๐““๐“ธ๐“ท'๐“ฝ ๐“จ๐“ธ๐“พ ๐“ก๐“ฎ๐“ถ๐“ฎ๐“ถ๐“ซ...

By PlanetButterfly01

8.6K 699 1.8K

- ๐๐จ ๐ฅ๐ฅ๐จ๐ซ๐ž๐ฌ, ๐‚๐š๐ฆ๐ณ. ๐€๐ฅ๐ ๐ฎฬ๐ง ๐๐ขฬ๐š ๐ž๐ง๐œ๐จ๐ง๐ญ๐ซ๐š๐ซ๐šฬ๐ฌ ๐š ๐ฎ๐ง ๐œ๐ก๐ข๐œ๐จ ๐ข๐ง๐œ๐ฅ๐ฎ๐ฌ๐จ... More

PRELUDE
Boo
Guilty
Touch
Curiosity
Forgiveness
Game
Somebody
Mine
Dream
Maybe
Secret
Jealousy
Within
Frozen
Bath
Walk
Idiot
Real
Sex
Ghost (Extra)

Thanks

327 28 142
By PlanetButterfly01

El dolor muscular era terriblemente intolerable para mí si había sido provocado por el ejercicio físico, sin embargo, cuando desperté a la mañana con unos rayos de Sol bañando mi desnudez, sólo pude sonreír. Estiré las piernas con esas deliciosas agujetas en la parte trasera. Giré por todo el colchón sólo para soltar un grito emocionado contra la almohada. Había tenido sexo con Lauren Jauregui, mi hasta entonces mejor amiga. ¿Cómo sería nuestra relación a partir de ahora? Me aterraba la idea de que ignorara el hecho de que nos habíamos acostado cuando yo misma no iba a ser capaz de superar nunca la actitud sensual y dominante que exudaba la morena. La pasión con la que me besó, la exactitud con la que me tocó, la habilidad de su lengua... Entonces las imágenes lujuriosas de la noche anterior se detuvieron en mi mente para que un tornado de dudas se abriera paso en mi cabeza. Lauren desprendió una confianza envidiable; parecía muy segura de lo que estaba haciendo en todo momento: desde que sus labios se posaron en los míos hasta cuando yo estaba encima de su cuerpo. Controlaba cada paso como si hubiese recorrido la silueta femenina en un pasado no lejano. A esas dudas se le sumaron otras cuando caí en la cuenta de que estaba sola. ¿Se habría marchado como en mis sueños, me habría dejado en la soledad de un páramo dubitativo e inseguro? Los miedos se esfumaron en el segundo que apareció con una bandeja entre sus manos, las mismas que me habían acariciado hacía unas horas. Agradecí estar recostada en la cama o mis rodillas no hubiesen sostenido mi peso. Sobrevivir a una sonrisa de la ojiverde parecía ser una batalla titánica para mis articulaciones.

- Buenos días, preciosa. - Su saludo matutino contrajo hasta la última capa de tejido epitelial de mi estómago, lo que provocó que cientos de mariposas revolotearan libremente en mi sistema digestivo.

- Hey. - Le correspondí con un tímido gesto, sin incorporarme aún porque me sentía débil con su intensa mirada escaneando mi espalda descubierta.

- Vaya manera de iniciar el año. - Murmuró cerca, demasiado cerca. Dejó un beso en la tersa piel de mi hombro y yo sólo pude reaccionar a su cercanía como la adolescente hormonal que era cuando la tenía a escasos centímetros de mí. - ¿Cómo dormiste?

- Bien. - Mis neuronas se negaban a funcionar al máximo, lo que me dejaba con la única opción de lanzar monosílabos en un intento de concentrar toda la atención a los dedos de la morena que trazaban espirales por mi piel cual lienzo abstracto. - ¿Tú?

- De maravilla. - Cerré los ojos al percibir su aliento sobre mi oreja. - ¿Hambrienta?

- Mucho. - Contuve un jadeo cuando su lengua perfiló mi lóbulo en una burla obvia a mi autocontrol. - Lauren.

- Camila. - Replicó divertida. - Siéntate para poder alimentarte.

Le hice caso porque realmente podía morir de inanición, aunque prefería desayunarla a ella. Las hormonas van a acabar contigo, Karla. Mi fuero interno no se equivocaba. Las hormonas y Lauren estarían plasmadas como la causa principal de mi muerte en el acta de defunción. Hasta ese momento ella poseía todas las ventajas en aquel peligroso terreno carnal, no obstante, una vez que las sábanas se deslizaron hasta mis caderas y todo mi torso quedó desprovisto de protección, me supe con un atisbo de superioridad que no desaprovecharía. Sus iris se fundieron en la marea de excitación oscura que flameaba en sus pupilas cual mar de lava. La vi tragar saliva fuertemente y su respiración se volvió errática en el segundo que tomé un poco de miel con mi dedo índice. Lo llevé a mi boca para lamerlo con parsimonia, como si no estuviese famélica.

