Una parte de Mi (Libro 1)

By AnbellG

3.5K 936 3.4K

Sophia Williams era una mujer que se sentía completa y feliz con su trabajo, familia y amigos; los cuales era... More

Prólogo
Capítulo I: Fiesta
Capítulo II: Bailando
Capítulo III: La fiesta continúa
Capítulo IV: Unas copas de más
Capítulo V: No volverá a suceder
Capítulo VI: Jordania
Capítulo VII: Jordania (segunda parte)
Capítulo VIII: Rio de janeiro
Capítulo IX: Amigos con derechos
Capítulo X: Un placer conocerte
Capítulo XI: Conversaciones
Capítulo XII: Preguntas
Capítulo XIII: Mamá
Capítulo XIV: Como Hermanas
Capítulo XV: Primera cita
Capítulo XVI: Segunda Cita
Capítulo XVII: Plan Cupido Parte I
capitulo XVIII: Plan Cupido (Parte II)
Capítulo XIX: Masajes
Capítulo XX: Me gusta todo de ti
Capítulo XXI: Karaoke
Capítulo XXII: Mensajes
Capítulo XXIII: Cumpleaños (parte I)
Capítulo XXIV: Cumpleaños (parte II)
Capítulo XXV: Nosotros
Capítulo XXVI: Demasiado Alcohol
Capitulo XXVII: Carreras
Capítulo XXVIII: Amelia
Capítulo XXIX: Dudas
Capítulo XXX: Amigas
Capítulo XXXI: Desconocido
Capitulo XXXII : No puede ser
Capítulo XXXIII: Dolor
Capítulo XXXIV: Tiempo
Capítulo XXXV: Familia
Capitulo XXXVI: Amistad
Capitulo XXXVIII: Una parte de mí
capitulo XXXIX: Seguir Adelante
Capitulo XL: Punto y coma
Epílogo

Capitulo XXXVII: Felices

47 11 61
By AnbellG


Conducía perdida en mis pensamientos, mientras oía música de fondo hacía el trabajo. Había decidido regresar y continuar con mi rutina diaria normalmente. Ocupando mi mente en mis amigos, mi familia y mi trabajo.

El cielo se encontraba cubierto de un color gris, según las noticias  llovería, después de tanto tiempo sin lluvia no estaría mal que lloviera un poco.

Me detuve en un semáforo en rojo y mientras observaba a mi alrededor, noté que algunas gotas comenzaron a caer sobre el parabrisas. Sin embargo, no sé si fue una señal del universo o de lo que fuera, en ese momento dos personas cruzaron por el paso peatón frente a mí, sonriendo felices, tomados de la mano como toda una pareja feliz y enamorada.

Caminaron frente a mí como si fuera una clase de película en cámara lenta, ellos, juntos, felices. Sin ninguna preocupación, como si no hubieran causado tanto daño en mí.

Habían transcurrido dos meses desde la última vez que los vi, dos meses donde cada noche intentaba cerrar un poco mis heridas, donde intentaba sanar, pero en mi proceso no entraba la idea de volver a verlos.

Renata y Jerónimo continuaron su camino, mientras me mantuve observando sin perderlos de vista. Sin embargo el sonido de un claxon hizo que quitara mi vista de ellos.

El semáforo estaba en verde por lo que me dispuse a avanzar luego de reaccionar mediante insultos y bocinas de los demás conductores. 

Tomé con demasiada fuerza el volante de mi auto, notando mis nudillos blancos. Subí aún más el volumen del altavoz para que solo pudiera escuchar música. Como si de alguna manera pudiera acallar mis pensamientos.

Intentaba con todas mis fuerzas no llorar, no dejar caer ni una lagrima por ellos. Me había prometido a mi misma no volver a desmoronarme por ellos, ni por nadie. Pero no lograba hacerlo. Mi vista comenzó  a nublarse, mis ojos se llenaron de lágrimas.

Pese a ello, me obligué a  concentrarme en el camino, solo quedaban unas pocas calles para llegar a mi trabajo.

Me detuve en el estacionamiento fuera del edificio y la lluvia comenzó a caer torrencialmente sobre el auto, apagué el motor.

Estaba asfixiandome, comencé a hiperventilar nerviosa.
Necesitaba calmarme antes de entrar a mi oficina.

La lluvia, mis lágrimas, volver a verlos a ambos felices, una canción triste de fondo, parecía una película donde la protagonista luchaba por ser fuerte. Pero yo no era la protagonista de una película, ni siquiera de mi propia historia. Solo era una simple espectadora con un corazón partido en mil pedazos.

