Jiang Fengmian esperaba en su habitación. Había visto la determinación y también la angustia y la ansiedad en el rostro de Yu Ziyuan cuando le pidió con la mirada que la dejara a solas con Wei Wuxian. Le deseó de todo corazón que fuera fuerte y que superara su desgarrador pesar.
Él mismo estaba harto de eso, pero sabía que, a pesar de su fuerte fachada y su comportamiento controlado, en el fondo su esposa era una mujer muy tierna y emotiva que amaba a su familia con todo su corazón. Ahora, sin embargo, temía que el rechazo que sufriría por parte de Wei Wuxian pudiera quebrarla.
No había sido capaz de disculparse ni de explicarle bien las cosas a su hijo porque había sido un cobarde. Sólo era una débil excusa para no querer agitar a Wei Wuxian más de lo que ya lo había hecho. Sabía perfectamente que si hubiera sido mejor para calmarlo y menos cobarde, se habría mantenido fuerte y habría evitado que el chico se culpara. Sin embargo, no lo había hecho. Lo único que pudo hacer fue sostener a su hijo en brazos y llorar junto a él. Aunque le ayudó a aceptar sus sentimientos, estaba seguro de que sólo había reforzado a Wei Wuxian en sus creencias distorsionadas sobre su propia culpa.
Esas creencias que, según su mujer, eran total y exclusivamente culpa suya. Ya intentó razonar con ella en numerosas ocasiones durante su encarcelamiento y después que no era cierto. Todos tenían una parte de culpa que cargar, aunque la de Yu Ziyuan era quizás la mayor -aunque Jiang Fengmian también estaba dispuesta a discutirlo-, ninguno de los miembros de su familia estaba libre de ella. Todos lo sabían y les corroía constantemente.
Por suerte, ahora que Wei Wuxian por fin había despertado, podrían empezar a compensarle y convertirse realmente en la familia que deberían haber sido desde el principio. Aunque el camino para ello sería probablemente largo y difícil.
Después de lo que Jiang Fengmian había visto con sus propios ojos, no sería fácil convencer a su hijo de que todos le amaban y querían cuidar de él ahora, después de todos los años en los que habían despreciado sus sentimientos y no se habían preocupado por su bienestar como deberían haberlo hecho. No le cabía duda de que todos tendrían que esforzarse por conseguirlo.
De repente, la puerta de la habitación se abrió de golpe y una Yu Ziyuan de aspecto muy angustiado entró corriendo. Cerró la puerta tras de sí y se quedó en medio de la habitación. Estaba llorando y tan rota que a Jiang Fengmian se le rompió el corazón al verla así. Inmediatamente supo que Wei Wuxian se había despertado y que Yu Ziyuan se había visto abrumada por su culpa.
Sin embargo, sólo podía especular en qué momento había sucedido eso. Él mismo no pudo decir su disculpa correctamente y ahora se arrepentía enormemente, ya que su propia culpa le carcomía las entrañas con más intensidad cada minuto. Sabía que si no volvía a enfrentarse pronto a Wei Wuxian y trataba de disculparse finalmente con él -no para buscar el perdón, sino para hacerle saber a su hijo que eran conscientes de sus errores-, acabaría por quebrarse. ¿Había llegado su esposa a su punto de ruptura justo ahora?
Jiang Fengmian se levantó inmediatamente y fue hacia ella. La estrechó entre sus brazos y la acercó a su pecho, dejando que ocultara su rostro y se apoyara en él. Nunca habrían pensado en hacer algo así antes de que todo se desmoronara tras el ataque al Muelle del Loto. Pero ahora se había convertido en algo que ambos necesitaban y agradecían. Estaban aquí el uno para el otro y no había nada de malo en mostrar debilidad aquí y ahora y ser consolado.
Una vez que su esposa se calmó un poco, Jiang Fengmian la dejó sentarse suavemente en la cama. Se colocó a su lado y continuó sosteniendo sus manos entre las suyas, mirándola con preocupación.
Pasó otro rato antes de que Yu Ziyuan hablara finalmente, sin levantar los ojos del suelo: "Fengmian, lo he hecho. He intentado disculparme..."
Eso no sorprendió a Jiang Fengmian tanto como había pensado. Siempre había sabido que su esposa era la más fuerte de los dos. Por supuesto que ella tendría éxito en seguir adelante. Pero, ¿por qué estaba en este tipo de estado emocional?
"No pude hacerlo del todo. No pude decir todo lo que quería. No pude disculparme por todo lo que había hecho mal con él. Son demasiadas cosas... ¿Cómo podría volver a enfrentarme a él? Me di cuenta de que no me creía. Fengmian, ¿qué debo hacer?"
Fue en este momento cuando Yu Ziyuan levantó la vista y encontró los ojos de Jiang Fengmian. Casi retrocedió, conmocionado. Incluso durante el largo encarcelamiento, su esposa nunca se había mostrado tan infeliz y rota. Se dio cuenta de que estaba realmente al límite de sus fuerzas. Y ahora buscaba un consejo porque realmente ya no sabía qué hacer.
Jiang Fengmian sonrió suavemente y besó castamente la mejilla de Yu Ziyuan. No pretendía ser nada erótico, sería muy improcedente en una situación como ésta. Era simplemente una muestra de su apoyo y algo que pensaba que le ayudaría a reconfortar el corazón herido de su esposa.
"Ziyuan", comenzó suavemente, "ya has hecho más de lo que yo podría hacer. Estoy seguro de que has hecho todo lo posible. Por favor, no te castigues por esto. Ya sabíamos que A-Xian no nos creería desde el principio, tendríamos que encontrar el camino hacia él poco a poco. Has dado ese primer y más importante paso. Ahora tienes que seguir insistiendo en tu sinceridad. Estoy seguro de que acabará creyendo en nuestras palabras".
Yu Ziyuan siguió observándole con atención, buscando claramente cualquier tipo de deshonestidad o duda en su rostro. Al final, aparentemente tranquilizada porque él le devolvía la mirada sin inmutarse, susurró con más esperanza de la que había entrado en la habitación: "Eso espero, Fengmian, lo espero sinceramente. No sé qué haría si A-Ying ya no fuera capaz de creerme".
Jiang Fengmian besó a su mujer una vez más, en cada mejilla, secando sus lágrimas. Luego tiró de su mano: "Es hora de descansar. Deberíamos dar a A-Ying más tiempo para curarse. Y también estaríamos más tranquilos y preparados después de un buen y largo sueño. El cielo sabe que últimamente no hemos tenido mucho de eso. No podemos ser demasiado emocionales cuando nos enfrentemos a él o simplemente intentará cargar con toda la culpa de nuevo".
Yu Ziyuan asintió inmediatamente y, tras quitarse las túnicas y los adornos del pelo, se acurrucaron el uno al otro bajo las sábanas, ofreciéndose comodidad y proximidad. Se durmieron antes de darse cuenta.