Capítulo V: No volverá a suceder

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Comencé a bajar las escaleras de manera lenta, porque aún sentía los efectos del alcohol en el cuerpo. Cuando crucé la puerta hacia el jardín aún era de noche. Pero sentía que había perdido la noción del tiempo con Jerónimo.

Sonreí por ello. Mientras trataba de acostumbrarme a las luces de colores de la fiesta, Iris y Stephanie se acercaron a mí para interrogarme.

—¿Qué sucedió? —preguntó Stefanie demasiado eufórica.

—Larga ya, que fue lo que pasó—me presionó Iris.

Las observé a ambas y sonreí.

—Tranquilas mujeres, no sucedió nada —respondí con indiferencia.

—Claro seguro no hicieron nada si estuviste dos horas ahí dentro con el, solos. No soy idiota.

¿Dos horas?

<<Para mí solo fueron unos minutos>>

—¡Santo dios! está bien —comencé a reír—. Este cuerpo... —me señalé—, tuvo acción —les guiñé un ojo.

—¡Lo sabía! era obvio que había ganas en sus miradas —expresó eufórica Stefanie. 

—De nada —pronunció Iris.

—¿De qué hablan? —preguntó Christopher cuando llegó a nosotras— ¿Dónde estabas? —me miró fijamente.

—No es de tu incumbencia.

—Soy el encargado de cuidar a mi hermanita.

—Soy tu hermana mayor, por lo tanto soy yo la que tiene que cuidarte a ti, aunque no sea necesario.

—No jodas, Christopher, vamos a bailar —Iris lo tomó de la mano y lo llevó con ella.

Mientras observaba como se alejaban, me relajé. A veces se ponía tan insoportable que me daban ganas de matarlo, aunque amaba al idiota de mi hermano.

—¿Te perdiste? —preguntó Micaela tendiéndome una bebida.

—Mmm... digamos que casualmente me perdí en una habitación en esta enorme casa.

—Claro te perdiste —dijo mientras reía

—Al menos, dime si valió la pena —agregó. 

—Valió la pena —sonreí. 

—Me alegra que te hayas divertido, Sophie. 

—Fue una buena idea venir a la fiesta —reconocí.

Seguimos conversando, bailando y bebiendo, aunque la mayor parte de los presentes ya se encontraban ebrios. En un momento de la fiesta Iris se cayó al suelo junto con otra joven. La cual, no tenía ni idea de quién era, fue inevitable no reír por lo gracioso que fue ese momento mientras algunas personas las ayudaron a ponerse de pié.

No sé cuanto tiempo había transcurrido, pero aún me sentía mareada y Christopher estaba bastante borracho, por eso me acerqué a él para decirle que ya era hora de irnos a casa.

Tuve que pedir a Iris que me ayude a meter a Chris en el auto, era muy alto y pesado. Aun más esto último estando borracho, justo por esto había pedido que fuera yo la que condujera. Una gran jugada de su parte debía admitir. Aunque, si bien no me encontraba ebria, no era seguro conducir luego de haber bebido. Si mi madre llegaba a saberlo, me mataría.

❀❀❀

Al llegar a nuestra casa, detuve el auto e hice un gran esfuerzo para bajar a Chris de él y obligarlo a subir las escaleras. No sé como lo hice pero logré arrastrar el cuerpo desvanecido de mi hermano a la sala principal y lo arrojé al sofá como si fuera una saco de papas, le quité los zapatos y lo abrigué con una manta.

—Gra... gracias hermaniiitaaa. Te amooo —intentó hablar. 

—Si, yo también te amo, ahora cállate y duerme.

—Si señora.

Continuó balbuceando incoherencias unos segundos, para luego caer rendido en un profundo sueño. 

Subí a mi habitación tratando de no hacer ruido para no despertar a mis padres. Entré en ella, comencé a quitarme la ropa para colocarme un pijama y en ese momento fue cuando divisé las marcas que tenía en mis pechos y en otras partes de mi cuerpo, eran chupetones.

No les tome importancia y me acosté en mi linda cama, prácticamente morí en ella.

Fue una buena fiesta para ser sincera y no por el hecho de lo que sucedió en aquella habitación. Sino porque hacía mucho tiempo que no me divertía tanto. De todas maneras, sabía que lo que sucedió no volvería a suceder y seguramente no volvería a ver a Jerónimo en mi vida.

Por lo tanto, solo quedaría en una noche de fiesta.

Una parte de Mi (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora