TW// Mención de abuso sexual
—¡Wow! ¡Esta niña se parece demasiado a ti, Toshi! —Hitoshi estaba mirando impacientemente su celular, esperando alguna señal de parte de sus amigos que le avisara que ya tenía que partir de su casa para juntarse con ellos. Fue por eso que ni siquiera había prestado atención a lo que su hermana dijo, pero el movimiento brusco que realizó Shota terminó por despegar su rostro de la pantalla.
Al mirarla, notó entonces que Eri tenía en sus manos unas fotos de Hitoshi de pequeño, fotos las cuales Shota intento quitarle automáticamente antes de que Hitoshi pudiera verlas, pero al no querer lastimar a su hija sin querer, no fue lo suficientemente rápido y terminó por solo pararse embarazosamente a su lado al ver que su hijo ya las había visto de igual manera.
Shota se encontraba más que nervioso. No sabía muy bien que debía hacer en ese momento y le aterraba pensar que quizás Hitoshi podría sentirse incómodo o triste. Se reprochaba a sí mismo no notar que todavía había alguna que otra foto de Hitoshi de pequeño rondando por la casa. Él juraba haber recolectado y escondido todas, pero al parecer se había equivocado.
Hitoshi, luego de todos ese tiempo conviviendo con Eri, ya se había dado cuenta de lo cansino y estresante que era tener una niña pequeña alrededor siempre haciendo o tocando cosas que no debía. Pero por mucho que Shota creyera que esa foto en sus manos era uno de esos objetos que no debería de tocar, él realmente no lo veía así. Fue por eso que, para tranquilizar a su nervioso padre, se levantó del sillón y caminó hacia Eri a paso tranquilo, para luego agacharse a su altura como solía hacer. Shota, irónicamente, pareció estresarse aún más al no saber que iba a pasar; estaba petrificado.
—Esa niña soy yo, Eri —La nombrada lo observó confundida.
—Pero si tu eres...
—¿Sabes lo que es una persona transgénero? —Automáticamente se arrepintió de decir aquellas palabras, sintiendo un sudor frío recorrerlo al haber creído arruinar todo.
Por inercia, miró a su padre. Hitoshi estaba demasiado acostumbrado a la creencia de que temas como aquel no eran apropiados para niños. Lo había escuchado demasiadas veces como para no retenerlo y en ese momento creyó entonces que quizás Shota no querría explicarle nada sobre el tema a su hija por ser tan pequeña, sin embargo, al contrario de lo esperado, el mayor pareció finalmente tranquilizarse. Le regaló entonces una sonrisa alentadora y Hitoshi no pudo evitar devolvérsela por ser tan comprensivo y progresista al respecto.
—Trans... ¿Que? —Hitoshi río por lo bajo.
—Transgénero —Está vez, habló más seguro —Es decir, alguien quien transicionó el género que le asignaron al nacer, ya sea mujer u hombre, a otro con el que se identifique.
—Ósea, ¿Alguien qué pasa de ser chico a chica o al revés? —La niña parecía genuinamente curiosa y, de hecho, Hitoshi estaba sorprendido de que Eri hubiera entendido el concepto tan rápido.
—Algo así, salvo que nunca pasa a ser chico o chica, simplemente siempre lo son y se les asignó el género incorrecto cuando nacen. Con el paso del tiempo, se dan cuenta de que algo anda mal y finalmente descubren que son personas transgénero —Eri meditó por unos segundos. Parecía preocupada.
—Pero... yo soy una niña... —Hitoshi volvió a reír brevemente.
—No todas las personas son trans, Eri.
—¿Y tú si?
—Exacto.
—¿Pero eres un niño?
—Lo soy —Era un ping pong de preguntas nacientes de la curiosidad propia de un niño. A Hitoshi le causaba tanta ternura como a Shota, quien oía atentamente sin meterse.
—¿Y naciste así? —Apuntó a la foto.
—Claro, pero luego descubrí que esa no era mi identidad.
—Pero... ¿Eres un niño?
—¿...Si? —Hitoshi no entendía muy bien a donde quería llegar con esto y le estaba comenzando a preocupar que quizás Eri no entendiese lo que aquello significaba, sin embargo, tras resolver nuevamente esa duda, la niña sonrió brillantemente.
