Capítulo diez.
Charla de chicas
—Está bien, solo para que lo sepas, no te tengo miedo —Stiles intentó intimidar al hombre lobo Hale. Derek devolvió el comentario con el ceño fruncido, intimidando francamente tanto a Stiles como a Aspen en el asiento trasero del auto achaparrado.
—Yo sí —Aspen declaró sin rodeos—. No creo que hayamos tenido el placer de conocer todavía, imitación de Mason Greyback.
—Te acabas de contradecir por completo, princesa —Murmuró Derek.
—¿Cómo?
—Dices que me tienes miedo y procedes a insultarme. Valiente.
—Sí, ella puede ser así. Además, ¿cuántos hombres lobo ficticios conoces, Aspen? —Stiles preguntó con el ceño fruncido.
—Todos —ella se encogió de hombros.
—No importa. Solo quiero saber algo. ¿La chica que mataste? Era una mujer lobo. Era de un tipo diferente, ¿no? —Stiles divagó—. Quiero decir, ella podía convertirse en un lobo completamente, y sé que Scott no puede hacer eso. ¿Es por eso que la mataste?
—¿Por qué estás tan preocupado por mí, cuando tu amigo está en problemas? —dijo el hombre lobo Hale—. Cuando cambie en el campo, ¿qué crees que van a hacer? ¿Simplemente seguir animándolo?
—Quizás —Aspen murmuró sarcásticamente, ganándose una mirada de Derek.
—No puedo evitar que juegue, pero ustedes dos matones pueden... Y créanme, quieren hacerlo.
. . .
—¿Qué diablos piensan ustedes dos que están haciendo? —El sheriff Stilinski gruñó a los dos adolescentes.
—¿Intentando ayudar? —Aspen chilló.
—Sí, lo que ella dijo —Stiles lo siguió.
—Está bien, ¿qué tal si me ayudan a entender exactamente cómo encontraron esto? —El padre de Stiles presionó más.
—Estábamos buscando el inhalador de Scott —El chico rapado y la chica morena dijeron al unísono, casi como si estuvieran ensayando, cosa que no era así.
—¿Qué se le cayó cuando?
—La otra noche —Stiles respondió, Aspen se dio cuenta al instante de que estaban a punto de quedar atrapados en una mentira.
—La otra noche... ¿cuando estabas aquí afuera, buscando la otra parte del cuerpo? —Stilinski presionó, Aspen trató de mirar a Stiles para decirle que no respondiera a esa pregunta, pero ya era demasiado tarde.
—Sí —dijo con confianza, asintiendo.
—¿La noche que me dijiste que estaban solos y que Scott estaba en casa?
—Sí...
—Bueno —Aspen murmuró por lo bajo.
—Oh mierda —dijo Stiles, retrocediendo.
—Entonces, me mentiste —dijo el sheriff.
—Depende de cómo defina mentir, sheriff —dijo la chica Carter.
—Lo defino como no decir la verdad, Aspen. ¿Cómo lo definirías tú?
—¿Como una forma de distorsionar la verdad? —dijo Stiles, sin darle a Aspen la oportunidad de responder con su comentario sarcástico.
—Váyanse de aquí. Los dos —demandó el Sheriff Stilinski, seguido por Aspen y Stiles alejándose de la escena.
El teléfono de Aspen comenzó a vibrar en su bolsillo, lo sacó y encontró el nombre de contacto 'MAMÁ' en la pantalla.
—Debería contestar esto —Le dijo a Stiles antes de caminar un par de metros para llamar a su madre.
—¿Dónde diablos estás, Aspen? —dijo su madre desde el otro lado de la línea, aunque no sonaba enojada, o al menos Aspen esperaba que no, sino solo preocupación.
—Estoy- umm... —Aspen vaciló, tratando de pensar en una mentira piadosa para no tener que decirle a su madre que estaba en la escena del crimen.
—No me mientas, Asp. Siempre puedo darme cuenta cuando estás mintiendo —dijo Maggie Carter.
Sin embargo, Aspen no escuchó y respondió con un simple: —Estoy en la casa de Stiles.
Hubo una pequeña vacilación antes de la respuesta de su madre.
—Está bien, bueno, dime la próxima vez que te vayas sin decir una palabra, ¿de acuerdo? —Dijo su madre, claramente sin poder darse cuenta cuando su hija estaba mintiendo. Aunque, en su defensa, la mentira de Aspen era bastante creíble.
—Lo haré, lo siento mamá —Aspen se disculpó—. ¿Te veo luego?
