In the dark. «Larry Stylinson»

By desproporcionado

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Uno tenía demonios que lo consumían. El otro estaba casado felizmente. Ellos no necesitaban amarse. Uno estab... More

In the dark.
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Epílogo.

44. Final.

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By desproporcionado

«Te prometo que este amor,
nunca morirá»

No matter what (Papa Roach)


Louis Tomlinson disfrutaba de muchas cosas aunque no lo pareciera. Cosas que le gustaba mantener en secreto porque aprendió que si no lo decía, entonces nadie podía arrebatarsélo.

No tenía noción del tiempo, ni del espacio y tampoco se preocupó por averiguarlo. Se concentró en esa extraña calma invadirle el cuerpo y el alma. Caminaba descalzo sobre tierra fresca y disfrutó de la sensación soltando una carcajada que se perdió en el viento. Miraba a todos lados pero no encontraba a nadie, gritó preguntando si alguien lo escuchaba pero su eco le repetía la pregunta.

Estaba solo, se asustó solo un poco pero siguió caminando.

Al cabo de unos cuantos pasos, divisó a los lejos una persona. Por mucho que gritó para llamar su atención, no le respondía y no tuvo más opción que caminar, teniendo la sensación de que no llegaría nunca.

Todo comenzó a volverse tenue. La tierra desapareció, ahora caminaba sobre rocas que no le lastimaban los pies. Cuando por fin alcanzó a la otra persona, se dió cuenta de que estaba frente al mismo precipicio que aparecía en sus pesadillas. Cómo reflejó, se alejó un poco, sin quitar la vista del extraño que le daba la espalda.

—¿Dónde estoy? -preguntó Louis.

El sujeto no se dió vuelta a mirarlo. Caminó unos pasos al borde. Louis cerró los ojos cuando pensó que saltaría pero al no escuchar nada, los abrió nuevamente para descubrir que el extraño lo invitaba a sentarse al borde del precipicio con golpecitos en el suelo.

Dudando, se acercó tomando lugar a su lado. Aprovechó para mirarlo, sintiendo escalofríos al reconocerse así mismo. Tuvo la intención de correr pero se sintió pesado. De pronto la calma que le invadía, se transformó en terror absoluto.

—¿Qué significa esto? -preguntó con la voz temblorosa.

El otro Louis por fin lo miró, sonriendo. La única diferencia que había en ellos es que uno no tenía cicatrices, ni ojeras, ni parecía hambriento ni mucho menos atormentado por el pasado que nunca se iba.

—Lo que quieras que signifique -le respondió y su voz se oía suave, cargada de una dulzura imposible.

—¿Estoy muerto? -preguntó luego de tragar saliva.

El extraño suspiró, moviendo sus pies hacia adelante y hacia atrás  —Es muy tranquilo aquí ¿No? -preguntó y Louis asintió sin dejar de mirarlo porque simplemente, no podía quitar su vista de encima. Le parecía simplemente escalofriante y aterrador mirarse así mismo en una versión que siempre quiso —¿Te gustaría quedarte?

Louis no respondió. Le quitó por fin la mirada para observar el vacío infinito que había bajo sus pies. Tanta oscuridad lo ponía intranquilo. Cuántas veces había soñado que saltaba y se despertaba asustado en medio de la noche y cuántas veces había fantaseado en secreto no despertar jamás, morir dormido, sin dolor, sin hambre, sin nada.

—¿Sabes? Es difícil superar algunas cosas, más cuando parecen simplemente imposible hacerlo. Cada que lo intentas, vuelves al principio, vuelves al estómago vacío, al insomnio, al vacío. Sé lo que sientes. Sé lo que es estar en la oscuridad.

—¿Cómo podrías saberlo? Puedes verte como yo pero no tienes mis recuerdos, no tienes las cicatrices. No eres yo.

El sujeto suspiró. Acostó su cabeza en el hombro de Louis y rió suavemente —Porque soy parte de ti. Porque soñaste con alguna vez verte así. Tienes tanto por recorrer para verte así. No deberías rendirte pero eso queda en tí.