—¡Bien! Yo quiero un hermano, no una hermana —Hitoshi no pudo evitar reír tras la conclusión a la que su hermana llegó y le sacudió el cabello para luego levantarse. Eri, tras aquel gesto, se acomodó el pelo, molesta.
—¿Por que no simplemente le explican esto a los niños en sus casas? Ellos lo entienden. ¿Sabes todo lo que me hubiese ahorrado pasar? —Esta vez sus palabras se dirigían a su padre, quien no pudo hacer más que mirarlo con tristeza. Sabía que tenía razón, y se sentía impotente.
—Tenemos mucho para mejorar como sociedad todavía —Hitoshi simplemente frunció los labios, resignado, y asintió.
Dejando el tema, volvió a buscar su celular y vió que finalmente el mensaje llegó, por lo que rápidamente se levantó y fue a tomar sus cosas.
—Papá, me tengo que ir, nos vemos luego —Caminó hacia la puerta pero Shota lo frenó con su incógnita.
—¿A donde vas? No me dijiste que salías —Hitoshi sonrió al sentirse un niño pequeño siendo monitoreado. Le causaba gracia que aún le preguntara esas cosas.
—Fue de improvisto; salgo con Todoroki, Deku y Uraraka y creo que luego iremos a los dormitorios, así que no me esperes.
—¿E Iida no va? —A veces era increíblemente conveniente que su padre fuera su profesor; se sabía los nombres y amistades de todos. Los demás siempre le comentaban a Hitoshi como sus padres, como mucho, recordaban las direcciones de sus amigos pero eran incapaces de retener rostros.
—Dice que tiene que dormir o algo así —Shota sonrió; si, tenía mucho sentido. Luego de aquello, Hitoshi simplemente saludo a ambos y se fue con rapidez. Shota suspiró.
—Bien, parece que solo somos tú y yo hoy ¿Que quieres hacer? —Eri ya había guardado la foto en su lugar y ahora miraba a su padre, atenta.
—Dibujar —Shota le revolvió el cabello y sonrió.
—¡¿Por que hacen esto?! —Eri volvió a acomodarse el pelo, pero esta vez decidió quejarse al respecto. Shota río por lo bajo tras oírla.
—Ven aquí, dime lo que necesitas para dibujar y lo busco ¿Si? —Eri olvidó su enojo en un lapso de tres segundos y comenzó a seguir a su padre, emocionada.
No mucho después se encontraba rodeada de crayones y hojas dibujando en la sala mientras que Shota la observaba con excesivo amor en sus ojos y esperaba que Hizashi vuelva a la casa. Era un viernes, así que estaba en la radio y no debería tardar demasiado en volver, por lo que, siguiendo esa lógica, se quedó al lado de Eri, dormitando en el sillón.
Shota no notó que se había dormido hasta que Hizashi lo despertó con un beso en la frente en el momento en el que entró a la casa. Cuando notó que el contrario abrió los ojos, el rubio le sonrió con ternura.
—Zashi... hola —Shota se estiró momentáneamente e intentó sentarse, pero rápidamente se dio cuenta de que algo le pesaba en las piernas.
Eri, tras completar su obra de arte que constaba de varias figuras un tanto abstractas quizás, se había aburrido y decidió dormirse junto a su padre. Exactamente sobre sus piernas porque estar a su lado simplemente no era suficiente.
Hizashi rodeó el sillón y fue hacia donde ella estaba para también darle un beso y agarrarla. Shota, mientras tanto, no podía creer el amor que sentía por esa pequeña niña cortándole la circulación de las piernas.
—La llevaré arriba, vamos a dormir Sho —El nombrado asintió y, ahora si, se sentó para recuperar la sensación en las piernas y luego levantarse e irse a su habitación.
Hizashi llevó a Eri con toda la delicadeza del mundo para no despertarla y la dejó en su cama de la misma forma. Cuando corroboró que la niña no se había despertado y que estaba cómoda en su cama, la saludó una vez más y dejó la habitación para ir a la suya propia, donde Shota ya lo estaba esperando.
