Capítulo cuarenta y tres.
Huérfana
A nuestra querida dulce hija Aspen,
Nuestra relación se ha tensado en los últimos dos meses, los tres nos dimos cuenta, pero ninguno de nosotros trató de hacer nada al respecto. Te amamos, lo hacemos, pero no éramos felices.
Perder a Ace realmente nos destruyó. Lidiar con la pérdida de un hijo tan amoroso golpea a los padres duramente. Ace era todo lo que dos padres podían querer en un hijo. Era talentoso, educado, cariñoso y amable.
No podríamos vivir sin él. Lo intentamos durante seis años. Todas las falsas esperanzas que nos trajeron esas cartas nos estaban destruyendo por dentro.
Entonces, por lo que hemos hecho, lo lamentamos, lamentamos haberte dejado sin familia. Pero seamos realistas, no habíamos sido una familia en mucho tiempo.
Pero para ahorrarte un último regalo de despedida, te dejamos esto.
No te hemos dejado completamente huérfana.
-Maggie y James Carter.
. . .
2 semanas después
Han pasado catorce días desde que Maggie y James Carter se quitaron la vida, dejando a su hija sin familia.
Han pasado catorce días desde que habló Aspen.
Justo cuando comenzaba a progresar, encontrando el camino de regreso a sí misma, la luz en sus ojos volvía lentamente, todo se vino abajo en el momento en que Noah Stilinski le informó que ahora era huérfana.
El padre de Stiles le entregó la nota que fue recuperada de sus cuerpos. Los agentes fueron enviados a su hogar después de que James no se presentó a sus turnos en el hospital durante tres días seguidos y, como práctica de rutina, fueron a revisar su casa para ver si estaba en casa o si había empacado y se había mudado. No era normal que un médico se saltara tres días de trabajo sin decir una sola palabra a nadie.
Y fue entonces cuando un oficial encontró los cuerpos sin vida de James y Maggie en el piso de su sala de estar, dos escopetas a su lado, junto con la nota de suicidio.
Y ese fue el segundo en que la voz de Aspen fue arrancada de ella.
Pensó que ver al chico que amaba amar a otra persona era el peor dolor que podía soportar. Estaba equivocada en proporciones épicas. Nada en este mundo duele más que descubrir que sus padres eligieron morir, eligieron dejarla en este mundo sin familia a su lado, eligieron morir sin despedirse.
Si hubieran sido asesinados, podría haberse revolcado en la autocompasión y buscar venganza. Si hubieran sido asesinados, podría gemir y llorar por el hecho de que nunca pudo despedirse de su madre y su padre antes de que se los arrebataran sin piedad. Si hubieran sido asesinados, al menos ella sabría que no tenían otra opción en el asunto.
Pero no, Maggie y James se quitaron la vida. Aparentemente, incluso su hija no era razón suficiente para que se quedaran.
Durante las últimas dos semanas, Aspen ha estado muda, revolcándose en la autocompasión en el dormitorio de invitados de la casa McCall.
Como era menor de edad, por ley, no podía quedarse sola en esa casa. Melissa y Scott la habían acogido, y por mucho que quisiera agradecerles con todas las palabras del diccionario, no podía hablar.
Casi como si fuera una muda selectiva.
Cada vez que abría la boca para decir algo, no le salían palabras.
Todos los días después de la escuela, Scott y Stiles la revisaban, le daban actualizaciones sobre lo que ahora sabían que era el kanima, pero en secreto lo hacían porque rezaban para que algo la hiciera hablar de nuevo.
Stiles extrañaba el sonido de su voz más que nada. Daría cualquier cosa por volver a escucharla.
Ninguno de ellos podía siquiera empezar a entender cómo se sentía.
En las últimas dos semanas, no solo comenzaron a aparecer más raíces de chocolate natural de Aspen en su cabello, sino que la coloración púrpura también comenzó a desvanecerse con todos los lavados.
