En alguna calle de Venecia

By Vaaalmoon

4.3K 1.4K 1.3K

La música corre por sus venas, así como corren las aguas por los canales de la ciudad del amor. El vehemente... More

Editorial Cobellette
Introducción
Capítulo 1 •Turbulencia•
Capítulo 2 •Karma•
Capítulo 3 •Croissant y chocolate•
Capítulo 4 •Hipnotizada•
Capítulo 5 •Primer día•
Capítulo 6 •Caballo loco•
Capítulo 7 •Tarde de películas•
Capítulo 8 •Plantado•
Capítulo 9 •Mentirosos•
Capítulo 10 •Rarita•
Capítulo 11 •Inesperado•
Capítulo 12 •Tequila•
Capítulo 13 •Llámame por mi nombre•
Capítulo 14 •Perfectamente imperfecto•
Capítulo 15 •Amigos•
Capítulo 16 •El inicio de una guerra•
Capítulo 17 •Zona de peligro•
Capítulo 19 •Piscina, vodka y retos•
Capítulo 20 •Regla número seis•
Capítulo 21 •Fugaz•
Nota de la autora

Capítulo 18 •Cannolis•

54 13 3
By Vaaalmoon

Alessia Russo

El delicioso líquido tibio que se desliza por mi garganta, actúa como aislante de la realidad, transportándome a lo más profundo de mis pensamientos.

Pequeños fragmentos de lo que han sido mis últimos días aparecen uno a uno en mi mente, como una película.

Seis días han pasado desde aquel beso, seis días en los que he estado evitando a toda costa quedarme a solas con Allan, aunque últimamente hemos pasado más tiempo juntos de lo normal, pues es cierto que su hermana quería ser mi amiga y me ha invitado muy a menudo a su casa, exactamente donde me encuentro en este momento.

También le he dedicado mucho tiempo a fortalecer mi amistad con Zahara, ya hasta parece que nos conociéramos de toda una vida. Por desgracia, no he podido encarar a Zaid, pues desde aquel día se fue de la ciudad por un viaje de negocios, que al parecer era muy importante. Tanto así, que pospusieron la fiesta en la piscina a la que me habían invitado.

«¡Demonios, la fiesta!»

Miro mi reloj para confirmar que, justo como imaginaba, ya se me hizo tarde, la fiesta comienza a las cinco y ya solo faltan diez minutos para eso.

¡Zahara me va a matar! Aunque le dije de mil maneras que no quería asistir, me hizo prometerle que no la dejaría sola el día de hoy.

Lo peor es que aún no puedo irme, Valeria me pidió el favor de cuidar a su nonna unos minutos mientras ella iba a la farmacia a comprarle sus medicamentos, pues desde hace tres días se encuentra enferma.

Termino de lavar la taza donde se encontraba el chocolate caliente que estaba bebiendo, agarro una toalla para secar mis manos y posteriormente tomo mi celular para llamar a Valeria. 

—Hola Vale, ¿Tardarás mucho? Ya debo irme.

—No te preocupes, ya estoy cerca. Puedes irte si quieres. —dice al otro lado de la línea.

—No pienso dejar a la nonna sola, yo espero, solo date prisa por favor.  —pido, para luego colgar la llamada.

Mientras guardaba nuevamente mi celular, el mismo emitió una vibración. Al mirar la pantalla, era un mensaje de Zahara.

"Más te vale que ya vengas de camino, ya la gente está llegando."

—Alessia. —dice tosiendo.

Reconozco la voz de inmediato, así que corro asustada hacia la habitación donde reposa la abuelita. Al entrar, me sorprende encontrarla sentada, pues la habíamos dejado acostada, como lo indicó su médico.

—¿Está todo bien, señora Bianca? —pregunto con voz nerviosa.

—Si querida. —tose. —Y ya te dije que no me llames así, por favor dime nonna.

—De acuerdo, ahora dígame por qué está sentada y para qué me llamó. —inquiero.

La observo correrse a un lado y darle dos palmadas a la cama, invitándome a sentarme.

Obedezco su petición, ya que no tengo nada más que hacer mientras espero a Valeria.

—Ya me duele la espalda de estar tantos días acostada, y te llamé porque quería hablar con alguien. —confiesa.

No pude evitar tomar su arrugada mano entre las mías, y propinarle leves caricias. Ya saben que tengo mucho amor hacia los ancianos, así que, esta preciosa señora, se ha ganado mi corazón muy rápido.

—Aquí estaré para usted, cuantas veces lo necesite, soy muy buena escuchando. —sonrío.

—Sabes, sobre lo que me contaste ayer. —respira con algo de dificultad. —Quería contarte una anécdota y espero que la tomes como un consejo. —dice, mientras yo asiento.

