Yizhan.

By MichiLugo

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- Para tí ¿Que es Yizhan? - Un nombre. - ¿Y si te dijera que más que un nombre, son dos, que incluso existe u... More

Prólogo.
Promesa.
Deuda.
Destinados.
Desde aquel balcón.
Mi Corazón es Tuyo.
Solo Mio.
Promesa Rota.
Unión.
Nuestra Noche.
Esa Flor.
Una Vida Pacífica.
Convivencia
Armonía.
Lucharé por ti.
Confabulación.
Cautiverio.
Nuestras Almas Gemelas, Nuestros Grandes Amores.
Inesperada Confesión.
El Pequeño Príncipe.
Castigo.
Paseo.
Tristeza.
Confesión.
El Cachorro del León.
Batalla.
En el frente.
Sorpresas.
Sol y Luna.
Una luna travieza.
Cambio.
Una Peonia Oscura.
Resentimiento.
Peonía negra.
Un amor que provoca enojo.
Cuando el peligro acecha.
Una gran lealtad.
Calma antes de la tormenta.
Preludio.
El desastre se aproxima.
¿Un adios o un hasta luego?
El caos se avecina.
El dolor de la traición.

Feroz.

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By MichiLugo








- Mi adorado hijo es héroe. Por eso todos te llaman el sol de Yang.- La mujer sonrió con emoción.

- Madre.- Yibo se encontraba arrodillado ante su madre.- Te extrañé tanto. ¿Como has estado?

- Cada día orando por tu bienestar y tu regreso.- Suspiró.- Mis plegarias fueron escuchadas.

- Madre ¿No le gustaría venir unos días al palacio?.- La joven Emperatriz se sentó junto a la mayor.- Podrá estar junto a su amado hijo luego de tanto tiempo de separación.

- Ya lo he visto.- Frotó las mejillas de su hijo.- Y se que está bien, así que no habrá necesidad. Además saben que mi decisión sobre la reclusión no va a cambiar.

- LianHua, ya no le insistas.- Yibo se levantó.- Sabes que mi madre no va a abandonar el templo. Decidió llevar una vida de budista y yo lo respeto. Si ella no puede ir a verme, yo siempre vendré.

- Mi adorado hijo siempre me comprende.

- Siempre lo haré madre.- Se sentó a su lado.- Entiendo a la perfección el porqué de tu decisión.

- ¡Papá!

La chillona voz de un pequeño resonó en todo el lugar, atrayendo la atención de los mayores y provocando una gran sonrisa en el Emperador quien al ver al pequeño correr hacia él extendió sus brazos.

Aquel pequeño de unos 7 años, piel blanca, mejillas regordetas, ojos cafés y pelo castaño acomodado en una larga cola de caballo corría a toda prisa mientras chillaba y reía de la emoción.

Era el reencuentro de padre e hijo luego de unos largos meses de separación. El menor se hundió entre los brazos del mayor mientras este último lo arropaba con fuerza y delicadeza a la vez.

Wang MuDa quién su nombre significaba Peonia, era el primogénito del Emperador. Un niño  pequeño alfa, alegre y vivaz de sonrisa encantadora. Era la viva imagen de su padre.

El pequeño príncipe era muy querido por su padre, aunque no siempre podían estar juntos debido a los estudios del pequeño y las obligaciones del padre, siempre encontraban un momento para compartir y demostrarse amor.

- Wang MuDa.- La Emperatriz observó a su hijo con una expresión seria.- Recuerda el protocolo.

- Oh...- El pequeño hizo un leve sonido formando una o con sus labios, luego se alejó e hizo una reverencia hacía su padre.- El príncipe MuDa saluda respetuosamente a su majestad, el gran Sol de Yang. Que el cielo siga bendiciendolo.

- Vamos LianHua.- Yibo tiró de su pequeño hijo y lo envolvió entre sus brazos.- Solo estamos nosotros ¿Que necesidad tiene mi hijo de hacer esto?.- Besó la frente de su hijo.

- A veces pienso que eres un poco exagerada hija.- La emperatriz madre soltó una carcajada.- Te tomas muy a pecho el lugar de la emperatriz.

- No es eso...- Apenada, la emperatriz infló las mejillas y bajó la mirada.

- Basta madre.- Yibo sonrió.- Estás haciendo que mi emperatriz se avergüence.

- ¿Te vas a quedar papá?.- El pequeño levantó su cabeza buscando el rostro de su padre.- Ya no habrán más guerras ¿Cierto? Ya no te iras.