- Deja de hacer eso. - Gruñó pasado un tiempo de silenciosa tensión.

-;Si no he hecho nada. - Respondí con fingida ingenuidad. Observé cómo cortó el primer trozo del panqueque para depositarlo en mi boca apresuradamente.

- Come. - Volvió a quejarse, sin embargo, esta vez fue por mis labios encerrando sus dedos. - Joder, Camila, no estoy bromeando.

- Yo tampoco. - Mordí la punta de uno sólo para cabrearla un poco más, hasta que las ideas se acomodaran en mi mente y tuviese la valentía de preguntar todo lo que quería.

- Son hotcackes de banana. - Su nada sutil cambio de tema me otorgó la victoria en aquella batalla inicial.

- Plátano. - Murmuré a sabiendas de que desataría otra querella entre las dos.

- Banana. - Sin darse cuenta me estaba cortando el desayuno en pequeños cuadrados para luego dármelo como si fuese un bebé.

- Plátano. - Le sonreí a medias, en espera de su sedición.

- Bueno, plátano también. - Dijo un tanto mosqueada. Se veía tan sexy con aquella camiseta tres tallas más grandes, el cabello alborozado y su ceño fruncido por el ligero enojo. - Ya hemos tenido esta conversación antes.

- Y siempre me das la razón. - No perdí la oportunidad de recalcar mis infinitos triunfos en aquel asunto.

- Porque tu sonrisa es mucho más hermosa si te dejo ganar. - Confesó sin mirarme mientras sus pecas se ocultaban en el rubor de sus mejillas.

- ¿Por eso siempre perdías en Mario Kart contra mí? - Interrogué conmocionada. Asintió aún avergonzada. ¿Dónde estaba la Lauren engreída de anoche? - Viví engañada toda mi adolescencia.

- Lo siento. - Agachó todavía más el rostro, pero apreté sus mofletes para hacer coincidir nuestras miradas.

- No lo sientas. Es de lo más lindo que ha hecho alguien por mí. - Delineé sus espesas cejas con la yema de mis dedos hasta que su piel ardió tanto bajo mi toque que me alejé, temerosa de desatar un fuego que no ansiaba controlar ahora. No cuando había encontrado el coraje para dejar salir mi incertidumbre. - Ya que estás siendo sincera conmigo, ¿puedo hacerte una pregunta?

- Las que quieras, Camz. - Masticó la última porción del desayuno antes de empujarme contra el colchón. La miré desorientada. - Sólo me pongo cómoda.

La comodidad de ella significaba mi desconcentración en todos los ángulos posibles. Sus piernas enredadas en las mías, su melena haciéndome cosquillas en mis aureolas, su nariz rozando la mía... Me iba a volver loca mucho antes de poder hablar. A mis problemas cardiacos provocados por su cercanía debía añadir la psicosis a la indetenible lista de enfermedades que me afectaban. No era doctora, no obstante, acababa de diagnosticarme con un severo Síndrome de Lauren. Consistía en una inminente reducción de todas mis capacidades físicas y mentales cada vez que pensaba en ella o cuando nos encontrábamos a menos de un metro de distancia. Definitivamente había perdido el juicio por culpa de aquella mujer. La morena, en cambio, se mostraba impasible. Me instó a iniciar el interrogatorio, sin embargo, ni yo misma sabía cómo iniciar aquella conversación sin parecer una celosa compulsiva o una intensa que después del sexo se cree con más derechos sobre la otra persona.

- ¿Con cuántas mujeres te has acostado? - Sus facciones transitaron de la relajación a un estado de alerta instantáneo.

- ¿Quién te ha dicho eso? - Sentí cómo vertían un balde de agua helada sobre mi figura en medio de la Siberia. Ni siquiera su calor corporal pudo contrarrestar la sensación.

- Nadie. - Intenté deshacer el nudo que se aferraba a mi garganta, aunque aquello parecía imposible. - Sospechas mías.

- Escucha, Camz, eso forma parte de mi pasado. No tuvieron relevancia en mi vida.

- Por eso preferiste ocultárselo a tu mejor amiga. - Comenté dolida. Una parte de mí la odiaba por no habérmelo contado y la otra se sentía dolida al conocer que no había sido la primera chica en su vida.

- Fueron errores de una noche, nada importante... - Intentó explicarse, pero la corté enseguida.

