En alguna calle de Venecia

By Vaaalmoon

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La música corre por sus venas, así como corren las aguas por los canales de la ciudad del amor. El vehemente... More

Editorial Cobellette
Introducción
Capítulo 1 •Turbulencia•
Capítulo 2 •Karma•
Capítulo 3 •Croissant y chocolate•
Capítulo 4 •Hipnotizada•
Capítulo 5 •Primer día•
Capítulo 6 •Caballo loco•
Capítulo 7 •Tarde de películas•
Capítulo 8 •Plantado•
Capítulo 9 •Mentirosos•
Capítulo 10 •Rarita•
Capítulo 11 •Inesperado•
Capítulo 12 •Tequila•
Capítulo 13 •Llámame por mi nombre•
Capítulo 14 •Perfectamente imperfecto•
Capítulo 16 •El inicio de una guerra•
Capítulo 17 •Zona de peligro•
Capítulo 18 •Cannolis•
Capítulo 19 •Piscina, vodka y retos•
Capítulo 20 •Regla número seis•
Capítulo 21 •Fugaz•
Nota de la autora

Capítulo 15 •Amigos•

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By Vaaalmoon

Luego de unos quince minutos de camino, me encuentro fuera del Mocca Café, esperando por Allan. No respondió a mi mensaje, pero al llegar aquí lo vi ocupado, aunque logró verme y me hizo una seña para que lo esperara.

—Alessia, por favor, entra y siéntate. —me dice una chica cuyo rostro se me hace familiar. —Allan ya casi acaba su turno.

—Hola. —saludo cordialmente tratando de recordar de donde la conozco. —Vale, gracias.

La sigo hasta el interior del lugar para luego tomar asiento en una de las mesas centrales.

—¿Quieres comer o tomar algo? La casa invita. —ofrece.

—Un vaso de agua estaría bien, por favor. —observo el nombre en su uniforme y tras varios flashbacks logró recordarla. —Y muchas gracias, Valeria.

Claro, de lo ebria que iba el día en que la conocí se me era casi imposible recordarla. Gracias al nombre y a sus rasgos inconfundibles pude darme cuenta de que se trataba de la hermana de Allan.

«Nuestra futura cuñada... ¿O esa será Zahara?»

Definitivamente no, en mis nuevos planes no está ser la cuñada ni la novia de nadie en esta ciudad.

Mientras espero, me entretengo viendo cómo Allan corre de un lado a otro, con las órdenes y los platillos de los comensales, el negocio está repleto y se ve muy ocupado, seguramente terminará cansado ¿Estaré siendo inoportuna?

—Aquí tienes el agua. —dice Valeria colocando el vaso frente a mí. —Si necesitas algo más, estaré atenta. —sonríe y se va.

Le doy un par de sorbos a mi bebida mientras juego con una servilleta enredándola entre mis dedos y tarareo la canción que reproducen las bocinas del lugar, es One Kiss de Dua Lipa.

Trato de ordenar mis ideas y pensar que le diré a Allan, está claro que no seré completamente sincera con él, pero si debo darle una explicación, ya que no fui muy empática al momento de alejarme sin avisarle.

Frente a mí cruza a paso rápido un chico pelirrojo de algunos catorce años, lo sigo con la mirada y visualizo cómo se detiene frente a Allan, se saludan con un abrazo y seguido de eso Allan se quita el delantal por encima de su cabeza, para entregárselo al chico, junto a ello también le entrega una pequeña libreta y un bolígrafo y según lo que veo procede a explicarle algo mientras le señala unas mesas.

Camina hacia mí acomodando disimuladamente su ropa y su cabello, se le ve algo nervioso.

—Hola Ale, no sabes lo feliz que me hace verte de nuevo. —dice mientras se sienta en una silla a mi izquierda. —Mi turno aún no ha terminado, pero no podría hacerte esperar demasiado, así que le pedí a mi primo que me cubriera.

—Hola Allan, a mí también me alegra verte. —le dedico una leve sonrisa. —Necesito explicarte el motivo de mi repentina lejanía y espero que puedas entenderme y disculparme. —le digo con sinceridad.

Posa su mano sobre la mía y me sonríe ampliamente.

—No tengo nada que perdonarte, no debes sentirte obligada a darme una explicación o aclararme las cosas, pero si eso te hace sentir mejor, pues adelante. —me observa con interés.

—Verás... —le doy un trago largo a mi agua. —Decidí alejarme un poco estos días porque sinceramente estaba comenzando a sentirme algo extraña. —remojo mis labios.

—¿Qué quieres decir con "extraña"? —inquiere.

—Pues... Estaba comenzando a sentir cosas por ti que van más allá de una amistad. —confieso.

Noto como una sonrisa se dibuja en su rostro y automáticamente la sangre empieza a subirse a mis mejillas.

—Yo también siento lo mis... —lo interrumpo.

—Lo sé, y eso es justo lo que no quiero. Por eso me alejé.

Su sonrisa desaparece y logra transmitirme la incomodidad.

—No quiero lastimarte, Allan, eres un chico increíble y mereces demasiadas cosas bonitas, que lamentablemente yo no puedo ofrecerte.

—¿Por qué no? —pregunta confuso.

—Me iré en poco tiempo, solo vine por dos meses, mi interés aquí debía ser únicamente la música. No vine a enamorarme, ni mucho menos a enamorar a alguien más para luego dejarlo con el corazón hecho trizas.

