Buenos días, Cariño

بواسطة AkariKiseki1997

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¿Cómo puedes medir la felicidad? ¿En las cosas que tienes? ¿En el dinero que ganas? ¿En la carrera que estudi... المزيد

Casa compartida
Balcón
Mariposas inquietas
Flores en el cielo
Puntiagudo
Intermedio
Desconocido
Vínculo

Burbujeante

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بواسطة AkariKiseki1997

Cuando menos lo pensó, ya habían transcurrido tres semanas desde la mudanza.

Todos los días habían sido hilarantes y fugaces desde su llegada a la ciudad. Tantas cosas nuevas llenaron su sistema que estaba algo sobrecargada.

Horarios locos en la universidad, clases prácticas bastante demandantes, compañeros de diversas personalidades que ponían a prueba su destreza para desenvolverse en el ámbito social y por encima de toda esa mezcolanza estaba el acostumbrarse a sus nuevos cohabitantes quienes eran tan divergentes entre sí que de alguna forma parecía un ensamblaje único en la vida. Cómo una sinfonía brillante y llamativa.

Todo le parecía increíblemente divertido y fascinante.

—Buenos días-ttebayo— Naruto la recibió en el comedor.

Hinata respingó un poco y se acomodó un mechón tras la oreja mientras desviaba el rostro.

Naruto Uzumaki tenía la energía de un pequeño sol resplandeciente.

—Bu-buenos días Naruto-kun, creí que hoy dormirías hasta tarde— espetó mientras se acercaba discretamente al refrigerador para sacar algunos huevos y otros ingredientes para preparar su desayuno.

Aquel comentario no era burlesco, sino algo que el propio Uzumaki le había dicho el fin de semana pasado para que no le extrañase su ausencia.

—Eso es verdad, pero hoy voy de visita a casa de mis padres— contestó dando otra mordida a su emparedado de salami—. Mi mamá se pone loca si no llego temprano— agregó haciendo un pequeño puchero.

Hinata río.

—Buenos días Hinata— saludó adormecida la pelirosa al entrar en la cocina—. ¡¿Eh?! ¿Acaso sigo dormida?! ¿Qué haces despierto? ¡Quizás hoy lluevan ranas del cielo...!

—Muy graciosa-ttebayo—puso los ojos en blanco.

—Buenos días Sakura-chan—la peliazul le saludó tímidamente mientras vertía jugo de arándanos en un vaso de cristal.

Sakura le sonrió y luego miró al bermejo, rodó los ojos y negó lentamente.

—Vamos, sólo estoy bromeando. Hoy tienes que ir con tus padres, ¿No?

—Ah, si... honestamente no quiero ir, desearía poder dormir hasta las 3...

—Descarado.

—¡El caso es...! ¡Mi mamá me amenazó ayer que hablé con ella-ttebayo!

—¿Y ahora qué hiciste?— se cruzó de brazos.

—¡Eso es lo peor, nunca hago nada y siempre se enoja! ¡Así que no tengo idea de qué mosco le picó ésta vez!

—Bueno, quizás sabe muy bien cómo eres y sólo está predispuesta a esa reacción, ya sabes, un reflejo, después de todo, eres un tonto que se la pasa causando problemas a todo el mundo.

—¡Hey...!

—Espera, ¿No se supone que hoy irías con Sasuke-kun para traer la despensa del mes?

Naruto abrió los ojos como platos  y saltó de su asiento para dirigirse hacía el calendario de actividades.

—¡Oh por toda la santa mierda, lo olvidé por completo!— chaqueó la lengua al ver su nombre plasmado en esa fecha—. ¡Sakura-chan...!

—Ni lo pienses, hoy no puedo, tengo turno en el Hospital y ya van 2 veces que te sustituyo en tus deberes.

—Pero...

—Ya dije que no.

—Diablos, no creo que Kiba o Shikamaru quieran darme una mano— frunció el ceño—. Pero si no voy a casa, mamá se pondrá histérica de nuevo y no quiero que vuelva a amezarme con tirar mi libro de cupones para Ichiraku...

—Y-yo... podría... hacerlo—Hinata levantó una pequeña mano para llamar su atención, ambos la miraron inmediatamente.

—¿Estás segura Hinata? No deberías tenerle tanta lastima a éste distraído, es mejor dejarlo morir por irresponsable.

—¡Oye!

