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By PlanetButterfly01

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PRELUDE
Boo
Guilty
Touch
Curiosity
Forgiveness
Game
Somebody
Mine
Dream
Maybe
Secret
Jealousy
Within
Frozen
Bath
Walk
Real
Sex
Thanks
Ghost (Extra)

Idiot

296 28 70
By PlanetButterfly01

A veces me preguntaba cómo podía escabullirse la vida en un célere espacio de tiempo. Tres meses se habían sentido como observar un pequeño reloj de arena que tardaba cuarenta y dos segundos en depositar todos sus granos en el fondo. Justo así se sentía. Me resultaba abrumador el torrente de horas que habían transcurrido y que mi cuerpo se hubiese quedado detenido en el mismo sitio. Las cosas no habían cambiado mucho, sólo que Lauren y yo nos dedicábamos miradas avergonzadas cada vez que alguien hablaba de sexo, mi humor se crispaba siempre que Tyron merodeaba cerca de ella y mi corazón se aceleraba cuando a la morena le parecía una buena idea abrazarme. Luego de mi recuperación, mis padres imploraron porque pasara unas cortas vacaciones en casa. No estuve más de dos semanas en Miami; me había dado cuenta que no concebía llevar a cabo mi rutina sin ella. Desde mi salida del hospital nuestra relación se tornó mucho más unida, sin embargo, varios temas seguían soterrados en mi interior. Me costaba responder a esos "te quiero" espontáneos con sinceridad. Tenía que morderme la lengua para no soltar un abrupto "te amo", incluso si veía en sus orbes titilando un deseo incógnito, un enigma para una mente tan turbada como la mía.

Desperté esa mañana por un insistente zumbido proveniente de mi celular. Eran una docena de mensajes de Normani pidiéndome que la acompañara a su agotadora faena de encontrar un vestido apropiado para la fiesta de Año Nuevo. No me hacía mucha ilusión ese plan matutino, sin embargo, preferí aferrarme a esa opción antes que ir con Lauren. Si me ahorraba el mal trago de otear su silueta envuelta en lencería, mucho mejor. Mi estabilidad emocional dependía de cuánta ropa cubriera su cuerpo. Entré a la cocina con un bostezo enredado y una mano rascando mi ojo izquierdo. Mi torpeza habitual me hizo chocar con un suave torso. Amortigüé un jadeo cuando unas suaves manos me sostuvieron de la cintura para mantenerme en pie.

- Buenos días, Camz. - Besó mi frente sin permitirme reaccionar a ese encuentro improvisado. - Por lo visto sigues medio dormida, ¿eh?

- Buenos días, Lern. Ha sido culpa de Mani, sabes que en vacaciones no salgo de la cama antes de las 10:00 a.m. - Volví a bostezar y ella sonrió con dulzura.

- Estoy terminando el desayuno, puedes acostarte en el sofá hasta que esté listo. - Asentí en silencio, agradecida porque mis latidos no podían ser escuchados en el exterior. Dentro de mi cavidad torácica parecía que se desarrollaba una orquesta sinfónica.

Unos quince minutos después una mano sacudió suavemente mi hombro. Abrí mis ojos para encontrarme con el perfecto rostro de mi mejor amiga. Sus casi imperceptibles pecas le adornaban el puente de la nariz como los anillos a Saturno, sus pobladas cejas se arqueaban como la inclinación de 4º de la torre de Pisa y sus ojos que parecían una galaxia ajena a la Vía Láctea con el intenso verde fundiéndose en pequeñas motas doradas. La belleza de Lauren no era tema de discusión, cualquier ser humano con un ápice de buen gusto podía afirmarlo. No obstante, el eje central de mis sentimientos era ajeno a aspectos tan superfluos como la simetría de su mandíbula o los matices cambiantes de sus iris. Me había enamorado de ella por la fiereza con la cual defendía sus ideas, por la suavidad que exudaba cada vez que debía ayudar a alguien, por sus carcajadas infantiles cuando nadie se reía de mis pésimos chistes, por ser la mujer segura de sí misma que era.

- ¿En qué piensas, cielo? - Susurró a escasos centímetros de mis labios, como si supiera que mi mayor anhelo fuera besarla.

- En nada. - Mentí descaradamente, mi mejor estrategia para huir de lo que sentía.

- ¿Qué pasaría si te digo que no te creo? - Interrogó con una sonrisa desconfiada.

- Exactamente eso: nada. - No estaba de ánimos para seguirle el juego hoy, así que estiré mis brazos por encima de mi cabeza antes de sentarme. - ¿Qué has preparado?

- Desayuno especial por ser el último día del año. - Se hizo un hueco a mi vera y dejó ver el elaborado plato. - Crepes, bacon, huevo frito y zumo de naranja.

- ¿Quieres que no coma en todo el día? - Comenté alarmada, aunque ya mis glándulas salivales estaban procesando la amilasa suficiente para degradar esos alimentos.

