Una parte de Mi (Libro 1)

By AnbellG

3.5K 936 3.4K

Sophia Williams era una mujer que se sentía completa y feliz con su trabajo, familia y amigos; los cuales era... More

Prólogo
Capítulo I: Fiesta
Capítulo II: Bailando
Capítulo III: La fiesta continúa
Capítulo IV: Unas copas de más
Capítulo V: No volverá a suceder
Capítulo VI: Jordania
Capítulo VII: Jordania (segunda parte)
Capítulo VIII: Rio de janeiro
Capítulo IX: Amigos con derechos
Capítulo X: Un placer conocerte
Capítulo XI: Conversaciones
Capítulo XII: Preguntas
Capítulo XIII: Mamá
Capítulo XIV: Como Hermanas
Capítulo XV: Primera cita
Capítulo XVI: Segunda Cita
Capítulo XVII: Plan Cupido Parte I
capitulo XVIII: Plan Cupido (Parte II)
Capítulo XX: Me gusta todo de ti
Capítulo XXI: Karaoke
Capítulo XXII: Mensajes
Capítulo XXIII: Cumpleaños (parte I)
Capítulo XXIV: Cumpleaños (parte II)
Capítulo XXV: Nosotros
Capítulo XXVI: Demasiado Alcohol
Capitulo XXVII: Carreras
Capítulo XXVIII: Amelia
Capítulo XXIX: Dudas
Capítulo XXX: Amigas
Capítulo XXXI: Desconocido
Capitulo XXXII : No puede ser
Capítulo XXXIII: Dolor
Capítulo XXXIV: Tiempo
Capítulo XXXV: Familia
Capitulo XXXVI: Amistad
Capitulo XXXVII: Felices
Capitulo XXXVIII: Una parte de mí
capitulo XXXIX: Seguir Adelante
Capitulo XL: Punto y coma
Epílogo

Capítulo XIX: Masajes

70 17 63
By AnbellG


Sanem no paraba de hablar mientras nos dirigíamos a la salida del edificio donde se encontraba nuestro lugar de trabajo, ella siempre me acompañaba en mi trayecto de las escaleras. Aunque las odiaba, ni se molestaba por tener que bajar cinco pisos por mi culpa. Ella era increíble, la mejor amiga que podría tener y una de las personas más importante en mi vida.

—¿Cuándo conoceré a tu sexy corredor? —preguntó.

—No lo sé, algún día quizá, además aún no ha regresado de su viaje —expresé restándole importancia.

—¿Cuándo regresará? sabes que tengo que dar mi aproba... —se detuvo antes de abrir la puerta—. Oye... ¿y ese quién es? —cuestionó mirando hacia afuera.

Abrí los ojos de una manera exagerada al ver a la persona que estaba recostada sobre un auto, que casualmente ya conocía.

—Jerónimo —respondí atónita.

—Wow... se ve más caliente que en las fotos.

—Cierra la boca —ordené y salimos a su encuentro.

Llegué a él y me sonrió feliz.
¿Será por verme luego de tantos días?

—Hola preciosa —pronuncia.

Sonreí y literalmente salte sobre él para abrazarlo.

—¿Qué haces aquí? —cuestioné sorprendida. 

Se suponía que estaría mucho más tiempo en Alemania y tampoco me había dicho que regresaría antes de lo previsto, no me lo esperaba.

—Quería darte una sorpresa preciosa.

—Eso es muy dulce de tu parte —expreso—. ¿Cómo sabes dónde trabajo? —interrogué curiosa porque nunca le había dicho la ubicación del lugar.

—Tengo contactos.

Sanem carraspeó para sacarnos de la burbuja que se había creado a nuestro alrededor.

—Jero, ella es Sanem, mi mejor amiga y compañera de trabajo — hablo señalando a mi amiga—, Sanem el es Jerónimo alias el sexi corredor de motos.

—Un placer Sanem —expresó Jerónimo y dió un beso en la mejilla a mi amiga.

—El placer es mío —sonríe—, los dejo solos tengo cosas que hacer— expresó y comenzó a caminar hacia su auto—. Adiós Nix, luego hablamos. Jerónimo un gusto y espero volver a verte.

Se marchó dejándonos solos.

—¿Me echaste de menos? —interrogó tomándome de la cintura y acercándome más a él.

—Mmm... no, no tanto.

—¿Segura? —entrecerró sus ojos.

—Segu...

No me dejó terminar cuando me calló con un beso, no uno tierno, fue uno apresurado y demandante donde demostraba que me había extrañado.

—Cena en mi casa esta noche —pronuncia al separarse un poco de mi intentando recuperar aire.

—¿Esta noche?

—Claro, ¿olvidaste que te invitaría a cenar cuando regresara de mi viaje para que conozcas a mis amigos?

—No lo olvidé, además ya conozco a tus amigos.

—Creo que ya había dicho que fingirás no haberlos visto en tu vida.

—Tienes razón —río.

