Campo de amapolas (TodoDeku)

By LeOkumura

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La sangre no siempre hace a la familia... tras la muerte de su padre, los hermanos Enji y Toshinori han llega... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24

Capítulo 6

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By LeOkumura

trato

Faltaba un día para "el gran anuncio" e Izuku la había pasado fatal la última semana con sus cambios de entrenamientos y clases en su educación, pero eso fue lo mínimo que le preocupó. No vió a Shoto todos esos días a excepción de una mañana en la que el rey no bajó al desayuno, incluso en ese momento no le dirigió la mirada. Touya lo molestaba con algún cometario, a Natsu parecía darle igual. La única que no lo trato diferente tras toda la situación fue Fuyumi, quien le hablaba amablemente y conversaba con él sobre trivialidades.

El día se le hizo eterno, pero al fin había llegado la noche. Mañana al medio día bajaría al pueblo a ser reconocido como el heredero de Toshinori. Quería vomitar.

Estaba listo para irse a dormir cuando un papel se deslizó por debajo de su puerta. Rápidamente la abrió para ver quien la habría dejado, sin embargo, no vio a nadie.

-MI

En los establos antes de que el sol salga.

-TS

¿TS? ¿podría ser...?

Los campos que rodean su casa le llegan a la altura del torso, no era lo suficientemente alto para dejarse ver. Se agachó al escuchar la risilla de un infante acercándose.

Cubrió su boca para que el otro niño no lo oyera riéndose. De pronto solo hubo silencio. Sintió un empujón en su espalda y aterrizó sobre él mientras carcajeaba.

- ¡Te encontré! - vitoreaba el chiquillo.

Ambos estaban divertidos mientras forcejaban entre las flores. Sabía que decía su nombre, sin embargo, no recordaba cual era, era como si su voz se mudara al decirlo, y estuviera ciego al ver su rostro.

Era su amigo, pero "¿Cómo se llamaba? ¿Cómo se veía?"

El sol de la tarde desapareció de la nada y una enorme oscuridad cayó sobre los infantes. Escuchó a su amigo llamarlo con desesperación, estaba asustado. No veía nada, el niño sin identidad desapareció dejando al pecoso solo entre las tinieblas.

El peliverde despertó. Un rayo de sol trataba de colarse por detrás de la montaña cuando recordó la carta de anoche. Salió corriendo hacia los establos topándose con un par de siervos que lo ayudaron con qué dirección tomar.

Al llegar, el pecoso se percató que dos caballos no estaban en sus establos por lo que se guió por el sonido de los cascos hasta encontrase con un caballo cenizo, y que una hermosa yegua negra a su lado.

Recargado sobre la cerca estaba el bicolor, con ropas modestas y una capa extra sobre su corcel.

- Buen día- le saludó.

- Buenos días. - respondió confundido. Shoto se veía tranquilo y a la espera de algo que no tenía idea el menor.

Un silencio se colocó mientras el semialbino ensillaba a la yegua azabache, por lo que carraspeó.

- ¿Tu mandaste la nota anoche?

- Dijiste que me llevarías a conocer el lago de luna.

El esmeralda se sonrojó a no más poder. Había olvidado eso.

Tampoco es como si tuviera la esperanza de que le volviese hablar después de quitarle, técnicamente, el trono.

- Tus mejillas están rojas- mencionó.

- Es que creí que no querías salir conmigo... de nuevo.

Alzó la mirada y el bicolor ya estaba frente suyo a escasos centímetros de él, lo que lo hizo enrojecer mas. No estaba acostumbrado a tanta cercanía, mucho menos de un miembro de la corona. En especial alguien como él.

Le hizo una seña para que montara de una vez por todas y lo obedeció de inmediato.

- Lamento todo... esto- dijo en cuanto comenzaron a andar.

- No te preocupes, no estoy enojado

las palabras el príncipe fueron dichas con un tono amable que caló sus nervios, sin embargo, algo en su pecho revoloteaba, no era una sensación agradable.

- ¿Y Antius? - preguntó por el corcel.

- Está cansado. Los caballos también necesitan relajarse

Que gentil.

El lago de luna quedaba a las afueras del reino, casi al otro extremo de su casa. Su antigua casa. Por lo que sería un viaje largo, incluso a esta hora, llegarían a lo mucho en tres horas. No habría tiempo de volver y cambiarse para su presentación. Shoto no lo había tratado mal en los días anterior, en realidad lo ignoraba y no quería alejar al único amigo que tenía en el castillo, pero tampoco quería defraudar a Toshinori ni a su madre.

