En ocasiones es mejor permanecer en la ignorancia. Jugarle al valiente pocas veces es provechoso. El refrán "la curiosidad mató al gato" no fue escrito por nada.
Pero tú, terco y curioso, quisiste aventurarte en ese mundo esotérico y oscuro. Quisiste jugar al brujo y al espiritista, aprendiste conjuros y quisiste abrir un portal al mundo oculto.
¡Y mira los resultados! No estás más. Ahora yo ocupo tu cuerpo y tu familia será la primera en morir.