Yizhan.

By MichiLugo

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- Para tí ¿Que es Yizhan? - Un nombre. - ¿Y si te dijera que más que un nombre, son dos, que incluso existe u... More

Prólogo.
Promesa.
Feroz.
Deuda.
Destinados.
Desde aquel balcón.
Mi Corazón es Tuyo.
Promesa Rota.
Unión.
Nuestra Noche.
Esa Flor.
Una Vida Pacífica.
Convivencia
Armonía.
Lucharé por ti.
Confabulación.
Cautiverio.
Nuestras Almas Gemelas, Nuestros Grandes Amores.
Inesperada Confesión.
El Pequeño Príncipe.
Castigo.
Paseo.
Tristeza.
Confesión.
El Cachorro del León.
Batalla.
En el frente.
Sorpresas.
Sol y Luna.
Una luna travieza.
Cambio.
Una Peonia Oscura.
Resentimiento.
Peonía negra.
Un amor que provoca enojo.
Cuando el peligro acecha.
Una gran lealtad.
Calma antes de la tormenta.
Preludio.
El desastre se aproxima.
¿Un adios o un hasta luego?
El caos se avecina.
El dolor de la traición.

Solo Mio.

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By MichiLugo









El omega trataba de respirar pero su cuerpo siendo oprimido contra la pared debido al peso de su contrario y los labios de este que cubrían por completo los suyos, se lo impedían.

Había sido tomado por sorpresa, si bien sabía que aquel alfa correría a su encuentro, nunca imaginó que su actuación sería tal.

Estaba seguro que aquel joven emperador también había percibido esa conexión especial que ambos tenían y también estaba seguro de que sin importar cualquier cosa, lo elegiría. Quizás a lo primero sería complicado aceptarlo, pues había llegado a su vida de forma repentina y el primer acercamiento que habían tenido estuvo plagado de dramas, al igual que complicaciones pero nunca imaginó que todo resultaría de esta manera.

Estaba allí, siendo consumido por los voraces e impacientes besos del alfa. Su tibia lengua irrumpia con descaro en su boca, adentrándose cada vez más profundo mientras que sus grandes manos sostenían con tanta fuerza su cintura que no podía evitar sentir un ligero dolor.

Aquel hombre no sólo era feroz en el campo de batalla, también lo era en el tema pasional.

Wang Yibo por su parte continuaba besando los gruesos labios, invadiendo la húmeda boca con su lengua, empujando, tirando, oprimiendo. Su cuerpo ardía en aquel momento pero más ardía su corazón.

Lo había estado conteniendo por tanto tiempo. Aquellos días en los que trató de mantenerse al margen habían resultado ser un completo fastidio.

Era un alfa que anhelaba a su destinado. Eran dos personas que tenían una atracción fuerte y natural, dos piezas que completaban una y que no podían estar separadas.

- Emperador...- El omega empujó suavemente alejando al alfa. Sus besos se cortaron dejando una leve línea de saliva de por medio.

- Yibo...- Susurró sobre los hinchados labios del omega.- Llamame Yibo.- Lo volvió a besar pero nuevamente fue alejado.

- Espere...por favor espere.- La mano en el pecho del alfa temblaba.- ¿Está consciente de lo que hace?

- Estoy muy consciente.- Tomó al omega de los muslos y lo elevó haciendo que este envolviera sus piernas alrededor de su cintura.- Traté de contenerme, traté de ignorarlo pero no puedo.- Caminó hacia el balcón y luego coloco al omega sobre el barandal.- Cada noche te veo desde mi habitación.- Dirigió su mirada hacia su balcón.- Allí me siento a verte, a admirarte.- Depositó un beso en su cuello.- Quise dejarte ir pero no puedo.

- ¿Así que lo sabe?.- Lo vio a los ojos. Sus ojos brillaban con la luz de la luna.- ¿Sabe que usted y yo estamos destinados?

- Lo sé.- Acarició suavemente la mejilla del omega.- Lo sospeché desde el día en que entraste a mi tienda. Luego lo confirme.

- ¿Puedo preguntarle algo?

- Lo que desees.

- Esto...- Desprendió la daga de su cinturón y se la mostró.- ¿Sabe usted lo hizo al darme esto?

- Para ser sincero...no lo sabía.- Al ver cómo el rostro del omega empezaba a teñirse de tristeza se acercó a su cuello y depositó un beso.- Pero de todas formas, ese obsequio era algo significativo. Esa fue la daga que mi padre me dejó como obsequio cuando ascendi al trono.- Se alejó y sonrió.- Es mi símbolo de Emperador. Ha pasado de generación en generación. Mi padre, el padre de mi padre y más monarcas han sido sus portadores.