- No seas exagerada, Camzzi, tienes el apetito de un camionero. - Golpeé su antebrazo ofendida, sin embargo, ella se carcajeó con más fuerza. - Las chicas pasarán por nosotras para cenar antes de ir a la fiesta.

- Me parece perfecto. - Me llevé a la boca el primer trozo de tocino crujiente. - A veces se me olvida que eres tú la que cocina.

- A diferencia de ti, que a penas sabes servir un vaso de agua sin derramarlo. - Volvió a burlarse de mí.

- Amaneciste muy chistosa hoy. ¿Está dentro de tus objetivos para el próximo año unirte al circo como payasa o a algún club de comedia? - La morena bebió de su vaso antes de contestar con esa mirada divertida.

- Me lo estoy pensando. - Se rio de nuevo sin saber cuántos girones desataba en mi estómago.

- Piénsalo bien porque de comediante te mueres de hambre. - Le devolví el golpe con una sonrisa triunfal. Se había mosqueado lo necesario como para no hablar en un buen rato. Justo antes de terminar el desayuno, una llamada iluminó la pantalla de mi teléfono.

- ¿Vas a contestar? - Interrogó la morena con notable enojo.

- De seguro es Normani. - Le resté importancia, sin embargo, ella había visto el nombre.

- ¿Por qué sigues manteniendo contacto con ella? - Su pregunta estaba cargada de esa repulsa que predicaba en contra de la persona que me llamaba.

- Porque es mi amiga. - Repliqué para recalcar lo obvio.

- Por su culpa estuviste un puto mes en coma, Camila. - Tensó su postura cuando tomé el móvil en mis manos para contestar. - ¿En serio vas a hablar con ella?

- He estado evitándola todo este tiempo para complacer tus caprichos, Lauren, pero no eres el centro del universo. Si hubiese sido otra persona la culpable me dirías que de los errores se aprende, que te hacen más humana, que yo también fui responsable por montarme en aquel auto aún siendo consciente de que Juno estaba borracha. Hubieses iniciado un discurso moralista a cerca de la justicia. - La discusión que habíamos entablado en mis sueños estaba siendo utilizada en su contra, y no podía sentirme más aliviada de recordar las palabras de su imaginario espíritu. - Así que voy a hablar con ella porque creo que merece la oportunidad de enmendar sus fallos pasados.

La dejé en el salón con una expresión de incredulidad en el rostro. Me encerré en mi habitación para comenzar a cambiarme de ropa, ni siquiera respondí la llamada de la chica afroamericana. Ya tendría tiempo de interactuar con ella en la fiesta, pero ese detalle no tenía por qué saberlo Lauren. Odiaba que intentara controlar mi relación con Juno cuando ella seguía compartiendo su vida junto a Ty. Si bien era cierto que a penas se le veía en el apartamento, me ardía el pecho cada vez que se besaban frente a mí o cuando publicaban una foto en Instagram de sus perfectas noches de fiesta.

No me gustaba descargar mi ira en otras personas, sin embargo, Normani tuvo que lidiar con mi humor de perros esa mañana.

- Discutiste con Lolo, ¿verdad? - Preguntó luego de que me peleara con una señora en la cola para pagar por una colonia.

- No. - Respondí tajante y salí de la tienda antes de que alguien más intentara alimentar mi furia interna.

- Vamos, Mila, te conozco. ¿Fue Ty de nuevo? - Mi amiga no era consciente de la bomba que acababa de activar.

- ¿Por qué tendría que estar relacionado con él? - Detuve mis pasos para girarme hacia ella e iniciar una perorata de todos los sentimientos negativos que había engendrado a lo largo del día. - Es Lauren y su estúpida manía de actuar como mi mamá. No le basta con restregarme en la cara que soy sólo su mejor amiga, ni besar al idiota de su novio en mis narices, ahora también quiere que corte mi amistad con Juno. ¿Quién se ha creído que es? ¿Qué derecho tiene para comportarse como una madre sobreprotectora?

- Se preocupa por ti, Mila. - Me tomó de los hombros para intentar calmarme. - Además, si tan solo pusieras a funcionar un par de neuronas entenderías sus razones.

- Es una jodida egoísta, Mani. - Bufé sin importarme que medio centro comercial tuviera su atención en mí.

- Y tú una jodida ciega que no quiere ver más allá de sus miedos.

Esa frase me persiguió en las horas restantes. ¿Qué quería decir con eso? Me miré al espejo por última vez antes de salir al salón para encontrarme con una callada ojiverde que jugueteaba con las llaves en sus manos. Se veía preciosa con ese vestido negro. Me moría por decírselo, no obstante, mi orgullo se anteponía. ¿Cómo pasamos de compartir un desayuno envueltas en bromas infantiles a este vacío silente? La hora de la comida no fue muy diferente: Dinah hablando sobre cuántos pretendientes tendría esa noche, Ally mostrando fotos de sus últimas creaciones en la repostería y Normani intentando que alguna de las dos dijera mínimo una oración que no fuese un monosílabo.