—E-está bien, hoy sólo tenía pensado ver los alrededores, así que ir de compras también es buena idea— aseguró mientras partía la cáscara de los huevos y vertía su contenido en un pequeño bowl —. Además, sirve que puedo comprar algunas guías que necesito—respondió.

—¡¿En serio?!—dió tres pasos dispuesto a tomarla de las manos pero Sakura lo bloqueó.

La Haruno ya había notado que Hinata no era buena con el contacto físico, mucho menos si era un chico la otra parte en cuestión. Así que quiso ayudarla a evitar situaciones incómodas como esa por causa del pelmazo de Naruto.

—Si.

—¡Genial! ¡Me has salvado el pellejo-ttebayo!

—Hinata, eres una persona demasiado amable— musitó apesadumbrada la de ojos jade—.
Definitivamente es una chica muy dulce... Ahora estoy preocupada de que vaya con Sasuke-kun que es tan borde...— pensó y frunció el ceño.

De alguna forma la muchacha de ojos perla le despertaba un extraño instinto maternal que la hacía querer cuidarla.

Era como un pequeño conejito que necesitaba protección y afecto.

—Vaya, tenemos reunión de regimiento o ¿por qué se están quedando ahí parados todos ustedes?—Ino hizo acto de presencia y Hinata abrió los ojos de par a par.

—¡¿Ino-cerda que demonios estás usando?!—Sakura escupió el sorbo de té que acababa de tomar

—¿De qué hablas Sakura-cha...?

—¡Ni se te ocurra voltear animal!

La cuasi-médico le tomó el rostro a Naruto con firmeza para evitar que girase hacía la rubia, quien quitada de la pena estaba cogiendo algunas cajas de té de la despensa. El detalle era, que estaba vestida con un conjunto deportivo bastante diminuto que hacía resaltar las curvas de su cuerpo.

—¿Qué tiene de malo? Esto es lo que siempre uso para hacer mis ejercicios de yoga— indicó—. No es mi culpa que él esté despierto a ésta hora.

—Arg, sólo cúbre eso...

—¿Celosa? Si me hicieras caso tú también tendrías todo en su lugar— le guiñó un ojo y Sakura bufó.

—Sakura-chan me estás perforando la cara-ttebayo

—Cállate.

—Pescaras un resfriado de primavera como sigas vestida así — Shikamaru y Sai aparecieron también, el de coleta se rascó detrás de la oreja y la miró con una expresión aburrida.

—Eso podría ser un problema para ti, belleza— Sai la cubrió con su chamarra y la Yamanaka se sonrojó ligeramente.

—Gracias Sai.

La Haruno liberó al rubio y éste se comenzó a sobar las mejillas.

—Para no hacer ejercicio tienes una fuerza monstruosa...

—¿Qué estás tratando de decir?

—¡Ah! ¡Mejor me voy, ya estoy tarde para coger el tren-ttebayo!—gritó mientras emprendía su astuta retirada—. Cuento contigo Hinata-chan...

—S-sí...

—Tch, que mañana tan problemática —refunfuñó el Nara.

Hinata sonrió para sí misma.

Definitivamente eran días divertidos a pesar de todo.

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

Se acomodó metódicamente el reloj de la muñeca al tiempo que bajaba las escaleras con paso firme.

—Sasuke-san, buenos días—levantó la vista y  sus ojos se encontraron con los de la pequeña muchacha que siempre parecía un conejo asustado.

Oh, el estampado floral le senataba bien.

—Hyuuga.

—Na-Naruto-kun fue a casa de sus padres hoy así que... yo voy a ir contigo.... si... si te aparece bien— de laguna forma siempre tenía problemas para hablar adecuadamente con él.

Pero no era porque le tuviera miedo, pensó. Sin embargo no podía decir con certeza la razón de ello

—Ese Dobe....— murmuró por lo bajo y entrecerró los orbes—. Bien, no es como si pudiera hacer algo—soltó mientras se dirigía a tomar las llaves del coche que estaban colgadas junto a la entrada de la casa.

—...— Hinata desvió la mirada y se acomodó nerviosamente el cabello —. Lo siento— quizás era molesto para el Uchiha, después de todo, pese a las semanas trasncurridas no habían podido entablar una conversación decente entre ellos.