- Esto es algo muy valioso.- La apretó en su mano.

- Por eso te la dejé.- Depositó un beso en los nudillos de la mano que sostenía la daga.- Esto es algo de lo que jamás me desprenderia. La estoy dejando en tus manos en lugar de entregársela a mi hijo.- Sonrió.- ¿No te dice nada eso?

- Pero se ibas a marchar. Me iba a dejar atrás.

- Le había hecho una promesa a mi Emperatriz.- Suspiró mientras recostada su frente en el hombro del omega.- Le prometi que por nada del mundo tendría un harén.

- Entonces...- Trago con pezades.- ¿Quiere decir que esta es una despedida?

Wang Yibo pudo notar la inquietud y tristeza en el rostro del omega. Aquel joven que se había mostrado fuerte y aguerrido desde un principio ante sus ojos, ahora parecía alguien frágil y temeroso.

Sintió calidez en su corazón al ver a aquel omega. Se dio cuenta que este a pesar de ser quien era y de su altivez, también tenía su lado débil y vulnerable.

- ¿Crees que después de esto seré capaz de ignorar quién eres y lo que representas para mí?

- ¿Me llevara con usted?.- Sonrió suavemente.

- ¿Estaría bien para tí? Eres un general. El mejor de tu reino, único en tu especie. ¿Sería justo para ti convertirte en mi concubino?

- No voy a ser su concubino.- Acuno el rostro del alfa entre sus manos.- Seré su esposo.

- ¿Sabes que ya hay una Emperatriz?.- Sonrió.

- Lo sé.- Asintió.- Y yo seré su súbdito.

- ¿Que pasa si la relación entre ustedes no es buena?

- Cómo le dije, seré su súbdito. La respetaré como mi Emperatriz y su primera esposa. Incluso puedo protegerla, lo único que me importa es que usted me tenga en su corazón. Ya sea que ella me acepte o no, eso no me importa.

- Eso se escuchó muy irreverente de tu parte.- Arqueo una ceja mientras sonreía.

- Solo quiero decirle algo.

- Te escucho.

- Acepté que usted es mi destinado. Acepté que me gusta y que lo quiero como mi esposo. Espero que acepte el hecho de que yo no pienso cambiar. Seguiré siendo el mismo de siempre.

- A mi no me interés que cambies.- Desajusto suavemente la túnica del omega.- Quiero que sigas siendo el mismo de siempre.- La deslizó suavemente dejando al desnudo el hombro del pelinegro.-  Mañana partiré, me iré primero.- Fue dejando besos en el blanco hombro.- Luego voy a enviar una comitiva con mi guardia personal para recogerte. Haré que ingreses por la gran puerta del palacio...- Se detuvo en la clavícula del omega y susurró.- Cómo mi esposo, mi omega...mi compañero.

Una vez terminó de decir estas palabras, abrió sus labios y encajó sus dientes en la blanca clavícula provocando que el omega gimiera y enterrara sus largos dedos en la amplia espalda al sentir como los filosos dientes tras pasaban su carne.

Aquella noche, bajo la luz de la luna, el alfa reclamó como suyo al omega, dejando su marca en él.

...........

- ¡Finalmente el emperador regresa!.- La joven doncella gritó de la emoción.

- Necesitamos preparar todo para su bienvenida.- La emperatriz sonreía con emoción.

- Creo que la emperatriz podrá usar finalmente las sales de baño que su madre le obsequio.- La madre de la emperatriz habló en broma.

- Madre, por favor.- Se sonrojó.

- Tu esposo regresa a casa así que debes darle una buena bienvenida.

- Y se la daré.- Sonrió.- Le haré recordar los buenos momentos que siempre hemos vivido juntos.

- Es una lástima que ya no puedas procrear.- Suspiró.- Hubiera sido el momento perfecto para intentar traer a otro príncipe.

- Tu solo piensas en eso madre.- Rodó los ojos.- Con nuestra pequeña peonia es más que suficiente. MuDa es amado tanto por su padre como por mí.

- Olvídalo.- Agitó su mano.- No vale la pena hablar de ello.

- Saludos emperatriz.- Un joven eunuco aparecía.- La emperatriz madre envió un mensaje.

- ¿Que sucede?.- Sonrió.

- La emperatriz madre le envía a decir que mañana regresará al palacio.