Fue el turno de Louis de soltar una risita irónica —¿Cuál es el punto de seguir? Me traicionaron quienes más amé en mi vida. Pasé cosas horribles que no pude borrar sin importar cuánto me esforcé. Me volvieron aserrín los huesos de tantos golpes y cuando finalmente pensé que podía realmente ser feliz, resultó que estaba en un círculo vicioso de nunca acabar. Dime ¿Cuál es el punto si todo lo que voy a tener son decepciones?

—Nada va a cambiar el pasado. Nada lo va a borrar, tienes razón, te tocará conocer gente que te romperá el corazón pero debes aprender a no enfocarte en lo malo. Tienes amigos que te conocieron en tu peor momento y aún así, te quieren y buscan lo mejor para ti. Un padre que está intentando reparar años de ausencia… y sobre todo, tienes la opción de simplemente alejarte de quienes te lastiman aún si amas como amas tú.

Todo comenzó a volverse borroso. Tembló el suelo y como instinto, Louis le apretó la mano.

—Sé amable contigo, Louis, para que no vuelvas nunca más. La próxima vez, no te vas a ir.

Antes de caer al vacío, logró ver por última vez al sujeto sin cicatrices, al lado de otro idéntico a él con el cuerpo cortado en todas partes.

Cuando Louis Tomlinson abrió los ojos, lo primero que sintió fue un dolor punzante en su cabeza. Se encontró rodeado de paredes blancas y un pitido incesante que provenía de algún lado.

Cuando dejó de ver borroso, fue consciente de sus muñecas vendadas, de la máquina que marcaba los latidos de su corazón, de un tubito que salía de su nariz y el cansancio que dejaba su cuerpo exangüe. Al girar la cabeza, se encontró a Harry sentado al costado de la cama, con la cabeza apoyada contra la camilla, profundamente dormido. Se preguntó cuánto tiempo llevaba inconsciente y cuánto llevaba Harry durmiendo ahí.

Estuvo un largo par de minutos observándolo, sin saber qué sentir en ese momento. El corazón le latió fuerte en el pecho y tuvo que tener voluntad de hierro para no romper en llanto, rendido por un amor inexplicablemente grande y al mismo tiempo, hundido en una tristeza desesperante.

Harry despertó poco después. Primero lo observó, incrédulo de verlo con los ojos abiertos y su primera reacción fue ponerse de pie con los ojos brillantes y las manos temblorosas.

—Gracias a Dios…

Louis se quedó quieto, simplemente lo observó. No dijo nada cuando Harry se acercó y con dulzura extrema le tomó ambas manos para besarlas con suavidad. Algunas lágrimas le mojaron las manos.

—Creí que te perdía -murmuró con la voz rota, espantado de sentir todavía fría las manos de Louis y observar el color violáceo que no dejaba sus labios —. No sabes el miedo que sentí de no verte otra vez -se animó a acariciar con las puntas de sus dedos sus pómulos marcados —. No vuelvas a asustarme así, por favor.

Louis tomó un respiro profundo para posteriormente sentir sus ojos llenos de lágrimas —Quiero a mi papá -dijo y Harry simplemente asintió entiendo que tal vez dejarlo solo era la mejor opción, aunque le costó, se separó de él.

Mark Tomlinson se sentía en parte responsable por encontrarse en ese hospital, lamentándose no haber hecho más por su pequeño cuando tuvo la oportunidad. Era cierto, no era capaz de imaginarse ni de dimensionar los horrores que había atravesado su hijo a lo largo de su vida y ya no estaba seguro de si su presencia arreglaba las cosas.

Se preguntó cuántas veces terminó en el hospital, cuántas veces deseó acabar con su vida para no sufrir más ¿Y dónde estabas tú? Se cuestionaba, ahogado en una rabia iracunda contra su persona ¿Dónde estabas tú cuándo tu hijo te necesitaba? Se sentía indigno de sentir felicidad.

La puerta de la habitación de Louis se abrió y vió al muchacho de rizos que una vez lo llamó por teléfono “¿Eres Mark Tomlinson?” Le había preguntado, con educación al principio. “Así que eres tú el imbécil que lo abandonó”.