Comencé a cantar siguiendo la letra de una canción que conocía a la perfección. Aunque al hacerlo, al pronunciar cada palabra, sentía que me rompía todavía más y comenzaron a brotar lágrimas.

Subí el volumen de la música y cerré los ojos. Only love can hurt like this, era la canción perfecta para el momento más triste, donde las grietas de mi corazón volvían a abrirse y a doler. 

—¡Maldita sea! ¡mierda! ¡mierda! —comencé a golpear el volante—.¿Por qué? ¿por qué a mí?
¡Lo odio, la odio, me odio por ser tan estúpida! —seguí golpeando el volante más fuerte pero rápidamente me detuve al sentir dolor.

—Mierda, joder... —comencé a intentar mover mi mano pero no lo lograba.

Maldecía el momento en que había conocido a esas personas.

Limpié mis lagrimas con la otra mano, apagué la música, tomé mi bolso y bajé del auto aunque aún continuara lloviendo. 

Avancé con pasos apresurados hacia el edificio tratando de cubrirme un poco con mi abrigo, pero cuando estaba a punto de llegar a la puerta choqué con alguien, con un hombre.

—Dios mío, lo siento —me disculpé.

Continué mi camino sin girarme a ver quien era, escuché que dijo algo pero no lo hice con claridad.

Subí las escaleras lo más rápido posible y entré en mi oficina. Cerré la puerta y comencé a intentar quitarme la ropa mojada cuando la puerta se abrió de repente.

—¿Qué mierda te sucedió? —cuestionó Thomas observando mi ropa.

Levante mi vista hacia él, pero no pude decir una palabra, solo comencé a llorar.
 
—Mierda Nix, ¿qué sucedió? —se acercó a mí y me envolvió en sus brazos, tomé su camisa en puños y apoyé mi cara en su pecho llorando desconsoladamente.

—Tranquila estoy aquí contigo cariño —murmuró—. ¿Puedes contarme qué sucedió? —preguntó preocupado.
 
Solo asentí en respuesta.

—Bien, ven aquí —se sentó en el sofá, me tomó de la cintura y me colocó en sus piernas como una niña —. Tranquila.

Habló en voz baja, mientras quitaba un mechón de pelo de mi cara y lo colocaba detrás de mi oreja.

—Lo... lo... los vi, juntos. A ellos, juntos.

—¿A ellos? —preguntó sin entender.

—Jerónimo y ella, Renata.

Suspiró y murmuró una maldición.

—Ellos no valen ni una lagrima tuya, ¿lo sabes?

—Lo sé, pero es que no puedo evitarlo. Yo no era así, yo era fuerte, decidida, ellos me destruyeron —vociferé.

Aquella Sophia de hacía unos meses atrás era una persona fuerte y alegre.
¿Cómo hacia para que entendiera que esa persona no iba a volver?

—No hables en pasado, tu eres fuerte solo que necesitas tiempo —limpió tiernamente una lágrima que deslizaba por mi mejilla.

—Yo detesto ser así pero no puedo evitarlo —hablé frustrada conmigo misma.

—Tiempo Nix, date tiempo, no puedes olvidar todo en...

La puerta de mi oficina se abrió de repente mostrando una Sanem sorprendida al vernos.

—Sanem —pronuncié e intenté bajarme del regazo de Thomas pero me lo impidió.

—¿Qué sucedió? —preguntó cuando salió de su sorpresa y cerró la puerta —. ¿Te encuentras bien? ¿por qué lloras? —agregó mientras se sentaba junto a nosotros.

—Los vio juntos —habló Thomas por mí.

—Oh cariño, lo siento. No me gusta verte llorar Nix. Tu eres fuerte, sé que ahora duele pero date tiempo.

Me agotaba que todos dijeran que era fuerte, porque en realidad no lo era y nunca lo sería.

—Si quieres sigue en pie mi oferta de golpear al idiota —agregó Thomas.

—Y yo puedo golpear a la perra también.

¿Estaría mal aceptar esa oferta?
Porque era una muy tentadora.

—Eso me gustaría mucho —respondí—. Pero no me daría tranquilidad, aunque sería divertido verlo —sonreí.

—Oh mira eso Thomas, ¿eso fue una sonrisa? —preguntó Sanem.

Solo ellos dos lograban hacerme sonreír con unas pocas palabras. Nunca me cansaría de decir que tenía los mejores amigo del mundo.

—Eso me pareció, a ver —me tomó del mentón y volví a sonreír. —Tienes una sonrisa hermosa—me dio un suave beso en los labios y en la frente.

—Ya no deberías besarme —murmuré atónita. 

