Javiera había llegado algo ebria a casa de Flavia, quien agradecía que Dante estuviera de viaje.
Estaban en su cuarto, la veía tomar de una petaca que sacó de su bolsillo.
-¿Vas a decirme que sucede Javiera?
-¿Importa?
-Creo que si... -respondió algo confundida. -Vienes en ese estado a mi casa, estas en mi cuarto... mínimo debo saber el motivo.
-Si te molesta puedo irme. -se puso de pie.
-No fue lo que dije ¿ya? Quiero saber que te sucede para ayudarte, apoyarte. No lo sé.
-Encontré a la Maira con otra en la tina de mi baño. -rió.
-¿Qué? ¿Estas segura...? Tal vez. -volteo a verla.
-¿Es enserió Flavia? Que justifiques a Dante no quiere decir que también debas hacerlo con ella.
Sus palabras le calaron.
-No tienes porque hablarme así, tal vez yo no soy la persona indicada para ayudarte.
-Hey no Flavia, discúlpame ¿si? Perdón. No estoy atacandote, pero creo que no hay justificación a eso. ¿O si?
-No la justificaba, solo quería saber si estabas segura.
-Lo estoy. Yo misma las vi. Que pendeja de mierda y después decía celarme. -rió.
-¿Celarte? ¿Por qué?
-Contigo. -sonrió. -Ella cree que te gusto. -bebio de su pequeña botella.
-¿Sabe que estoy casada? Que eso no...
-¿Y eso que tiene? Yo también se que eres casada y aun así más de una vez he soñado con tenerte más allá de lo que paso en tu baño. -rió divertida tirándose en el sillón.
Flavia quedo algo sorprendida, ¿era real lo que oía? O simplemente el alcohol lo hacía por ella.
-Bien, creo que demasiado has bebido hoy.
-Ya po. Me voy entonces. -tomo su mochila.
-No, espera. Quédate aquí, no puedes salir así.
-Tranquila no pasa nada.
-Los pacos, si los pacos te agarran te va a costar la pega. Quédate, es más aquí en mi cama, Dante no llega hasta dentro de dos días.
-¿Puedo quedarme contigo entonces? -se acerco tanto a ella que la aprisiono a la puerta.
-Algo así. -sonrió nerviosa.
-Ya. Conste que tu me invitaste. -se tiro sobre la cama.
-Te ayudare con esto. -le quito las botas.
-Invitame a cenar primero aunque sea. -rió.
-Ya cállate mejor. -negó.
-¿Me quitaras la ropa también?
-¿O quieres dormir vestida?
-Quítame la ropa. -cerró los ojos.
Flavia pensó en sus palabras, solo podían tener dos "sentidos" eligió ir por el más inocente. Acabo por desvestirla, ni siquiera se atrevió a mirarla por respeto. Fue a su baño y se cambio su pijama, estaba por salir cuando escucho la voz de Javiera.
-¿No te quedaras aquí conmigo? Por favor. -parecía hablar dormida.
Cerró nuevamente la puerta de su pieza y se recostó junto a ella. Javiera coloco su cabeza encima de sus piernas y se abrazo a ella.
En la mañana se puso de pie, fue al baño por ropa para su visita, dejo una bata sobre la cama donde Javiera aún dormía.
Bajo a buscar el desayuno.
-¿Señora Flavia le molesta si voy al mercado a esta hora?
-No Marta, ve tranquila. -sonrió. -Yo haré el desayuno.
-Perfecto señora, nos vemos. -tomo sus cosas y salio.
De alguna manera agradeció que la empleada se fuera, hizo desayuno para dos y subió con la charola.
Javiera despertaba cuando abrió la puerta.
-Que pena Flavia, discúlpame.
-Tranquila Javiera, no pasa nada. Te traje desayuno, imagino que iras a trabajar. -coloco lla bandeja sobre la cama.
-Es la idea. Gracias, eres bien bacan ah. -rió.
-Ponte cómoda e iré a cambiarme.
-No, quédate aquí conmigo. Dime que no me desnude frente a ti. -sé cubrió.
-No, yo te ayude. Tu ropa esta limpia. Te deje una bata por si quieres ducharte. Ya regreso.
Camino a la puerta y la Javi se puso de pie dejando entreabierta la bata que le había sido ofrecida.
-Flavia...
Volteo.
-Dime.
-No estaba borracha anoche.
-Ajá. -río. -Si recordarás todo lo que dijiste no me verías a la cara de la pena.
-No me da pena admitir que dije que había soñado con tenerte. -sonrió de lado.
-¿Qué dices? Pero tu bebias.
-Agua. Parecía vodka ¿cierto? -rió.
-¿Todo fue mentira?