Entonces supo de Louis por él. Lo que no esperó fue encontrarlo en aquellas condiciones, al borde de la muerte y lleno de dolor. Harry Styles lo llamaba siempre que podía sin contar mucho sobre lo que sucedió con su hijo durante sus años de ausencia, pero sí lo suficiente como para notificarle que estaba a tiempo si todavía quería arreglar las cosas, que había estado llamando a cada Mark Tomlinson de la guía para dar con él.


—Louis despertó y quiere verte -dijo con una sonrisa cansada en su rostro.

Le faltaron las fuerzas para ponerse de pie y como instinto, le agradeció a Dios esa nueva oportunidad, jurándose que no haría otra cosa más que mejorar como padre, ayudar a su hijo para que nunca más tuviera que recurrir a esa salida como única forma de no sentir dolor.

Esperaron pacientemente a que el doctor revisará a Louis y diera el visto bueno para las visitas que continuaron después, advirtiendo el estado mental delicado en el que se encontraba, que no debían agobiarlo con preguntas.

Entonces, tomando una profunda respiración, Mark Tomlinson entró a la habitación.

—¿Qué pasó? -preguntó Zayn al ver el rostro agotado de Harry.

—Él despertó pero creo que no quiere verme. Él ya no quiere verme nunca más-murmuró

Zayn no conocía del todo la historia de ellos pero fue imposible no sentir empatía por ese gigante de dos metros que parecía un niño perdido, experimentando los desazones del amor.

—Simplemente deberías darle tiempo.

—La espera es la que me mata, Zayn.

Al cabo de un rato salió Mark tan abatido cómo había entrado. Los ojos húmedos, las manos temblorosas y el corazón encogido.

—Aprovechemos para entrar -dijo Zayn dirigiéndose a Liam —¿Qué dices?

Mark se dejó caer en una silla mientras Zayn y Liam entraban en la habitación. Suspiró, apretándose los ojos con las palmas de las manos para no llorar. Harry dudó, pero se acercó a él tomando lugar a su lado. Para Mark, Harry no era más ni menos que el doctor que estuvo a cargo de Louis, luego de eso, para él era un completo extraño.


—¿Estás bien? -preguntó suavemente Harry mirando sus manos.

—Nunca pensé que pasaría por algo así -mencionó Mark sin cambiar de posición —¿Por qué permití que pasaran estás cosas? Si tan solo pudiera… volver el tiempo, haría las cosas bien. Cuidaría a mi muchacho de todos y todo, hasta de él mismo. Ese que está ahí, no es el Louis que ví por última vez. Me lo rompieron. Me destrozaron a mi muchacho.

Harry solo pudo apretar su hombro cuando Mark rompió el llanto, destrozado por la imagen de Louis, delgado, pequeño en una camilla, recibiendo sangre, con las muñecas vendadas. Las puntas de los dedos morados, los labios azules y los ojos apagados, cómo sin vida. "Papá" se le escapó de los labios, y Mark que prometió no llorar para no agobiarlo, no pudo evitar sollozar.

Cuando Liam y Zayn salieron de la habitación, habían pasado cuatro horas desde que Louis había despertado. Harry fue tan paciente como pudo pero cuando se dispuso a entrar, Liam lo detuvo a mitad del camino.

—No puedes pasar. Dice que prefiere dormir.


Harry simplemente asintió y al cabo de un rato, se fue sin despedirse.

Al cabo de un mes, Louis Tomlinson fue finalmente dado de alta tras intentar quitarse la vida. El tiempo que pasó en el hospital fue esencial para recuperar la dureza de los huesos, subir un poco de peso a pesar de ser todavía una batalla. La despedida fue emotiva, cinco de las enfermeras que lo cuidaron día a día, le habían tomado el afecto suficiente como para llorar de alegría por él, y pedirle como favor, que no volviera de nuevo por las mismas circunstancias en las que había ido.

Louis simplemente dijo que haría su mejor esfuerzo.


