Una parte de Mi (Libro 1)

By AnbellG

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Sophia Williams era una mujer que se sentía completa y feliz con su trabajo, familia y amigos; los cuales era... More

Prólogo
Capítulo I: Fiesta
Capítulo II: Bailando
Capítulo III: La fiesta continúa
Capítulo IV: Unas copas de más
Capítulo V: No volverá a suceder
Capítulo VI: Jordania
Capítulo VII: Jordania (segunda parte)
Capítulo VIII: Rio de janeiro
Capítulo IX: Amigos con derechos
Capítulo X: Un placer conocerte
Capítulo XI: Conversaciones
Capítulo XII: Preguntas
Capítulo XIII: Mamá
Capítulo XIV: Como Hermanas
Capítulo XV: Primera cita
Capítulo XVI: Segunda Cita
Capítulo XVII: Plan Cupido Parte I
capitulo XVIII: Plan Cupido (Parte II)
Capítulo XIX: Masajes
Capítulo XX: Me gusta todo de ti
Capítulo XXI: Karaoke
Capítulo XXII: Mensajes
Capítulo XXIII: Cumpleaños (parte I)
Capítulo XXV: Nosotros
Capítulo XXVI: Demasiado Alcohol
Capitulo XXVII: Carreras
Capítulo XXVIII: Amelia
Capítulo XXIX: Dudas
Capítulo XXX: Amigas
Capítulo XXXI: Desconocido
Capitulo XXXII : No puede ser
Capítulo XXXIII: Dolor
Capítulo XXXIV: Tiempo
Capítulo XXXV: Familia
Capitulo XXXVI: Amistad
Capitulo XXXVII: Felices
Capitulo XXXVIII: Una parte de mí
capitulo XXXIX: Seguir Adelante
Capitulo XL: Punto y coma
Epílogo

Capítulo XXIV: Cumpleaños (parte II)

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By AnbellG


El apartamento era un completo desastre como si hubiera pasado un tornado por allí aunque prácticamente fue así, uno llamado Sanem, Iris y Micaela.

Habíamos decidido prepararnos juntas y luego partir hacia la fiesta. Renata nos esperaría en el lugar y enviaría un auto por nosotras, porque necesitaba ultimar detalles.

Entre risas, ropa tirada por toda la sala, algunas caídas y unos tragos fuertes de por medio, estábamos listas.

Sanem había elegido un vestido rojo corto ceñido al cuerpo con tirantes que combinaba con su cabello, Iris llevaba un vestido negro corto de una sola manga que resaltaba su figura y la hacía ver mayor, Micaela había elegido un vestido verde cruzado ceñido al cuerpo y de tirantes.

Por último, yo me había decidido por un vestido rosa viejo con lentejuelas cruzado, un diseño especial de Renata. Cuando lo vi por primera vez quise rechazarlo, ya que el color no me gustaba, pero mis amigas me convencieron de probarmelo de todas formas. Así que lo hice y lo amé en el primer instante en que me vi en el espejo, aunque no fue tan fácil tomar una decisión. En realidad, me decidí por el luego de probarme varios vestidos antes.

Al terminar de prepararnos, salimos del edificio. Fuera nos esperaba un auto negro, el conductor nos vió llegar, se bajó de el y nos abrió la puerta.

-Señoritas adelante.

-Gracias -decimos las cuatro al unísono y subimos al auto.

❀❀❀

El camino hacia el lugar de la fiesta, no fue tan largo o al menos eso me pareció a mí, ya que iba tan distraída con mis amigas, que no había prestado tanta atención al tiempo. Eso es lo que siempre sentía que sucedía cuando en verdad me estaba divirtiendo, como si el tiempo transcurriera más rápido de lo normal.

Cuando el chofer detuvo el auto, mis amigas me vendaron los ojos. Me ayudaron a salir del vehículo y comenzamos a caminar, Sanem y Micaela me tomaban de las manos para que no terminara en el suelo.

No se oía nada en el lugar, todo era silencio.

-A la cuenta de tres te quitaremos la venda -habló Micaela.

-Okeeey...

-¿Estas lista? -preguntó Iris.

-Por supuesto.

-Bien -expresó Sanem y comenzó a contar-. Unooo... dooos y tres.