- ¿Como?.- Se sorprendió ante la noticia .- ¿Abandonó la reclusión?

- Oh no.- El joven sonrió.- Solo vendrá a pasarse unos días. Dijo que llegará para darle la bienvenida al emperador.

- De acuerdo.- Asintió.- Gracias.

- Me retiro.

La emperatriz se quedó pensativa mientras frotaba el anillo de jade en su dedo. Después de la muerte del emperador, la emperatriz madre decidió quedarse a vivir su duelo en reclusión.

Al principio había sido por el dolor provocado por la partida de su destinado y ser amado, también por las consecuencias y sufrimiento del rompimiento de su vínculo. Luego decidió quedarse allí llevando una vida pacífica lejos de los problemas de la corte, inmersa en su mundo y descansando.

Decía sentirse cómoda y en paz con aquella vida.

Ahora de repente había decidido abandonar su reclusión por unos días cuando antes se había negado a la gran cantidad de invitaciones para visitar el palacio. La decisión repentina de abandonar aquel encierro, traía una gran curiosidad en la joven emperatriz.

- ¿Crees que suceda algo?.- La madre le susurró a su hija.

- No lo sé.- Negó.- Quizás es porque extraña a su hijo.

- Sabes que las cosas se pondrán tensas cuando ella esté por aquí ¿Cierto? Tu suegra no parece tenerte mucho aprecio.

- Al principio no era así.- Suspiró.- Todo cambió cuando hice que Yibo renunciara al harén.

- Tendrás que estar preparada para lidiar con sus comentarios.- Hizo una mueca de desagrado.- Parece que se le olvida que tu también vienes de la línea de muestro antiguo emperador. No sé que se cree.- Rodó los ojos.

- Es la emperatriz madre.- Vio a su madre con seriedad.- ¿Te parece poco?

- Lo siento.- Sonrió con vergüenza.

- Veamos que sucede con esta visita.

...........

Alfa y omega se seguían viendo a los ojos mientras se sonreían y trataban de controlar el fuerte deseo de abrazarse y volver a unir sus labios.

Debían calmar sus ansias, sobre todo porque no estaban solos allí. En el gran salón, tanto los oficiales de la Corte como el Emperador y la Emperatriz de Liang se encontraban no sólo para despedir al Emperador de Yang sino también para anunciarlo como su yerno.

Todo el reino de Liang se regocijo al saber que su grandioso y admirable general se convertiría en el compañero del magnánimo Emperador de Yang. Alfa y omega eran únicos, perfectos en sus especies e incomparables.

Solo dos seres tan perfectos podían complementarse entre sí.

- Ya debo partir.- El alfa sonrió con suavidad.- En pocos días enviaré por tí.

- Si no vienes por mí, iré por mis propios pies e incendiare tu palacio.- Sonrió.

- Quién diría que con ese aspecto tan dulce y delicado, en realidad eres tremenda fiera.

- Te voy a extrañar. Extrañame tu también.

- Te voy a pensar cada día.- Tomó su mano.- Te pensaré hasta que llegues a mi lado.

- Yo también te pensaré.

- Hasta pronto.- Llevó la mano del omega a sus labios y depositó un beso en su dorso.- Esposo mío.

- Hasta pronto, esposo mío.

El omega se quedó viendo como el alfa marchaba hacia la salida. Su sonrisa era grande pero su emoción lo era aún más.

El hombre que caminaba tan altivo y con porte imponente, ahora era suyo. Era su alfa, el mejor de todos, un hombre valeroso, honrado, de buen corazón y feroz.

Un hombre que le pertenecía.

- Príncipe.- El emperador de Liang llamó a su hijo.

- ¿Si padre?.- Se giró y le sonrió.

- Ya puedes retirarte.- El padre le sonrió con una pizca de complicidad.

- Gracias.- Hizo una reverencia y luego se dirigió a la salida.

Los pasos del omega fueron rápidos, una vez fuera del gran salón y de la vista de los demás, el príncipe corrió a toda prisa por el largo pasillo. Sus ojos seguían pegados a la amplia espalda del alfa mientras corría para tratar de alcanzarlo.

- ¡Emperador!.- Gritó con todas sus fuerzas.

- ¿Si?

El alfa se giró con una gran sonrisa para entender al llamado, en ese momento fue sorprendido por el joven omega que saltó a sus brazos y envolviendo sus piernas en su cintura se aferró fuertemente.

