-¿Entendiste todo lo que te dije?- preguntaba Thomas a Ian con un tono brusco y seco.
-Si.- dijo Ian
-Volvamos a practicarlo puede que por el golpe que te di no lo logres comprender – decía Thomas sarcásticamente – si alguien te pregunta ... ¿de dónde eres? ¿qué contestas? – su mirada era domínate.
-Nací en el pueblo Dey. -respondió Ian tratando de no verse irritado.
-Muy bien niño... - Thomas aplaudió en gesto de burla – y ¿desde qué edad aprendiste a pelear?
-Desde los nueve.
-¿Qué más sabes aparte de pelear?- Continuo Thomas con su tono irónico.
- He estudiado exhaustivamente todo tipo de armas, elementos químicos, combinación de sustancias y frutos. -respondió Ian serio Thomas se quedó pensando en la respuesta del chico.
-Exhaustivamente no me gusta cámbialo a... He estudiado con profundidad y dilo con más confianza.
Ian recordaba la conversación que había tenido con Thomas en el jardín, estaba dispuesto a mentir por el bienestar de sus amigos algo dentro de su cabeza se preguntó por qué quería Thomas que hiciera aquello se propuso averiguar más acerca de eso, sus pensamientos se interrumpieron cuando un mesero le ofreció un vaso de agua, hacia poco tiempo que habían llegado a la Asamblea Nacional Contribuyente al Progreso de Wenlis por fuera tenía el aspecto de un gigante castillo con dos torres a los lados y una hermosa entrada habían sido los primeros en llegar junto al líder de Basana, los del servicio les dieron la bienvenida y los dirigieron a un salón, igual de grande a la casa de Ian pensó, un candelabro colgaba del techo, a medida que pasaba el tiempo llegaron los demás invitados con sus familias y un que otro saldado, se podia diferenciar por el conjunto de color de trajes los integrantes de cada pueblo todos conversaban entre ellos bebiendo champaña y vinos refinados que servían los meseros, Thomas y su esposa se encontraban alrededor de una multitud mientras Cala se había sentado en una mesa junto a los que supuso que eran los hijo de los lideres miraba hacia todas las direcciones y no hablaban con nadie quizás estaba nerviosa, Ian se encontraba en otra mesa solo estudiaba a todas las personas que estaban a su alrededor.
Esto le recordaba a las fiestas de fin de año que hacían sus padres para la compañía siempre invitaban a los familiares de cada empleado y a sus amigos de la universidad la mejor parte de esas reuniones era la hora de la cena y abrir los regalos bajo del árbol ya que la mayor parte de la fiesta los adultos se la pasaban debiendo y conversando mientras los más pequeños se quedaban dormidos antes de la media noche con el paso de los años se volvían más aburridas, en una ocasión cuando tenía diez sus padres contrataron a un animador disfrazado de payaso para que entretuviera a los hijos de los empleados, el hizo que toda la vibra perdurara hasta el amanecer aunque a Ian ya no le hacia gracia puesto que ya había crecido, la cena aquella vez fue tartaleta de uvas, lo único emociónate de ese celebración fue que al día siguiente todos se estaban quejando del dolor estomacal, la señora que estaba a cargo de la comida no se explicaba por que a todos les había caído tan mal.
Un hombre anuncio desde la entrada del salón.
-Ya pueden ir acomodándose en las mesas, pronto traerán los platillos. -el hombre llevaba puesto un esmoquin negro con corbatín, luego salió del salón.
Las personas se desplazaron a los asientos y fue cuestión de segundos que mujeres con uniforme de ama de llaves entraran por la puerta con bandejas llenas de comida traían diferentes tipos de platillos.
-Que bien se ve todo. – dijo el chico que estaba a su lado aparentaba tener dieciocho años tenia piel morena, ojos color avellana y cabello oscuro, traía el uniforme de soldado con una chaqueta negra el chico espero que una de las mujeres sirviera su plato en la mesa.
Todos conversaban a su alrededor mientras comían.
Ian tomo sus cubiertos, le habían servido un estofado de carne con vino tinto y de acompañamiento una crema de verduras se veía muy exquisito probo un poco, el chico a su lado le susurro.
-Si no quieres la crema me la puedes dejar.
Ian lo miro y luego observo el plato del chico era una jugosa carne con salsa de pimientos y una crema de calabazas.