Antes de que saliesen del límite, el pecoso se detuvo.

- Talvez podemos ir a otro lugar hoy- llamado su atención- podemos ir al rio que no está lejos de aquí, es lindo.

- ¿Por qué ya no al lago?

- Es un poco lejos

- Dijiste que me lo querías mostrar. Quiero verlo. No pasayra nada.

El tono que usaba era frívolo, aunque su gesto fuera amable.

- Se nos hará tarde si vamos. Hay un rio cerca, así que...

- Está bien, iremos otro día- interrumpió para volver por el camino a los estados.

El corazón se estrujó, no quería decepcionar a nadie, pero lo estaba haciendo con el príncipe.

.

.

Mientras guardaban a los caballos vió a Antius comer en el fondo, estaba despierto así que se acercó para acariciarlo. El corcel le correspondió el cariño dejándose mimar por el peliverde. Esto provocó una sonrisa en sus labios, era una criatura hermosa, muchas personas preferían a los pegados o dragones, incluso a los grifos para montar, pero siempre le cautivarían más los caballos.

El animal se inquietó al ver al semialbino acercarse, lo cual le extrañó al menor. Todoroki tampoco hizo nada para calmarlo, solo salió el lugar.

Mas tarde, ya de camino al pueblo, el príncipe levantó su muro social nuevamente, ignorando a todo mundo excepto a su hermana que le hablaba de unos libros nuevos.

Él quería hacer eso. Pensó en la biblioteca y la falta de tiempo para si quiera hojear los libros que cogió aquella tarde

El pueblo entero estaba en la plaza principal por el anuncio de la corona a los súbditos, sus amigos estaban ahí con su familia. Al primero que buscó fue a Kacchan que, como siempre, estaba acompañado del metamorfo de cabellos rojos, Uraraka estaba con su pareja Tsuyu, y el resto estaban trepados en un árbol para ver mejor. El rubio lo saludó con entusiasmo desde una rama al verlo bajar del carruaje, e hizo una seña de confusión diciendo sin palabras "¿qué haces ahí?" o quizá "¿en donde has estado?". Se limitó a saludarlo y bajar la cabeza.

Sus ojos viajaban entre el cenizo y el bicolor, esperando que alguno de ellos lo miraran. No sucedió.

Por un momento fantaseó con Katsuki llevándolo lejos para salvarlo de esta catástrofe, sin embargo, su relación no era así, lo más probable es que si lo llevase lejos no sería como ayuda sino como intento de asesinato.

A Kirishima si lo salvaría.

No quería estar ahí, estaba a nada de subir al estrado, quería correr, debió ir con Todoroki al lago.

- Como todos saben, debido a un trato hecho en el lecho del antiguo monarca, mi padre, no soy el rey sin embargo el heredero al trono sería un hijo mío- "oh no, por favor no"- yo no concebí a un niño. Pero si tengo un hijo.

Pensándolo bien; un intento de asesinato no sonaba nada mal.

- Permítanle presentarles a mi sucesor y nuevo príncipe heredero: Midoriya Izuku.

Los gritos de la gente eran un eco en sus oídos mientras subía las escaleras, ni siquiera sabía si lo gritos eran felices o no.

El rubio hablaba y el pecoso estaba inmóvil. Sus ojos se detuvieron en sus amigos. Cada uno con expresión distinta pero similar a la vez, el único que no notaba sorpresa era Bakugo.

- ¿Hijo? - la voz del mayor le puso los pies sobre la tierra - ¿continuas?

Cierto. Debía arrodillarse.

Al hacerlo un peso físico y emocional se postró en un cabeza. Una hermosa corona de oro y esmeraldas adornaban su cabellera al igual que los Todoroki, solo que era ligeramente más grande.

El suelo bajo sus pies se movía a cada minuto. No debía hacer mucho, solamente esperar a que los discursos acabaran.

La gente comenzaba tomar lugar alrededor del ruedo para el festival en su honor, el pelearía a lo último con cada uno de los hijos del rey, por lo menos los voluntarios, es decir: todos a excepción de Natsu, que le perecía una tontería. Temía mas por Fuyumi, no porque no supiera pelear, sino que nunca la había visto hacerlo.

- Midoriya- el semialbino estaba dos escalones bajo la plataforma- ¿me acompañas?