—Cuando era joven, tenía un sueño al igual que tú. Era un gran sueño, me apasionaba y me hacía feliz de solo pensarlo. —suspira. —Pasaba todos los días por las panaderías cercanas y me quedaba horas observando y analizando todo. Soñando con un día poder tan siquiera trabajar en una.

Espero atenta mientras ella toma una pausa para beber agua, sus pulmones no están funcionando muy bien últimamente.

—Bien como te decía, mis padres eran agricultores, mi papá quería que yo hiciera lo mismo para así mantener el legado familiar. Mi madre, por el contrario, soñaba que en el futuro yo sería una gran doctora y salvaría muchas vidas.
Poco a poco me dejé influenciar de ellos por el simple hecho de complacerlos, me dediqué a aprender un tanto de ambas cosas y sin darme cuenta, dejé a un lado mi sueño.

No digo nada, solo la observo con una sonrisa, me causa demasiada ternura escucharla hablar y ver ese brillo especial en sus ojos.

—A mis veinte años, mientras vivía en Roma, conocí a un hombre, era maravilloso y me hacía sentir muy bien. Un día, le conté lo mismo que acabo de contarte. Él me tomó de la mano y me llevó a una casa un poco retirada de donde estábamos, al entrar nos recibió un señor de algunos cuarenta años, me hicieron sentarme y esperar en la sala, mientras tanto, ellos se fueron a platicar a otro lado.
No habían pasado ni cinco minutos cuando este señor vuelve vestido con un delantal, extendió su mano hacia mí dejándome ver que traía otro, y con una enorme sonrisa me lo entregó.
Desde ese día, el señor Mauricio Mocca se dedicó con paciencia y entrega a enseñarme todo lo que sabía sobre repostería, panadería, y hasta diferentes maneras de preparar café.

La observo mientras una lágrima recorre su mejilla, pero no se preocupa por disimularla.

—Dos años después, me casé con Victor Hill, el hombre que me llevó hasta ese lugar, el hombre que me regaló a mis dos hermosos hijos y quien durante cuatro décadas se encargó de hacerme sentir la mujer más afortunada y feliz del mundo. El mismo hombre que, con mucho esfuerzo, me ayudó a cumplir mi sueño, nuestra pequeña panadería en el garaje de la casa.
Fue un éxito, aunque un tiempo después, por cuestiones de su trabajo nos mudamos a Venecia, donde colocamos el "Mocca Caffè" en memoria de Mauricio.

Ahora, cada primer día del mes hago cannolis y los dejo en cualquier punto frente al canal de Venecia. Recordando con nostalgia a mi difunto maestro mientras me enseñaba a cocinarlos en nuestras primeras clases... Y a mi también difunto gran amor, cuando los devoraba con ansias como si no hubiera un mañana.
Eso lo hago confiando en que el viento y la corriente del agua les hará llegar el olor a donde quiera que se encuentren en el universo.

—No estaba en mis planes llorar hoy. —digo sorbiendo mi nariz y limpiando mis lágrimas. —Es la historia más conmovedora que he escuchado en mucho tiempo.

—Espero que hayas entendido el mensaje, Alessia. —seca las lágrimas de su rostro. —Nunca abandones tus sueños bajo ninguna circunstancia, no coloques la felicidad de otros por encima de la tuya, aunque ahora mismo pienses que lo correcto es complacer a tus padres y no asistir a ese concierto, no lo es, te lo aseguro. Solo reflexiona sobre tu futuro y lo que quieres lograr. Y si tú lo que más deseas es ser una gran violinista, no te preocupes por quienes no creen en ti, pues tu mayor apoyo siempre debes ser tú misma. Hazle caso a tu corazón, en todo momento.

—Muchísimas gracias por tan hermosas palabras. —respondo conmovida. —En serio necesitaba escuchar eso.

—Lo sé, por eso te hice entrar a mi habitación, sabía que aunque actuaras normal, en el fondo estabas dolida.

—Ya decidí que buscaré un trabajo, yo misma pagaré mis estudios y el viaje para el concierto. El hecho de que ellos no tengan dinero no me va a detener, y si debo quedarme más de lo planeado lo haré, aunque mi madre me diga mil veces que se va a morir si no me ve pronto, sé que únicamente lo hace para manipularme, pero ya no más. —suelto.

—Es lo mejor mi niña, ahora sécate esas lágrimas y ve afuera, Valeria llegó hace rato y se asomó por la ranura de la puerta, pero no quiso interrumpir.

Me levanto de la cama y le doy un fuerte abrazo a Bianca, me hizo llorar, pero a la vez me llenó de inmensa felicidad y entusiasmo.