Hoy fue su primer día de regreso a la escuela. Tenía que ir, sabía que no podía permanecer en este miserable estado para siempre.
. . .
—Solo recuerda, en el momento en que no quieras estar aquí, me lo dices y nos largamos de aquí, ¿de acuerdo? —Stiles le dijo a Aspen mientras estaban fuera del salón de clases de Harris.
Aspen asintió.
Cuando los dos entraron en química, Stiles notó rápidamente que esta no sería una clase de química ordinaria. Vislumbró a Isaac y Erica con sonrisas malignas en sus labios, y supo que sospechaban que Lydia era la humana detrás de la identidad del kanima.
Él no quería dejar el lado de Aspen, pero viendo que la chica estaba felizmente inconsciente, entró al salón de clases y simplemente se sentó al lado de Allison.
Allison también había pasado algunas veces para ver cómo estaba, y se le partió el corazón cuando Scott y Stiles le contaron todo. Cómo sus padres se habían suicidado, cómo a Aspen no le quedaba familia, cómo ya no hablaba físicamente con nadie.
Allison nunca tuvo verdaderos amigos antes de venir a Beacon Hills. Y aunque se hizo amiga de Lydia y Aspen en el momento en que se unió, siempre sintió este tipo de vínculo fraternal con la chica Carter. Lydia y ella tenían la amistad alegre que se suponía que tenían dos adolescentes. Pero ella y Aspen hicieron clic de una manera que las hizo sentir como si siempre estuvieran destinadas a encontrarse. Siempre decían que morirían la una por la otra, así de unidas eran.
Así que el corazón de la chica de cabello negro se hizo añicos cuando se enteró de todo el dolor que sufría su hermana.
Cuando Aspen dejó sus libros y carpetas en el escritorio junto a la chica Argent, puso una media sonrisa y asintió con la cabeza casi con torpeza.
—Hola —Allison la saludó, no estaba segura de qué decir o preguntar, sabiendo que no recibiría una respuesta verbal.
Mientras tanto, cuando Stiles notó que Erica e Isaac miraban la parte posterior de la cabeza de Lydia con láseres, él y Scott inmediatamente se apresuraron a ocupar ambos asientos a cada lado de ella. Stiles estaba tranquilo sabiendo que Aspen estaba con Allison y, además, que él supiera, ella no estaba en la lista negra de Derek.
—Einstein dijo una vez: 'Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana... Y no estoy seguro sobre el universo'. Yo mismo me he encontrado con una estupidez infinita —Harris comienza a hablar desde el frente del salón de clases—. Entonces, para combatir la plaga de ignorancia en mi clase, ¡van a combinar esfuerzos a través de una ronda de experimentos en grupo! Veamos si dos cabezas piensan mejor que una. O, en el caso de Stilinski, menos que una.
Aspen comenzó a juguetear en silencio con algunos vasos de precipitados y tubos de ensayo en su escritorio, sin darse cuenta de la mirada lastimera que estaba recibiendo de la chica Argent que estaba a su lado.
—Erica, toma la primera estación. Irás con... —habló Harris, interrumpido por el mar de manos de adolescentes que se disparaban hacia arriba—. No pedí voluntarios. Bajen sus manos hormonales.
—Comienza con McCall —añadió, haciendo que Scott se pusiera nervioso al tener que dejar a Lydia, sabiendo que iban a buscarla.
Aspen continuó jugando con algunos vasos de precipitados y matraces, tratando de completar el conjunto de tareas, pero diablos si sabía lo que estaba haciendo.
Química no era su fuerte.
—Me alegro de que estés de vuelta en la escuela —Allison dijo en voz baja, sonriendo a Aspen mientras giraba la cabeza para mirarla mientras hablaba—. Te he extrañado.
Aspen quería desesperadamente decir 'Yo también te extrañé', pero no pudo. Realmente se había convertido en una muda selectiva como efecto secundario de todo el dolor y la pérdida.