- Justo como yo, ¿no? - El dolor resbaló por mi corazón como el limón en una herida abierta. - ¿Cuántas fueron? ¿Una, dos, tal vez veinte?

- No te compares, tú eres única. - Giré el rostro para evitar su mirada, sabía que una vez que tomara ese tren no habría boleto de retorno. - Fueron cuatro, ¿vale? La primera chica que besé fue en una fiesta de la facultad: tenía diecinueve años, estaba borracha y tú te habías ido con un chico a quién sabe dónde. Las otras tres se convirtieron en una mezcla de curiosidad y necesidad de imaginarte. Me estaba matando de a poco el verte enamorada de Shawn.

- Nunca estuve enamorada de él. - La interrumpí un tanto sorprendida por sus palabras. Ese "necesidad de imaginarte" se repitió en un bucle infinito.

- Me alegra saberlo, ese tonto no merecía ni un milímetro de tu corazón. - Mis latidos se agitaron en una revolución sanguínea que me tenía al borde de la preocupación. En serio moriría joven si ella continuaba con esos atentados a mi salud. - Tampoco parecías interesada en mí hasta ayer, me enviaste a la friendzone aquella tarde de noviembre en la que esperábamos a que dejara de llover en la biblioteca de la escuela. Recuerdo tus palabras exactas: quiero que seas la madrina de mi boda con Ryan Gosling, y aunque no logre casarme con él, quiero que seas mi mejor amiga por siempre.

- Tú tampoco parecías interesada en mí. - Murmuré perdida en la suavidad de su voz.

- Oh, Camz, siempre he sido una idiota por ti. - Sus esmeraldas brillaron cuando hicieron contacto con mis fanales en un anticipo de la tormenta emocional en la que me vería envuelta. - Tus lazos, tus faldas cortas, tus bromas, tu sonrisa, tus ojos, tu voz. Toda tú me reduce a la persona más idiota del mundo, desde que abriste aquella puerta del salón de música y caíste de bruces. Desde que me abrazaste por primera vez cuando murió mi abuela, desde que cantaste en mi oído cuando subimos a esa montaña rusa y estaba terrada por la altura. Desde que me dijiste "te quiero" y sólo pensaba en responder con un "te amo".

Las lágrimas resbalaron silenciosas por mis mejillas como si cada palabra salida de su boca hubiese estado destinada a remover hasta mi última fibra sensible. Lloré sin motivos, o quizás, tenía todo un arsenal de razones para ello. Tantos años reprimiendo un sentimiento para escuchar que ella se sentía de la misma forma.

- No llores, preciosa. - Besó cada gota salada con cariño, sin dejar de repetir cuánto le dolía verme así. - Regálame una sonrisa.

- Tonta. - Reí cuando se llevó una mano dramáticamente al pecho.

- Acabo de constatar la existencia del Olimpo. - Se acercó a mí, sin embargo, se detuvo a unos torturantes centímetros de mis labios. - No tenía idea de que Afrodita pudiese ser todavía más bella en persona.

- Lern. - Susurré entumecida por tantas emociones en tan poco tiempo. - Debemos hablar.

- ¿Qué estamos haciendo, Camz? - Sus labios rozaron los míos sin atreverse a saltar al abismo que separaba a nuestros cuerpos.

- Hablar en serio. De ti y de mí, de nosotras. - Suspiré al escuchar eso: Nosotras. ¿Podríamos ser lo suficientemente valientes para arriesgarnos a entrar a una relación?

- Creo que he sido bastante clara en cuanto a mis sentimientos, Camila. ¿Quieres que me arrodille o te haga un cartel enorme? - Se burló antes de esconderse en mi cuello. Le di un manotazo para llamar su atención. - Vale, voy a escucharte.

- Estoy enamorada de ti, Lauren, desde que escuché tu voz en el salón de música y nunca estuve tan agradecida de mi torpeza hasta ese día. Pero me moría de miedo de confesarte todo y que me rechazaras, que incluso sintieras repulsa hacia mí y dejaras de ser mi amiga. Prefería mil veces sufrir callada para contar con tu presencia en mi vida. Eres lo mejor que me ha pasado, Lern, no quiero perderte. - La abracé con fuerza, como si pudiera mantenerla adherida a mí eternamente.

- No me vas a perder, Camz. - Susurró contra mi cuello.

- ¿Me aceptas sabiendo cómo soy? - Las dudas avasallaron en mi contra, ella sólo sostuvo mis manos por encima de mi cabeza antes de besar mi barbilla. - ¿Qué haces?

- No puedo concentrarme si sigues tocándome. - Inclinó su cabeza para anclar sus orbes en los míos. El brillo que desprendían no hizo más que debilitar mi de por sí frágil estado de ánimo. - Sé cómo eres y justamente por eso soy una idiota.