Me quitaron la venda y parpadeé acostumbrándome a la luz, cuando logré visualizar bien todo el lugar, todos gritaron de repente, casi provocándome un infarto.

-¡¡¡Feliz cumpleaños!!!

Sonreí feliz, era increíble. Había mucha gente presente solo para celebrar mi cumpleaños. Comenzaron a cantar y se me llenaron los ojos de lágrimas, no podía creer lo que Renata había hecho por mí. Era una gran amiga, la mejor amiga.
Algunas personas comenzaron a acercarse para felicitarme.

-Feliz cumpleaños lindura -expresó Octavio besando mi mejilla.

-Feliz cumpleaños cariño -habló Stefano.

-Feliz cumpleaños Nix -Thomas me estrechó en sus brazos levantandome del suelo.

Luego se alejo de mí para que los demás siguieran felicitando.

-Feliz cumpleaños hermanita - Chris me abrazó y besó mi mejilla.

-Feliz cumpleaños Sophie-Sanem, Iris y Micaela me abrazaron.

Estaba a punto de agradecer a todos por estar allí cuando tocaron mi hombro y me giré encontrando a Renata.

-¡Feliz cumpleaños mejor amiga! -expresó eufórica.

La abracé mientras reía y lloraba al mismo tiempo. Cuando nos separamos ella se quedo viéndome fijamente.

-¿Qué? ¿qué tengo? ¿no te gusta mi vestido? -pregunté nerviosa.

-Mierda, yo lo siento Sophie, yo iré... iré a cambiarme.

-¿Qué dices? -pregunté sin entender.

-Mira mí vestido -dijo.

Hice lo que me pidió, la recorrí con mi mirada y descubrí que llevaba un vestido casi igual al mío.

-Nuestros vestidos son iguales -agregó.

-¿Qué? -cuestioné-. No, no son iguales, ni se parecen -respondí restándole importancia.

-Yo creí que elegirías el azul, iré a cambiarme, vuelvo en unos minutos. Mi oficina está cerca.

Se giró para comenzar a irse pero la detuve.

-Tu oficina queda lejos y estás bien así. No irás a ningún lugar, es mi cumpleaños y yo quiero que te quedes aquí, además no son iguales -hablé intentando tranquilizarla.

Para mí, los vestidos no eran iguales, solo eran bastante parecidos. Pero eso no me importaba, no tenía sentido preocuparme por ello.

Mi vestido era corto, cruzado, rosa, con tirantes, de una mitad llevaba lentejuelas y de la otra era liso con algunos detalles en lentejuelas. El vestido que llevaba Renata era rosa, cruzado, con tirantes también, pero estaba todo cubierto de lentejuelas. Solo eran parecidos, Renata me había enseñado uno en color azul pero en el momento que me probé el rosa que llevaba puesto me enamore de el.

Eso explicaba porque ella creía que yo eligiría el azul, pero no tenía importancia, solo era un vestido.

-¿Segura?

-Sí, estoy segura -afirmé-. Ahora, andando vamos a beber.

-De acuerdooo -sonrío-, !Feliz cumpleaños! Por cierto tengo otro regalo para ti.

-¿Otro más?

-Si -me tomó de los hombros-. Date la vuelta.

Los demás que se encontraban frente a mi comenzaron a abrirse y ahí estaba él, con su traje que resaltaba esa figura trabajada, con una sonrisa que solía ponerme de rodillas.

Frente a mí Jerónimo, el mejor regalo.

-¿Qué? -sonreí.

Abrió sus brazos mientras sonreía. Caminé hacia él y lo abracé.

-Feliz cumpleaños preciosa -susurró en mi oído.

-¿Qué haces aquí?, eres increíble-expresé sin poder creerlo.

-Quería darte una sorpresa y no podía perderme tu cumpleaños cariño.

-Eres realmente increíble -repetí-. Estás loco.

-Por ti -me besó y todos comenzaron a aplaudir y gritar eufóricos.

Quería seguir besándolo toda la noche si era posible, pero un carraspeo hizo que no podamos continuar. Giré mi rostro y Christopher nos observaba atento.

-Siento interrumpir su intercambio de salivas -sonrió divertido-, pero quería decirle unas palabras a Jerónimo.