Entonces, en lugar de hablar, sonrió y asintió con la cabeza, y Allison supo a qué se refería.
Un par de momentos después, Harris gritó "¡cambio!", y todos los estudiantes comenzaron a moverse de nuevo.
. . .
—Si le haces daño a un cabello pelirrojo en su cabeza, convertiré tu pequeño trasero de hombre lobo en un abrigo de piel y se lo daré como regalo de cumpleaños —Stiles amenazó al chico Lahey con el que ahora estaba asociado.
—¿En serio? —Isaac enarcó las cejas—. En realidad, nunca he estado en una de sus grandes fiestas de cumpleaños privadas.
—Qué verdadera vergüenza —Stiles replicó sarcásticamente, preferiría estar en cualquier otro lugar que no sea aquí en este momento.
—Sabes... —comenzó Isaac, colgando un tubo de ensayo entre sus dedos cuando estaba a punto de cambiar de tema—. Una vez sentí algo por la muda ahí.
Esto hizo que Stiles entrecerrara los ojos con disgusto.
—¿Cómo acabas de llamarla? —dijo a la defensiva.
—¿Qué? —Isaac se hizo el ingenuo—. Escuché que se ha quedado muda.
—Eso no es asunto tuyo para burlarte. Ella perdió a toda su familia, idiota —Stiles escupió.
—Conozco el sentimiento —Isaac respondió, pero si estaba buscando empatía por parte de Stiles, no iba a obtener ninguna.
—La invité a salir una vez —Isaac habló de nuevo, haciendo que Stiles entrecerrara más los ojos—. El año pasado, fue en la clase de francés, pensé que era muy linda y había estado enamorado de ella durante algunas semanas, así que la invité a salir.
—Déjame adivinar, ¿ella dijo que no?
—Sip —Isaac confirmó, haciendo estallar el sonido de la 'p'—. ¿Quieres saber por qué?
—Isaac, no me importa —Stiles suspiró.
—Fue por tu culpa —Isaac continuó, ignorando la última oración de Stiles—. Sí, me dijo que se sentía halagada, pero que su corazón pertenecía a otra persona.
—Mmm. Estoy seguro de que apesta para tu ego. Tal vez deberías escribir sobre eso en la clase de inglés, ¿sabes? Canaliza toda esa energía negativa...
—Nah... Estaba pensando en canalizarlo para matarla.
Stiles entró en pánico por sus palabras, levantando la cabeza del escritorio para mirar a Isaac de nuevo, lleno de rabia.
—Derek no te ha ordenado que hagas eso —Stiles dijo, tratando de mantener la calma mientras defendía a la chica de la que estaba bastante seguro de que estaba enamorado.
—Tienes razón, no lo ha hecho —Isaac sonrió—. Pero creo que sería divertido de todos modos.
—Y cambio.
. . .
Después de química, donde Lydia falló la prueba de kanima, Aspen deambuló por los pasillos hasta el baño de chicas por un momento a solas. Francamente, solo quería mirarse en el espejo y exigirle a su boca que hablara.
Pero cuando entró al baño, se miró en los espejos sobre el lavabo, suspirando, hasta que vio que no estaba sola allí.
En el reflejo del espejo, pudo ver a una rubia familiar detrás de ella, mirándola con una mirada torcida.
Mientras sacudía su cuerpo por el miedo, pronto se estrelló contra la puerta de un baño con garras alrededor de su cuello, arrancando un grito ahogado de sus pulmones.
—Hola, cariño —Erica ladeó la cabeza hacia un lado mientras observaba a Aspen jadear por aire—. Se rumorea que la muerte de los queridos mami y papi se llevó tu hermosa voz.
Aspen se llevó la mano a la garganta, tratando de apartar las garras de Erica, pero no sirvió de nada ya que seguía respirando con dificultad, desesperada por el aire que Erica le estaba privando.