- Por ahora no habrán más guerras.- Negó con una sonrisa.- Voy a estar aquí pero...

- ¿Pero?.- La joven emperatriz levantó la mirada.- Ese pero significa que te volverás a ir ¿Cierto?

- LianHua.- Suspiró.

- ¿Ahora que sucede hijo?.- La mayor se preocupó.- ¿Hay un nuevo problema?.

- Ninguno.- Sonrió.- Es solo que debido a la guerra no pude efectuar la expedición a la frontera con Liang, así que pienso realizarla.

- Pero...- Le joven emperatriz hizo una pausa.

- Será dentro de 3 meses.- Le sonrió.- No pienso marcharme tan pronto llegué.- Acarició el pelo de su hijo.- Primero quiero estar con mi familia.

- ¿Dentro de 3 meses?.- La joven emperatriz sonrió.- Entonces, está bien.

- Si, dentro de 3 meses estaré en la frontera que divide nuestro imperio de Liang.

..........

El príncipe de pelo negro le lanzaba una mirada furtiva al alfa que se encontraba a su lado sonriendo con malicia. Apretaba sus puños tratando de contener el fuerte deseo de estrellar su puño en el rostro de este.

Ante él se encontraba su hombre de confianza, arrodillado, con el torso desnudo y sus manos sujetas a su espalda. El alfa esperaba pacientemente por el oficial que se encontraba a su lado sosteniendo el pesado y fuerte látigo.

Todo esto se suscitaba frente al Emperador de Liang quien en silencio observaba a cada uno de los presentes con una expresión seria, casi indescifrable.

Todos sabían que a la hora de castigar, el Emperador era implacable, sobre todo si ese castigo se debía a algún error o delito.

Era un emperador justo y amoroso pero también alguien que sabía poner mano dura en situaciones que lo ameritaban.

El oficial a cargo de llevar el castigo levantó la mano que sostenía aquel pesado látigo, sus ojos seguían pegados a la amplia y desnuda espalda, sabía donde golpear y la fuerza que tenía que emplear, lo había hecho un sinnúmero de veces.

Estaba a punto de azotar la descubierta espalda cuando su cuerpo repentinamente fue derribado. Los oficiales presentes se quedaron en silencio al ver como el verdugo seguía tirado en el sueño, sosteniendo su costado mientras gruñia del dolor.

Había sido derribado por el 13 avo príncipe, aquel omega dominante al cual muchos temían.

- Zhan...- El Emperador suspiró.

- Lo siento padre pero no puedo dejar que castigues a Shaham.

- Cometió un error y debe tomar su castigo.

- El no cometió ningún error.

- Príncipe.- El alfa que se encontraba a su lado caminó con dificultad.- ¿Por qué no le había informado a su padre que me había herido?

- Reconozco que cometí un error.- Zhan se giró hacia el alfa y sonrió con frialdad.- No debí herirte...debi asesinarte.

- Príncipe.- El Emperador se levantó de su asiento.- Estoy castigando a Shaham porque el debió evitar que cometieras tal imprudencia. Estás bajo su cuidado y también debió de informarme lo que había ocurrido.

- Primero que nada.- Zhan caminó hasta su padre.- Shaham no puede evitar que yo cometa cualquier acto porque antes que nada yo soy su príncipe, segundo...- Se detuvo a solo unos pasos de su padre.- Él es de mi propiedad, no es tuyo padre. No puedes culparlo por seguir mis órdenes y no informarte y por último.- Se giró y apuntó al alfa que antes de había burlado.- Lo que hice fue para darle una lección a este imbecil que se olvida quien soy. Me faltó al respeto y trato de hacer burlas, no solo sobre mí sino sobre mi segundo género.- Dibujó media sonrisa.- Quiso probar si era cierto lo que él oráculo había dicho y como yo soy muy complaciente con mis súbditos...lo ayudé a comprobarlo.

- ¿Eso es así?.- El emperador le lanzó una mirada furtiva al alfa quien rápidamente se arrodilló.

- Yo solo quería probar la fortaleza del príncipe. No quería ofenderlo.

- ¡¿Y QUIÉN DEMONIOS ERES TÚ PARA PROBAR A MI HIJO?!.- El emperador rugio provocando que todos se agitaran.- Esta persona que está ante ti no sólo es tu príncipe... ¡¡ES TU GENERAL!! por lo tanto merece tu respeto y el de todos ustedes.- Los apuntó.