-¿Qué tal si me das tu carne por mi crema? – dijo Ian sacando sus genes de negociador por parte de sus padres y analizo la expresión del muchacho quien se concentraba en pensar si era una buena estrategia.
-Está bien. – los chicos intercambiaron platos.
-Wow estas cremas son deliciosas – dijo el chico – vengo del pueblo Zam allí son muy escasa las verduras, solo cosechamos frutos exóticos, medicinales, de defensa y bla, bla ya que nuestras tierras solo son aptas para ese tipo de cultivo, las pocas que exportan ya imaginaras para quien son. – el chico le hizo una seña a Ian para que observara a un hombre que al parecer era el líder de los Zam.
-Ah ya entiendo. – respondió Ian.
-Por cierto, soy Nic. -dijo el chico tendiendo le la mano sin dejar de comer con la otra.
- Yo Ian. – respondió.
-¿Eres de los Dey, verdad? – pregunto.
Ian recordó las palabras de Thomas, "fingir alguien que no es".
-Si. – al ver que su voz sonó dudosa volvió a afirmar esta vez con más seguridad, el chico lo miro extrañado y luego añadió.
-No te preocupes a mí a veces tampoco me gusta ser parte de los Zam.- dijo en voz baja, tomo un poco más de la crema y agregó – Pero no es el lugar exactamente es por el líder Paul – el chico siguió comiendo la crema.
-Si es eso – Ian hizo una pausa – Sabes de casualidad por que convocaron esta reunión – el chico dejo la cuchara y debió un poco de agua.
-Pensé que sabias, Thomas en vio una carta a todos los lideres ... no sé exactamente qué era lo que decía, pero se veía como algo importante. – el chico termino la crema de calabaza y ahora seguía con la de verduras.
Ian comió un poco de su carne.
- Ya veo.
Cuando las personas terminaron de comer y los del servicio hubiesen recogido los platos sucios el mismo señor de esmoquin negro entro por la puerta y dijo:
-Ya vienen el postre.
* * *
Airin se encontraba quitando la maleza del jardín de Clara allí quería sembrar tomate, su ropa estaba toda sucia por la tierra su cabello estaba atado en una trenza los rayos del sol le quemaban la piel, quiso tomar un descaso acercándose a donde se encontraba Ema extendiendo unos uniformes.
-Hola. – dijo Airin su respiración estaba agitada como si hubiera corrido una maratón se limpio la frente con su brazo – ya averiguaste donde guardan las llaves de la cabaña (así le llamaba al lugar donde los soldados Dey guardaban su armamento).
-No, estoy en eso. -respondió Ema extendiendo las ultimas prendas que le faltaban.
- Caramba me voy a morir haciendo este trabajo – hizo una pausa Airin - yo que me imaginaba siendo la diseñadora oficial de Lucy y que ella abriera mi propio desfile de modas cantando su ultimo éxito, pero no en vez de eso estoy haciendo de una ...– se miró las manos y la ropa – una triste y humilde granjera.
-Oye por que tu vida sea miserable no significa que la vida de los granjeros sea igual – Respondió Ema.
Airin estaba a punto de decir algo, pero fue interrumpida por Clara quien salió por la puerta del patio.
-Niñas veo que ya terminaron su tarea. – dijo Clara
Airin le dio una mirada de desagrado.
-Bien Ema, cuando termines ven conmigo y Airin tienes que lavar los baños del segundo piso ¿de acuerdo? – Clara entro a la casa ignorando lo que decía Airin.
-¿Qué?... ¿ por qué no lo hace Ema?... además, si te das cuenta no he terminado la tarea que me pusiste – Airin fulmino con la mirada a Ema quien se río – será mejor que encuentres rápido esa llave. – Airin volvió toda furiosa a la parte del jardín donde estaba quitando la maleza mientras Ema recogió el balde vacío y entro a la casa.
Paso por el pasillo y dejo el balde en el cuarto de aseo cuando paso junto a la puerta donde había encontrado la esfera de luz se detuvo, Clara la llamo.
Clara llevaba una caja en sus brazos.
-Vamos. – le dijo y salió por la puerta principal de la casa, Ema la siguió.
