Boulevard de Clichy, 82
Francia.
Once la de la noche, la gente que pagó su entrada ya se encuentra en el lugar, Cabaret, la mayor parte son hombres con dinero, edad entre cuarenta y cincuenta años de edad. Es asqueroso pero no les importa pagar para poder disfrutar una buena noche con alcohol, dinero, espectáculos de baile, músicos e incluso magia.
Las mujeres corrían de un lado mientras buscaban sus prendas que aún no se ponen, algunas terminaban de maquillarse y los gritos del encargado del Cabaret poniendo de punta a las demás mientras terminaban de alistarse.
Yo miraba desde mi lugar, me miré en el espejo y terminé de maquillarme, me puse un collar de perlas alrededor de mi cuello y al ver detrás mío una silueta masculina sabía que mi tranquilidad se esfumó.
Su mano tocó mi hombro descubierto y al levantar mi cabeza hacía arriba pude ver su dentadura postiza que hace poco se mando hacer con el dinero que gana.
Exquis comme une fleur - habló su voz masculina
¿Exquis pour vous ou votre entreprise? - pregunté
Su sonrisa se hizo más grande, incluso cerró los ojos para comenzar a reír.
Petit bavard - respondió con una sonrisa en su rostro
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Pequeña habladora
Él hombre me miró fijamente y podía sentir su mirada sobre mi. Mis manos se llenaron de sangre pero ese hombre de ojos cafés seguía haciendo contacto conmigo mientras jadea de dolor.
¿Cosa faccio capo? - le preguntó él hombre que esta detrás mío
Niente - respondió él
¿Si sabes que es de mal gusto hablar de otro idioma cuando la otra persona no lo entiende? - arqué una de mis cejas
Él no se entrometerá - me dijo
Intenté levantarlo y ese hombre se acercó a mi, entre los dos lo levantamos, su cuerpo esta apoyado en nosotros, miré la hora de mi reloj.
Tendrás que soportar el dolor - le dije - Suban las escaleras
Los dos me miraron y comenzamos a subir las escaleras, ese hombre aguantaba las ganas de maldecir, aunque escuchaba sus gemidos de dolor por cada paso que daba. Al llegar al otro nivel, me separé de ellos y abrí un poco la puerta, no había nadie, metí mis manos a los bolsillos de mi bata y miré por el pasillo no había nadie.
Volví a entrar y les hice señas a los dos, salieron y comencé a caminar al frente mientras que ellos me seguían, miré las habitaciones con sus respectivas etiquetas.
Aquí - hablé - Entren
Abrí la puerta y ellos dos entraron, cerré la puerta y miré hacía los lados. Escuché quejidos y al acostarse en una camilla me acerqué a ellos.
Quita su camisa - ordené
Hizo caso y le quitó su camisa, pude ver la herida en su estómago y miré hacía tras mío y observé equipo médico; me levanté y lave mis manos, tomé las cosas y regresé con ellos.
Trataré primero la herida de tu estómago - le dije
Me puse los guantes de látex, inyecté la anestesia y en pocos minutos haría efecto. Miré los utensilios y busque uno en específico, tomé alcohol y como predije el cayó inconsciente.
¿Sabés lo que haces? - escuché su voz a mi lado derecho
Si - respondí sin girarlo a verlo - Te sugiero que vigiles la puerta
¿Hacen vigilancia en este pasillo? - me preguntó
El guardia está tomando un descanso de cuarenta minutos - respondí - El pasillo está solitario, enfermeras y doctores están tomando café mientras miran televisión
No era que estuviera al tanto de sus horarios pero al llevar tiempo trabajando, que me sé su rutina diaria de ellos. Escuché sus pasos alejarse, abrí la herida y comencé a quitar la bala de su estómago.
Por el tipo de calibre es una arma pequeña, querían lastimarlo, a diferencia de otras armas, las pequeñas suelen portarlas las personas que no tienen suficiente dinero pero si está a una distancia corta puede ser mortal.
La bala salió y la puse sobre mis piernas, al limpiar un poco comencé a suturar la herida. Tendría cinco puntos por esa bala. Con la silla de ruedas me deslice dónde está la herida en su hombro.
Hice el mismo procedimiento y en poco tiempo pude terminar, miré el reloj y faltaba diez minutos para que el guardia haga su rondín por el pasillo y el tercer nivel como cada noche.
Terminé - hablé
Me levanté de la silla y guardé el equipo médico y los guantes llenos de sangre los guarde dentro de mi bolsillo de mi pantalón color lila.
Despertará en una hora - le dije - Te sugiero que esperes hasta que él guardia pase este pasillo
¿Porqué? - me preguntó
No podrás tu solo cargar su cuerpo - rodeé mis ojos - Apagaré las luces para que no sospechen - miré mi reloj nuevamente - Espera tres minutos cuando lo veas entrar al elevador
Levantó sus cejas y solo suspiré cansada de explicar.
Hace eso cuando piensa que se le olvida algo - respondí - Baja las escaleras hasta que llegues al estacionamiento, hay un pequeño espació que va a la otra calle y nadie notará
¿No tienes miedo en estos momentos? - me preguntó
No - respondí con un encogimiento de hombros - Los tipos como tú no me intimidan y no me interesa saber a lo que se dedican tu y tu acompañante
Comencé a caminar hacía la puerta y se quedó sorprendido, antes de abrir la puerta giré a verlo.
Solo una cosa - hablé - Recoge las sábanas y llévalas al bote que está a tu izquierda, la señora de limpieza viene a este pasillo mañana a medio día
Abrí la puerta y salí de la habitación, tomé el elevador y apreté el botón de mi oficina.
La música sonaba por dentro pero esos ojos me llamaron la atención, ese tono de voz hizo estremecerme.
Las puertas se abrieron y al salir y comenzar a caminar por el pasillo, debía estar loca, lo era e incluso una estúpida. Las armas y el ataque a ese hombre, querían acabarlo.
Abrí mi oficina y cuando la cerré, una sonrisa apareció en mi rostro.
Seguiré siendo esa habladora - reí para mí misma - Nunca podré cambiarlo
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No me importa lo que tengas que hacer - ordené molestó - Pero quiero que tengas esa información en menos de dos días
Bien - suspiró pensadamente - No entiendo por qué te interesa esa habladora
Eso te pasa por imbecil - me crucé de brazos
Me miró de mala gana, le di un sorbo a mi Whisky y miré la ciudad a través de la ventana.
Tiene carácter - respondí su pregunta - No es como esas mujeres que solo se sumisen a los hombres
Pensé que eso te gustaba - levantó una de sus cejas
No - respondí - Las mujeres aceptan eso solo para tener el dinero y el apellido
Giré un poco mi vaso y continúe mirando.
Solo te curó y ya - habló - Nos iremos en tres días a Roma y te recuerdo que tú madre te está esperando para su fiesta de cumpleaños
Lo sé - dije tranquilamente
A veces no te entiendo Jimin - habló cansado
Escuché sus pasos alejarse del departamento, le di un tragó y sonreí.
El mundo da muchas vueltas Fiore - hablé tranquilo