- No tiene porque alterarse padre.- Zhan Caminó hacia el alfa y se colocó en cuclillas.- Él ya aprendió la lección ¿Cierto?

- Llevenlo a qué reciba 100 azotes y luego reduzcan su sueldo a la mitad por un año.- El emperador ordenó.- Veamos si así le quedan las ganas de seguir probando a mi príncipe.

- Oye...- Zhan palmeo la mejilla del tembloroso alfa.- ¿Pensaste que te saldrías con la tuya?.- Se acercó a su oído y le susurró.- Yo siempre gano.- Se levantó y sonrió.- Disfruta de tu castigo.

- ¡Lo siento príncipe!.- El alfa gritaba mientras era arrastrado.- ¡No debí! ¡Lo siento!

- Tú, levántate de allí.- Zhan tomó del brazo a su escolta y lo ayudó a levantarse.- Desatenlo ahora mismo y busquen algo para que se vista.

- Gracias príncipe.- Shaham sonrió.

- Me debes una.

- ¿No será usted quien me debe?.- Ladeo la cabeza.- Por su culpa me metí en este problema.

- Cierra la boca y largate.- Golpeó su nuca.

- A-Zhan.- El emperador llamó a su hijo.

- Padre, lamento haber causado problemas.- Caminó hacia su padre.

- Hijo mío.- Resoplo.- ¿Que voy a hacer contigo y esa actitud tan feroz que tienes?

- Solo tienes que amarme.- Envolvió sus brazos en la cintura de su padre.- Es lo único que puedes hacer.

El Emperador detestaba reconocer que cuando se trataba de su 13 avo príncipe, se convertía en un hombre débil y sin voluntad. Todos y cada uno de sus hijos eran especiales pero aquel príncipe lo era aún más.

Era el fruto del gran amor que había entre él y su adorada concubina Ayesha. Una hermosa omega Persa que había llegado a su palacio como bailarina.

Desde el primer cruce de miradas ambos conectaron de forma especial. No sólo había sido atraído por su hermosa figura, su dulce sonrisa y su gracia al bailar, algo mucho más fuerte que eso logró que el Emperador cayera rendido a los pies de la hermosa joven.

Había tenido una gran cantidad de concubinas, incluso había tenido a su Emperatriz la cual lamentablemente había partido 5 años atrás debido a una enfermedad crónica pero hasta aquel momento no había conocido a aquella que sería su destinada.

No fue hasta que la hermosa Persa danzo ante sus ojos con gracia y aquella hermosa sonrisa que podía detener el corazón de muchos que el Emperador la descubrió. Era ella, la mujer con la cual tenía un destino inquebrantable, su otra mitad.

Todo el reino conocía el amor del Emperador hacia su concubina por esa razón nadie se opuso cuando después de la muerte de la Emperatriz la joven Ayesha tomó su lugar.

No sólo había sido una buena concubina sino también una gran subdita pues a pesar de ser la mujer más amada por el Emperador, supo mantener su lealtad hacia la emperatriz.

El emperador sentía un amor infinito por su ahora Emperatriz y de igual manera amaba a aquel que consideraba como su fruto más hermoso.

- ¿Iras al campo?

- Si, necesito supervisar como va todo por allá.- El joven príncipe se sentó junto a su padre.

- Tenemos personas que se encargan de eso. No es necesario que vayas.

- Padre, quiero hacerlo. Además mi 5to hermano está solo por allá, me gustaría ayudarlo.

- No sabes lo aliviado que me siento con la relación que tu y tur hermanos llevan. No todos los monarcas pueden decir lo mismo de sus hijos.

- Hasta ahora cada uno entiende que padre nos ama a todos por igual.- Rozó su hombro contra el de su padre.- Aunque ya sabemos quien es el favorito.

- Niño tonto.- Negó.- Por cierto. Supe que el Emperador de Yang irá pronto a la frontera en una expedición, no estará muy lejos de ti.

- Si, supe que iría de expedición. Todos hablan de eso.

- ¿Debería de enviarle una invitación para que nos visite? Sabes que es bueno mantener las relaciones claras entre ambos reinos.

- Si quieres.- Se encogió de hombros.- No entiendo cual es el alboroto con ese Emperador. Para mí tu eres mejor.

- Ese es mi bebé.- Sonrió.- Ahora ve a saludar a tu madre.

- De acuerdo.- Salió a toda prisa.

- ¡Y ya no causes más problemas!

..........

- ¿Estás molesta?.- Yibo sostenía la mano de su esposa.

