El día de la celebración había llegado. Flavia terminaba de dar las últimas instrucciones sobre la cena cuando su esposa salió de la ducha.
-¿Todo bien mi amor?
-Todo bien Javiera. ¿Emocionada?
-Algo. -sonrió.
-Yo si, me da curiosidad saber de que se trata. -sonrió.
-Te va a encantar, el ambiente es muy familiar. -se acerco y la beso.
-Le dejaré algo a Bautista abajo y regreso a cambiarme ¿ya?
-Ya mi amor, ve mientras yo lo hago.
Flavia bajo y Bautista hablaba con Marta.
-Bautista ya tengo aquí los apepels que me pediste. -le enseño un sobre.
-Gracias hermosa, es que no quería molestarte el lunes temprano.
El timbre sonó. Y al mismo tiempo el teléfono de Flavia.
-Ve Martita. Espero que nada haya pasado con la comida.
-Si señora.
Miró y en su pantalla pareció el nombre de "Roman"
-¿Román? Que sorpresa. -miró a Bautista quien corrió a su lado.
-Flavia, que gusto saludarte. Me tomé el atrevimiento de llamarte a ti y no a tu asistente.
-Esta bien, no pasa nada. ¿Sucede algo?
-Esta tarde se publicó la revista, es más debería de estar ya en tus manos.
Miró a Marta quien venía con un sobre en la mano y un joven con algo aún más grande que parecía un cuadro.
-Creo que si.
Bautista se lo acerco y la ayudo a abrirlo.
-¿Te gusta? -pregunto al otro lado de la línea.
-Mucho, no me imagine que se vería también.
-Tu belleza lo hace. Por el momento la venta es excelente. Le estaré avisando a tu asistente como va.
-Esta bien, muchas gracias. ¿Y el cuadro que es?
-Un regalo para tu esposa y para ti de mi parte. Espero les guste. Un beso querida, estamos en contacto.
-Gracias, otro. Ya, adiós. -colgó.
-Ve Martita. Dime si no es una reina. -salto con la revista en la mano.
-¡Señora!
-Ya los dos, no es para tanto. -rió.
-¿Te viste? -pregunto.
-Ya Bautista.
-¿Y el cuadro?
-Para Javiera y para mi. Esperare a que baje para que lo abramos juntas.
-¿Me esperabas? -sonrió desde la escalera.
-Mi amor, ven.
-¡Paca, paca! Te bañaste.
-Siempre, no como otros que huelen a pescado.
-¿A dónde tan elegante?
-Es el aniversario de su brigada, yo también debo cambiarme.
-Ya decía yo que no te habías duchado por gusto. -se burlo.
-Dejala, se ve hermosa. -beso su mejilla.
-¿Qué traen ahí?
-Ve a tu esposa paca.
Le acerco una de las revistas.
-"Flavia Betancourt, una historia de amor y superación." ¡No bueno! -sonrió amoliamente.
-Ya también tu Javiera.
-Mi amor ¿te viste? Estas increíble. Me encanta. Es tan elegante como tú. -la beso.
-Dile del cuadro.
-Román también nos envió algo a ambas. Pero quería abrirlo contigo.
-Ya estoy aquí.
-No te habíamos visto.
-Cállate weon.
Juntas abrieron el regalo y sonrieron al mirarse.
-Esta increíble. -hablo Javiera.
-Precioso.
-Yo quitaría a la paca. -bromeo Bautista.
-Yo te quitaría de mi casa pero no se puede.
-Ya los dos. Debemos ver donde lo pondremos.
Un hermoso retrato de una de las fotos que les habían tomado juntas el día de la sesión.
-Mañana lo haremos, ve a cambiarte mi amor o llegaremos tarde.
-Voy, voy. Bautista cuidas a Marta eh.
-Siempre la cuido.
-¿Saldrán otra vez?
