Una parte de Mi (Libro 1)

By AnbellG

2.9K 831 2.7K

Sophia Williams era una mujer que se sentía completa y feliz con su trabajo, familia y amigos; los cuales era... More

Prólogo
Capítulo I: Fiesta
Capítulo II: Bailando
Capítulo III: La fiesta continúa
Capítulo V: No volverá a suceder
Capítulo VI: Jordania
Capítulo VII: Jordania (segunda parte)
Capítulo VIII: Rio de janeiro
Capítulo IX: Amigos con derechos
Capítulo X: Un placer conocerte
Capítulo XI: Conversaciones
Capítulo XII: Preguntas
Capítulo XIII: Mamá
Capítulo XIV: Como Hermanas
Capítulo XV: Primera cita
Capítulo XVI: Segunda Cita
Capítulo XVII: Plan Cupido Parte I
capitulo XVIII: Plan Cupido (Parte II)
Capítulo XIX: Masajes
Capítulo XX: Me gusta todo de ti
Capítulo XXI: Karaoke
Capítulo XXII: Mensajes
Capítulo XXIII: Cumpleaños (parte I)
Capítulo XXIV: Cumpleaños (parte II)
Capítulo XXV: Nosotros
Capítulo XXVI: Demasiado Alcohol
Capitulo XXVII: Carreras
Capítulo XXVIII: Amelia
Capítulo XXIX: Dudas
Capítulo XXX: Amigas
Capítulo XXXI: Desconocido
Capitulo XXXII : No puede ser
Capítulo XXXIII: Dolor
Capítulo XXXIV: Tiempo
Capítulo XXXV: Familia
Capitulo XXXVI: Amistad
Capitulo XXXVII: Felices
Capitulo XXXVIII: Una parte de mí
capitulo XXXIX: Seguir Adelante
Capitulo XL: Punto y coma
Epílogo

Capítulo IV: Unas copas de más

122 42 174
By AnbellG


Una oscuridad inmensa me envolvió por unos segundos, hasta que se encendió una luz y fue apuntada hacia mí.

Por dentro moría de vergüenza al ver que Jerónimo estaba acostado en su cama alumbrandome y mirándome como si estuviera loca.

Y si, lo estaba pero él no tenía por qué saberlo. Aunque a esas alturas, estaba segura de que ya había llegado a esa conclusión al verme en su habitación. Estaba usurpando su espacio y sin permiso, como una auténtica acosadora.

De manera automática cubrí mi cara con las manos al sentirme encandilada por la luz.

—¡Apaga eso! —chillé. 

—¿Qué haces aquí? —preguntó Jerónimo mientras apagaba la linterna.

—Lo siento —expresé—. Es que las chicas me han empujado aquí, pero ya me iré —me giré hacia la puerta y antes de abrirla Jerónimo habló.

—¿Te encuentras bien?

—No —respondí—. Me siento un poco mareada ¿Puedo sentarme? —dije apuntando a la cama.

—Claro.
 
Me senté y cerré los ojos mientras todo me daba vuelta. No lo soportaba así que me acosté a su lado sin ser invitada, pero no me importaba lo que pensara para ser sincera. Solo necesitaba hacerlo un momento. 

—Si vas a hacer eso —carraspeó—, voy a vestirme, no me quedaré en ropa interior a tu lado.

—Como quieras —suspiré—. No me molesta —respondí sin importancia.

—De acuerdo —murmuró.

Me mantuve en silencio con los ojos cerrados, esperando que todo dejara de dar vueltas. Jerónimo tampoco dijo alguna palabra por un rato, pero podía sentir su respiración junto a mí.

—¿Sigues mareada? —preguntó.

—Solo un poco.

Me giré para poder mirarlo, entonces quedamos frente a frente, no podía verlo por la oscuridad de la habitación pero lo sentía demasiado cerca.

—¿Tienes frío? —cuestionó.

—Si, tengo un poco de frío —admití.