Escuchar decir eso a mi hermano, era una señal de que sabía lo que venía, su discurso de hermano sobreprotector.

-Dime -respondió Jerónimo.

-Solo quería decirte que si lastimas a mi hermana, si llego a ver una sola lágrima en su precioso rostro, romperé el tuyo -sonrió-, diría tus bolas pero estoy seguro de que aprecias más tu lindo rostro que a ellas o ¿me equivoco? -cuestionó.

Jerónimo sonrío divertido al oír aquellas palabras de mi hermano.

-No te equivocas, Chris -negó-. No lastimaré a tu hermana, no te preocupes.

-De acuerdo pueden continuar con su intercambio asqueroso de saliva.

Comencé a reír de las ocurrencias de mi hermano, estaba completamente loco, pero eso ya era algo de la familia.

❀❀❀

La fiesta transcurrió de una manera increíble, bailamos todos juntos, reímos y bebímos demasiado. Por lo tanto, algunos de los presentes ya estaban algo alegres por el alcohol, Chris como de costumbre era uno de ellos.

Bailaba con Sanem cuando el rostro de Thomas apareció detrás de ella, la tomó de la cintura y murmuró algo en su oído.

-¿Me la puedo robar unos minutos? -preguntó mirándome.

-Claro que si, solo contigo la comparto -realicé un guiño y Thomas comenzó a reír porque había entendido a la perfección mi mensaje-. Adelante, diviértanse.

Dicho eso, me giré y caminé hacia la barra para pedir una bebida. Mientras esperaba por ella, observé todo el lugar, todos bailaban alegres, disfrutando de la fiesta.

-Aqui tiene señorita -expresó el joven que preparaba las bebidas.

-Gracias -sonreí.

Tomé mi bebida y volví con las chicas.

-¿Y Renata? -pregunté al llegar.

-Dijo que iba a responder una llamada -respondió Iris.

Asentí y seguí bailando. No me sorprendía que Renata tuviera que atender una llamada, seguro era por su trabajo. Era entendible que una mujer tan famosa en el mundo de la moda, siempre estuviese solicitada.

-Vamos con los chicos -pronunció Micaela.

Me tomó de la mano y nos acercamos a ellos.

-¡Hermanita! -dijo Chris de manera eufórica para luego envolverme en un fuerte abrazo.

Para ese punto de la noche Chris ya estaba bastante ebrio.

-¿Has visto a Jerónimo? -le pregunté a mi hermano.

-Dijo que iba al baño.

Comencé a observar a mi alrededor buscándolo, pero no lo encontraba, tampoco a Sanem y Thomas, seguramente se habían ido juntos. Sonreí porque en verdad me gustaría que lo hicieran.

Continuaba con mi escrutinio, cuando unos brazos me envolvieron, me giré y encontré a Jerónimo sonriendo.

-Estas hermosa Sophie -susurró.

-Ya lo has dicho.

-Lo sé -sonrió-. Me fascina tu vestido. ¿Sabes que te haría con el puesto?

Solo negué y me giré entre sus brazos para estar frente a frente.

-Follarte -sonreí y me acerqué a su oído.

-¿Y qué esperas? -susurré.

-¿Ansiosa?

-No tanto -me encogí de hombros y comenzamos a reír.

-¿Bailas conmigo?

-Siempre.

Me tomó de la mano y comenzamos a bailar. Ya se nos había hecho una costumbre bailar y me gustaba mucho hacerlo con él. Sentía que era especial, que era diferente, algo nuestro.

Continuábamos bailando cuando Renata regresó con nosotros. Como imaginaba, había tenido unos problemas en el trabajo.

El resto de la noche fue divertida, Christopher estaba demasiado borracho cuando subió a una mesa junto con Jerónimo y comenzaron a bailar, aunque el baile improvisado no duró mucho porque la mesa se rompió provocando que ambos cayeran al suelo. Luego de eso tuvimos que llevar a mi hermano con la ayuda de Renata a nuestro apartamento.

Thomas y Sanem desaparecieron sin decir nada. Jerónimo llevó a Micaela e Iris a su casa porque estaban borrachas.

Fue el mejor cumpleaños que había tenido en mi vida.

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