SUNFLOWER | Harry Potter

By etrnaldream

311K 25.3K 45.3K

ใ…คโช ๐—ฆ๐—จ๐—ก๐—™๐—Ÿ๐—ข๐—ช๐—˜๐—ฅ. ใ…ค๐’˜๐’Š๐’•๐’‰ ๐’๐’๐’—๐’†, etrnaldream.โœโœ El girasol simboliza el amor y la admiraciรณn, y es... More

โ”€โ”€โ”€โ”€ ๐•ป๐–—๐–”๐–‘๐–”๐–Œ๐–š๐–Š.
Chapter one.
Chapter two.
Chapter three.
Chapter four.
Chapter five.
Chapter six.
Chapter seven.
Chapter eight.
Chapter nine.
Chapter ten.
Chapter eleven.
Chapter twelve.
Chapter thirteen.
Chapter fourteen.
Chapter fifteen.
Chapter sixteen.
Chapter seventeen.
Chapter eighteen.
Chapter nineteen.
Chapter twenty.
Chapter twenty-one.
Chapter twenty-two.
Chapter twenty-three.
Chapter twenty-four.
Chapter twenty-five.
Chapter twenty-seven.
Chapter twenty-eight.
Chapter twenty-nine.
Chapter thirty.
Chapter thirty-one.
Chapter thirty-two.
Chapter thirty-three.
Chapter thirty-four.
Chapter thirty-five.
Chapter thirty-six.
Chapter thirty-seven.
Chapter thirty-eight.
Chapter thirty-nine.

Chapter twenty-six.

5.9K 525 1K
By etrnaldream

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐒𝐄𝐈𝐒
───────────────
Conversación profunda.

.

LOLA WINDSOR.

Me encontraba frente al espejo de la habitación una vez Némesis y yo conseguimos descansar lo suficiente.

Mi plan era ir a la oficina de Harry para el tema de las clases extra que debía darme; tenía que ser honesta, y no estaba segura de si las quería realmente.

Es decir, después de todo lo que ha pasado entre Harry y yo, suponía que sería complicado enfocarnos en estudios que puedo ver en conjunto al resto de estudiantes.

Némesis no sabía de ello, y debía contarle si necesitaba de su ayuda.

—Oye. —murmuré, arreglando mi corbata.

Ella me miró desde su cama. —¿Si?

Suspiré.

—Esto es algo que nadie debe saber, es importante que mantengas otro secreto entre nosotras. —me giré en su dirección, formando una mueca— Por favor.

—Por supuesto, Lola. ¿Es sobre el señor Potter?

—Y mi padre. —rodé los ojos.

La simple mención de ese hombre pareció incomodarla un poco, pero de inmediato le hice gestos de negación con mi cabeza para relajarla; sabía que las cosas después de dicha carta no serían las mismas.

Un pequeño problema se había transformado en uno inmenso, y aunque no fuera mi responsabilidad, quería aliviar ese asunto.

Hacer que se olvidaran de ello por una vez.

—¿Recuerdas esa vez que McGonagall me llamó a su oficina?

—Sí.

—Bueno, después de eso tuve una conversación con mi padre. —me senté en el borde de mi cama, peinando mi cabello— Hizo un comentario respecto a... a clases extras, Némesis.

Ella asintió levemente, esperando que continuara. —¿Ajá...?

—Clases extras con el señor Potter. 

Se formó un pequeño silencio en el cual sólo pude verla, ansiosa de alguna respuesta de su parte, cualquier cosa que pudiera salir de ella.

Y recibí un suspiro que soltó al momento de ponerse de pie, llevando sus pasos hacia mí para hacer lo que siempre solía hacer conmigo; tomarme de las mejillas e inclinarse hasta depositar un beso en la cima de mi cabeza.

—Puedo darme una idea de lo lejos que eso puede llegar. —murmuró.

Parpadeé. —¿Qué quieres decir?

—Van a tener sexo.

No bastaron los segundos para que el calor subiera a mi rostro, dando por seguro que mis mejillas y pómulos estaban completamente en un color rojo por lo que había dicho.