- ¿Seguirás siendo la misma idiota por mí si cambio? - El eufemismo que utilizaba para referirse a sus sentimientos me parecía extremadamente tierno.

- Por supuesto. ¿No te has dado cuenta de que todos cambiamos un poco a diario? Un día despiertas y decides ponerle otra cucharada de azúcar al café y le das siguiente a la que fue tu canción favorita durante meses. Cambiar no es necesariamente algo malo, al contrario, cambiar está bien porque significa que estás avanzando hacia otra etapa de tu vida.

- ¿Entonces no te importaría que cambiara algunos aspectos sobre mí? - Necesitaba estar segura de varios aspectos antes de saltar del avión si paracaídas.

- De hecho, cambiaría varias cosas de ti si pudiera. - Me moría por apartarle ese mechón rebelde que me impedía escrutarle el rostro tranquilamente.

- ¿Cómo cuáles? - Pregunté nerviosa.

- No lo sé, Camz, te cambiaría esa inseguridad que vistes por un altar de confianza, o tal vez te daría mis ojos para que fueses capaz de entender por qué todos se giran al verte pasar. Te arrancaría las lágrimas para siempre y las sustituirías por esas sonrisas tuyas que alumbran cada rincón de mi alma. - Desvió la mirada para evitar la mía ahogada de tantas emociones. - Te haría entender que eres simplemente perfecta, y que no importa si cambias, esta idiota seguirá amándote sin importar qué.

- Te amo. - Solté y sin esperar su respuesta, la besé como si no lo hubiese hecho en años. El reencuentro con su boca me arrastró a un remolino incesante de euforia. - Te amo tanto, Lern.

- Y yo a ti, cielo. Te amo y no me va a alcanzar la vida para demostrártelo. - Dejó un beso casto en mi frente, como si estuviese buscando tiempo para reacomodar sus pensamientos. - Quiero ser tu mejor amiga con permiso a besarte siempre que quiera.

- ¿Quieres que seamos amigas con derecho? - Pregunté un tanto molesta por aquella propuesta, no era lo que tenía pensado para nosotras.

- No, boba, quiero que sigamos siendo las mismas. Quiero que la conexión entre ambas no se pierda, pero quiero poder tocarte delante de todos. - Resopló frustrada. - No soy buena en esto, Camzzi.

- ¿Quieres que sea tu novia? - Interrogué aliviada, con una sonrisa enorme tirando de los músculos de mi cara.

- Eso. - Acunó mi rostro entre sus manos, ninguna dejó de sonreírle a la otra. - ¿Quieres ser mi novia, Camila Cabello?

- ¿Eso siquiera es una pregunta? - Me carcajeé antes de cruzar mis dedos por detrás de su nuca. - Por supuesto que quiero, Lauren Jauregui.

Sus labios deslizándose despacio contra los míos me mostraron mi vida desde los dieciséis años hasta ahora en un filme rápido salpicado de tantos sentimientos que cuando detuvimos el beso, sonreí agradecida. Agradecida con la vida por situarla en mi camino, por permitir que encontrara el amor en ella porque nadie más podría nutrirme de tanto con algo tan simple como una sonrisa. El futuro podría ser incierto, pero ahora me sentía completa y protegida entre sus brazos.

- Gracias. - Ella me observó contrariada.

- ¿Gracias por qué, Camz?

- Por ser tú, por amarme, por estar siempre. - Volví a besarla con el corazón latiendo a mil pulsaciones por segundo. - Gracias por ser mi Lauren.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Hola, bellas criaturas del inframundo...
He aquí el último capítulo de este fanfic que inicié sin una idea clara de lo que sería y hoy, 31 de julio del 2022, lo declaro mi fanfic favorito de mi autoría. Gracias a ustedes por leer, por comentar, a los que me alentaron a continuar. No me gusta decir adiós tan de repente, mucho menos con el cariño que le tengo a esta Lauren y Camila que son fruto de mi una mente intranquila como la mía, así que nos leemos pronto en un capítulo extra. Espero que hayan disfrutado de esto tanto como yo.
Eeeeen fin, espero encontrarlos en futuras obras y disfruten del capítulo.
Xoxo💖

Continue Reading

You'll Also Like

758K 113K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decรญan ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
98.8K 5.1K 51
Lauren hija รบnica de una familia humilde , estudiante de mรบsica ama tocar el Piano, lesbiana sus padres la apoya en todo solo que no les gusta su ac...
179K 10.2K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...
14.7K 740 32
Es una historia muy romรกntica y dramรกtica, entre dos hermanos mellizos se trata de APOLO y ARTEMISA... Ambos se enamorarรกn perdidamente, Poseidรณn y a...