristal simulando cisnes.

—Es increíble —escuche a Carina a mis espaldas.

Me giré para verla, llevaba un vestido de color plateado largo muy bonito pegado al cuerpo, y su cabello caía en ondas por sus hombros

—Buenas noches señorita Carina —le respondí.

—¿Qué haces aquí? ¿Qué si alguien te ve? ¿Por qué estas como si fueras una invitada?

—Porque es una invitada —respondió Alessandro.

El señor Vittorio venía tomado de la mano de su hijo y sonrió en cuanto me vio.

—Chiara, mi hermosa Chiara —dijo alegre para separarse de él y abrazarme.

—Buenas noches señor Vittorio —le dije recibiendo su abrazo.

—Te ves preciosa, ¿Cierto Alessandro?

—Así es padre, se ve muy bonita —respondió él.

Carina fijó su vista en los dos.

—¿Qué es esto Alessandro? —le cuestionó.

Alessandro la tomó del brazo antes de que dijera algo y la alejó de la mesa dejándonos solos al señor Vittorio y a mí.

—¿Cómo ha estado? ¿Lo han tratado bien en la casa de reposo?

—Oh estoy muy bien, no me quejo. De lo único que me quejo es de que Alessadro no me visite con frecuencia. Espero reunirme también hoy con Leandro, ha pasado un buen tiempo.

—¿Leandro? ¿Quién es Leandro señor Vittorio?

—Mi hijo menor —contesto él—. ¿Alessandro no te ha hablado de él?

—Sí, claro que lo hizo. Es solo que se me había olvidado —mentí para que no sospechara.

—Ambos no se llevan muy bien, esperemos que con la noticia del bebé todo mejore entre ambos.

Le devolví una sonrisa.

Así que Alessandro tenía un hermano del cual no hablaba, no había duda de que aún me faltaba mucho por conocer de su vida, pero al final no me interesaba ya que pronto me iría de aquella casa y la familia Marchetti quedaría en el olvido, lo único que lamentaba era no poder volver a ver al señor Vittorio.

—¿Cómo has estado? ¿Has tenido algún problema en el embarazo?

—Nada de que temer, el bebé se ha portado muy bien.

—Los Marchetti son fuertes —dijo orgulloso.

Nuestra conversación se vio interrumpida cuando escuchamos la voz de Carina por el micrófono. Alessandro estaba a su lado intentando disimular una sonrisa.

—Buenas noches a todos, quiero agradecer el que estén en una noche tan maravillosa para los dos —Carina sonrió—. Quiero que sean testigos del amor que hay entre Alessandro y yo, hoy estamos aquí para anunciarles nuestro compromiso, estoy muy feliz de ser la próxima señora Marchetti.

El señor Vittorio parecía sorprendido con aquello, pero no dijo nada.

—Alessandro amor, me haces la mujer más feliz del mundo —dijo sonriente ella—. ¿Puedes ponérmelo? —extendió su mano hacia la de él y Alessandro sacó de su bolsillo un anillo para deslizarlo después por su dedo.

Carina lo besó en los labios y todos aplaudieron.

—No estoy entendiendo —dijo furioso el señor Vittorio—. ¿Qué hace esa mujer con mi hijo, porque lo ha besado? ¿Que se cree? Tú eres su esposa.

—Señor Vittorio por favor cálmese —le pedí pero él no me obedeció.

Se encaminó hasta donde Alessandro y Carina se encontraban, intenté detenerlo pero me fue imposible. Después de eso el señor Vittorio tomó el micrófono en sus manos, y yo temblé de lo que fuese a suceder.

—Yo también quisiera decir unas palabras —dijo el anciano.

—Alessandro, detenlo por Dios —le pidió por lo bajo Carina a él.

Alessandro intentó detener a su padre pero él no lo dejó.

—Quiero agradecerles el estar presentes hoy aquí para compartir un momento tan especial para mi hijo Alessandro y su esposa Chiara. Es una mujer hermosa, inteligente, y muy agradable. Estoy seguro de que será una excelente madre.

Quería esconderme en lo más profundo de la tierra y más cuando las cámaras de los periodistas me enfocaron a mí.

—Te deseo lo mejor en la vida Alessandro, eres muy afortunado de tener una mujer a tu lado como ella. ¡Por Chiara y Alessandro Marchetti, y mi nieto! —exclamó el señor Vittorio.

Las personas se miraron extrañadas entre sí y hablaron entre sí. Luego Alessandro le pidió al señor Vittorio que se alejara del centro de la pista.