Sin mencionar que ella se ponía nerviosa al recordar que el moreno le había dicho "linda" la noche que llegó a la residencia. Tal vez fue un comentario sin importancia y seguramente no debía tener ningún significado profundo destras de ello. Aún así no podía evitar sentir una extraña sensación cosquilleante en su pecho.

—¿No son incómodos esos zapatos?— cuestionó el morocho de pronto, la chica le miró confundida y siguió el camino de su dedo que apuntó los tacones perlados que llevaba para hacer juego con su vestido floral de pecho fruncido.

—Ah... N-no... mi madre me los regaló antes de venir a Tokyo, pe-pensé que sería bueno usarlos hoy...

—Sólo no vayas a tropezarte— pidió y Hinata sintió que su cara se calentaba.

Ciertamente no había sido muy diestra desde el inicio, por ello no era esctraña la advertencia.

Qué vergüenza.

—N-no...

—Hmm— giró el rostro y emprendió el paso hacia la salida.

Hinata respingó y le siguió automáticamente.

Ah, el día era lindo.

El sol los recibió cálidamente en el pórtico y pudo distinguir los sonidos bulliciosos de un sábado por la mañana.

Un ladrido la hizo girar sobre su eje al bajar los primeros dos escalones del camino hacia la cochera.

—Buenos días Hinata— Kiba levantó la esponja jabonosa con la que estaba fronltando a un galante canino de pelaje marrón y blanco.

—Buenos días Kiba-kun—cabeceó a modo de saludo. Nuevamente escuchó otro ladrido,  un poco más demandante que el anterior—. Y buenos días a ti también, Akamaru— le dedicó una pequeña curva de labios.

Akamaru era un perro de raza grande, pero a pesar d esu aspecto imponente, recién había dejado de ser un cachorro. Era bastante educado y no había duda de por qué el futuro veterinario lo consideraba su mejor amigo.

—¿Vas a algún lado?— cuestionó el Inuzuka enjuagando la espuma del pelaje.

—Eh, ah... si, estoy to-tomando el lugar de Naruto-kun.

—¿Ese idiota olvidó de nuevo sus deberes?

—De alguna forma resultó así...

—Ten cuidado de que no se le haga costumbre—adviritió.

—E-está bien...

Un pitido glutural los interrumpió.

—Hyuuga, apresúrate— llamó el casero.

—Voy... nos vemos luego Kiba-kun.

—Ah, vale, ten cuidado allá.

Hinata asintió y se dirigió rápidamente hacia el coche que el moreno ya había acomodado para coger la calle.

Era un poco extraño si podía ser sincera.

Sasuke era una persona un tanto... ambigua.

A veces podía ser excesivamente reservado y otras se comportaba como alguien con una paciencia nula, sobretodo cuando la situación incluía al Uzumaki, sin embargo, podía destacar su tosca amabilidad, como si no le fuera algo natural del todo, era alguien que estaba dispuesto a ayudar a las personas de su alrededor, aunque quizás ésto no era ni por asomo su primera intención.

—Sa-Sasuke-san...— llamó cuando llegaron a la primera intercepción del vecindario.

—Hmm.

—Gra-gracias por el ungüento del otro día— exclamó nerviosa. No había podido agradecerle apropiadamente desde ese día.

—No tienes qué agradecerme, hubiera sido molesto que te quedara una cicatriz en tu primer día— puntualizó poniendo la direccional para coger el extremo derecho de los carriles.

—Ya... veo...

El silencio se estableció entre ellos

Quizás sería un día bastante largo.

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

El mercado de agricultores de Aoyama se encontraba a pocos minutos de la estación de Shibuya, era un lugar con productos de calidad y una gran variedad de todo tipo, puestos coloridos y grandes llenaban su vista. Hinata se sintió un poco abrumada por la cantidad de gente que los rodeaba, pero Sasuke parecía bastante acostumbrado al ritmo del sitio.

—Oh, pequeño Uchiha has venido en buen momento— una voz trémula les hizo detenerse frente a uno de los puestos.

—Abuela Kitajima— la muchacha se sorprendió por el cambio en su tono.

—Me han llegado una buena carga de Ñame y Daikon está semana— exclamó moviendo el abanico que sostenía cerca de su rostro.

—Entonces llevaré la misma cantidad de siempre. ¿El tomate es bueno?— se agazapó frente a la canastilla de dicha verdura para evaluarla minuciosamente.

—Mis tomates siempre son los mejores niño— rezongó la anciana.