-No. Es cierto que la otra pendeja me cago pero no me dolió, solo me cabreo. Oye es el ego de una.
-¿Te burlaste de mi? Eso es genial. -sonrió furiosa.
-Tampoco señora Betancourt. Pero fue una excusa para venir hasta aquí y que me recibieras de esa manera.
-¿Y si Dante hubiera estado aquí?
-No iba a estar, aviso a la brigada que debía viajar. Protocolos.
-Ayúdame a entender, ¿viniste hasta aquí para...?
-Para verte y hacer que me invitaras a pasar la noche.
-¡Por la cresta Javiera! -lanzó furiosa.
-¿Estas molesta?
-Mucho, te burlaste de mi y de mis buenas intensiones.
-Ay por favor Flavia, conmigo no. Se muy bien que clase de mujer eres.
-¿Disculpa? ¿Y que tipo de mujer te parezco?
-En el tiempo que te llevo conociendo...
-Investigando dirás. -se cruzo de brazos.
-En el tiempo que te llevo conociendo. -enmarcó sus palabras. -He podido notar que hay una mujer sexy, ardiente que pide a gritos ser liberada. -jugaba con el cinturón de su bata.
-Es tan absurdo lo que dices, soy tal cual me muestro. -sonrió.
-No lo creo. Para nada. -sonrió.
-Será mejor que acabes tu desayuno y te vayas. -hablo seriamente.
-¿Si? ¿No crees que me tome muchas molestias para solo irme?
-¿Molestias? ¿Me hacías un favor? Que por cierto vale aclarar yo no te pedí.
-Tengo una idea mejor.
-Basta Javiera, todo esto es tan estúpido.
-¿Por qué mejor no desquitas tu enojo conmigo? -solto el nudo de su bata.
-¿Qué?
-Eso, estas molesta ¿no es así? Saca toda esa furia, enséñame lo que busco, enséñame de quien soy, quiero saber que tan brusca y dura puede llegar a ser esa mujer que comienzo a ver ahora mismo en tus ojos. -dejo caer la bata y quedó solo en ropa interior.
-No me provoques.
-Ups, ya lo hice. -rió.
-Javiera... -advirtió.
-Dime "Inspectora" ... pero al oído... -mordió su labio.
Flavia entrecerro sus ojos, ¿acaso seguía ebria? Luego recordó sus propias palabras "no estaba borracha, fingí estarlo"
La miro una vez y los ojos de Javiera brillaron al oír el "click" del seguro puesto en la puerta. Flavia camino a ella y la observo sin tocarla, amago con besarla pero se quito cuando Javiera intento hacerlo.
-¿Y si no te gusta? -hablo cerca de sus labios.
-Solo hay una manera de averiguarlo, estoy dispuesta a correr el riesgo. ¿Usted no señora Flavia? -miró su boca.
Flavia sonrió y fijo su mirada en ella, eso excito a la inspectora. Se sorprendió cuando la giro rápidamente haciendo que quedara casi arrollada en la cama.
-¿Enserió hiciste tanto para esto?
-Acaba por conocerme de una vez.
Flavia enrredo los dedos en su cabello y la obligó a mirarla. Javiera mordió sus propios labios.
-¿Y si tu jefe se entera de esto?
-No me importa, como tampoco el hecho de estar aquí, en la habitación que compartes con tu marido.
Flavia la solto rápidamente, Javiera creyó que aquello que había dicho la había hecho desistir. Pero estaba totalmente ajena a que eso pasara, de repente la habitación se oscureció por completo. Se puso de pie y se acerco a ella por la espalda.
-Me gustas. -mordió el lóbulo de su oreja.
-¿Crees que soy esa mujer que imaginas?
-Aja.. -cruzo sus manos al frente y acaricio sus senos con fuerza haciendo que gimiera sin pudor. -Es increíble que después de lo que paso aquella noche en el baño no te dieras cuenta de eso. ¿Crees que solo te bese por que si?
-No lo sé. -mantenía los ojos cerrados.
-¿Y si dejamos de hablar? -le quito su bata y la tiro a un lado. -Me gustan tus pijamas. -beso su espalda.
Flavia volteo y acaricio su mejilla. Javiera meneo su cabeza y atrapó uno de sus dedos con sus dientes, se acerco un poco más y la señora Betancourt la beso.
La sujeto de la cintura y la guió a la cama sin dejar de besarla. La inspectora cayó sentada sobre el colchón y alzo su vista para ver cómo la mujer parada frente a ella corría los tirantes de la prenda que vestia para que cayera al suelo y quedar solo en bragas. Se acerco a ella y lamio su abdomen, la respiración de Flavia se acelero y la tomo de su cabello. Hizo que se detuviera, se subió a gatas con ella quedando encima, beso su cuello con delicadeza. La sentó en la cama quedando a horcajadas y con una mano desabrocho su brasier, se lo quito y la recostó nuevanente con ambas manos.