Mark lo esperaba afuera con su auto para llevarlo de nuevo a Future For Me por pedido de Louis, quería ver a sus amigos, disculparse apropiadamente por los malos ratos ocasionados. Desde que llevaba internado, no fue visitado por ellos luego de que despertó por primera vez.

Future For Me lo esperaba con las puertas abiertas, dispuestos a mejorar sus atenciones para que accidentes como aquellos no ocurrieran de nuevo. Richard Parker fue quién lo recibió, y para su sorpresa, sus amigos lo esperaban con carteles y globos de bienvenida.

—Creí que los había perdido -mencionó luego se ser abrazado por Liam, Zayn y Elizabeth. Niall prefería no tener contacto físico con él. Más tarde se enteró por Elizabeth que estaba un poco resentido pues, aquel día, ella había caído sobre su estómago y de tanta angustia, tuvo contrataciones toda la noche. Louis se disculpó hasta el cansancio.

Después de instalarse en su nueva habitación —sin ventanas ni mucho menos espejos—, el domingo fue capaz de recibir a Stan nuevamente, quién no sabía de su situación y no pudo mantenerse al margen pues las cicatrices gruesas en sus muñecas lo delataban de todas formas.

—¿Por qué simplemente no acudiste a mí? -cuestionaba el pelirrojo, sujetando sus manos entre las suyas. Louis sonrió para tranquilizarlo.

—Me moría, Stan. No pensé en invitar a nadie.

—Siento que tengo mucho que ver en lo que hiciste ¿Verdad?

Louis solo lo miró —¿Qué tal si en vez de estar hablando de esto, no vienes conmigo a cenar está noche? Quiero que conozcas a mi nueva familia. Mi papá tiene esposa e hijos. Te van a encantar.

Esa noche Stan se disculpó al menos unas treinta veces por lo ocurrido pero se fue tranquilo al momento de despedirse.

Su vida nuevamente se volvió una rutina. Comía sus alimentos, dormía por largas horas y los viernes visitaba un psicólogo que hacía poco se había integrado como parte del equipo de Future For Me pero no le dió seguimiento. Se sentía lo suficientemente funcional como para dejar de asistir y nadie pudo obligarlo a cambiar de opinión.

Hacía cualquier cosa para no pensar en Harry Styles, a quién no veía desde hacía un par de meses.

***

Harry Styles no era un tipo que pensaba bien sus acciones, ni mucho menos las consecuencias de sus actos. Le había quedado en claro aquello cuando al cabo de mes de dejar la casa que vivía con Amy, le llegaron unos papeles de divorcio y de repente, se encontró solo en un departamento pequeño y mal cuidado.

Cinco meses después de lo que sucedió con Louis, el se consideraba otra persona. Había dejado de frecuentar Future For Me con la esperanza de verlo y eventualmente dejó de preguntar por él una vez que supo que su recuperación iba en buen camino. Tuvo que tener una indiferencia implacable para no rendirse a sus deseos de buscarlo una vez más.

Entendió que parte de su vida había concluido en esa ciudad, que ya no había nada que lo atara realmente. Había perdido el trabajo de su sueño, a su esposa, y al amor de su vida en menos de un año. Sentía que necesitaba nuevos aires, que estaba estancado en el mismo lugar.

Una noche de desborde, en videollamada le contó todo a su madre, entre lágrimas y risas de vergüenza "Soy un hombre y sigo recurriendo a ti como si fuera un niño". Ella no habló hasta que él terminó de desahogarse.

—De hecho, hacía tiempo no recurrías a mi.

Ella lo convenció de viajar a Estados Unidos, ofreciendo su casa hasta que pudiera encontrar un trabajo estable y tuviera lo suficiente como para empezar solo de nuevo. No hicieron falta más palabras para convencerlo.

La mañana del sábado comenzó a llover. Harry Styles se dirigió por última vez a Future For Me para despedirse de sus amigos, compañeros de trabajo y pacientes más queridos. Se quedó un rato afuera contemplando el edificio en el que pasó sus mejores años, y aunque se sentía tonto por tenerle algo de afecto, lo cierto era que en el fondo no podría pedir mejor edificio que aquel dónde tanta gente estuvo en el suelo y un día, se pudieron poner de pie.