La mujer sonrió, tenía años conociendo a ese niño, desde que su madre lo trajo por primera vez, supo que era alguien que iba a destacar a dónde quiera que fuera. No se quedaba quieto y siempre estaba retando a todo el mundo, nunca era aburrido verlo. Sus ojos negros se clavaron el rostro de la Hyuuga de pronto.

Ella sonrió nerviosa.

—Bu-buenos días— saludó tímida.

—Hmm, pequeño Uchiha ¿Cuándo conseguiste una novia tan linda?— cuestionó.

Parecía ser una chica muy agradable a simple vista.

Hinata sintió su rostro arder.

—¿Di-disculpe?

—Abuela, ¿Te estás quedando ciega?

—Oye mocoso, ¿Qué forma de hablarle a los adultos es esa?

—No... No soy su no-novia— movió sus manos frenéticamente.

La mujer río.

—¿Cómo te llamas?

—Hinata Hyuuga— le hizo una pequeña reverencia.

—Me gustas, si no eres nada de éste mocoso, ¿No te gustaría conocer a mi nieto? Es un buen partido — musitó.

La joven negó rápidamente.

—N-no...

—Abuela, en serio deberías ir a ver un médico, ya te estás poniendo senil— estiró las verduras que había escogido para que le hiciera el cálculo de la cuenta.

Miró fijamente a Hinata y le hizo una seña con la cabeza para que se pusiera detrás de él.

—Eres odioso, debería cobrarte el doble— bufó.

—No lo harías, porque eres alguien justa en los negocios—replicó recibiendo el cambio y las bolsas de su compra.

—Tch, mocoso listo, saluda a tu madre de mi parte— exclamó y el morocho asintió—. Niña, si cambias de opinión ven a verme, te aseguro que mi nieto puede ser un buen esposo— sonrió.

Hinata sintió que su mueca se cogelaba en algo entre la pena y la incomodidad.

—Ah, si...— levantó la mano para hacer un pequeño gesto de despedida.

Sasuke la tomó de la muñeca con fuerza.

Abrió los ojos como platos.

—No te distraigas o vas a perderte— gruñó remolcandola con él.

—Sí...

Su corazón comenzó a latir irregularmente.

No pudo evitar fijar su par de perlas en la mano que la tenía prisionera. Acto seguido clavó su atención en la espalda del muchacho. En realidad, ya podía soltarla, pero ¿Por qué no lo hacía?

La gente comenzó a multiplicarse conforme seguían avanzando por el mercado y poco a poco fue más y más difícil seguirle el ritmo. Si no fuera por la mano que la mantenía agarrada, seguramente ya se hubieran separado. Dieron vuelta en uno de los pasillos del lugar y la muchacha sintió que su pie se atoraba con una de las baldosas del suelo. Dió un par de trompicones, pero no cayó, sin embargo un pequeño ardor le atacó la parte trasera del talón derecho.

Oh por todo el amor del cielo, no podía ser más cliché aquella situación, pensó.

—¿Por qué te detienes?— la voz del Uchiha la hizo respingar.

—Eh, ah... es que... ví un puesto que me llamó la atención—desvió la mirada y movió su pie discretamente.

—¿Cuál?

—Ese— apuntó al azar una de las carpas y por fortuna era una en la que habían algunos libros y revistas.

—Ah, es verdad, dijiste que necesitabas unas guías— soltó sereno.

Ella movió su cabeza en respuesta.

—Sí... ¿Puedo...?

—No me importa— la soltó.

Su mano se sintió extrañamente fría.

—¿Eh?

—Puedes ir, no importa.

—Pero...

—Voy a ir a hacer el pedido de la carne y el pescado, puedes quedarte aquí por mientras— la miró fijo—. Pero no te muevas de ahí, sería molesto tener que buscarte si te pierdes—agregó.

—Lo... siento...

—...

—E-entonces... esperaré a que... regreses.

Sasuke asintió y con un gesto de cabeza le indicó que se acercara al puesto que le había llamado la atención, ella sintió un pinchazo en el pecho, temerosa de que viera el desastre que había causado con su calzado. Así que hizo gala de toda su voluntad para no hacer ningún movimiento que advirtiera de su herida.

¿No lo había notado, verdad?

Rezó porque así fuera.

Giró el rostro y miró por sobre su hombro si es que él seguía ahí, se alegró al ver que no era así.