-Si paca. Es sábado. Necesitamos mover el cuerpo, vieras a la Martita como sacude el poto.
-Cállate Bautista, perdón inspectora.
-Quisiera verlo.
Rieron.
Flavia subió y se cambio, después de media hora bajo, Javiera buscaba las llaves de su coche.
-Ya estoy Javiera. ¿Nos vamos?
-Ya mi amor, ¿traes todo?
-Todo mi amor.
-Estaba viendo la revista, te ves tan hermosa, me pondré celosa.
-No debes. -se acerco y la beso de picó. -Vamonos que llegaremos tarde, espero el trafico aun este tranquilo.
Al llegar al evento, vieron también llegar a Teresa y Gonzalo. Quienes las esperaron para saludar.
-Hermana, felicitaciones. Vi la portada de la revista, prometo leerla mañana. -Teresa se acerco y saludo a ambas.
-Gracias Tere.
-Flavia, Caceres. Que gusto verlas aquí.
-No podíamos faltar. -sonrió Flavia.
-Entremos entonces.
Los cuatros ingresaron, el lugar se veía increíble. Javiera fue por dos tragos mientras Flavia platicaba con su hermana.
-¿Los niñitos la vieron?
-La Laurita llamó a todas sus amigas para decirles a sus mamas debían también tenerlas. -sonrió.
-Ay mi niñita. -sonrió.
Javiera llegaba cuando Lizama y Zamora también lo hacian.
-Señora Flavia, que gusto verla por aquí.
-Gracias Zamora. -respondió.
-Hermana buscare a Gonzalo.
Teresa se fue dejándola con el par, quienes eran observados por Javiera.
-Oigan... ¿no tienen nada que hacer?
-Si, de hecho queríamos que nos firmara esto. -ambos enseñaron la revista.
-Ay no sean patu. -se quejo Javiera.
-¿Firmar? Pero...
-Déjenos decirle que se ve hermosa, su elegancia, su porte--
-Ya los dos. ¿Se van?
-Pero y ...
-Se van los dos, rápido. Vamos, vamos.
-Ya inspectora perdone. Señora Flavia un gusto siempre. -rieron.
-Si si, adiós.
El par se fue y Flavia no podía evitar reír.
-Son dos weones, perdón mi amor.
-Tranquila Javiera, no pasa nada. -sonrió tomando la copa.
-A ellos le gustas. -afirmó.
-Claro que no, lo hacen porque te molesta. Ve como te pones. -rió.
La noche transcurrió sin problemas, más de una vez Javiera espanto al par cuando intentaban llegar a Flavia. El momento del discurso había llegó, Gonzalo invito a su personal que pasara al frente junto con él.
-Bien, no soy bueno para estas cosas pero todos aquí presentes son testigos de que fueron unos meses de mucho trabajo que al final terminaron con muy buenos resultados, agradecerle a mi gente, mi familia, mi equipo por todo el trabajo, nada de esto se podría haber logrado sin ellos. Creo que todos fuimos muy bien compensados.
-La que mejor recompensa obtuvo fue Caceres, ve que mujer conquistó. -susurró Zamora.
Javiera lo piso al oírlo.
-Espera al llegar al lunes weon. -sonrió mirando a Flavia quien no dejaba de verla con la mirada iluminada.
-Bueno, espero estés disfrutando la noche y lo que queda de ella, gracias a todos los presentes. Flavia muchas gracias por la comida, todo esta excelente.
Flavia asintió.
-La señora todo lo hace bien. -afirmó Lizama.
-Tu también vas a ver weon. -susurró Javiera.
-¡Salud! Y muchas gracias una vez más.
Un aplauso de fondo se escucho para todos.
Javiera se acerco a su esposa.
-Estoy tan orgullosa de ti Javiera. -la beso.
-Y yo de ti mi amor, sin dudas tuve la mejor de las recompensas. -la abrazo.
-Te amo. -hablo en su oído.