Los caballeros que se encontraban escoltando al monarca rápidamente se giraron y caminaron con rapidez despejando el lugar. Le dieron un poco de privacidad a la pareja que ahora se encontraba uniendo sus labios en un beso lento y dulce.

- Buen viaje.- El omega susurró sobre los labios del alfa.

- Ahora si será un buen viaje.- Depositó un casto beso sobre sus labios.- Espera por mí.

- Así lo haré.- Ambos se sonrieron.

.............


Cinco días después el reino de Yang recibía a su emperador con regocijo. Con sólo verlo entrar por la gran puerta de su ciudad, sobre su hermoso corcel negro, provocaba que sus súbditos fueran embargados por la emoción.

Al igual que su pueblo, el recibimiento de la Corte también fue ameno. Allí se encontraban no sólo los oficiales sino también alguno de sus hermanos, su hijo, su emperatriz y su madre.

Todos lo recibían con alegría y regocijo.

- Madre.- Envolvió el cuerpo de su madre en un fuerte abrazo.- No sabes lo feliz que me hace el que estés aquí.

- Mi pequeño Dragón.- Depositó un beso en la frente de su hijo.- Está madre de siente igual de feliz.

- Mi emperador.- La emperatriz hizo una reverencia.

- Mi querida emperatriz.- Levantó su mano y frotó suavemente su mejilla.- ¿Como has estado?

- He estado extrañandolo.- Sonrió con una pizca de anhelo.

- Mi príncipe.- Se giró hacia su hijo dejando a la emperatriz en espera de algunas palabras y lo tomó en brazos.- Mi pequeña Peonia ¿Me extrañaste?

- Da Da siempre extraña a papá.- Sonrió.

- Y papá siempre extraña a Da Da.- Besó su mejilla.

- Emperador.- Le primer ministro hizo una reverencia.- Le hemos preparado una bienvenida.

- Creo que lo que el emperador desea en estos momentos es descansar.- La emperatriz interrumpió.

- De hecho.- Se giró hacia la emperatriz y le sonrió.- Hay algo que necesito hacer y que es más importante.

- Entonces vamos a cambiar sus ropas.- La emperatriz tomó la mano de su esposo.

- De acuerdo.- Asintió.

- Vamos.- Sonrió con emoción.

- Madre...

- ¿Si hijo?.- La emperatriz madre dibujó una sonrisa.

- Tu también debes venir.- Tomó la mano de su madre sorprendiendo a la joven emperatriz.

- De acuerdo.

LianHua se quedó un tanto consternada con aquella acción de su emperador. Siempre que este regresaba de su largo viaje, lo primero que hacía era escabullirse junto a ella para tener un momento íntimo.

Solo después de hacer el amor, el emperador recurría a los demás asuntos. Esto era algo que todos sabían, para el monarca, primero estaba su amada emperatriz pero esta vez los planes habían cambiado.

Confundida siguió a la madre y al hijo hacia los aposentos privados del emperador. No entendía que era lo que ocurría como para que la emperatriz madre también estuviera allí.

Solo cuando las puertas se cerraron y habían quedado ellos tres fue que LianHua descubrió lo que en verdad ocurría y la razón detrás de la sorpresiva visita de la emperatriz madre.

- ¡¿Que?!.- La joven emperatriz grito. Su rostro había palidecido y sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas.- ¿Vas a casarte de nuevo? ¿Un segundo esposo?

- ¿Tu destinado?.- La emperatriz madre no dejaba de sonreír por la emoción.- ¿Encontraste a tu destinado?

- Así es.- Yibo habló con seriedad.- Encontré a mi destinado...y lo voy a convertir en mi esposo.

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Yibo no perdió tiempo y marcó a su omega.

Al principio trató de resistirse pero el instinto y la atracción de los destinados es más fuerte.

Zhan sabe que hay alguien más pero eso no le importa. Solo le importa estar junto a su alfa y así lo hará.

La emperatriz acaba de enterarse que alguien más llegará. Como dijeron en los comentarios, ella dijo que ninguna mujer podría entrar al harén, no dijo que ningún hombre jajajajajaja

¿Que sucederá ahora?

En el próximo cap lo sabrán y verán a Zhan en su traje de bodas.

Muchas piden que Yibo no lo haga sufrir, yo les digo que pueden estar tranquilas. Quise hacer esta historia y fue especialmente por el amor que sus personajes se tienen entre sí.

También se que hay quienes no quieren que Zhan sea concubino, yo solo les diré que un título o una posición no es importante cuando se es el primero en el corazón del ser amado.

Gracias por leer.

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