Se movió junto a mí y me cubrió con su manta.

—Gracias —sonreí aunque sabía que no podía verme.

—No me agradezcas.

—De acuerdo —respondí—. ¿Qué haces normalmente? —pregunté.

Mi cerebro intentaba entender por qué había hecho esa estúpida pregunta, podría haber dicho otra cosa, lo que fuera. 

—Entreno.

—¿Entrenas?

—Si, soy corredor de carreras — mencionó. 

—Oh, eso suena interesante—expresé sorprendida

Nunca lo hubiese imaginado realmente, era interesante. 

—¿Tienes cosquillas? —preguntó.

<<¿Quién en su sano juicio hace esas preguntas?>> pensé.

—Si, mucha. ¿Por qué preguntas?
—interesante— murmuró. 

Y no sé por qué, pero sentía que estaba sonriendo, aunque no lograba verlo. Entonces se acercó más a mí y comenzó a hacerme cosquillas el idiota.

—¡¡Por favor, no hagas eso, ya es suficiente!! —gritaba mientras reía a carcajadas y él también. 

—No quiero.

—¡Para para! en... en serio —chillé—, si me río mucho lloro o me orino encima.

Entonces cuando dije eso se detuvo. Mientras yo intentaba recuperar el aire, él seguía riendo pero estaba más cerca, tanto que nuestras narices ya se tocaban.

Sin embargo, en un rápido movimiento, Jerónimo rompió la poca distancia que nos separaba.

Me tomó del cuello y me besó.

Tardé solo unos segundos en reaccionar, pero cuando lo hice abrí mi boca dándole acceso a su lengua. Me acercó más a su cuerpo sosteniendo una mano en mi cintura. Comenzó a subir lentamente por mi espalda para luego posarla de una manera tentadora sobre mi ombligo.

Nos separamos unos segundos para tomar aire y seguir, Jerónimo comenzó a quitarme el abrigo mientras seguíamos besándonos. Coloqué mis manos en su pecho, subiendo por su cuello y terminando en su cabello acariciándolo.  Luego se elevó un poco sobre mi, mientras me quitaba la camiseta que llevaba puesta dejándome solo en sostén.

Bajé mis manos pasando lentamente por su abdomen marcado, llegando al borde de su bóxer.  Me detuve mientras nos mirábamos a los ojos gracias a la poca luz de la luna que entraba por la ventana. 

Volví a besarlo mientras bajaba su ropa interior y toqué con mi mano su miembro, provocando que suelte un gemido por mi contacto.

Era grande, muy grande, pero mi conciencia me repetía que no era momento de acobardarse.

¿Por qué siempre hablaba conmigo misma en los momentos mas inoportunos?

No tenía idea.

Debía dejar de divagar tanto y concentrarme en lo importante. 

Se colocó de rodillas para quitarme el pantalón rápidamente para luego quitarse su ropa. Volvió a colocarse entre mis piernas y continuó besándome de una manera tan deliciosa que estaba enloqueciendome. 

Dejó de besarme por un momento para continuar un camino con su boca por mi mentón, bajando por mi cuello. En donde seguro dejaría alguna marca pero no me importaba, no cuando me sentía tan bien.

Soltó el broche de mi sujetador con una mano sacándolo rápidamente liberando mis pechos, sujetó uno con su mano y acercó su boca, robándome un fuerte gemido. Gracias al cielo, la música estaba fuerte en la fiesta, por lo tanto nadie podía escucharnos. 

Siguió chupando y succionando mientras bajaba su mano por mi abdomen, pasando por mi ombligo y llegando a mi sexo. Comenzó a darle atención con un dedo primero, dando caricias a mi intimidad y al mismo tiempo tentaba a mi entrada. Introdujo uno de sus dedos en mi interior y gemí fuerte, arquee mi espalda sintiendo como hundía otro dedo más.