—Es un poco patético, si me preguntas —Erica siguió regañándola—. Y aquí estaba yo pensando que tú eras la fuerte.
Apretó su agarre, arrancando más y más jadeos de los pulmones de Aspen.
—Todo lo que tienes que hacer es decir basta —Erica rio maliciosamente—. Vamos, dilo.
Los ojos de Aspen comenzaron a empañarse con lágrimas saladas, porque decirle a Erica que la dejara ir era todo lo que quería hacer.
—Di algo —Erica siguió investigando, intrigada pero irritada por el repentino silencio de Aspen Carter.
—Cualquier cosa —añadió, aún sin obtener una respuesta verbal mientras Aspen respiraba con dificultad.
—O vas a quedarte ahí como una cobarde, como tu herman...
Entonces, como si la rabia de ser tan víctima de Erica, Aspen reunió la fuerza para apartar la mano de la rubia de su cuello, interrumpiendo su oración antes de que pudiera terminar.
Ella dejó escapar un gruñido de ira mientras bajaba lentamente sus manos, las de ella aplastando las de Erica.
Literalmente aplastándola, ambas escucharon el sonido de los huesos crujiendo, ya que ahora era Erica la que soltaba jadeos mientras miraba a Aspen aplastando su mano.
Cuando la rubia volvió a levantar la vista, vio que los ojos de la chica ya no eran verdes, sino azules.
El mismo azul que Jackson había visto hace un par de semanas.
—¿Cómo diablos tienes la fuerza para hacer eso... —se quejó Erica mientras sostenía su mano rota con la sana, como si esperara que Aspen respondiera con sus palabras.
La chica Carter sentía tanta rabia, rabia con la rubia por acorralarla, explotar sus debilidades, subestimarla. Tanta rabia que no estaba acostumbrada a sentir, la última vez que estuvo así de enojada fue cuando Jackson la estaba arañando verbalmente sobre cómo Stiles nunca la amaría.
En lugar de ignorarlo y alejarse como lo hizo la última vez, canalizó la ira y ahora le tocó el turno de golpear a la rubia contra la pared de manera amenazante.
Ahora era el turno de Erica de asustarse.
Aspen no tenía garras, no tenía colmillos, todo lo que tenía eran ojos azules brillantes y un temperamento enorme.
—Tú no... e-eres... humana —Erica jadeó cuando Aspen le llevó el brazo a la garganta y cortó el suministro de oxígeno.
Aspen no sabía qué diablos era ella, y ahora que toda su familia estaba muerta, probablemente nunca obtendría esas respuestas.
Pero ella simplemente negó con la cabeza en la cara de Erica con el ceño fruncido, mientras movía su antebrazo del cuello de la rubia a su pecho, aplicando presión a sus pulmones.
Juró que la rabia que se apoderó de ella pudo haber sido suficiente para asesinar a Erica Reyes en ese mismo baño.
Lo único que la detuvo fue el sonido del baño de chicas abriéndose y la entrada de Allison Argent.
Cuando Allison vio lo que había encontrado, nunca pensó que lo diría, pero incluso ella tenía miedo de Aspen. Temía a la chica que veía como su hermana
Erica ahora se estaba ahogando por agarrar el aire, mientras Aspen simplemente sonreía en victoria, eso fue, hasta que vio la cara de Allison.
La expresión de su rostro fue suficiente para sacar a Aspen de lo que fuera que acababa de pasarle. Soltó a Erica y las manos de la rubia volaron a su propio cuello, frotando las marcas rojas que Aspen había dejado allí.
Erica y Aspen compartieron una mirada antes de que Erica prácticamente huyera del baño de chicas.
Allison estaba de pie en un lado de la habitación, Aspen en el otro, mientras las dos chicas se miraban fijamente, ninguna de ellas sabía qué diablos acababa de pasar.
Pero Aspen todavía no podía formar palabras.