Desde el primer día en el que comenzaron a salir no habían tenido casi nada de tiempo juntos. El momento en el que se declararon no fue exactamente el mejor y todavía tenían una pila de cosas por arreglar y solucionar, ademas de tener que cuidar a sus hijos y su trabajo y una infinita lista que parecía jamás terminar. Pero esa vez, en ese momento, estaban tranquilos.
Hizashi, entonces, se recostó a su lado, pero no tenían los mismos planes.
—¿Como es- —Hizashi lo cortó al subirse encima de él a horcajadas y acercarse a su boca.
—Te extrañé —Le dio un suave beso y se separó menos de un centímetro. Shota pasó sus manos por la cintura del rubio, haciendo que lo recorra un escalofrío.
—Yo también... —Le dio un corto beso y Hizashi sonrió.
Hizashi, entonces, tomó eso como un si a lo que él quería hacer, y comenzó a besarlo con más intensidad, tocando cada parte que alcanzaba de su cuerpo mientras que Shota mantenía sus manos en su cintura, acariciando y rozando otra zona un poco más privada.
—Necesitaba esto...
Le acariciaba el rostro con ternura mientras lo besaba y pasaba sus labios también por su cuello, causándole la misma sensación de satisfacción que Shota anteriormente le había causado a él.
Para acalorar aún más la situación, Hizashi atinó a pasar sus manos por debajo de la camiseta negra de Shota, sin embargo, su objetivo fue abruptamente interrumpido tras la inesperada reacción del nombrado, quien lo frenó con miedo en sus ojos.
Hizashi no lograba entender que había pasado, si simplemente no le gustaba lo que hizo o había más detrás de todo aquello. Asumió que lo segundo era lo correcto tras ver lo que los ojos y las manos temblorosas de su pareja trasmitían. No pudo hacer nada más que mirarlo con compasión.
—Lo siento, yo... —Shota siempre había sido inexperto en expresar lo que sentía, pero esta vez ni siquiera lo sabía.
—¿No te sientes cómodo? —Hizashi trató de sacar sus emociones de su pecho, pero parecía en vano.
—No... es decir, contigo si pero... —El rubio, ahora entendiendo toda la situación tras esas simples palabras, posó sus manos sobre las de Shota y ejerció presión en señal de apoyo.
—Sho... estuviste teniendo relaciones con una persona que manipulaba tus emociones para que creyeras que eso era lo que querías. Eso prácticamente o bastante literalmente es abuso, es obvio que quizás esto te traiga malos recuerdos —Shota no podía creer como su pareja había descripto todo lo que sentía en cuestión de segundos. Ni siquiera él sabía lo que sentía pero Hizashi lo entendía a la perfección. Lo amaba.
—Pero tú y yo ya hemos hecho esto antes... —Hizashi río brevemente.
—Aún no puedo creer que hayas engañado a esa mujer conmigo aún bajo su don. Vaya que me amas —Y lo había pensando segundos atrás. Hizashi estaba intentando aligerar la situación.
—Intentemos de nuevo —Sonaba muy poco convencido, por lo que el contrario suspiró.
—Sabes que no tienes por qué forzarte, ¿no? —Shota se impacientó.
—Pero tú dijiste que necesitabas esto. Yo puedo dártelo, solo me distraje, ¿esta bien?... —Se notaba a leguas que mentía, por lo que Hizashi negó con la cabeza.
Shota frunció los labios impotente en cuanto su pareja se bajó de él y tomó su rostro en sus manos. Hizashi lo forzó a mirarlo fijamente para que cada palabra entrara en la cabeza del contrario como cuchillas.
—No haré nada que no quieras que haga, así que no me mientras Sho —Shota se soltó del agarre y, avergonzado, miró hacia otro lado.
—...Lo siento...
—No hay por que disculparse —El nombrado volvió a mirarlo con más seguridad y una temblorosa sonrisa —Te amo, Sho.
—Yo más, Zashi.
—————————
¡Hola!
Este pequeño maratón de capítulos es porque...
¡Este es el fin de la historia!
Espero que les haya gustado de principio a fin tanto como a mi me gusto escribirlo y, perdón si les parece que se hizo muy largo, intenté frenarme un poco para escribir pero siempre terminaba poniendo algo más que lo alargaba.
Muchas gracias por leer hasta el final, por votar y comentar. Fue una experiencia increíble poder terminar esta obra, y fue gracias a ustedes que no la abandone <3