—Némesis. —le regañé en un tono bajo, alejando su toque de mi.

—¿Qué? Es verdad. Por favor, ¿de verdad estás interesa en tomar clases extras cuando no las necesitas?

—Mi padre lo ordenó.

Se cruzó de brazos.

—Nadie va a saber si asististe a ellas o no, Lola. —rodó los ojos— Aunque viendo la situación en la que estaba el señor Potter, no creo que hoy tengan sexo.

—¡Deja de decirlo así!

Me levanté para volver al espejo, dando un último vistazo a mi aspecto y el uniforme que traía. Alisé la tela de mi falda con la palma de mis manos, revisando que estuviera a la altura perfecta y que a mí me parecía cómoda.

Némesis me observaba desde atrás en la misma posición, ladeando la cabeza.

—Ve tranquila, ¿si? —me sonrió con los labios apretados— Me aseguraré de que los chicos no insistan en buscarte, ni que hagan preguntas tratando de averiguar dónde estás.

—¿Les vas a decir que estoy con Dylan?

—Es una opción, sí. —bajó las esquinas de sus labios— Es mucho mejor que crean que estás en una relación con él y no con el padre de Albus.

—Buen punto. —bufé, agachándome para tomar mi bolso— No, espera. No estoy en una relación con él, con nadie.

Decidió tomarme de los hombros para guiarme hasta la puerta de la habitación, abriéndola para hacerme salir del lugar, dejándome en el pasillo solitario.

Se sentían voces en la sala común, y sólo esperaba que entre ellos no estuvieran los chicos.

—Buena suerte. —hizo una mueca.

—Te veo más tarde.

Tras haber liberado todo el aire retenido, bajé las escaleras, sintiendo cierto alivio cuando entre todas esas personas no estaban los chicos.

Por lo que abandoné el lugar rápidamente, sabiendo a la perfección los caminos que debía tomar y que me guiarían a su oficina.

Mi estómago dolía sin razón alguna; su enfado era evidente, se podía percibir a cualquier distancia y prefería saberlo con ayuda de una conversación.

Pero si él no quería, no iba a insistir con ello.

Sin embargo, me conocía a la perfección e iba a insistirle en hablar. No me gustaría causar molestia en él por posibles errores que cometí sin darme cuenta.

¿Era absurdo tener que dar explicaciones cuando no somos nada? Sí.

Némesis tenía tanta razón...

Y debido a eso ya me encontraba algo arrepentida cuando ingresé al salón que mantenía las puertas abiertas, revelando el camino a las escaleras y finalmente su oficina.

Puerta cerrada.

—No seas cobarde, Lola. —susurré— En algún momento vamos a tener que estar a solas y hablar.

Además, charlas de anticipación a veces son mucho mejor para mantener una buena relación con alguien.

Sin mal entendidos.

Chisté, avanzando a pasos firmes por el pasillo que formaban las mesas otra vez ubicadas en su lugar respectivo y no a los costados como hace unas horas atrás.

Subí las escaleras que guiaban a su oficina y alcé mi diestra para dar ligeros golpes en la superficie de la puerta.

Mi estómago se seguía revolviendo.

Aunque eso siempre pasaba cuando estaba cerca de él.

Pasaron los segundos donde no podía escuchar nada en el interior. Me hizo fruncir el ceño, golpeando por segunda vez.

A lo que obtuve la respuesta que esperaba.

Vi que la manilla se giró, luego dejando ver la oficina y una figura masculina en la habitación.

Harry se mantuvo ahí, parpadeando y acomodando las gafas que resbalaban por su nariz.

—Hola. —decidí hablar, inhalando profundo.

—¿Qué haces aquí?

Apreté los labios.

—¿Puedo pasar o vas a dejarme aquí afuera? —ignoré su pregunta.

Entonces se hizo a un costado, abriendo más la puerta para que yo pudiera ingresar.

Fue lo que hice, apretando el agarre en la tira de mi bolso y esquivando un poco su cuerpo para no llegar a chocarlo sin querer.