<< Si que era bueno con sus manos >>

Estiró su brazo hacia la mesa de luz que se encontraba al lado de su cama y sacó de ella un condón, lo abrió rápidamente con los dientes. Sin romperlo en el proceso claramente,  y se lo colocó mientras yo lo observaba atentamente.

Rozó mi entrada con su miembro antes de comenzar a  introducirlo lentamente. Cuando toda su longitud entro en mi, se detuvo dándome tiempo para acostumbrarme a su tamaño. Unos segundos después, comenzó a moverse lentamente y clavé mis uñas en su espalda, Seguramente queden marcas en ese lugar pero no me importaba, era su culpa por tener una anaconda entre sus piernas.

—Mierda —murmuré.

—Dios, estás muy mojada —expresó y comenzó a embestir mas fuerte.

—Ya... ya no aguanto voy a correrme.

¿Cómo había llegado a esto? Pues no tenía ni puta idea.

—Aún no —se separó de mí, me tomó de las caderas y me giro rápidamente.

Colocó su mano en mí ombligo para elevarme un poco para que me sostenga con mis brazos y mis rodillas, en una posición muy expuesta para él.

Volvió a entrar en mí de una estocada fuerte que solté un grito cuando lo sentí. Si no quería que me corriera aún, así no me estaba ayudando el imbécil.

Comenzó a embestirme más fuerte, con su agarre fuerte en mis caderas mientras yo me concentraba para no venirme, sintiendo una fuerte electricidad en mi ombligo.

—Hazlo ahora preciosa, córrete para mi.

Solté la respiración y me dejé llevar por el orgasmo que estaba conteniendo, gritando en efecto.

—¡Mierda, mierda!

Él me siguió a los segundos soltando un gemido fuerte y tirándose en la cama a mi lado.
Nos miramos a los ojos, estiró su brazo pegándome a él colocando mi cabeza en su pecho, podía sentir como latía fuerte su corazón.

Nos quedamos abrazados sin decir nada por un momento. Se sentía bien estar así pero creo que ya había sido suficiente.  Levanté mi cabeza para mirarlo y hable..

—Creo que ya debería irme —expresé—. Mi hermano debe estar buscándome, es un poco intenso aveces.

—Okey, de acuerdo —suspiró.

—Además también ya te quité varias horas de sueño.

—No importa —sonrió—. Valió la pena—me dio un suave beso en los labios y se puso de pié.

—Voy a vestirme —expresé.

Ambos comenzamos a buscar nuestra ropa por toda la habitación.

—Esto es tuyo —habló desde el otro lado de la cama y me arrojó la blusa que llevaba puesta.

—Gracias... ¿oye viste mis bragas por algún lugar?

Me miró y comenzó a reír buscándola.

—Aquí está, toma —me la arrojó en la cara.

—Idiota —murmuré.

Terminé de vestirme y nos quedamos mirando como idiotas sin saber que decir hasta que solté un suspiro y hable primero.

—Bueno emm... yo es... —carraspee— es mejor que ya me vaya. Adiós, hasta luego. 

No lo dejé hablar, me di la vuelta, abrí la puerta de la habitación y salí de allí.

Definitivamente me había pasado de la raya. 

Continue Reading

You'll Also Like

17.7M 515K 28
Primera parte de la serie «Destino». ~•~ «Es increíble como tu mejor amigo puede convertirse en tu peor pesadilla, y como el amor puede llegar a conv...
894 92 4
❝¿Alguna vez lo has visto de azúl? Es como tener al cielo frente a ti.❞ Donna ha despertado en un misterioso lugar, y lo primero que encuentra es a u...
317K 31.6K 57
Louisa Marshall es un auténtico desastre. Es infantil, despistada, e incluso tiene esa horrible capacidad de hablar hasta por los codos y decir cosas...
4.3M 272K 43
Libro #1. -¿Quiénes son ellos? -Los llaman los Roba besos. -¿Qué hacen? -Pequeña estúpida, su nombre lo dice todo. Ellos no eligen, sólo corren po...