—Vendré mañana y espero encontrarla sana. —advierto.

—Ya verás que sí, estaré tan sana que te prepararé cannolis, ya que sabes la historia mereces probarlos.

Asiento con una sonrisa y salgo de la habitación.

—Tu celular va a explotar. —me dice Valeria riendo mientras me lo entrega.

—¡Dios! Tu abuela me hizo olvidarme que debía irme.

Me despido con un beso en la mejilla y salgo con prisa.

Al llegar abajo me encuentro con Allan, ordenando unas mesas.

—¿A dónde con tanta prisa? —comenta riendo.

—Tengo una fiesta y voy tarde, mañana vendré nuevamente, se lo prometí a tu abuela.

Le doy un abrazo y corro lo más rápido que puedo hasta la casa de Zahara.

Al entrar, el ambiente de fiesta es más que obvio, la señora Mery está secando el agua que dejan las personas al salir de la piscina, también levantando las botellas y vasos que están regados por toda la casa.

Luego de saludarla me dirijo hacia el núcleo de la fiesta: el área de la piscina.

Lo primero que mis ojos detectan es a mi amiga, bailando muy pegada con un chico que segundos después reconozco, Jace.

La rubia me detecta y viene hacia mí.

—Te voy a matar niñita estúpida, pensé que me dejarías aquí solita y abandonada entre tantas personas como si no tuviera una amiga que me acompañara. —dramatiza.

El fuerte olor a alcohol que proviene de su aliento me hace alejarme instintivamente de su rostro.

—Zahara, estás ebria.

—¡Si lo sé! ¿No es genial? —sonríe tambaleándose. —Puedes embriagarte también, hay mucho alcohol gratis y además tu guapo amigo me está cuidando. —dice señalando a Jace, haciendo un intento de guiño sexy, que de eso último no tiene nada. —Vamos a la piscina, el agua está deliciosa.

—No puedo, salí apurada y olvide traer mi bañador.

—Pues báñate en ropa interior, así puedes atraer a alguno de estos chicos guapos. —Sus ojos se abren como platos mirando sobre mi hombro. —Mentira, no te dejaré hablar con ninguno de esos hombres. —se retracta.

Sigo su mirada poco disimulada y al girarme, me sobresalto cuando noto a Zaid detrás de mí, a muy poca distancia para mi desgracia.

—Hola pequeña, pensé que no vendrías. ¿No trajiste a tu novio? —dice pasando su brazo sobre mi hombro.

No puedo negar que me encanta como se siente, pero mi orgullo es mayor. Así que quito su brazo con repugnancia, como si me causara asco tocarlo.

«Ni que estuviera embarrado de excremento nos daría asco»

—No tengo novio, y para tu desgracia si vine.

—Ay, que mal que el mesonero no sea tu novio, se ven tan lindos juntos. —ríe con sarcasmo. Dejándome ver su perfecta dentadura.

—Si me disculpas me iré con mis amigos, aunque tenemos una conversación pendiente tú y yo, no pretendo tenerla aquí. —advierto.

—Primera vez que estamos de acuerdo en algo, pequeña. —se acerca nuevamente. —También me gustaría conversar contigo en un lugar más privado. —sonríe. —Que bueno que no trajiste tu bañador, no me gustaría verte en paños menores atrayendo la vista de otros. —En un movimiento rápido acaricia mi mejilla y se va.

Respiro profundo para tratar de calmar mis emociones y me giro, llamando con señas a Zahara, que hasta ahora no sé en qué momento se fue de mi lado.

«¿Cómo ibas a notarlo si estabas embelesada viendo a Zaid?»

Se acerca bailando y observo sus ganas de decir algo, pero no se lo permito. Me acerco a ella y la tomo por los hombros, obligándola a prestarme atención.

—Préstame el bikini más sexy que tengas en tu armario, y consígueme una botella de lo que sea que contenga mucho alcohol. —le digo, mientras ella me mira con expresión de asombro. —Esta noche, voy a disfrutar como nunca.


N/A:

Hola🫣
Perdónenme, se que me tardé más de lo habitual en actualizar, pero se me complicó un poco escribir ya que estoy de viaje.

Espero que les haya gustado el capítulo, gracias por sus votos y comentarios❤️

Por cierto, que linda la historia de la nonna ¿no creen?🥺

Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 184K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...
90.8K 6.7K 22
Hazel, una chica que es famosa en la escuela por agarrar a patadas a todos y ser muy extrovertida y Noah, la chica mas popular de toda la escuela, a...
583K 96.8K 74
Kylian Craig tiene claras dos cosas: enamorarse debilita y todo se puede negociar, así que cuando se da cuenta de que una de sus más grandes inversio...
1.8M 126K 88
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...