Yizhan.

By MichiLugo

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- Para tí ¿Que es Yizhan? - Un nombre. - ¿Y si te dijera que más que un nombre, son dos, que incluso existe u... More

Prólogo.
Promesa.
Feroz.
Deuda.
Desde aquel balcón.
Mi Corazón es Tuyo.
Solo Mio.
Promesa Rota.
Unión.
Nuestra Noche.
Esa Flor.
Una Vida Pacífica.
Convivencia
Armonía.
Lucharé por ti.
Confabulación.
Cautiverio.
Nuestras Almas Gemelas, Nuestros Grandes Amores.
Inesperada Confesión.
El Pequeño Príncipe.
Castigo.
Paseo.
Tristeza.
Confesión.
El Cachorro del León.
Batalla.
En el frente.
Sorpresas.
Sol y Luna.
Una luna travieza.
Cambio.
Una Peonia Oscura.
Resentimiento.
Peonía negra.
Un amor que provoca enojo.
Cuando el peligro acecha.
Una gran lealtad.
Calma antes de la tormenta.
Preludio.
El desastre se aproxima.
¿Un adios o un hasta luego?
El caos se avecina.
El dolor de la traición.

Destinados.

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By MichiLugo









- No sabe cuanto lamento lo ocurrido.- A pesar de mantener una expresión estoica, el emperador demostraba preocupación.- Malinterprete la situación y debido a eso puse en peligro la vida de su hijo.

- No tiene que disculparse Emperador.- El Emperador de Liang palmeo suavemente la espalda del más joven.- Todo fue debido a una confusión.

- Lastimé de gravedad a su hijo cuando él sólo intentó protegerme del soldado que me iba a atacar.

- Estoy seguro que mi Zhan lo entenderá.- Sonrió con suavidad.- El más que nadie sabe que personas como usted y como yo siempre debemos estar alerta y con la guardia en alto. ¿Que más ejemplo que el incidente que acaba de ocurrir? Mi propio hijo, mi propia sangre trató de derribarme para tomar el poder.

- No debería de inmiscuirme en los asuntos familiares pero...- Hizo una pausa.

- ¿Quiere saber que medidas tomaré con mi hijo?.- Sonrió al ver al más joven asentir.- Lo único que se puede hacer con cualquiera que se atreva a traicionar al Emperador.

- ¿Lo va a ejecutar?

- Si lo dejo vivo, de alguna manera encontrará la forma de volver a salirse con la suya. Si lo ejecuto...- Hizo una pausa y sonrió con tristeza.- No sólo será un castigo para el traidor, sino una advertencia para aquellos que alberguen el deseo de insurrección.

- Entiendo.- Asintió.

- Es mi hijo y claro que me duele.- Dirigió su mirada hacia el frente y suspiró.- Pero cuando un hijo es capaz de desenvainar su espada y apuntarla hacia el cuello de su padre...eso es aún más doloroso.- Volvió a sonreír.- A todos mis hijos...los amé y les di lo que merecían. Son míos, mi sangre, mis niños y siempre quisiera que fueran felices ¿Cree usted que para mí es fácil tomar esta decisión?

- No lo es y lo entiendo.- Dirigió su mirada hacia el frente.- A mí también me ha tocado derramar mi propia sangre solo para preservar mi seguridad y el bienestar de mi pueblo.

- Su hermano mayor.- Asintió.- Lo recuerdo.

Wang Yibo no podía culpar al Emperador de Liang, no podía señalarlo como alguien inhumano por derramar su propia sangre pues él más que nadie entendía aquello.

Tristemente la vida lo había empujado en más de una ocasión a realizar aquel acto. Desde su ascenso al trono siempre se preocupó porque sus hermanos mayores tuvieran una buena vida y también obtuvieran el mérito merecido.

Era lo menos que podía hacer por ellos ya que siempre sintió que de alguna manera les había arrebatado de forma injusta la oportunidad de sentarse en el trono. Quiso ser un gran hermano, así como un gran emperador pero pronto aprendió que no siempre la palabra familia estaba vinculada con el amor, la fidelidad y comprensión.

Comprendió...que el árbol genealógico, algunas veces también se debe podar.

