Lisa fue a recoger a su madre en el aeropuerto.
Se reencontraron con un abrazo que expresaba todos esos años de añoranza, siendo la madre de Lisa quien lo comenzara.
Habían varias cámaras y reporteros tratando de sonsacarles algo de información, pero simplemente se hicieron las sordas, como si fuera que no habían escuchado nada.
En el trayecto hacia la casa Manobal su madre y ella conversación amenamente, contándose las cosas que la otra no había vivido con la contraria.
En todo el camino su mamá no preguntó nada acerca de Jennie, algo que se le hizo extraño pues ese día la iba a conocer, y su madre cada vez que iba a conocer a alguien siempre investigaba o bien preguntaba; pero en esa ocasión, no.
Tal vez quería preguntarle algunas cosas en persona.
Lisa no comentó nada acerca de su Omega porque sabía que si le daba un poco de información a su madre se daría cuenta de lo que pasó, y eso era lo que quería evitar.
Al fin llegaron a la casa de Lisa.
Todo estaba en orden cuando llegaron.
— ¿Dónde está? — Preguntó su madre, adentrándose a esa casa después d mucho.
— Supongo que está arriba. Déjame la llamo — Agarró aire hasta sus pulmones — ¡Jennie! ¡Baja, por favor!
Lisa le sonrió a su madre.
Jennie no se hizo esperar.
En menos de treinta segundos ya había llegado al lado de Lisa, observando a la mujer que estaba parada justo en frente de ella.
Una sonrisa se extendió entre algunas arrugas de la cara de Yeri.
— Hola, soy Yeri, madre de Lisa.
Pensó que le iba a dar la mano para estrecharla pero, en vez de eso, Yeri abrazó con fuerza a Jennie, expresándole un amor y cariño infinitos.
— Puedo ver qué no perdiste el tiempo, Lisa – Comentó cuando soltó a Jennie — Apenas un día y ya es tu Omega.
Lisa se quedó perpleja.. ¿Cómo es que?
— Puedo ver su marca de fénix en la nuca — Le dijo Yeri cuando vió la expresión sorpresa total del rostro de su hija. — Te dije que se moría por ti.
Jennie enrojeció.
— Bueno, chica, espero que hagas feliz a mi Lisa— Su madre les sonrió a las dos con cariño, pero luego endureció sus gestos. — Pero si me enteró que Lisa te hizo algo no dudaré en tomar cartas en el asunto, ¿Entendido, chica?
Su sonrojo no podía crecer más ¿O si?
— Perdón no le dije mi nombre. Me llamo Jennie. — ¿Cómo fue tan idiota como para no decirle su nombre a su suegra?
— Bueno, Jennie, si algún día Lisa hace algo estúpido te aseguro que la haré pagar, ¿Ok?
— ¿Entonces... — Comenzó Lisa, haciendo que la atención de las dos mujeres fuera puesta en ella. —... Si la aceptas?
Yeri le dirigió una sonrisa de cariño a Jennie.
— ¿Por qué no debería de aceptarla? Si es perfecta.
Lisa le sonrió a Jennie y está última también le sonrió.
Con un brazo Lisa rodeó la cintura de Jennie para después darle un beso en la mejilla.
Jennie posó sus dos manos en el pecho de la Alfa para después darle un beso en los labios cargado de total amor.
Al fin, Jennie era solo de ella.
FIN