Cuando salieron Ema visualizo rápidamente los campos centrales allí se encontraban varios soldados entrenando entre esos también Jake a lo lejos a un extremo se encontraba Axel hablando con dos soldados más, tenia que averiguar donde los soldados dejaban las llaves de la cabaña en la noche, pero como hacerlo de modo que nadie se diera cuenta.
Pararon en una casa a la que Ema no había entrado, Clara toco a la puerta un montón de gritos de niños de felicidad se escuchó detrás de ella, la puerta se abrió y era Diego.
-Justo a tiempo Señora Clara estos niños ya me estaban enloqueciendo. - dijo el chico dejándolas pasar.
Adentro había aproximadamente quince niños que corrieron abrazar a Clara.
-Muy bien niños ya déjenla pasar. – intervino Diego haciéndolos a un lado para que clara pudiera dejar la caja en la mesa, Ema estudio el interior de la casa parecía una mini escuela había pequeños pupitres en desorden, juguetes esparcidos por todo el piso, una pizarra de tiza y unos estantes con libros desorganizados.
-Gracias, un segundo – Clara abrió la caja y saco un montón de hojas con dibujo en ellas y una cartuchera llena de crayones – Muy bien el que se quede sentado en su puesto recibirá un dibujo y crayones. – los niños al oír esto salieron corriendo a toda prisa a sus puestos.
-Ema, podrías hacer el favor de repartirlos. – Clara le entrego el material.
Mientras Ema pasaba por los puestos de los niños entregándoles el dibujo y los crayones Diego le dio las indicaciones a Clara de lo que debían aprender los niños, luego de esto guiaron a los niños para que mantuvieran el orden.
Ema estaba a punto de entregar el ultimo dibujo.
-Y para ti este hermoso pollito. -le tendió el dibujo a un niño regordete de cara adorable.
-Señorita me podrías prestar el color amalillo sol y el velde... -hizo una pausa tratando de pensar un objeto que fuera de ese color.
-¿Verde césped ? – Ema le dio una sonrisa y le entrego la crayola.
Ema lo observo se veía tan feliz y entusiasmado, la imagen de su hermanito se le vino a la cabeza luego de unos segundos como si fuera una explosión miles de recuerdos junto a el cada vez más indefinidos sentía que su memoria los borraba uno a uno, un escalofrío le recorrió el cuerpo trato de concentrarse en el ahora, sentía una presión en su pecho, punzadas en su cabeza que iban y venían, contrólate era lo único que pensaba.
-Bien nunca tuve hijos, pero los niños no se me dan mal. - dijo Clara mientras Diego ayudaba a un niño a atar su zapato.
-Yo tengo una hermanito – respondió Ema tratando de disimular todo lo que estaba sintiendo - se llama... cory.- por que se le hizo tan difícil mencionar su nombre.
Lo que sentía era peor de lo que había experimentado la vez que la profesora de historia la humillo frente a toda su clase, Clara atendía a los niños que necesitaban su ayuda y añadió:
-Que lindo nombre, la maestra tiene un resfriado por eso no ha podido venir hoy.
Ema sentía, como si su corazón se le fuera a salir del pecho, se dirigió hasta la cocina de la casa y bebió un poco de agua sus manos estaban heladas y temblorosa su respiración agitada todo a su alrededor se tornó borroso, contrólate se decía una y otra vez solo es un ataque de pánico algo que no te puede superar, trato de tomar respiración profunda, pero parecía que allí en la cocina no había aire, rápidamente salió de allí y corrió a la puerta principal, un zumbido fuerte resonó en su cabeza.
- ¿A donde vas? – le pregunto Clara y Diego la miro confundido, ella los ignoro.
Estando a fuera sintió que sus piernas se dormían y no aguantaban su peso cayo de rodillas, afróntalo así como esa vez en la escuela, aquello lo había vivido una vez en su vida y lo pudo controlar pero ahora sentía que ya no tenia poder sobre su cuerpo, levántate se gritaba a ella misma en su cabeza, sus ojos se cerraban lo último que logro ver fue la silueta borrosa de Jake acercándose rápidamente a ella.
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Hola querido lector mil gracias por la espera (ʃƪ＾3＾) recuerda votar por el capítulo si te gusta y seguirme en mi Instagram, nos vemos luego, bye.
(Por cierto subí en mi Insta un dibujito de Nic " fan#1 de las sopitas " dale mucho amor, ahora sí me despido)