- Majestad.- En ese momento Yibo se sentía curioso.- ¿No se supone que debería de estar preocupado por su hijo? ¿Por qué luce tan calmado?

- Mi hijo es fuerte.- Sonrió.- ¿Sabe usted sobre el rumor del oráculo?

- Lo llegué a escuchar.- Asintió.- Un omega tan fuerte como un alfa, de gran presencia, fortaleza extrema, ferocidad y belleza única...Nacería bajo la quinta luna del décimo mes. Un omega único, el primer omega dominante.

- ¿Así que sabe sobre esa profecía?.- Sonrió sorprendido.

- ¿Quién no sabría sobre ella?.- Sonrió.- Es una leyenda que resuena por todo el mundo.

- Entonces ya entiende el porqué no estoy preocupado.- Se giró para ver al menor.- Lo vio pelear, lo vio sentenciar a los demás, incluso vio como llegó hasta usted...- Frotó su entrecejo.- Esto último...me siento muy avergonzado por ello.

- No tiene porque estarlo.- Dibujó media sonrisa.- Fue una situación interesante.

- ¡Majestad!.- Una doncella llegó a toda prisa.- El príncipe está fuera de peligro. El doctor quiere verlo.

- ¿Que le dije su Majestad?.- El mayor volvió a palmear la espalda del menor.- No hay de que preocuparse.

- Es un alivio. Luego me gustaría disculparme personalmente.

- Bien.- Sonrió.- Ahora, lo invito a acomodarse. Me gustaría que se quedara unos días como mi invitado. Necesito agradecerle de forma correcta lo que hizo por mí.

- ¿No será molestia?

- Para nada.- Sonrió.

- Entonces, aceptaré su invitación.

..........

La Emperatriz del reino de Yang caminaba de un lado al otro mientras jugaba con sus manos. Su mirada seguía adherida a la gran entrada la cual le mostraba una vista clara del largo corredor.

Ese día la lluvia no había cesado, llovió desde que el sol salió y sólo se detuvo cuando el ocaso empezaba a aparecer. Se sentía nerviosa, angustiada, no tenía noticia alguna de su esposo y eso la afligia.

Detuvo sus pasos al ver a una joven doncella correr a través del largo corredor. Por su gran sonrisa supo que traía buenas noticias asi que su agitado corazón empezó a calmarse.

- Niang'er te he dicho que no corras.- Su tono fue gentil.

- ¡El halcón! ¡El halcón!.- Colocó sus manos sobre sus propias rodilla, había corrido mucho así que estaba exhausta.

- ¿Halcón?

- ¡El halcón de Su Majestad!

- ¿El emperador envió a su halcón?

- ¡Si!.- Trago y luego se incorporó.- El emperador envió noticias. Finalmente pudo someter a los rebeldes de Liang y ayudó al Emperador para que volviera a tomar su lugar.

- ¿Entonces está bien?.- Sonrió.

- Dijo que se encuentra muy bien y que se quedará unos días allí ya que el Emperador de Liang quiere tenerlo como su invitado y preparará una fiesta en agradecimiento.

- Entiendo.- Asintió.- ¿No dejó nada dicho para mí?

- Ahora que lo pienso.- La joven se quedó pensativa.- El mensajero no me entregó ningún recado para usted ¿Lo habrá olvidado?

- No importa.- Agitó su mano.- Se que está bien y es lo que me importa.

- Pero el siempre envía algún recado para usted.

-Esta bien.-Sonrió.- Mi emperador se encuentra a salvo. Solo me queda esperar por su regreso.

.............

Han transcurrido dos días desde que Wang Yibo se hospedó en el reino de Liang. Allí ha sido colmado de atenciones y cuidados de una manera en la que ha logrado sentirse como en casa.

Los ciudadanos de Liang se sentían sumamente agradecido con el emperador de Yang por haber ayudado a resolver aquel problema el cual a la larga terminaría afectandolos.

Dos días transcurrieron en los que sus ojos no han vuelto a ver a aquel omega. Por alguna razón se siente inquieto y aunque los demás le han dejado en claro que aquello había sido un accidente, siente mucha culpa.