-Y yo a ti.
Después de disfrutar de la comida, los tragos y la música el matrimonio decidió ya que era hora de partir. Javiera esperaba a Flavia cuando una mujer se acerco.
-Javiera Caceres, que sorpresa.
-Romina Mora. -sonrió. -No te vi en toda la noche.
-Andaba escondida. -bromeo. -¿Cómo has estado?
-Muy bien. ¿Y tú?
-Excelente, mucho trabajo. Desde que cambié de brigada parece ser que todo resultó mejor.
-Me alegro por ti. ¿Viniste sola?
-Siempre. -rió.
Flavia se acercaba.
-Estoy lista Javiera. Hola. -saludo a la mujer junto a su esposa.
-Flavia Netancourt, que gusto al fin conocerte. Soy Romina Mora, una antigua amiga de aquí la inspectora presente.
Flavia miró a Javiera.
-Mucho gusto Romina.
-Me da gusto conocer a la persona que logro atrapar a la inalcanzable detective.
-¿Atrapar? -pregunto confusa.
-Cuando la conocí le disparaba al matrimonio, tan así que aunque estuvo 7 años con la Maira no se caso.
Eso incómodo a Flavia y Javiera lo noto.
-Bueno a veces pasa. -respondio.
-Ya veo que así es. En fin que gusto haberlas visto, tal vez un día de estos pase a visitarte a tu oficina. -sonrio. -Flavia eres muy afortunada. -se despidió palmando el hombro de Javiera.
-Adiós Romina. ¿Nos vamos mi amor?
-Aja. -respondió.
En el camino Flavia estaba seria.
-¿Pasa algo mi amor? ¿Te molesto ese par?
-Todo bien y no para nada.
-¿Entonces? -estacionaba frente a su casa.
-¿Qué tan amiga eras de esa tal ... Romina?
-¿Cómo?
-Parecía que fueron algo más que compañeras.
-Flavia. -abría la puerta de la casa.
-¿Qué? Solo quiero saber. Dime.
-No te cayo bien.
-A decir verdad no. -confesó.
-¿Estas celosa? -sonrió.
-No. -subía las escaleras.
-¿Entonces?
-Entonces contesta lo que te pregunte.
-La conocí en la brigada, solo salimos una vez y ya después no porque conocí a la Maira. ¿Ya?
-O sea que tuvieron lo suyo. -entro al baño y se quitaba los aretes frente al espejo.
-Se puede decir. Pero eso no es importante.
-Solo quería saber.
Estaba celosa.
-Estas molesta.
-No.
-Si. Te conozco. Y sabes que no hay motivos para que eso pase.
-No estoy molesta ¿ya? Voy a desmaquillarme y a meterme en la cama, me duelen los pies con estos zapatos, debí escoger los otros.
-A ver mirame.
-Javiera estoy ocupada.
-Mirame. -la giro hacia ella. -No tienes porque sentir celos, estoy casada... contigo. ¿Se te olvida?
-Claro que no. -desvio su mirada.
-Jamás podría faltarte, lo sabes. Te amo, me encantas, nadie jamás me provocó todo lo que tu provocas en mi.
Flavia agacho la cabeza.
-Hey... eres el amor de mi vida, contigo lo tengo todo. Absolutamente todo.
-¿Y si aún le gustas?
-Lo dudo. Además que importa, a mi no me importa.
-¿Segura?
-Muy, solo me interesa gustarle a una mujer. ¿Te gusto? -sonrio.
-¿Qué pregunta es esa? -miró hacia el espejo otra vez.
-¿Te gusto? Dime.
-Sabes que si.
-Perfecto, tú también me gustas. -beso su hombro. -¿Te ayudo a quitarte la ropa? -acaricio sus brazos.
Flavia asintió.
-Solo Déjate los zapatos puestos, te ves tan sexy en ellos. -la ayudo a voltear.