—Vamos te llevaré a tu apartamento, supongo que quieres ducharte o algo.

—Claro, no iré así, tengo que ducharme y ponerme presentable para ver por primera vez —hice comillas con mis manos—, a tus mejores amigos.

—Para mi siempre estas preciosa pero vamos, te dejaré ahí, tengo que ir a hacer unas compras y luego paso por ti.

—Estoy de acuerdo.

❀❀❀

Llegué al apartamento y tomé una ducha lo más rápido posible. Aún no decidía que ponerme y solo me quedaba una hora para arreglarme.

—Sophia... ¡holaaa! —oí gritar a Renata.

—¡Estoy aquí! —vociferé.

—Hola amiga —habló entrando a mi habitación.

—Hola desaparecida —sonreí.

—¿Saldrás?

—Tengo cita con Jerónimo.

—¿Sientes eso? —preguntó Renata mientras se sentaba en mi cama.

—¿Qué cosa? —arrugué el entrecejo.

—Ese aroma.

—¿Cuál?

Comencé a intentar reconocer el aroma que según mi amiga sentía en la habitación, pero nada.
¿Estaba perdiendo la cabeza? O peor, ¿el olfato?

—¡Es a próxima relación formal! —expresó eufórica.

Madre mía...

—Estas loca —comencé a reír.

—Si, pero también tengo razón.

—Claro que no, ¿quieres ayudarme? No sé qué ponerme.

—A ver... muévete —comenzó a revisar toda mi ropa, ella era experta en esos momentos.

Ventajas de tener una mejor amiga diseñadora de modas.

—Por cierto, me contó un pajarito que en unos días es tu cumpleaños y yo me pregunto... ¿por qué mierda no me has dicho Sophia? —pregunta Renata fingiendo indignación.

—Supongo que ese pajarito se llama Christopher Williams y no lo he dicho porque lo olvidé. Además no pensaba festejar.

Generalmente mi cumpleaños solía pasarlo con mi familia y mis amigos en casa de mis padres, también debía tener en cuenta a los padres de Thomas y a Hugo. Pero solo eramos nosotros, nadie más.  

—Lo harás y yo me encargaré de organizar todo —se puso de pie y comenzó a acercarse furiosa hacia mi—, y no aceptaré un no como respuesta. ¿Está claro?

—Sí señora.

—Bien, ahora date prisa que es tarde.

Dicho eso abandonó la habitación y continúe con mi tarea.


Terminé de vestirme y observé contenta el resultado en el espejo. Tomé mi bolso, un abrigo y salí de mi habitación.

—Me voy, deseame suerte —expresé mirando a Renata que se encontraba en el sofá atenta a su serie favorita.

—¡Usa protección! —escuché gritar a Renata mientras salía del apartamento.

Definitivamente no era la única que estaba loca en ese lugar.

❀❀❀

Al salir del edificio, me encontré a Jerónimo esperándome como lo había estado haciendo desde que lo conocí.

—Preciosa como siempre —sonrió al verme llegar a él—. ¿Puedes arreglarme la camisa?

—Claro, date la vuelta —pronuncié—. Aunque, tendrás que bajar un poco si quieres que te ayude porque no alcanzo, eres muy alto.

—Claro preciosa —comenzó a reírse pero obedeció mi petición.

Arreglé el cuello de su camisa, mientras intentaba no tocar su piel. Ni siquiera lo había tocado y ya sentía calor, quizá era la abstinencia.

—Gracias preciosa.

Subimos al auto y emprendimos camino hacia su casa mientras conversábamos y me contaba más detalles sobre su viaje a Alemania. Algo en mí interior presentía que sería una larga e interesante noche.

❀❀❀

No recordaba que era tan enorme la casa, aunque en realidad no lograba recordar mucho de lo que sucedió en esa fiesta, había bebido demasiado esa noche.

—Sígueme —ordena Jerónimo.

Al ingresar a la cocina nos encontramos con Octavio, quien preparaba la cena, bastante concentrado en su tarea.

—Llegué amor mío —pronunció Jerónimo llamando su atención.

—Ya te habías demorado mucho cariño —se giró hacia nosotros y me observó antes de acercarse a besar mi mejilla.

—Hola cariño, tu debes ser la famosa Sophia, este idiota de aquí habla mucho de ti —expresa señalando a Jerónimo—. Además también te recuerdo de la fiesta.

—Hola guapo, también te recuerdo de la fiesta, no podría olvidarme de un hombre que aparentemente fue tallado por los dioses, pero que no está disponible porque es un hombre casado —expresé sonriendo.

Recordaba a Octavio y a su lindo novio de la fiesta. No había cruzado muchas palabras con ellos, pero ambos me agradaron.

—Me caes bien cariño y sí, soy un hombre felizmente casado con un papasito.

—Tampoco podría olvidar a tu hombre, juro que me arrodillaría ante él, pero de seguro tu ya lo haces —sonrío—. Aunque la oferta de unirme a ustedes sigue en pie si les interesa —guiñé un ojo.