- No...- Tenía la mirada baja.

- Lo estás.

- No lo estoy.

- LianHua.- Sonrió.- Cuando te enojas inflas las mejillas justo como ahora.

- También lo hago cuando estoy triste.- Suspiró.- Acabas de llegar y ya te marchas de nuevo. Pero lo entiendo, es tu deber como emperador.

- Prometo que regresaré lo más pronto posible.- Tiró de ella sentandola en sus piernas.- Y cuando regrese me quedaré por mucho tiempo así que solo espera ¿De acuerdo?

- Está bien.- Sonrió.- Te voy a esperar.

**3 meses después**

Al Emperador Wang no le gustaba alejarse por mucho tiempo de su familia, sabía la tristeza que provocaba en ellos y lo hacía sentirse culpable pero tenía claro que antes de ser padre e incluso esposo, era un Emperador, así que tenía que cumplir con sus responsabilidades.

La expedición por la frontera que dividía a su reino de Liang se había llevado a cabo con éxito. En aquel tiempo, el joven Emperador visitó los cultivos de arroz, supervisó la administración de los graneros y la construcción de un nuevo puente que unía dos ciudades.

Todos alababan el esmero que aquel emperador ponía en cuidar a su pueblo. Apenas había regresado de liderar una guerra y ya se encontraba en medio de una expedición.

Cada día, Wang Yibo regresaba a su tienda un tanto agotado pero satisfecho. Ayudar a su pueblo, cuidar de ellos y verlos felices era lo que más satisfacción le traía.

Esa noche, Wang Yibo se disponía a tomar un baño caliente para relajar su cuerpo. Sentado dentro de su bañera, con sus ojos cerrados, así se quedó por un largo tiempo hasta que estuvo a punto de quedarse dormido.

Pero la paz de la noche rápidamente fue irrumpida por algunos estruendo y gritos que provenían de afuera de su tienda. El sonido de forcejeo y el choque de metales sacaron al Emperador de su sueño.

Estaba a punto de girarse para tomar su bata cuando una filosa espada cortó levemente la carne de su cuello. Ignorando el escosor de su herida, Wang Yibo adoptó una actitud tranquila, relajó sus hombros y se recostó de la tina con la mirada hacia al frente.

Parecía no perturbarle aquel intruso enmascarado que seguía presionando su espada contra su cuello.

- ¡Su majestad!.- Los guardias irrumpieron pero se detuvieron cuando el Emperador levantó su mano.

- Parece que hoy saliste en busca de la muerte.- Yibo tenía una voz calmada.

-......- El intruso se mantuvo en silencio presionando su espada en el blanco cuello.

- No sé si seas estúpido o tengas alguna deficiencia mental.- Dibujó media sonrisa.- Lo único que se es que estoy agotado y no tengo ánimos de jugar.

Terminando de decir esto el joven Emperador colocó su mano en el filo de la espada y la sostuvo con firmeza, acto que terminó sorprendiendo tanto a sus guardias como a su atacante quien no tuvo tiempo de retroceder ya que su cuerpo había terminado siendo lanzado hacia dentro de la tina provocando que está se rompiera en pedazos.

Ahora la presa era aquel intruso quien forcejeaba por soltarse del feroz Emperador que yacía sobre su  abdomen presionandolo para evitar escapar.

- No me gustan los juegos.-El Emperador gruñó.- Y quien se atreve a jugar conmigo termina mal.- Giró ágilmente la espada y la levantó.- No debiste venir a molestarme.

El joven Emperador estaba a punto de rebanar el cuello del intruso cuando esté con un rápido movimiento de su mano terminó retirando aquel antifaz que cubria su rostro.

La mano de Wang Yibo se congeló en el aire, su cuerpo se tensó y sus grandes ojos se agradaron. Se quedó viendo fijamente el blanco rostro del que se encontraba debajo de él.

Observó los oscuros y grandes ojos, las largas pestañas, la nariz perfilada, los labios rojizos y aquel curioso lunar debajo de ellos.

Wang Yibo no tenía idea que su atacante era el 13 avo príncipe de Liang.

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Como ven nuestro omeguita es bien perris jajajaja no se deja por nada del mundo jajaja.

Quise crear un Zhan con un poco de la personalidad de Sean jajaja pero más con su propia personalidad.

¿Que pasó aquí? ¿Por qué el omeguita quiso atacar al emperador?

Hay una razón tras ello y lo sabrán en el próximo cap.

¿Les está gustando?

Gracias por leer.

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