Que Thomas me besara siempre había sido normal para mi, pero dejo de serlo hace un tiempo. Aun más cuando descubrí sus sentimientos por mi mejor amiga.
Sabía que Thomas me amaba tanto como yo a él, pero era un amor completo y absolutamente distinto al que sentía por Sanem.

—Si lo dices por mí no te preocupes —expresó Sanem—. Se que tu lo amas pero no de una manera romántica. Además tu no eres como Renata, tu eres mejor persona y yo también yo podría besarte si quisiera.

—Okeeey, no entiendo nada pero supongo que me lo explicaran luego. ¿Así que quieres besarme Sanem? —la miré sorprendida por ello.

—Siempre quiero besarte —respondió sonriendo. 

Sus palabras no me sorprendían, ella siempre lo decía. Se había convertido como una especie de juego entre nosotras.

—Harás que dudes de mi sexualidad —continúe su juego.
 
—No lo creo —hizo un gesto con su mano retándole importancia—. Solo eres una mujer curiosa y voy a besarte.

Se acercó hacia mí, me tomó del mentón y luego me besó. Fue un beso suave y tierno al principio, luego fue subiendo la intensidad.

—Oigan sigo aquí, me siento apartado —expresó Thomas fingiendo indignación.

Nos separamos y comenzamos a reír.
 
—Deberíamos comportarnos cuando estamos en el trabajo —expresé.

—Mi tío es el jefe, podemos estar tranquilos —habló Thomas. 

—¿Qué insinúas? —pregunté curiosa.

—Solo quiero decir que pueden seguir besándose pero deben incluirme porque me pondré celoso.

—Idiota —expresamos al mismo tiempo mientras reíamos.

—Gracias —murmuré.

En verdad estaba agradecida con ellos, por hacer de alguna manera que dejara de sentir tanto dolor y no pensar en lo que había sucedido.

—¿Por qué? —preguntaron al unísono.

Sonreí al oírlos hablar al unísono, esos dos eran unos idiotas.

—Por estar siempre conmigo cuando siento que ya no puedo —expreso.

—Oye cariño siempre estaremos aquí cuando lo necesites —agregó Sanem.

Lo sabía, nunca dudaba de ello.

—Siempre estaremos para abrazarte —habló Thomas.

—Besarte —continuó Sanem.

—Y darte orgasmo si deseas también, tenemos un paquete completo —agregó Thomas guiñando un ojo hacia mí.

Comencé a reír por lo que dijo Thomas.

—Vaya que generosos —expresé sin dejar de reír.

 —Eres increíble mi Sophie — expresó Sanem y me tomó de la mano suavemente pero gemí de dolor, ahora si me dolía y mucho.

—Joder —murmuré.

Dolía demasiado, lo sentía porque ya había desaparecido la adrenalina de mi cuerpo.

—¿Qué te sucedió?—preguntó preocupada.

—Nada grave, solo golpeé el volante de mi auto.

—Déjame ver— ordenó Thomas.

Suspiré y dejé que tomara mi mano comenzando a observarla.

—No se ve bien— expresó preocupado.

—No es nada, no deberían preocuparse —intenté tranquilizarlos.

—Deberías ir a un hospital Sophia—ordenó mi amiga. 

—Luego, ahora solo quiero trabajar y distraerme.

—De acuerdo, pero te acompañaremos —dictaminó Thomas. 

—Mientras tanto podremos distraerte —agregó Sanem sonriéndome.

—Me gusta la idea —sonreí—. ¿Qué tienes en mente mi Sanem?

—Cosa interesantes mi Sophie. 

—Me gustan esas cosas —agregó Thomas.

Comenzamos a reír los tres, realmente eran las personas más increíbles.

Ellos eran mis mejores amigos, los que nunca me abandonaban, con los que tenía la máxima confianza. Los amaba pero no de una manera romántica claro, solo nos divertíamos a nuestra manera y eso era algo que con otras personas no podría lograr jamás.

Continue Reading

You'll Also Like

1.5M 246K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...
29.8K 1.1K 43
Un amor rebelde, imposible y pasional. Una relación de mentiras, verdades, engaños, traiciones y amor. El amor es el poder más maravilloso del mundo...
10.7K 1.3K 74
Lindsay se ha enamorado de un chico que siempre coge su mismo autobús, su infinita obsesión por Ethan le hará desear su presencia día a día encontrán...
9K 353 52
Lo quería sólo para mi, no quería compartirlo con nadie, pero el no quiso escuchar y ella pagó las consecuencias. #661 en Historia Corta. 22/09/16 Cr...