Deleitó su vista observándola, acerco su boca y deslizó su lengua sobre uno de sus pezones ya erectos, la pequeña brisa fría que la alcanzaba provocaba los jadeos de la inspectora quien se removió debajo de ella ansiando más. Flavia lo comprendió y se alimento de ella con fiereza.
-Por Dios...
La mujer de pelo rojizo hizo que la castaña humedeciera sus bragas, las cuales desaparecieron enseguida, con sus manos abrió sus piernas con brusquedad. Enterró su cabeza entre ellas y lamio cada centímetro. Javiera tomo su cabeza con ambas manos haciendo presión.
Introdujo su lengua e hizo estragos con ella dentro de su cuerpo.
-Flavia... -jadeo.
Pareció no oírla porque no se detuvo, comenzó a sentir como intentaba aprisionarla con sus muslos. Se reincorporó y la beso, un beso húmedo, lleno de deseo y placer.
-Volteate. -ordenó.
La pelicastaña le hizo caso y se coloco boca abajo sobre la cama apoyándose en sus manos.
Flavia la golpeo con fuerza en el trasero provocando que brincara.
-Dijiste asumir el riesgo. -lamio su espalda.
-Y lo sostengo. -sonrió.
Deslizó su mano y la introdujo debajo de ella.
Con sus dientes rasgo su espalda con suavidad al momento en que introdujo sus dedos dentro de ella.
La mujer sobre la cama ontuvo el aire en sus pulmones.
Entraba y salía de ella con delicadeza.
-Por favor...
La mujer de cabello rojizo la tomo del cuello y se acerco a su oído.
-Ahora dígame... Inspectora, ¿a quien cree que le pertenece?
La excitacion era tanta que no podía siquiera razonar con claridad.
-Dime. -tiro de ella con fuerza. -¿A quien le pertenece Inspectora? -susurró en su oído.
-A ti...
-¿Perdón? No la oí bien. -sonrió.
-A usted ... señora Betancourt.- logro decir.
La mordió en el hombro dejando sus dientes marcados en su piel.
Aumento con fuerza y rapidez sus movimientos, Javiera gemia con total libertad. Música para los oídos de Flavia.
La inspectora coloco su mano encima de la suya y la ayudo con los movimientos. Un calor comenzaba a recorrerla por los pies, mordio la almohada por instinto, pareció convulsionar cuando el orgasmo la golpeo sin piedad. Flavia no salió de ella, dejó que disfrutará los espasmos. Corrió su cabello y beso su cuello. Se hizo a un lado y Javiera sin dejar la posición en la que estaba volteo a verla como lamia sus dedos probando una vez más su sabor.
-Flavia... -sonrió.
-Estamos locas. -rió cubriéndose con la sabana de la cama toda alborotada.
-Dios... no puedo explicar la adrenalina que corre por mi cuerpo justo ahora. -apoyo el rostro en sus manos.
Le quito la sabana y se sentó encima de ella, arranco sus bragas con desesperación y abrió sus piernas.
-También imagine como te verías desde arriba. -se acerco y la beso meneando sus caderas.
Flavia respondió a su beso y la tomo de sus muslos ayudándola a moverse, coloco sus manos sobre el espaldar de la cama. Aquello estaba resultando aún más excitante de lo que había pensado.
-Javiera. -gimió.
Podía sentir la presión tan fuerte que hacían sus manos sobre sus piernas, estaba segura de que aquello le dejaría marcas, deliciosas marcas.
Un segundo orgasmo comenzaba a golpearla, bajo a besar sus labios ahogando sus gemidos con ellos.
-Me vuelves loca Flavia. -mordió su labio inferior.
-Y tu a mi... -sintio un leve dolor pero no menos excitante.
La inspectora se dejó caer sobre ella cuando la estabilidad de su cuerpo la abandono por completo.
Por varios minutos intentaron regularizar su respiración.
-Dios, sude más que atrapando delincuentes. -rió tirándose a un lado de ella.
Flavia volteo a verla, sus mejillas estaban rojas, sus labios hinchados y sus ojos vidriosos.
-¿Sigues creyendo lo que dijiste?
-Dije muchas cosas. -rió quitando los mechones de su cabello de su rostro.
-Lo de la mujer que pedía a gritos ser liberada. ¿Crees que se libero?
-Lo creo por mucho. -se acerco y la beso rozando su nariz con la suya. -¿Crees que Dante puede salir de viaje más seguido?
Flavia rió tirándose sobre la almohada intentando asimilar lo que acababa de pasar.