Como siempre su oficina estaba en una temperatura cálida que aliviaba mi piel fría, haciendo que mi cuerpo dejara de estar tan apretado ni con leves temblores.

Lo sentí cerrar la puerta y me giré en mi lugar, notando que él al parecer se quedaría ahí.

—¿Estás bien? —quise saber.

—Por supuesto. ¿Y tú?

Gruñí bajo. —¿Por qué estás actuando así?

—No estoy actuando de ninguna forma, Lola. —comentó— No sé qué ves de diferente en mí.

—Quizás el hecho de que me estás tratando completamente diferente a todos estos días. —sentí que me alteraba— Te pedí que fueras sincero respecto al último encuentro que tuvimos, y si estás arrepentido te voy a pedir que por favor me lo digas.

Tiró la cabeza hacia atrás, apoyándola contra la puerta.

—Siempre he sido honesto contigo, jamás voy a jugar contigo y tus sentimientos, tampoco con los míos.

—¿Y entonces?

Parecía a toda costa querer evitar el tema; ahora se alejó de aquella superficie, volviendo a su escritorio donde se ubicaban un montón de papeles con escritos en ellos.

Cayó en su silla, quitándose las gafas un momento para deslizar las manos por su rostro.

—¿Vienes a las clases? —me miró por cortos segundos— Supongo que sí, eso fue lo que acordamos.

Situé mi bolso en el sofá, acercándome también al escritorio para dejar caer mis manos en la mesa, aún viéndolo y esperando mayor contacto visual.

—Vengo a hablar, Harry. —utilicé un tono firme.

Alzó la cabeza entonces, luciendo como si no tuviera más alternativa que ceder a una charla necesaria.

—¿Por qué estás actuando tan distante conmigo? —murmuré, quitando esa faceta ruda a una débil; él me volvía débil— ¿Puedes decirme qué hice mal?

¿Por qué siempre era yo la que cometía errores y el resto quienes no se atrevían a decirlo?

—Tú no hiciste nada, Lola. —respondió bajo.

—¿Ya no quieres seguir con esto?

Parpadeó. —Quiero seguir si se trata de ti, pero... no así. No es la forma en la que quiero que pasen las cosas.

Hice leves negaciones, sin poder comprender a lo que se refería.

Abrí la boca para preguntar, pero él continuó de inmediato.

—Esto quiero que sea entre tú y yo, sin tener a terceros involucrados.

—¿Terceros? —arrugué el ceño— ¿Qué tercer...?

—Él tocándote por debajo de la mesa como si fueras su propiedad. —lo vi apretar la mandíbula— Perdóname, Lola, pero yo jamás he sido una persona de compartir interés amoroso.

Se puso de pie, dejándome con la boca abierta y las palabras en mi garganta; sus palabras parecieron ser lo más natural para él, dirigiéndose a un estante en donde se dispuso a buscar un libro.

Y su falta de interés en el asunto me estaba poniendo de los nervios.

Su acto tan indiferente, despreocupado del rumbo que podrían tomar las cosas si no se aclaraban.

Quería aclararlas, porque él estaba sacando propias deducciones sin saber lo que realmente sucedía.

Lo más importante, sin saber las decisiones que yo ya tenía tomadas.

—Por una vez deberías dejar de ser manipulado por tus pensamientos, Harry. —me crucé de brazos— Con Scorpius no ocurre nada, es mi mejor amigo, ¿te volviste loco?

—Nunca me toqué de esa forma con mi mejor amiga.

Rodé los ojos.

—¿Te importaría voltear y actuar como una persona acorde a tu edad? —demandé.

—¿Acabas de llamarme viejo?

Se volteó a la misma vez que hablaba, yo hice un gesto despreocupado.

—Si te consideras uno, es tu problema. —hice una pausa— Ahora, no sé qué pretendes que haga al respecto, los problemas de Scorpius no son los míos y él verá las cosas que hace.

—¿Será así siempre?

—¡Harry, no somos nada tú y yo! ¡Qué hay de malo con un gesto de amigos!