El primer adiós se lo llevó Richard Parker, quién lo abrazó fuertemente para luego desearle buen viaje, y que si cambiaba de opinión, podía ignorar lo que había ocurrido meses atrás para tenerlo de nuevo trabajando "Sería una pena no volver a intentarlo, amigo" pero Harry rechazó la oferta.

Encontró a Liam, Zayn y Niall desayunando cuando se acercó a ellos. Un apretón de mano, buenos deseos y buen viaje. Nada más ni nada menos.

A Elizabeth la encontró en la biblioteca, sentada en un sofá, usando su vientre hinchado para sostener el libro. Apenas lo vió, le sonrió. Para ella, él era un buen amigo.

—¿Pero cómo te vas a ir? ¿Qué dice Amy?

—Nos divorciamos. El bebé que espera, no es mío. Me lo confesó el mismo día de lo ocurrido con Louis.

Ella asintió —¿No hay nada que pueda hacer para que cambies de opinión? -preguntó poniéndose de pie con ayuda de Harry.

—Me temo que no, Beth -la rodeó en un abrazo incómodo por su vientre —. Cuídate. Come todas tus comidas y por favor, cuida de Louis.

Ella lo acompañó a la salida, dónde un taxi lo esperaba para llevarlo al aeropuerto. Le dijo adiós con la mano y lo siguió con la mirada hasta que lo perdió de vista.

—¿Puedo pasar?

Louis se levantó de su cama para abrir la puerta. Su amiga entró, agitada. La había visto saltearse un par de desayunos porque ella decía que últimamente todo le daba náuseas y no sabía si era porque estaba pronto a dar a luz pero había ciertos olores que no toleraba.


—¿Estás bien, Beth? -preguntó Louis observándola caminar para posteriormente dejarse caer sobre la cama.

—No te preocupes. La cosa que llevo en la panza ocupa más lugar del que debería y es agotador pero estoy bien ¿Qué hay de tí?

—No me quejo.

—¿Harry vino a despedirse de ti? -preguntó sin rodeos.

Louis no había escuchado su nombre hacia tiempo. Se había convencido de no pensarlo con el propósito de así, ignorar que alguna vez había existido, pero parecía que no había funcionado. No fue consciente del calor que se le instaló en la boca del estómago y la liviandad en sus piernas.

—¿A qué te refieres? -se hizo el desentendido tomando lugar a su lado.

Ella entendió que probablemente había dicho algo que no tendría que haber dicho —Siempre hago lo mismo -se lamentó en voz alta —. Pero bueno, ya lo dije. Harry se va ir a Estados Unidos.

Él evitó mirarla —Bien por él. Espero que tenga una bonita familia allá. Ahora sí no te molesta ¿Podríamos cambiar de…?

—No. Me dijo que se divorció de Amy, que ese bebé no es suyo.

Louis suspiró profundamente, analizando la información con cuidado. El pecho le latía y le parecía injusto que después de tanto batallar con olvidarlo, todavía sintiera en el interior el calor que le provocaba amarlo tan desmedidamente cómo lo amaba.

—¿Y qué si está divorciado? -dijo más para si mismo que para Elizabeth, quién solo lo observó —¿Qué más da que ese bebé no sea suyo? Eligió lastimarme, después de que le confié todo… mi pasado, mis miedos, todo… y prefirió simplemente hacer como si nada hubiera pasado entre nosotros, dejarme sin respuesta, con el corazón roto y con la sensación horrible de que yo nunca podría reemplazarla…

No se dió cuenta de que lloraba hasta que Elizabeth le sostuvo el rostro y con sus pulgares, le limpió las lágrimas. La miró a los ojos, asustado. Era cierto que quería olvidarlo, pero no estaba listo para realmente para hacerlo.