—Ya deja de intentar robarte a mi amor Sophia, yo lo vi primero —expresó Jerónimo—, y habías expresado que no conocías a mis amigos.

—Es verdad —extendí mi mano hacia Octavio como gesto de saludo—. Un gusto, Sophia Williams.

—Un placer Sophia, soy Octavio Langley —sonrió divertido—. No te pongas celoso cariño, sabes que te amo pero debes aprender a compartir —bromeó mirando a Jerónimo.

Al oír aquello, comenzamos a reír los tres.

—Hola familia, veo que tenemos visita —mencionó Micaela al llegar—. Hola Sophia, ¿como has estado? —preguntó.

—Hola Micaela, ¿bien y tú?

—Bien, un poco estresada por el trabajo. Veo que este idiota te ha hechizado —expresó señalando a Jerónimo.

—Creo que es al revés, aunque podría cambiarlo por él sin problemas —declaró mirando coquetamente a Octavio.

—No es mala idea, podrías pensarlo bien.

Seguimos conversando mientras ayudábamos a Octavio con la cena, el cual descubrí que era Cheff y tenía su propio restaurante.

—Preciosa —susurró Jerónimo a mi lado.

—¿Si? —pregunté.

—Ven conmigo —extendió su mano para que la tome y tiró de mí arrastrándome fuera de la cocina.

Comenzamos a subir las escaleras que eran demasiado extensas, no tenía idea cómo es que había logrado bajar por ellas el día de la fiesta. Al llegar al segundo piso, entramos en una habitación muy amplia que si mal no recuerdo es suya.

—¿Es tu habitación? —interrogué observando todo el lugar.

—Si, ¿la recuerdas?

—No mucho... ¿para qué vinimos aquí? —pregunté con curiosidad.

—Para hacer algo que me has pedido.

—Te he pedido muchas cosas...

—No demasiadas —sonrió—. Quítate la blusa y acuéstate en la cama dándome la espalda.

—¿Qué? A eso yo le llamo ser demasiado directo.

—Es para hacerte masajes mal pensada, aunque también puedo hacerte otras cosas si deseas —expresó guiñando un ojo.

—Masajes —pronuncié rápidamente.

Sería muy tonta si rechazaba una sesión de masajes gratis.

—Anda acuéstate.

Hice lo que me pidió, me quité la blusa y me recosté en la cama, luego de unos segundos siento que se sube a horcajadas sobre mi pero si tocarme sosteniéndose con sus rodillas.

—Voy a desabrochar el sostén.

—Cla... —trague grueso—, claro.

Desabrochó el sostén y sentí que colocaba algo líquido y frío en mi espalda.

—Es una crema especial para masajes, puede que al principio se sienta frío pero luego sentirás calor —solo asentí.

Comenzó a mover sus manos en mi espalda lentamente y yo ya sentía que había viajado a otro planeta.

Cerré mis ojos disfrutando de su tacto en mi piel, como iba recorriendo mi espalda con sus manos relajándome completamente y al mismo tiempo sintiendo que entraba en calor.

Él actuó como todo un profesional concentrado en su trabajo y mierda que era bueno con sus manos.

—¿Te encuentras bien?

—Mmm... sí perfectamente—murmuré.

—¿Relajada?

—Demasiado.

Me encontraba en un viaje relajante cuando de repente sentí que golpea mi trasero y abrí mis ojos rápidamente.

—¿Me has dado una nalgada? —pregunté incrédula.

—Eso no fue una nalgada. Esto es una nalgueada —volvió a golpearme el trasero pero con más fuerza.

Solté un jadeo involuntario y para ese momento ya sentía que me habían perdido.

—Mierda.

Se acercó a mi oído para hablar.

—Ya termine con los masajes aunque si deseas podemos hacer algo más.

—Deseo tantas cosas... —murmure.

—¿Cómo dices?

—Nada, yo... solo ¿ya puedo levantarme?

—Sí claro.

Antes de ponerse de pie volvió a dejar una última nalgada en mi trasero.

Me coloque bien el sostén, luego me senté en la cama mientras Jerónimo se acostaba a mi lado.
Presentía que sería una noche muy, pero muy interesante.

Continue Reading

You'll Also Like

329K 39K 52
Blair es un alfa que juega con los corazones de los omegas tratándolos como simples juguetes, sin embargo, cuando decide convertir al omega y CEO de...
1.2K 203 13
Una historia de oscuridad y psicopatía. Secretos del pasado que salen a la luz y engullen tu ser... • Su mirada me perseguía en cada uno de mis su...
13.6K 2.5K 39
Han pasado más de diez años desde que Sebastián abandonó su barrio en Hermosillo, y aunque a vista del mundo ha conseguido todo lo que se propuso, la...
9K 353 52
Lo quería sólo para mi, no quería compartirlo con nadie, pero el no quiso escuchar y ella pagó las consecuencias. #661 en Historia Corta. 22/09/16 Cr...