—Ese es el problema, Lola. No somos nada y eso me come la maldita cabeza. —habló exasperado.

Me quedé muda, teniendo mis ojos conectados con los de él.

—Entre Scorpius y yo hay muchas diferencias. —comenzó— Él es una persona acorde a tu edad, alguien que quizás puede entregarte más cosas que yo. No es tu profesor, es un chico que puede demostrarte todo libremente, en cambio yo no puedo. Para hacerlo tengo que tenerte aquí, bajo estas cuatro paredes y vigilando que nadie te vea salir después.

Agaché la cabeza, observando la punta reluciente de mis zapatos.

No sabía muy bien qué era lo que estaba sintiendo, pero percibía cierto desespero en su voz, como si estuviera ahogado.

Como si cada palabra las hubiera tenido retenidas y acababan de escapar sin su permiso.

—Harry, yo-

—No estoy arrepentido de todo esto que está pasando entre nosotros, pero créeme que saber que hay otras personas que pueden tenerte como yo quisiera, me está matando por dentro. —suspiró.

Ahora me sentía mal.

Su aspecto cambió en todos estos minutos pasados; no estaba molesto, estaba triste, preocupado.

¿Inseguro?

—Y estoy tan celoso de eso. —gruñó.

Decidida di pasos en su dirección, jugueteando con mis manos en la espalda para aliviar ciertos nervios que provocó su sinceridad.

Aunque le agradecía por eso; siempre he dicho que con honestidad muchas veces se llega a algo bueno.

—El punto es que quizás yo no quiero exponer el amor que alguien pueda darme. —ladeé la cabeza, subiendo la mirada a él— Y prefiero que cuatro paredes sean testigo, que no pueden hablar pero sí guardar secretos.

—Aún puedes cambiar de opinión, Lola. —subió una mano a mi mejilla, acariciándola— Aún estás a tiempo de tomar la decisión correcta, lo que te traerá un buen futuro.

—Sí, y lo tengo frente a mí. —asentí.

Ahora subió su otra mano, acercándome lo suficiente como para que nuestras frentes quedaran pegadas, causando además un pequeño roce de narices.

Eso me hizo suspirar con una sonrisa, acariciando su pecho por encima del traje que vestía.

—No quiero perjudicarte... no quiero que por mi culpa tengas problemas. —negó— Si alguien se enterara de esto, me da igual lo que pueda hacer conmigo, pero tú...

—Pero yo voy a estar segura de que hice la elección correcta en todo ese tiempo. —me acerqué un poco más, interrumpiendo sus palabras.— Soy tuya, Harry.

Me apretó.

Pertenezco al elegido.

Noté que sonreía, moviendo su cabeza de lado a lado pero sin acercarse más, dejando nuestros labios a la misma distancia en todo momento.

Lo disfruté, deslizando la mano de su pecho en dirección a su cuello, acariciándolo.

—Quiero que por una vez, a partir de ahora, sólo pensemos en nosotros. —propuse— No en quienes puedan estar cerca de mí o cerca de ti... porque mi interés está puesto en un hombre que se volvió el héroe de este mundo mágico.

Suspiró. —¿Estás haciendo que olvide lo que vi a la hora del desayuno?

—Por supuesto —contesté—, pero también estoy siendo honesta. Mi corazón está siendo honesto.

Me puse de puntas hasta atrapar su labio inferior, besándolo en un simple topón y luego agarrándolo entre los dientes hasta tirar de él.

Abrí mis ojos para verlo; él los mantenía cerrados, apretando más el agarre en mi cintura, deslizando una sola mano a la altura de mi cadera.

—No puedo evitar sentirme así, Lola. —susurró, pegándome a su cuerpo— No puedo evitar sentirme molesto al ver a otras personas rondando cerca de ti y yo tengo esa posibilidad. No puedo tenerte para mí frente a todos.

—Con privacidad todo funciona mejor. —deposité un beso en su mejilla, rozando mi mentón con su barba— Como me dijiste, sólo somos tú y yo.

Tú y yo, cariño.