A pesar de ser un monarca de mano firme y voluntad inquebrantable, también era un humano y para él era más que imposible ignorar este tipo de situación.

Todavía recuerda cómo aquel omega se aferraba a sus hombros y temblaba con sus labios entreabiertos provocado por la sorpresa y el dolor. Había sido un accidente, aún así, lo había lastimado de mala manera.

No estaría en paz hasta que pudiera disculparse.

- Le agradezco mucho que se preocupe por mi hijo.- El emperador de Liang caminaba junto al más joven.

- Es mi deber disculparme con él.

- Mi Príncipe ha estado descansando. El doctor le indicó algunas medicinas que lo mantienen dormido pero creo a estas horas ya debe estar despierto.- Se detuvieron ante la entrada de la habitación.

- ¿Podría verlo a solas?

- Por supuesto.- Sonrió.- Adelante...

Wang Yibo estaba a punto de ingresar a la habitación cuando de la nada un alfa un poco más alto que él, de mirada feroz y una máscara anti mordida que cubría la mitad de su rostro se interpuso en su camino.

El emperador de Yang y aquel alfa de quedaron viendo con cierto atisbo de desafío. Shaham se mantuvo en su postura mientras veía a los ojos al emperador ante él.

- Shaham ¿Que haces?.- El emperador de Liang frunció el ceño.- El emperador quiere ver a mi hijo.

- No sé cómo sean las cosas en Yang.- La voz de Shaham era ronca e intimidante.- Pero aquí, incluso para ingresar a la habitación de alguien debe obtener su autorización primero.

- ¡Shaham!.- El emperador de Liang regaño.

- Eres muy valiente.- Yibo dibujó media sonrisa.- O quizás eres estúpido.

- Shaham, quien está ante ti es el Emperador de Yang.

- Usted mismo lo ha dicho su majestad.- Seguía sin retirar su mirada de Yibo.- Es el Emperador de Yang...y nosotros estamos en Liang.

- ¿Quién es este curioso sujeto?.- Yibo sonrió con ironía.

- Lo siento Majestad pero este es Shaham, es el escolta y hombre de confianza de mi hijo.- Frunció el ceño.- Es una mascota que solo obedece a su dueño.

- Interesante.- Volvió a sonreír.

- ¡Avaced creo que los he malcriado bastante a ti y a mi hijo!.- El emperador de Liang le gritó al alfa.

- Lo siento majestad pero sabe muy bien a quien obedezco.- Shaham refutó.

- ¡Tú!.- El emperador apretó sus puños.- ¡Ve a que te azoten! Has cometido una falta.

- Si.- Shaham hizo una reverencia.

- No es necesario.- Yibo se acercó y palmeo el hombro del alfa Persa.- No merece ser azotado sólo por ser leal a su amo.- Lo empujó suavemente y pasó a su lado. Solo por eso lo dejaré pasar. Como el hay muy pocos.

Wang Yibo no podía negar que la actitud de aquel alfa Persa lo había molestado de sobre manera. De haber sido en otro momento, sin dudas lo hubiera atravesado con su espada por insolencia pero esta vez lo dejaría pasar.

No quería formar un alboroto, no cuando había sido bien recibido en aquel lugar a pesar de casi haber asesinado a uno de sus príncipes.

- ¿Que es todo ese alboroto?

La débil pero varonil voz se escucho detrás de las blancas y transparentes cortinas. Los ojos de Wang Yibo se agudizaron al ver la delgada silueta aparecer tras aquellas cortinas.

Cuando la blanca mano apareció y corrió las blancas telas que se interponian, un joven de pelo tan negro como la noche apareció. Un tanto pálido pero aún manteniendo su belleza, con su largo pelo suelto, su torso descubierto y una notable venda sobre su costado.

La respiración de Wang Yibo se detuvo por unos segundos ante tal imagen. Había visto bellezas antes pero sorprendentemente no había visto una que se igualar a la de aquel omega.

Aún en su estado convaleciente, aún con aquella palidez sobre su piel, aquel príncipe era hermoso.

El más hermoso ante sus ojos.

- ¿Majestad?.- Zhan trató de levantarse.