—Esta bien, Lou. Está bien si quieres sacarlo de tu vida, si quieres dejarlo ir. Te causó mucho daño, lo entiendo, y aprecio mucho que pienses en ti, en tu salud antes que pensar en él. Pero… si lo que quieres es ir tras él, no tienes que sentirte culpable. Nada va cambiar lo que sucedió, y nadie borrara lo que sentiste, pero no te sientas culpable de amar a una persona.

—¿Y si es la persona equivocada? ¿Y si hago mal en buscarlo? No soportaría otra desilusión.

Ella le besó la frente —Eso no lo sé, Lou. Solo se que si te rompiera el corazón de nuevo, yo estaré ahí para ayudarte a recogerlo.

Harry bostezó mientras esperaba el llamado de su vuelo. Por la lluvia, había atrasos.

—Si, te llamaré cuando esté por subir el avión. No te preocupes, mamá, seguramente cuando deje de llover todo volverá a la normalidad…

En el amontonamiento de gente, se le hizo ver un par de ojos azules que podía reconocer entre miles.

—Ah… si, lo siento, sigo aquí -volvio a concentrarse en la llamada —. Ya, ya… no te preocupes tanto, no sé caerá el avión o algo así….

Se quedó a media oración cuando vió a Louis Tomlinson, completamente empapado caminando hacia él.

—Te… te llamaré luego mamá -y colgó —¿Pero qué haces aquí? -preguntó cómo si estuviera viendo una alucinación. Había fantaseado tanto con verlo que le parecía irreal tenerlo de cerca.

—No me dejaban salir sin un adulto y ningún enfermero quería acompañarme, entonces me escapé. No tenía mucho dinero así que el taxi me bajo a unas calles -dijo Louis con pausas pequeñas entre cada frase, nervioso. Hacía meses no lo veía y se había olvidado de la diferencia de estaturas entre ellos y lo verde que se volvían sus ojos en días grises.

—¡¿Qué?! -exclamo Harry, ocultando el nerviosismo —¡Tienes que irte antes de que…!

Pero no pudo terminar. Louis le dió un bofetada que casi no le dolió pero que puso su cara de perfil. Volvió a mirarlo para notar que lloraba pero no dejaba ni un solo sollozo escapar de su boca.

—No tengo experiencia en esto del amor como tú. No sé que hacer cuando tienes un corazón roto, y por Dios, no sé si estoy cometiendo un estupidez al pedirte esto pero… no te vayas. Te amo. Pasé todo este tiempo intento olvidarte, pero no puedo. En realidad, no quiero.

Harry no supo que decir. Lo observaba notando cambios en él, desde su peso ganado hasta que tenía el cabello mucho más largo. Había dejado atrás el aspecto que le había dado casi morir y se veía saludable, y en otras circunstancias, Harry hubiera gritado de la felicidad.

—Pero… si no puedo hacerte cambiar de opinión, no me queda más que desearte buen viaje.

Harry finalmente se acercó a él. Primero tomó sus manos frías y mojadas para luego besar su frente.

—Haría lo que sea que me pidas.

Louis no aguantó más y le echó los brazos al cuello, sollozando.

—Por favor… no te vayas.

Harry cerró sus ojos, abrazándolo también con fuerza, escuchando de fondo el llamado para abordar su vuelo.





FIN.

NOTA DE AUTOR:

Antes que nada, quería comenzar esta nota agradeciendo cada voto, leída y comentario que tuve a lo largo de estos años, desde la primer edición, hasta la última (año 2023)

In The Dark nació por allá en el 2015, cuando yo me encontraba transitando etapas difíciles en mi adolescencia (actualmente, tengo 23) y si bien, In The Dark no fue escrita para concientizar sobre los TCA, quise hacerlo a modo de descargo. Necesitaba expresar como me ahogaba en mi cuerpo, lo que sentía hasta que finalmente (y felizmente) pude salir de ahí.

Si sos o conoces a alguien que esté teniendo estos problemas, no dudes en buscar ayuda. No es fácil al principio, pero se puede salir de ahí ¡Ánimo!

Sin más que decir, más que agredecer el cariño a lo largo de estos años. Creo que es la cuarta edición por la que pasó In The Dark y siempre es un placer volver a hacerlo.

Todo el amor, Val xxx.

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