Envolví su cuello para abrazarlo, descansando mi cabeza en su pecho y sonriendo inconscientemente cuando correspondió enseguida.

Se tiró hacia atrás para apoyarse en el estante, pillándome desprevenida cuando se aferró a mis muslos para alzarme.

Solté un grito de sorpresa junto a una risa, sosteniéndome con más fuerza de él y así evitar una caída.

Aunque sabía que él nunca me dejaría caer.

No mientras estuviera a su lado.

—No me gusta cuando te pones celoso. —confesé— Es decir, sí me gusta, pero te vuelves muy terco.

—Me tienes completamente enloquecido, no puedo evitarlo. —nos guió hasta el sofá, ubicándome sobre sus piernas cuando se sentó— Te he querido para mí desde que te vi el primer día, y ahora que por fin te tengo... no lo sé, no puedo.

Lo hice callar, situando dos dedos por encima de sus labios, entregándole negaciones de cabeza.

—Si te hace sentir mejor, hablaré con Scorpius. No puedo decirle la verdad, pero sí podría inventar algo.

—No tienes que hacer eso, Lola. —acarició mis muslos por debajo de la falda— Soy yo quien debe cambiar si quiere que esto funcione.

—No voy a estar contigo para cambiarte. —arrugué la nariz— Así me gusta, señor Potter.

Enterró los dedos en mi piel, inclinándose para repartir pequeños besos en la zona expuesta de mi cuello; lo único que se podía ver debido a mi blusa y corbata.

—Por cierto —lo empujé con cuidado desde sus hombros, alejándolo—, hay algo que debes saber.

Frunció el ceño. —¿Qué sucede?

Tomé una bocanada de aire.

—Némesis ya lo sabe.

Noté como tragó saliva al escucharme, esquivando mi mirada sin darme posibilidades de saber lo que pensaba.

Claramente su preocupación había vuelto.

—¿Y qué te dijo? —preguntó, formando una mueca— Lola, de verdad no quiero meterte en problem-

—Ella lo tomó bien. —intervine más rápido— Némesis... comenzó a sospechar desde el primer castigo que nos diste.

—Creo que soy un poco evidente, ¿no?

Carcajeé, dándole la razón. —Un poco. Sólo está preocupada de lo mismo que nosotros, Albus en específico.

Tiró la cabeza hacia atrás con frustración.

—Es algo que pienso todo el tiempo. No sólo en él, en todo lo demás... en todo lo que nos rodea. —soltó— Pero es algo que ya hicimos, algo que no vamos a poder olvidar y actuar como si nada.

—¿Te importaría contarme qué sucede con la madre de Albus?

Hizo contacto visual.

Era momento de saber qué sucedía; sólo eso me haría tomar una decisión de si alejarme o seguir con él.

—Yo... —apretó los labios— Le pedí el divorcio.

Hice el mismo gesto que él, girando la cabeza a un lado y procesando lo que acababa de decir.

¿Lo hizo por mi culpa?

—Harry, y-yo... si una parte de mi tiene que ver con eso, de verdad que no quería arruinar tu matrimonio. —me sentí desesperada otra vez— Jamás me gustaría que algo como eso sucediera, y-yo...

—Lola, Lola. —me llamó, sosteniendo mi rostro de inmediato— No, cariño. Si piensas que tienes la culpa, estás equivocada. Esto sucedió hace meses.

—Pero si aún q-quieres volver...

—No la amo. —respondió— Ya no puedo amarla, dejé de hacerlo hace mucho tiempo.

Resoplé, no muy convencida de lo que su boca soltaba. Era difícil, más sabiendo que su relación había sido bastante larga, donde en todo ese tiempo consiguieron formar una familia.

No quería obligarlo a negar sus sentimientos, pero él parecía saber cada cosa que pensaba, tomándome con más firmeza de las mejillas para que toda mi atención estuviera en él.

Sólo en él.

—Dejé mi pasado atrás hace mucho tiempo, y ahora mi futuro está frente a mí. —acarició mis pómulos— Si quiero algo, que sea sólo contigo, cariño.