Enji y Toshinori estaban sentados uno a lado del otro viendo el inicio de la primera batalla. Hizo una pequeña reverencia y se marchó, de cualquier modo, ese no era su sitio, Touya y el resto ya estaban acomodados en sus lugares correspondientes: del ala contraria del ruedo, en un palco a plena vista. Desde donde estaban lograba ver a los tres hermanos mayores apostando por su campeón.

Sin embargo, el bicolor camino del lado opuesto.

- ¿Todoroki? - lo llamó.

- Quiero hablar contigo a solas.

Un escalofrió recorrió su columna. Fue una sensación extraña que prefirió ignorar.

.

.

.

- ¿Dónde estabas, escuincle? - preguntó el mayor de los hermanos al ver al semialbino emerger detrás de él.- ya no puedes apostar hasta los dos próximos, que quede claro.

- Fui a ver a Antius- explicó- ha estado inquieto desde la mañana.

El albino sonrió altaneramente y miro a su prójimo con sarcasmo, una expresión que este no comprendió.

- Tal vez sienta que lo traicionaste o algo así.-

- ¿Por qué lo dices?

Su única respuesta fue su mirada de superioridad y una risilla grotesca antes de proceder a ignorarlo.

Un chico rubio con un mechón pintado de negro peleaba contra una linda mujer castaña, de haber llegado a tiempo hubiera apostado por la chica, era muy bajita pero sus movimientos eran veloces y agiles, además que no se distraía coqueteando como lo hacía el joven. Estaba tan centrado en la pelea que la voz de Touya lo sobresalto.

- ¿Ya te arreglaste con tu cachorro?

- ¿Que?

- Fuyumi dice que nuestro primo no para de ver la puerta del comedor en las mañanas, y no te quita la mirada de encima desde que salimos de casa.

El corazón de Shoto pegó un brinco.

¿Qué reacción fue esa?

- No es mi cachorro- aclaró- no he hablado con él desde la noticia.

- Ajá - contestó sarcástico.

Lo miro fastidiado. Para personas externas, el mayor de lo Todoroki era percibido como un sujeto frío y desinteresado, sin embargo, disfrutaba con enjundia molestar a su familia, en especial a Shoto, por lo que verlo molesto provocaba sonrisas de satisfacción.

- Los vi salir en la mañana.

- ¿Cómo dices?

Envolvió en cuello del menor con su brazo, estrujando al pobre príncipe mientras presionaba su oreja.

- ¿No le lavas los oídos?

- Suéltame- lo empujó- ni siquiera le presto atención.

Sentía que se estaba excusando de un crimen. Como si hablar con el pecoso fuera incorrecto.

El cuerpo del albino se endureció y su cara ya no era divertida. Esa clase de reacciones no eran usuales en él, a menos que denotaran peligro.

- Tu no sales a montar sin Antius. -dijo- ¿dónde estabas en la mañana?

- ¿Durmiendo?

El peliblanco se levantó de su lugar y busco con la mirada, moviendo la cabeza de un lado al otro. Su cuerpo estaba en guardia, al seguir su mirada reparó a quien buscaba, peor aún: quien no estaba.

- Maldita sea. - el menor se irguió inmediatamente.

- Himiko Toga.

El par de hermanos cogieron sus espadas.

- Ahora volvemos- aviso a los otro dos Todoroki que estaban muy centrados en la pelea del metamorfo y el niño explosivo.

Habían caminado a una casa casi en los límites del área. Dentro, era un lugar lúgubre con poca iluminación, con las ventanas cubiertas de pieles que no permitían pasar la luz. Tenía una sensación horrible en el estómago por lo que, instintivamente, colocó su mano en el mango de su arma. Lo cual fue oportuno, pues se le facilitó sacarla para esquivar un hacha en dirección a su pecho.

- Todoroki- gritó asustado.

No podía pelear contra, él. No así. No fuera del ruedo. El príncipe siguió atacando a la vez que el pecoso buscaba luz, la puerta estaba detrás de él, pero desconcentrarse era un riesgo. El bicolor cogía un hacha en cada mano, lanzando un golpe tras otro. Se condicionaba a solo defenderse, no quería lastimarlo.

Una de las armas rajó su camisa. Pudiendo haberlo cortado.

Movió la espada en defensa para luego soltar un ataque que alcanzó la pierna de su oponente. Sangre broto de ella, pero no lo detuvo, al contario; vio fascinado el líquido carmesí de su extremidad, envistió más salvaje que antes. Más rápido y cortó levemente su mejilla.

- ¡Qué lindo! - canturreó el príncipe. - ¡tu sangre es igual de hermosa que tu cara!