—Podemos hacer que funcione. —dice con esperanza. —Si ambos sentimos lo mismo, nada más debería importarnos.

—No es tan fácil.

—Pero podría serlo. —insiste.

—No Allan, no puedo de verdad. —acaricio el dorso de su mano. —En serio lo siento, pero podemos ser muy buenos amigos si me lo permites.

—No creo que siendo tu amigo pueda saciar estas inmensas ganas que tengo de besarte. —dice, y yo lo miro con asombro. —Y perdóname si soy muy sincero, pero para eso es esta charla, ¿O no? Para sincerarnos y sacar abiertamente lo que queremos decir desde hace tiempo.

No digo nada, tomo el vaso de agua y me lo llevo a mis labios, acabando así con el último sorbo.

—Cuando te conocí, te dije que ya no creía en el amor, que jamás volvería a entregarme a alguien, pero esas son cosas que los jóvenes siempre decimos luego de una decepción amorosa. Hasta que llega alguien que con una sonrisa te revuelve la vida y te devuelve las ganas de enamorarte. Y no digo que esté enamorado de ti, pues te estaría mintiendo. Pero si has desmantelado sentimientos que tenía hace mucho tiempo guardados en lo profundo. —confiesa.

Me quedo atónita ante sus palabras, ahora me siento peor. Pensé que esta conversación me haría mejorar, pero fue todo lo contrario, no esperaba esa reacción de él, ni mucho menos que se me declarara de esta manera. Mi mente está dividida entre el hermoso pelirrojo que me acaba de hacer sentir la chica más especial de este mundo, y el estúpido engreído que solo se burla de mi estatura y me coquetea por diversión.

Allan me observa con algo de tristeza mezclada con esperanza, siento que está esperando ansioso una respuesta, pero a la vez tiene miedo de escucharla. Me parte el alma verlo así por mi culpa.

—Escúchame, no te puedo negar que me gustas, ni tampoco puedo decirte que mi corazón casi estalla mientras me decías todas esas lindas palabras. Me encantaría decirte que si, que intentemos algo más, pero, no puedo. —digo cabizbaja. —Por favor confórmate con mi amistad, realmente no me gustaría que dejáramos de hablarnos, en este poco tiempo te has vuelto alguien importante en mi vida, aunque no lo creas. 

—Voy a conformarme con tu amistad, pero, al menos, dime que más adelante, si el destino lo permite y si seguimos sintiendo esto, podrías aunque sea considerar el tener algo conmigo. —me suplica con la mirada.

—No quiero darte esperanzas ni prometer algo de lo cual no estoy segura que vaya a poder cumplir. Vivamos el presente sin pensar en el futuro, no voy a descartar la posibilidad, pero, no quiero herirte ni mucho menos ilusionarte. —explico.

—Está bien, al menos ya sé que esto que siento es mutuo. —sonríe con suavidad.

—¿Amigos? —pregunto.

—Amigos. —afirma.

Me levanto de mi silla y me poso frente a la suya, extendiéndole mi mano para invitarlo a levantarse. Cuando lo hace, me inclino un poco más hacia él y rodeo su torso con mis brazos.

Puedo escuchar como late su corazón, coloca un brazo alrededor de mi espalda y con el otro acaricia mi cabello.

Me siento cómoda entre sus brazos, el aroma varonil de su perfume baila en el interior de mis fosas nasales y en serio no quisiera romper este abrazo.

Me gusta, me hace feliz y me hace sentir especial.

Sería maravilloso si tuviese el valor de acunar su rostro entre mis manos, mirarlo a esos preciosos ojos marrones y plantarle un beso en sus rosados labios. Pero no tengo ni el valor, ni mucho menos las ganas de lidiar con las consecuencias que eso traería, así que me conformo con mantener el abrazo el mayor tiempo posible y atesorar ese beso solo en mi imaginación.

El frío me invade cuando su pecho se separa de mi rostro y sus brazos de mi cuerpo.

—Creo que ya debo irme. —me dice. —Mi primo no es muy ágil cuando hay tantos clientes.

—No te preocupes, yo igual ya me iba.

«Mentirosa, de haber sido por ti se quedaban abrazados hasta el amanecer»

—Pues gracias por venir, tal vez nos veamos mañana en la escuela de música. —me toma del cuello y me da un suave beso en la frente. —Adiós, amiga.

«Ouch, eso dolió»

—Si tal vez te vea, amigo. —le doy una palmadita en el hombro y me dirijo a la salida a paso rápido.

Ni siquiera sé por qué me sentó tan mal que me haya llamado así, si igual fui yo quien le pidió que me tratara simplemente como una amiga.

Mi corazón está más complicado de entender que la inflación cósmica.

Luego de darle un último vistazo a mi amigo pelirrojo, comienzo a caminar hacia el departamento.

Necesito mi terapia basada en darme un baño, comer tres litros de helado mientras veo una película romántica, llorar porque al paso que voy jamás tendré un romance así, y dormir.

N/A:

Hola preciosuras, quiero disculparme por no haber actualizado a tiempo, estoy en medio de un horrible bloqueo y realmente no quería publicarles un capítulo mediocre, así que me tome mi tiempo para relajarme mentalmente y poder entrar bien en mi proceso creativo.

Espero que hayan disfrutado el capítulo, me ayudarían mucho votando y comentándome qué tal les va pareciendo la historia hasta ahora.

Los quiero mucho❤️

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Intrépida. Atrevida. Fascinante. Emocionante. Seductora.