Me dejé caer sobre su cuerpo, dejando mis manos a cada lado de su cuerpo y mi rostro enterrado en la unión de su cuello y hombro, inhalando el exquisito aroma de su perfume.

Me encantaba tanto cómo su cuerpo podía transmitir calidez, seguridad y confianza a la vez; él era la persona con la que más segura me sentía, donde nadie podría hacerme daño.

Y quizás eso me preocupaba, que Harry quisiera proteger a alguien más.

Alguien como su esposa, algo que sería completamente comprensible y donde no me entrometería; sólo necesitaba confiar en sus palabras y acciones.

Eso era algo que me costaba demasiado al momento de conocer a alguien.

—Deja esa cabecita en paz. —acarició mi espalda de arriba hacia abajo, lentamente— Mi relación con Ginny acabó, sólo estoy esperando que acepte y firme los papeles de divorcio.

—¿Y qué pasa si no lo hace?

Se encogió de hombros. —No me impide seguir contigo, Lola. 

—Pero quizás ella... ella quiere volver a lo de antes. —deduje con cierta duda.

Es decir, ¿tenía sentido si aún no firmaba los papeles, no?

—A ver.

Una vez más tomó mi rostro, apretujando mis mejillas hasta hacer que mis labios tomaran una extraña forma que lo hizo sonreír; fruncí el ceño por eso, alejando sus manos de un solo golpe suave a la espera de que hablara.

Pero se aferró a mi cabello, enterrando sus dedos en él con tanta tranquilidad que me hizo cerrar los ojos de pura satisfacción, suspirando largo y profundo.

—Puedo entender que todo esto te preocupe, lo sé, yo también estoy preocupado de algunas cosas. —reconoció, ladeando la cabeza— Pero estar pensando constantemente en el futuro será un impedimento para seguir con el presente... el presente somos tú y yo, porque es lo que estamos decidiendo cada día.

Hizo una pausa.

—Me tienes como un maldito loco, y honestamente nadie más hará que me sienta de esa forma.

Froté mis dedos contra su barba. —¿Puedes prometerme una cosa?

Asintió.

—Lo que quieras.

Relamí mis labios, manteniendo mis ojos en los de él.

—Si en algún momento te sientes arrepentido de ésto y quieres volver a tu vida normal... por favor házmelo saber. —dejé caer mis hombros, alejando cualquier tensión de mi cuerpo— No quiero sentir que sólo te estoy obligando a olvidar tu pasado a tal punto de perjudicarte.

—¿Perjudicarme?

—Ambos sabemos que si el mundo llega a enterarse, te cerrarían todas las puertas de posibles trabajos importantes. —me sentí mal de solo pensarlo— Puedes perder tu puesto como profesor y muchas más cosas... no quiero-

—¿Y tú crees que eso me importa? —negó— No cuando mi corazón está siendo feliz en estos instantes.

Sonreí leve, bajando la mirada.

Harry...

Lola.

Sus dedos se aferraron a mi mentón, atrayéndome hacia él en ese mismo acto para que nuestros labios hicieran contacto.

Parecieron encajar a la perfección, moviéndolos suavemente contra el otro hasta formar un ritmo sincronizado, único; un momento donde las palabras ni siquiera eran necesarias para expresar lo que sentíamos.

Y esta situación me hizo pensar en lo innecesario que era conocer a alguien en profundidad para conseguir crear sentimientos fuertes.

Cuando algo estaba destinado a ser, sentían un pequeño clic que te abría los ojos y te enseñaba esa persona que había pasado por el mismo proceso.

Un clic era mutuo, y podía decir que Harry había sido ese otro clic que me llamó todo este tiempo hasta llegar aquí.

Algo que no sabía qué nombre tenía, y honestamente no me importaba ponerle nombre; sabía que a Harry tampoco. No era necesario, no cuando las cosas eran mucho más bonitas si se iba con calma y seguridad.

A pesar de que no sabía que tan bonito era esto, no cuando existían muchas cosas por detrás que estábamos ignorando.