Aun en esa condición, el cometario produjo un sonrojo.

Fue la oportunidad perfecta para el chico a lanzarse sobre él. Sin embargo, un camino de hielo se abrió a su derecha, envolviendo el cuerpo de Shoto.

Pero...

¿Se golpeó la cabeza?

Todoroki estaba en la entrada con su pierna derecha encima del trayecto helado.

Su clon con el que peleaba rio sínicamente y de su cuerpo se desprendió la piel el príncipe hasta dejar a la vista a una bonita niña rubia.

- Estuve cerca.

Touya, que estaba detrás de su hermano se acercó a ella para iniciar a amarrarla con fuerza. Izuku no comprendía que pasaba, al estar concentrado en la mujer que no se percató que el verdadero Shoto estaba frente suyo.

- ¿Estás bien?

La mano de este recorrió su mejilla para limpiar la sangre que aún brotaba. Estaba fría, pero no retrocedió. Lo miro a los ojos. No lo había hecho desde hace una semana, de haberlo hecho esa tarde se habría dado cuanta que no él a quien había seguido.

- Me llevaré a la loca devuelta al castillo- proclamó el albino. - dile a ese viejo que se vaya al infierno. Pelearé con el mocoso después.

El heterocromatico asintió sin dejar de ver a Midoriya. El contacto visual entre ellos estaba intacto, su palma seguía sobre su cara y los ojos esmeraldas brillaban con eso.

El príncipe carraspeo y rompió el vínculo.

- Date prisa.

Retiro su mano rápidamente.

.

.

Tomaron su tiempo de regreso, no estaba lejos.

Entonces él no había enviado la nota.

Midoriya estaba triste por ello. Significaba que el príncipe si estaba molesto y peor aún, no sabía cómo disculparse más, sí agradecer.

- Gracias por venir a ayudarme.

El bicolor caminaba delante suyo, por lo que no veía su cara. Iba a repetirlo al pensar que no había hablado lo suficientemente fuerte, hasta que tras unos segundos le contestó:

- Touya fue quien se dio cuenta que no estabas- su voz se escuchaba forzada- agradécelo a él.

- Lo haré. - talvez no pudiera apreciar su reacción, no obstante, el resto de su cuerpo era visible a sus ojos- pero tu viniste, eso es lo que me importa.

El chico se detuvo en seco a lo que el pecoso imitó.

Todoroki, mírame por favor, imploró en su mente.

No lo hizo.

- Quiero disculp-

- Cállate- interrumpió con un tono de voz frio- si vine por ti es porque tenemos una batalla pendiente. No te confundas.

- Pero...

- que cierres la boca.

Obedeció en automático. El menor de los príncipes celebre de un temperamento insensible, aunque jamás lo vivió en primera persona. Hasta ese momento. Izuku estaba acostumbrado a que lo maltrataran, como era el caso de Bakugo, no porque fuera malo, sino que era grosero; gritaba, ofendía e insultaba a los demás. Con el paso de los años el peliverde supo cómo tratarlo, medir sus amenazas o tranquilizar una pelea. Sin embargo, Shoto no hacía nada de ello; hablaba con calma y frialdad. ¿Cómo manejar aquello? Era obvia su cólera, su forma de expresarse lo hacía sentir tan pequeño que fácilmente seria pisoteado por una cucaracha.

- Si hay algo que odie más que a mi padre, es que me utilicen- dijo lentamente.

- Eso no fue así- estaba comenzando a molestarse- tienes que escucharme

- ¿Por qué debería? - se irguió como un verdadero miembro de la realeza. La corona de Midoriya podría ser más grande, pero la de Todoroki denotaba más autoridad- ¿porque eres príncipe?

Era cierto. Él no tenía culpa de lo que paso, no obstante, si el bicolor no quería dar oídos, tampoco lo obligaría.

- Entonces un trato- ofreció con calma. El contrario hizo un mohín que lo animo seguir. - pelearemos. Si yo gano: tú escuchas.

- ¿Y si yo gano?

- Podrás ignorarme sin culpa. No te hablaré, no te miraré, haré lo posible para no cruzarme en tu camino. Será como si yo ni viviera en el castillo.

El menor habló con demasiada seguridad que un estremecimiento lo recorrió por completo. El acuerdo que mostraron era: ignorarse sin incomodidad. Eso no era lo que el semialbino desdaba, pese a ello, su enojo no le concedía razonar debidamente.

- Bien- asumido- así dejaras de molestar.

Pequeña ilustración pa ustedes misamores 💕

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