—Adiós cariño.
Cuando Aspen colgó el teléfono, sintió una pizca de culpa. Sabía que su madre era sobreprotectora, pero por una buena razón. Nunca fue tan cautelosa antes de que Ace muriera, Aspen siempre pensó que su cambio de comportamiento tenía algo que ver con la muerte de su hermano. Antes de que falleciera su hermano, Maggie Carter era una madre tranquila y relajada. Aspen ni siquiera tenía toque de queda, y en ese entonces apenas era una adolescente. Pero ahora, sus padres habían subido el nivel de protección y severidad, pero ella lo entendía. Ella supone que una parte de ellos está paranoico de que la historia se repita con Aspen.
Aspen sabía que sus padres ya creían que Beacon Hills era un pueblo maldito, que era más peligroso que el promedio. Pero por mucho que quisieran empacar sus cosas y salir de ese maldito pueblo, no podían.
Para empezar, los Carter no tienen exactamente la capacidad financiera para hacerlo, su verano en el otro lado del mundo fue lo máximo que pudieron hacer para escapar, pero eso fue temporal. Y segundo, Aspen y Ace crecieron en Beacon Hills, en su casa. Ahora que Ace se ha ido, solo quedan los recuerdos de él, en esa casa. Incluso si Maggie y James Carter pudieran sacar cada centavo que tuvieran para salir de esa ciudad, estarían dejando demasiados recuerdos. Y en tercer lugar, cuando Aspen perdió a su hermano, recurrió a otras dos figuras importantes en su vida, Scott McCall y Stiles Stilinski. No se separaron de su lado durante días después de que Ace se fuera, estuvieron con ella en cada paso del dolor, y los padres de Aspen lo vieron. Nunca podrían separar a Aspen de esos dos, al menos no de manera intencional o permanente.
—¿Estás bien? —La voz de Stiles sacó a Aspen de su aturdimiento.
—Sí, era solo mi mamá —Aspen respondió, mordiéndose la lengua sobre el tema.
—Bueno, vamos, agarremos a Scott y salgamos de aquí.
. . .
—No puedo encontrar nada sobre el uso de matalobos para el entierro —se quejó el chico McCall. Aspen estaba actualmente aplastada en el asiento trasero del jeep, una vez más jugando con algunos hilos sueltos de su suéter con la cabeza asomando entre los dos asientos delanteros.
—Solo sigue buscando. ¿Tal vez es como un ritual o algo así? Tal vez te entierran como lobo —dijo Stiles, y la chica Carter no pudo evitar reírse levemente.
—¿Que es tan gracioso? —dijo Stiles, mirándola a través del espejo del auto.
—Perdóname por no estar completamente acostumbrada al hecho de que hablar de hombres lobo y acónitos es ahora una conversación completamente casual para nosotros tres —Aspen respondió.
—Tal vez es diferente para las mujeres lobo —sugirió Stiles, ganándose una mirada de '¿en serio?' de la chica en el asiento trasero.
—¡Está bien, detente! —Scott gruñó, irritado de repente.
—¿Detener qué? —Aspen interrumpió.
—¡Dejen de disfrutar esto tanto! ¡Ambos!
—¿Estás bien? —preguntó Stiles.
—¡No! No, no lo estoy. Estoy lejos de estar bien —Scott siguió gruñendo.
—Eres tan melodramático, Scotty boy —dijo Aspen, recostándose en su asiento.
—Vas a tener que aceptar esto, Scott. Tarde o temprano —dijo Stiles.
—No puedo.
—¿Te calmarías, muchachote? Estás destinado a ser un hombre lobo todopoderoso, no un llorón quejoso —dijo la morena sarcástica en el asiento trasero.
—¡No! No puedo respirar... —Scott continuó respirando pesadamente.
—¡Estaciónate!
Stiles inmediatamente estacionó su jeep al costado de la carretera mientras Scott continuaba teniendo un ataque por una razón desconocida. Agarró la bolsa de Stiles, metió la mano en ella y sacó una flor morada, Aspen entrecerró los ojos, no la había visto antes o sabía por qué era un problema tan grande.
—¿Estás llorando por una flor? —Aspen se burló.
—En su defensa, es Wolfsbane... —dijo Stiles, con pánico en su voz. Las cejas de Aspen se dispararon en estado de shock mientras examinaba la planta morada.
—Huh, siempre pensé que eso era un mito... —murmuró ella ganando miradas de ambos chicos.
Stiles agarró el acónito, en realidad agarró todo su bolso, salió del auto y arrojó todo al bosque.