—Papá, lo mejor es que regreses con Chiara a la mesa, yo los acompañaré en un segundo —le dijo su hijo.

—Ha sido obra de esa mujer —replico Carina—. ¡Tú has buscado esto, ¿verdad?! Querías arruinar mi cena de compromiso —choco su figura con la mía haciéndome a un lado.

—Basta Carina —gruño por lo bajo Alessandro—. Regrésate a la mesa ahora mismo, no hagas de esto un escándalo mayor.

—No voy a seguir soportando esto.

Ella enfurecida obedeció y se regresó a la mesa, Alessandro pidió a los músicos que siguieran tocando.

—¿Pero qué clase de mujer es esa? ¿Cómo permites que trate así a tu esposa? —cuestionó el señor Vittorio.

—Papá te explicaré después, no debiste decir eso —le respondió Alessandro.

Me hice a un lado tratando de distraerme con la música que sonaba en ese instante. Con te Partirò de Andrea Bocelli se escuchaba por todo el jardín y me fue imposible no cerrar los ojos dejándome llevar por aquellas notas y la voz del cantante entonarla.

Era mi canción favorita en todo el mundo.

El señor Vittorio ignoró lo que su hijo había dicho y después de eso se juntó a él para decirle que me sacara a la pista de baile.

—Baila con Chiara esta canción Alessandro, me hará muy feliz verlos.

—Papá yo...

—Ve y baila con tu esposa —le insistió su padre.

Alessandro se acercó a mí y extendió su mano hacia la mía. Me quede viendo al señor Vittorio que esperaba una respuesta de mi parte, así que decidí tomar la mano de Alessandro y tomar el camino en dirección a la pista de baile.

—Lo siento, no era mi intención de que el señor Vittorio dijera aquello.

—Deja de culparte, sabía que podía pasar.

—Carina está furiosa.

—A la mierda Carina, nunca quise esta estúpida cena.

Alessandro juntó sus manos a mi cintura, bailamos al ritmo de la música con los invitados viéndonos.

—La mentira se sabrá pronto —dije nerviosa de lo que fuera a suceder después de esa cena.

Alessandro fijó su vista en mi rostro y sus ojos de pronto tomaron un brillo en particular.

—¿Y si deseo no seguir con la mentira? Podría decirles a todos la verdad ahora mismo.

Intenté alejarme de los brazos de Alessandro pero me fue imposible, él me pegó a su pecho sin dejarme escapar.

—No escape de lo que he dicho señorita Martini —dijo y seguimos bailando al ritmo de la canción demasiado juntos los dos.

Temblé.

—Usted no sabe las consecuencias que me traería el decir la verdad.

—Yo prometí protegerla de lo que fuera. Asumiré mi responsabilidad. Le diremos a sus padres la verdad —acerco su rostro al mío, tanto que podía sentir su respiración cercana a la mía—. No tendrá que lidiar con el estrés de mentirles.

—¿Les dirá también de cómo me hizo firmar ese acuerdo? —le refute furiosa—. ¿De cómo quiere que le entregue a mi bebé? ¿De cómo se aprovechó de mi necesidad y mi miedo para presionarme a firmar ese papel? Dígame si lo hará o no señor Marchetti.

Él se quedó en silencio confirmándome que era solo un cobarde.

—Lo sabía.

Me aleje de sus brazos furiosa.

—¡Chiara! —me gritó a mis espaldas y lo ignoré.

La lluvia comenzó a caer a por todos lados. Corrí para ir en dirección del señor Vittorio.

—Señor Vittorio venga a la casa, puede resfriarse si se moja.

—Chiara hablemos de lo que ha sucedido —me dijo Alessandro.

—Déjeme sola —le pedí.

Me encargué de ayudar al señor Vittorio para que se metiera a la casa y se protegiera del frío, Carina apareció casi al instante.

—Hazte a un lado, yo me encargo de mi suegro —gruño entre dientes y me alejo de él.

Deje que ella se encargara con ayuda de Alessandro del anciano y yo me regresé en medio de la torrencial lluvia a la mesa para tomar mis cosas, pero cuando quise regresar y entrar por la puerta principal no me dejaron ingresar. Intenté llamar a Alessandro pero él parecía distraído hablando con otro hombre joven a su lado.

Empezaba a sentir el frío colarse por mi cuerpo, busqué un lugar donde no mojarme y una idea se atravesó por mi mente en aquel instante.

Era el momento perfecto para huir.

**********

Chiara ya no parece tan frágil como lo era...

¿Qué opinan del acercamiento entre Chiara y Alessandro en la cena?

¿Creen que Chiara se podrá escapar? 

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