Cosas, personas...

Y pensar en el futuro me asustaba.

Porque posiblemente Harry ya se estaba convirtiendo en una prioridad, justo lo que Némesis quería que evitara.

Temía en el daño que yo misma estaba creando... daño que por mi culpa caería en otras personas.

—Una vez más estás pensando. —susurró contra mis labios, deteniendo el beso.

Dejé nuestras frentes pegadas, jadeando por la falta de aire que había en mí.

—Ayúdame a no pensar, entonces.

Iba a besarlo por segunda vez, pero sus dedos se entrometieron en nuestros labios, provocando que mis ojos se abrieran con sorpresa.

Parecía un poco más serio, haciéndome entender que no le gustaba que pensara más de la cuenta.

Sí, a mí tampoco.

—Todo irá bien, cariño. —insistió— Hagamos que nuestro futuro sea bueno.

—Sólo depende de nosotros.

Sonrió satisfecho. —Si nosotros queremos que funcione, hagamos que así sea. Pero si te hace sentir mejor, insistiré sobre el tema a Ginny, sé que puede ser muy incómodo para ti.

—Tranquilo... no te apresures con eso. —decidí restarle importancia— Si dices que eso no nos afecta, lo creeré.

Depositó un último beso en mis labios, esta vez mucho más corto en el anterior para después dar pequeños golpes en mis muslos que me hicieron arquear una ceja en confusión.

Entonces hizo un gesto en dirección a su escritorio, a lo que seguí su mirada.

—¿Qué va a pasar con las clases extra?

Volví a mirarlo, recordando lo que Némesis dijo.

Van a tener sexo.

Que ridícula era.

—Creo que estando los dos solos aquí sin que nadie nos moleste, no nos vamos a preocupar de unas clases que mi padre ordenó. —opiné.

—¿Y si él se entera?

—¿Tú quieres darme clases?

Guardó silencio unos segundos, luego negando.

Me encogí de hombros, sin quitar esa sonrisa de mis labios; una sonrisa divertida por la situación.

—Podríamos hacer esto. —comencé a explicar— Aparte de que puedo crear una mentira a mis amigos para no tener que esconderme cada vez que venga... las clases sólo se harán cuando ambos estemos de ánimos para tenerlas.

—¿Estás segura? Sé que son importantes para tus estudios.

—Tengo tiempo para divertirme y también para estudiar. —solté— No nos vamos a engañar, Harry.

Y tras un largo contacto visual en silencio, me tomó firmemente de las caderas para alzarme y conseguir recostarme en el sofá donde nos encontrábamos, ubicándose entre mis piernas para mayor comodidad.

Se sostuvo de un antebrazo, acariciando mi mejilla mientras nos obligaba a formar un beso tranquilo y delicioso.

Sus besos eran tan exquisitos.

Dejé que una de mis piernas se enrollara en su cuerpo para sentirlo más de cerca, acariciando su ancha espalda que me hizo suspirar por lo caliente que se sentía pese a la ropa cubriéndolo.

—¿Con que desobedeciendo a papá, cariño?

Me mordí el labio inferior.

—Y escondo muchas cosas más... como por ejemplo que mi profesor de Defensa está entre mis piernas en este momento.

—Y puedes tener más cosas entre ellas si así lo quisieras.

No me dejó responder a ello, saboreando mis labios con posesión.

Eran suyos.

Todo de mí era suyo si así lo quisiera.

Me encantaba pertenecerle.

⊹──⊱✠⊰──⊹

Gracias por tenerme paciencia siempre.

Les amo demasiado, son lo mejor en esta app.

Besitos, y no olviden que hay grupo de WhatsApp, se pueden unir cuando quieran.

<3

G.

Continue Reading

You'll Also Like

158K 22K 21
Viajar al Amazonas a pesar de su disgusto le abriรณ los ojos para darse cuenta que al final... Todavรญa no era verdaderamente libre. . . . No. 1 en #t...
592K 79.5K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ยฟUn embarazo? ยกImposible!
183K 10.3K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...