Aspen saltó del asiento trasero y se acercó a su lado, con los brazos cruzados.
—No tenías que tirar todo tu bolso, Stilinski. Eres tan dramático como él —dijo sarcásticamente.
Ignorando el comentario de la morena, Stiles se giró para gritar: —Scott, estamos bien, ¿de acuerdo? —solo para descubrir que Scott ya no estaba allí, no a la vista.
—Se acaba de escapar, literalmente... —dijo Aspen sin gracia, con los ojos entrecerrados.
—Sí, creo que lo hizo —Stiles respondió, girándose para mirar a Aspen.
—¿Viaje por carretera?
. . .
—Stiles, sabes que no puedes llamar a la línea de despacho cuando estoy trabajando —dijo el despachador a través de la radio.
—¿Solo necesito saber si has recibido alguna llamada extraña...? —Stiles preguntó con torpeza y vacilación, lo que provocó que Aspen torciera su boca en una sonrisa divertida mientras miraba al chico.
—¿Extraña cómo?
—Uh, como, una persona rara, o... ¿un individuo parecido a un perro vagando por las calles?
—Oh, Dios mío... —murmuró Aspen, divertida.
—Te colgaré ahora.
—¡No! ¡Espera-espera!
—Adiós.
Cuando la despachadora colgó, Stiles se giró para mirar a la chica en el asiento del pasajero, confundido al ver la ridícula sonrisa en su rostro.
—¿Estás encontrando un entretenimiento placentero en esto? —dijo Stiles, riéndose levemente cuando las palabras salieron.
—Yo no dije eso —ella respondió.
—No, pero tu cara sí.
—¿Cómo sabes que no estaba sonriendo por otra cosa?
—Oh, sí, ¿cómo qué?
Tú, jodido idiota, pensó. Obviamente, sus pensamientos no fueron vocalizados.
—¿Qué diablos voy a hacer contigo, Aspen Carter? —dijo Stiles, mirándola, todavía riéndose ligeramente. Aspen no podía negar que la frase por sí sola envió mariposas directamente a su estómago en segundos.
—Scott probablemente estará en el juego, comienza pronto, ¿verdad? —dijo la chica Carter, desesperada por cambiar la conversación.
—Sí, ¿necesitas que te deje en casa primero?
—Diablos, no, voy a ir al juego. No puedo esperar para verte mantener el banco caliente —ella rio.
—¿No vas a mantenerlo caliente conmigo? Pensé que era la tradición —se quejó él.
—Allison va a ver a Scott, así que me sentaré con ella.
—¿Me estás reemplazando? —fingió estar herido mientras colocaba su mano sobre su pecho dramáticamente.
—Nunca —ella respondió con una sonrisa.
Ella nunca podría reemplazarlo.
. . .
—¡¿Tu papá lo atropelló con su auto?! —Aspen prácticamente gritó cuando llegó a la casa Argent.
—Sí, pero quiero decir, él estaba totalmente bien. Por favor, no creas que soy de una familia psicópata que quiere matar a Scott o algo así —respondió la chica Argent mientras se sentaba frente a su espejo aplicándose brillo labial, mientras Aspen se acostaba boca abajo en la cama de Allison.
—No te preocupes, sé que matar a Scott es lo último que querrías hacer —bromeó Aspen, moviendo rápidamente la conversación al territorio de las conversaciones entre chicas.
—Saca tu mente de lo sucio, Aspen —la chica de cabello negro respondió con una carcajada.
A Aspen le había agradado muy rápidamente Allison Argent, así que cuando los dos pasaban el rato, se sentía como una adolescente normal, como una adolescente que no sabe de la existencia de los hombres lobo. A Allison también le había agradado Aspen, las dos se hicieron muy amigas. Sin embargo, a veces era una lucha, cuando se trataba de Lydia. Allison deseaba que las dos se llevaran bien, de esa manera no tendría que seguir eligiendo.
—¿Me matarías por completo si invito a Lydia a ver el juego con nosotras? —Allison espetó, causando que la expresión de Aspen se volviera de sorpresa.
—Quiero decir, no... —mintió Aspen. No quería sentarse durante todo el juego fingiendo llevarse bien con la pelirroja, pero tampoco quería sonar como una perra furiosa para Allison.
—No pareces convencida.
—Solo digo... ella probablemente no querría estar allí conmigo. Puedo sentarme con Stiles todo el tiempo si quieres pasar el rato con ella —Aspen dijo de todo corazón.