- ¿Te sientes bien, Chancho? - La preocupación de la polinesia me obligó a dejar de jugar con los trozos de verduras en mi plato.

- Perfectamente, ¿por qué no lo estaría? - Fingí una sonrisa para no causarle dudas sobre mi ánimo.

- Es que ya casi van a traer el postre y a penas has comido algo. - Señaló un suceso extremadamente raro en mí.

- Comí un sándwich antes de venir. - Me encogí de hombros para restarle importancia e ignoré la penetrante mirada de la ojiverde frente a mí.

El bar que habíamos escogido para despedir el año era uno de los más concurridos de New York. La fila para entrar era kilométrica, no obstante, Dinah y sus múltiples contactos en el mundo de la farándula nos permitieron saltar el tedioso preludio de acceso. El humo denso se esparcía por el local para impedir ver con claridad los cuerpos sudorosos que rebotaban al compás de una potente música electrónica. Enseguida nos deslizamos hacia la mesa reservada y no tuve más opción que sentarme junto a Lauren. Agradecí que Ally hubiese pedido una botella de vodka para empezar la velada. No me imaginaba compartiendo espacio con la morena sin alcohol en mi torrente sanguíneo. Pasada la media hora, todas decidieron irse a bailar. Todas menos Lauren. Me quedé analizando el líquido blanco que ondulaba en mi copa para no tener que perderme en el generoso escote que mostraba mi acompañante.

- ¿Vas a hablarme o prefieres aplicarme la ley de hielo en lo que queda de noche? - Su aliento me acarició una mejilla, justo como la brisa en primavera luego de un invierno eterno.

- ¿Vas a seguir actuando como una idiota? - La encaré envalentonada. Ya la bebida comenzaba a hacer efecto.

- No seas rencorosa, Cabello. - Se acercó a mí para que pudiera escucharla mejor por sobre el bullicio a nuestro alrededor. - Sólo me preocupo por ti. Esa tipa no es buena influencia.

- Soy adulta, puedo cuidar de mí. Y no hablemos de buenas influencias. - Contuve la respiración cuando colocó un mechón de cabello tras mi oreja. Iba a morir de apnea si seguía haciendo eso.

- ¿Te cuento un secreto? - Me crucé de brazos para no demostrarle cuánto quería saber lo que tenía por decir. - Sé que quieres saberlo.

- Me da igual. Dilo si quieres o no, Jauregui. - Me preparé otro trago con la esperanza silenciosa de que hablara.

- Terminé con Ty. - Me atraganté con la bebida a medio camino y ella tuvo que darme unas cuántas palmadas en la espalda para evitar que muriera. Exageras todo, Karla. Un poco, pero aquello me había sorprendido a niveles estratosféricos. - Calma, Camz, no es como si acabara de decirte que haré stripper o algo parecido.

- Me impactó la noticia. - Disimulé el rubor que me provocó imaginar a Lauren como bailarina exótica. Vendería hasta un riñón de ser necesario por presenciar esa escena. - ¿Cuándo?

- Ayer. - Sus labios se curvaron en una suave sonrisa que le correspondí inconscientemente. - Te ves hermosa cuando sonríes, Camz.

- Lauren. - Murmuré en advertencia, ella ni siquiera conocía el poder que ejercía sobre mí. - No se te ve mal para haber terminado un noviazgo de meses.

- La vida es una sola para desperdiciarla de esa manera. - Me tendió una mano antes de abandonar la silla. - Vamos a bailar.

Me contagié de su felicidad y la seguí hacia la pista de baile. El hecho de que ya no tuviera novio me alentaba a confesarle lo que sentía por ella, sin embargo, prefería esperar un tiempo para que las cosas se aclararan entre nosotras. Dos horas nos separaban de un nuevo año, pero un abismo sentimental me impedía ser honesta con Lauren. Dejé que los ritmos latinos de aquella canción despertaran mi raíz cubana y que las manos de Lauren en mis caderas me hicieran olvidar el avispero que se cernía en mi corazón.

- Así es la vida sí. And that's just life, baby. - Cantó la ojiverde con un brillo revitalizante en sus ojos.

- Eres idiota, Lern. - Solté una carcajada que se fundió con el ruido de las personas que seguían la contagiosa melodía.

- Una idiota por ti, Camz.

Me hizo girar para después inclinarme hacia atrás, con un brazo envolviendo mi cintura y una mano sosteniendo mi nuca. Aquello le había parecido excesivamente gracioso, no obstante, un escalofrío recorrió mi columna vertebral. De seguro la había escuchado mal o la había malinterpretado. Tú sí que eres idiota, Karla. Me reprendió mi subconsciente con ese tono mordaz que había adquirido desde el accidente.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Hola, bellas criaturas del inframundo...
El efecto del café a medianoche y mucho tiempo libre fueron la inspiración para actualizar hoy. ¿Cuántos más opinan que Camila es idiota? Amiga, date cuenta.
Eeeeen fin, disfruten como siempre del capítulo y nos leemos en breve.
Xoxo💖

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