-Javiera. -rió.
-Me encanta cuando sonríes. -la beso. -Eres tan linda. -beso sus manos.
-¿Me perdonas?
-Nada, no hay nada que perdonar. Enserió que molesta das miedo.
-Mientes. -rió quitándose el maquillaje.
-¿No? Creí que aquella noche me asesinarias.
-Quería, y no sólo a ti. -sonrió.
-¿Lo admites?
-Lo admiti en su momento porque no debería ahora. -rió.
-Flavia Betancourt. -le hizo cosquillas.
-Ya. -rió.
-Te amo. -la miro a través del espejo.
-Y yo a ti. -sonrió.
-¿Mañana vamos al centro?
-No muy temprano.
-¿Por qué? Aprovechamos el día.
-Ve la hora que es.
-Eres dormilona eh.
-Poquito.
-Ya mi amor, cuando nos despertemos entonces. Espero no sea muy tarde porque acabare cansada hoy.
-¿Si? -sonrió.
-Mucho.
-¿Por qué? -buscaba su pijama.
Javiera se acerco y la beso.
-Porque quiero hacer el amor con mi mujer.
Empujó su cabello hacia atrás y la beso.
La ayudo a quitarse la blusa y acaricio su cintura, miró sus senos detenidamente y mordió su labio mientras lo hacía. La acerco más hacia ella y Flavia depositó las manos en su trasero.
Javiera la guió torpemente hacia la habitación y cayó con ella en la cama.
-Te amo Flavia. -susurró en su boca.
-Y yo te amo a ti Javiera. -la miro a los ojos.
Sonrió y beso su cuello con ahínco dejando un camino de besos por su cuerpo.
Acabo por sacarle las últimas prendas. Abrió sus piernas y la beso sujetándolo de ellas. Flavia se retorcía sobre la cama apretando las sábanas. Conocía mejor que nadie el cuerpo de su mujer, sabía que le gustaba y como. Con lentitud entró en ella y se incorporó hasta llegar a su boca, ahogo sus gemidos a punta de besos. Llevaban tiempo conociéndose en la intimidad, sin embargo no se cansaba de ver su reacciones faciales y corporales con cada caricia cada vez que estaban juntas. Una... dos... tres y unas cuantas embestidas más fueron suficientes para que los espasmos se hicieran presente en el cuerpo de su mujer.
Algo de lo que disfrutaba era verla sobre ella con movimientos lentos y sensuales. Delineada su cuerpo con ambas manos, era perfecta, la veía embelesada. Esa mujer la enamoraba con todo. La tomo de la cintura y sentó con ella a horcajadas, su cabello estaba despeinada, unas pequeñas gotas de sudor se veian sobre su frente, sus mejillas rosadas y sus labios entreabiertos. Ayudo a que los movimientos fueran más intensos y rapidos, sus cuerpos se flotaban entre sí, podía decirse que como siempre las chispas "volaban" dentro de aquellas cuatro paredes.
Flavia enrredo su mano en el cabello de su esposa y mordió su labio inferior tirando de él cuando el orgasmo llegó para ambas al misma tiempo. Intentaban aún recuperarse en la misma posición.
-Felicitaciones Inspectora. -sonrió con los ojos cerrados y quitando su cabello.
-Gracias señora Betancourt. -la beso. -¿Qué dices de un baño? -rió.
-Ya, si. -la beso.
-Y en la oficina preguntan como hago para mantenerme si como de todo y no voy al gimnasio, ellos no saben aun que lo tengo aquí en casa. -bromeo.
-Que va. -rió. Beso su frente.
-A la próxima se los diré.
-No Javiera. ¿Estás loca? -rió.
-No porque sentirán más envidia. -sonrió mientras la abrazaba.
-Y yo a ti. -beso su hombro. -Vamos porque creo que no habrá centro mañana.
La ayudo a ponerse de pie y entraron juntas a la ducha.