—Oh, porque eso sería una gran dificultad, ¿verdad? —La chica Argent bromeó.
—¿Qué? —Aspen dijo con una tos fingida.
—Escucha, Aspen. Es posible que solo hayamos sido amigas por una semana, pero ¿cada vez que el nombre de Stiles sale de tus labios? Tu estado de ánimo cambia. Dijiste que es complicado, pero nunca he visto nada más simple —Allison dijo en voz baja, girando su asiento para mirar a la morena en la cama.
Aspen dejó escapar un suspiro, sabiendo que cada vez que 'la charla de chicas' aparece con Allison, inevitablemente tendrá que hablar sobre Stiles.
—Él simplemente... no tiene ojos para mí, ¿de acuerdo? —respondió ella, ya derrotada. Allison la miró con delicadeza cuando se levantó de la silla y acompañó a Aspen a la cama.
—¿Es algo que estás adivinando? ¿O lo sabes con seguridad?
—Es un hecho, Ali. Él tiene ojos para otra persona —dijo Aspen, mirando uno de los cojines de Allison como si fuera la cosa más interesante del mundo.
—¿Es... súper entrometido para mí preguntar quién? —dijo la chica Argent.
Aspen finalmente miró hacia arriba, suspirando y mostrando a Allison su expresión derrotada.
—No tienes que... —comenzó Allison, pero Aspen la interrumpió.
—Es Lydia.
Los ojos de Allison se abrieron ligeramente, lo que no pasó desapercibido para la morena frente a ella.
—Mira, está bien. He estado lidiando con eso durante años. Estoy acostumbrada —Aspen volvió a hablar.
—¿Puedo hacer otra pregunta súper entrometida? —dijo Allison, ganándose un simple asentimiento de la chica Carter—. ¿Es por eso que no te agrada Lydia?
—Parcialmente —Ella admitió—. Pero no es solo eso, quiero decir, desde que Stiles comenzó a enamorarse de ella en el maldito tercer grado, siempre la miré y pensé '¿qué tiene ella que yo no tengo?', ¿sabes? —Aspen comenzó a desahogarse, Allison solo la miró para decirle que continuara.
—Al principio, era solo 'mira a Lydia, es tan bonita' y 'Lydia es tan perfecta'. Fue cuando empezamos a crecer que se volvió más difícil, quiero decir que solo éramos niños en ese entonces. Una parte de mí pensó que lo que sentía por Stiles era solo un enamoramiento infantil que desaparecería una vez que creciéramos, y esperaba que ese también fuera el caso para él.
—¿Pero no fue así? —Allison dijo suavemente una vez que Aspen hizo una pausa en su discurso.
—Ni siquiera cerca —respondió, sacudiendo la cabeza mientras se sentaba—. Literalmente pasaron años y él solo hablaba de ella. Cuando tenía trece años, literalmente le rogué a mi mamá que me dejara comprar un tinte de caja pelirrojo en la farmacia —ambas chicas se rieron de esa última parte—. El punto es que sé que no tiene la intención de lastimarme, nunca me molestaría intencionalmente, pero lo hace sin darse cuenta. Solo desearía que me mirara como la mira a ella, ¿sabes?
—Entiendo, Asp —Allison dijo en voz baja y llena de simpatía.
—¡La semana pasada me culpó por su falta de asociación con ella! —Aspen se quejó.
—Estás bromeando.
—No, en serio. Piensa que porque soy amiga de Jackson, debería ser la mejor amiga de Lydia.
—¡Al diablo con él!
—¡¿Cierto?! Sé que no es culpa de nadie más que mía, pero Lydia Martin es mi mayor inseguridad dibido a él. Y ella ni siquiera sabe su nombre —La voz de Aspen era tan baja que era casi un susurro, pero Allison aún la escuchaba fuerte y clara—. Él la mira como si ella fuera el mundo entero. ¿La forma en que me mira a mí? No es ni la mitad de eso.
—Gracias por sentir que puedes contarme todo esto, Asp.
—Esto puede sonar extraño, pero eres la primera mejor amiga que he tenido —Admitió Aspen—. La plática de chicas es nueva para mí, todo este tiempo solo he tenido que hablar todo esto con Scott.
—¿Scott lo sabe?
—Sí, se lo dije hace un tiempo.
—Bueno, por si sirve de algo, Stiles se lo está perdiendo.
—Gracias, Ali —Aspen dijo agradecida—. ¿Y lo de Lydia? Invítala.
—¿Estás segura? No quiero que te sientas incómoda.
—Estoy segura.