Suspiró aliviada.

—Di-disculpe...— exclamó para llamar la atención de la mujer que atendía el puesto de libros y ésta la miró.

—¿Sí?

—¿Sabe si hay una farmacia por aquí cerca?— lo mejor sería apresurarse en atender la herida de su pie.

—Oh, sí, puedes encontrar una a la vuelta de esa calle— indicó amable.

—Gracias— le dedicó una pequeña reverencia.

Con un poco de dificultad se dirigió al lugar.

No era la primera vez que le sucedían ese tipo de cosas con calzado nuevo, quizás había sido demasiado confiada en que ésta vez no sería así. Honestamente detestaba ser así de desafortunada. Era como si la vida estuviera empeñada en ponerla a prueba. Quizás por eso su hermana y su primo eran tan buenos cuidando a otros.

Porque siempre tuvieron que estar siguiendo los pasos torpes de alguien como ella.

...

Se sentó en una banca de piedra que estaba cerca de un puesto de flores. Desde su lugar pudo ver la carpa de libros, así que si era rápida en tratar la herida, seguramente podría volver antes de que el encargado de la casa regresara por ella

Él es algo intimidante— pensó mientras se quitaba la correa del zapato.

Sasuke la inquietaba.

Pero no estaba segura de que eso la molestara del todo.

Sacudió la cabeza, no tenía tiempo para andar perdida en esos pensamientos banales. Se apresuró en aplicar la medicina a la herida de su talón. Sería incómodo con las vendoletas, no obstante al menos ya no habria ardor.

Decidió quitarse también el otro zapato para revisar si estaba  haciéndose alguna rozadura ahí también.

—Pensé que te había dicho que no te movieras— sintió que los ojos se le salían de las órbitas cuando escuchó la profunda voz del Uchiha.

Un par de pies se pararon frente a sus descalzas extremidades y ella cerró los ojos con fuerza.

Demonios.

—¿Sa...Sasuke-san...?

Apretó las manos sobre su falda y luego volvió a separar sus párpados lentamente.

Alzó las cejas.

Junto a sus pies, había un par de sandalias discretas.

Levantó la cara automáticamente.

Ah, sus ojos eran bonitos.

Sasuke estaba acuclillado frente a ella. Las bolsas de las compras reposaban junto a él y su espresion era un poco dura.

—¿Terminaste de aplicarlo?—cuestionó tomando su pie cuidadosamente para revisar los primeros auxilios que se había hecho.

El pecho de Hinata se removió ruidosamente.

—¿Qué estás...?

—Deberías evitar usar este tipo de cosas cuando vengamos— expresó poniéndole las sandalias que había comprado para sustituir sus tacones.

¿Estaba asumiendo que volvería a repetirse ese tipo de salida?

—Pensé... que no lo habías notado.

—Estaba sosteniendo tu mano, no soy tan idiota para no darme cuenta— musitó al terminar—. Eres problemática— sintió una flecha atravesar su pecho—, y terca... ¿Qué habrías hecho si no hubiera una farmacia cerca?

Obviamente él mismo no iba a mencionar que había ido a una Farmacia también.

Aunque ésta estaba un poco más lejos.

—Lo siento...

—Da igual, no vuelvas a hacer eso—frunció el ceño y se puso de pie.

—¿Huh?

La tomó del brazo para obligarla a levantarse.

—Debes decir claramente cuando estés herida—regañó—, después de todo, soy responsable de ti, tonta.

Hinata abrió sus orbes de par a par y luego su rostro se sonrojó furiosamente.

El Uchiha torció una especie de sonrisa ladina ante aquella reacción.

¿Por qué no se aburría de eso?

Era tan divertido molestarla.

La peliazul lo observó como si le hubiera salido otra cabeza y el sólo atinó a ignorarla.

—Tú...

—¿Qué?

—E-eres raro.

—Mira quién habla— mofó dándole un pequeño golpe con el dedo índice justo en medio de la frente.

Su respiración se cortó.

Burbujeante, aterradora y fascinante.

Qué sensación tan rara la tenía embargada.

Continuará

————————————————

Muchas gracias por sus comentarios, me hacen feliz.

Cómo ya saben los personajes No me pertenecen, son de Masashi Kishimoto, yo sólo lo uso para mis locuras.

Lamento lo errores, trataré de corregirlos pronto

Akari se despide.

¡Yanne!

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