- No lo hagas.- Caminó con pasos rápidos hacia el omega para evitar que se levantara.- No estás en condiciones de hacerlo.- Tomo una de sus manos y lo ayudó a acomodarse.- Tu temperatura...- Bajó la mirada a sus manos que seguían juntas.- ¿Tienes fiebre?

- Un poco.- Sonrió con suavidad.- ¿Que lo trae por aquí?

- Necesitaba venir y disculparme por lo que sucedió. No sabía que estabas protegiendome.- Se sentó sobre la cama.

- Fue mi culpa.- Negó.- No le advertí a tiempo. Es solo que lo vi correr hacia usted y mi cuerpo reaccionó con rapidez.

- ¿Te preocupaste por mí?.- Sonrió con suavidad.

- Es nuestro salvador.- Asintió.- De no haber sido por usted, mi padre...

- Pero no ocurrió...- Soltó la mano del pelinegro.- Y no fue gracias a mi, fue gracias a ti. No te importó poner tu vida en riesgo por salvar a tu padre, eso es muy admirable y habla bien de ti.

- Supe que se quedará unos días aquí.

- Tu padre me hizo la invitación.- Asintió.

- Entonces me apurare a mejorar. Yo también quiero agradecerle.

- Eso es algo que definitivamente debes hacer.- Se acercó lentamente al rostro del pelinegro y susurró.- Estás en deuda conmigo. ¿Lo olvidas?

- Pensé que con ese apuñalamiento ya había saldado mi cuenta.- Su sonrisa se borró al ver que el alfa dejó de sonreír ante sus palabras.- Lo siento, solo fue una broma.

- ¿Todavía duele?.- Deslizó su mano sobre la venda del pelinegro, mientras lo veía a los ojos.

- No tanto.- Mordió suavemente su labio inferior.- Solo me preocupa que quede una cicatriz.

- Más adelante te daré la solución para eso.- Frotó suavemente su pulgar sobre el lugar de la herida.- Esperemos a que sane un poco más.

- ¿Su majestad esperará hasta ese momento?.- Inconscientemente bajó su mirada a los labios del castaño y divisó su sonrisa.

- Lo haré.- Retiró su mano de la venda y con dos de sus dedos removió el largo mechón que cubría el ojo del omega.- Luego de eso regresaré.

- Entiendo.- Aclaró su garganta.

- Ahora...- Se alejó.- Deberias dormir, esa fiebre no bajará sino lo haces.

- ¿Ya se marcha majestad?.- Se quedó viéndolo.

- Me iré cuando te duermas.

- No será fácil que me duerma estando usted allí sentado.

- Tranquilo.- Lo tomó de los hombros y lo recostó.- Se como lograr que lo hagas.- Sonrió.- Solo cierra los ojos y quedate quieto.

- De acuerdo.

Obedeciendo las órdenes del castaño, el pelinegro se tumbó en su cama y cerró sus ojos. Al principio se sentía inquieto al estar allí acostado junto a una persona que acababa de conocer pero pronto aquella inquietud fue desapareciendo y una gran calma lo invadió.

Lentamente Zhan fue cayendo en un profundo letargo, su cuerpo se había relajado por completo y su mente se encontraba en blanco, lo único que podía percibir era aquel calor que lo hacía sentirse aún más cómodo y aquel fuerte y dulce aroma a chocolate que invadía no sólo su olfato sino su mente.

Xiao Zhan durmió profundamente sin tener idea de que el alfa a su lado había empezado a liberar su aroma para él.

- ¿Será cierto?.- El emperador susurró mientras veía al omega dormir profundamente.- ¿Habrá alguna probabilidad de que seas tú? ¿Mi destinado?

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El emperador León será huésped de su futuro suegrito por unos días. Aceptó sin pensarlo jajaja

Yibo se sentia culpable por haber herido a Zhan así que fue a verlo.

Al parecer Shaham no le teme a Yibo ¿Como serán las cosas entre estos dos?

Yibo empieza a sentir dudas sobre si aquel feroz omega es su destinado ¿Que dice el público?

Shaham: Usted puede ser el emperador de Yang pero ahora estamos en Liang.

Yibo en chinga:

Gracias por leer.

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