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Como bebé alfa activo, Xing Xing aprendió a gatear antes que Qiu Qiu.
Pero a la hora de hablar, Qiu Qiu tomó la delantera.
Mientras Qiu Qiu balbuceaba y decía 'papá' y hacía felices a Yan Qiu y Ji Xinglan, Xing Xing, al no saber hablar, sólo podía sentarse a un lado y observar a los demás interactuar con envidia, mientras se preocupaba por él.
Se daba cuenta de que cada vez que Qiu Qiu llamaba a sus padres con dulzura, éstos reaccionaban muy contentos.
Así que Xing Xing parpadeaba con envidia y trataba de imitar a Qiu Qiu balbuceando al azar con su joven voz.
Yan Qiu miró a Xing Xing cuando éste empezó a balbucear de repente, pero no pudo entender del todo lo que decía. Así que levantó la vista para discutir con Ji Xinglan.
―¿Su hijo tiene hambre?
―De ninguna manera. ―Ji Xinglan observó a Xing Xing cuando de repente empezó a actuar con frenesí y dijo titubeando: ―Le acabo de dar leche.
Aparte de emitir sonidos al azar, Xing Xing no podía formular ningún sonido con sentido. No sólo no hizo felices a sus padres, sino que también fue burlado sin piedad por su hermano.
Cuando vio la expresión de suficiencia de Qiu Qiu, el sombrío Xing Xing utilizó sus brazos y piernas para arrastrarse aún más y se sentó como un panda enfadado. No importaba quién le llamara, él los ignoraba.
Al final, Qiu Yan tuvo que usar la mitad de una botella de leche para persuadirlo.
. . .
―Sinceramente, Xing Xing no es tardía en hablar, es sólo que Qiu Qiu ha aprendido a hablar antes. ―Esta fue la valoración de Yan Qiu.
Cuando las cigarras sonaban fuera de su ventana en verano, Xing Xing ya había aprendido a llamarlos 'papá'.
Como Qiu Qiu había aprendido a hablar antes que él, a estas alturas ya tenía una pequeña colección de palabras.
Un día, Qiu Qiu, con sus rizos dorados y con un babero con estampado de fresas, parpadeó y le dijo dulcemente a Xing Xing: ―Shin Shin...
Xing Xing supo inmediatamente que le estaba llamando y se alegró. Con un brazo justo, agarró a su hermano de muñeca y besó la bella y tierna mejilla de Qiu Qiu.
―No puedes besarlo. ―Qiu Yan agarró el cuello de Xing Xing con su dedo y apartó a la pequeña bestia.
Como se esperaba del hijo de Ji Xinglan, ya sabía cómo besar a los omegas incluso siendo tan joven.
Ji Xinglan, a su lado, parecía saber lo que estaba pensando. Sonrió, se inclinó y picoteó los labios de Yan Qiu.
. . .
Los dos bebés ya habían comenzado a mostrar signos de querer pararse y aprender a caminar. Según la sugerencia de la niñera, la Señora Ji les compró andadores.
Xing Xing y Qiu Qiu se colocaron en los andadores y comenzaron a caminar por la sala de estar.
Por eso, Lan Lan sufrió aún más. Anteriormente, Xing Xing no podía atraparlo mientras gateaba, pero ahora se movió como un rayo para atrapar al gato.
Cada vez que capturaban al gato, lo obligaban a usar vestidos y sombreros. Sería tratado como un juguete para jugar a las casitas.
. . .
Para el otoño, los bebés estaban listos para la transición de solo leche a alimentos sólidos. Después de discutir las cosas con Ji Xinglan, Yan Qiu decidió dejar de alimentar a los bebés con leche.
Destetar a los bebés no es algo fácil. La Señora Ji recordaba que cuando Ji Xinglan se vio obligado a dejar de tomar leche, lloró tan fuerte que, aunque habían pasado veinte años, ella lo recordaba incluso ahora.
Yan Qiu no quería que dejaran de tomar leche de una sola vez. Así que redujo gradualmente la cantidad de fórmula para bebés que les daba. Como los bebés seguían pegados a los biberones, les dejaba chuparlos para divertirse.
Cuando empezaron a acostumbrarse a otros alimentos, Yan Qiu escondió los biberones.
Pero los bebés gemían y encontraban los biberones que Yan Qiu había escondido.
Yan Qiu no sabía cómo se las arreglaban para encontrar los biberones que había escondido. Al final, tiró los biberones sin piedad.
Ese día, los dos bebés se sentaron uno al lado del otro y lloraron durante toda una tarde por sus biberones hasta que sus padres los bajaron a comer.
Yan Qiu y Ji Xinglan sostuvieron un bebé cada uno y se prepararon para darles de comer un pequeño plato de gachas de verduras.
Los dos bebés habían llorado durante toda una tarde y tenían mucha hambre, por lo que finalmente abrieron la boca y aceptaron la comida.
Yan Qiu sonrió con satisfacción. Finalmente habían logrado destetar a los bebés.
. . .
Cuando los bebés tenían un año, Yan Qiu tiró los andadores abandonados en el garaje.
Los dos bebés ya podían caminar con soltura y ya no necesitaban los andadores. Él y Ji Xinglan tampoco tenían intención de tener otro bebé.
Los dos bebés se peleaban por un caballo de madera en la guardería. Y cada vez, Xing Xing lloraba mientras dejaba a su bebé más pequeño montar en él.
Ese día, Xing Xing y Qiu Qiu recibieron un dinosaurio de juguete. Era un regalo por haber comido una comida infantil.
Sólo había un dinosaurio, pero ambos lo querían, así que sólo podían turnarse para sostenerlo.
Esa noche, Ji Xinglan les leyó un cuento para que se durmieran.
El libro ilustrado en color era un cuento infantil sobre un señor ardilla que enterraba una bellota y al año siguiente le crecía un árbol lleno de bellotas.
Pero los cuentos eran sólo cuentos, no había necesidad de profundizar demasiado en ellos. Ji Xinglan también tenía prisa por terminar la historia para poder abrazar a Qiu Yan y dormir.
Qiu Qiu parpadeó después de escuchar la historia y levantó el juguete en sus brazos para preguntarle a su padre: ―¿Dino...?
¿Crecería también?
No sólo los cuentos infantiles estaban diseñados para engañar a los niños, Lan Lan también había nacido con una habilidad inherente para engañar a los niños.
―Sí ―, contestó Ji Xinglan por capricho.
El que contestó pudo haberlo hecho sin cuidado, pero los que lo escucharon, tomaron esas palabras en serio.
Al día siguiente, mientras sus padres se iban a trabajar y su abuela estaba ocupada en la cocina, los bebés salieron corriendo de su habitación en silencio.
Ambos sostenían una colorida pala de juguete en sus manos y cavaron un pequeño pozo bajo el árbol del jardín. Luego, Qiu Qiu puso cuidadosamente el dinosaurio de juguete en la fosa mientras Xing Xing movía la pala para cubrirlo de tierra.
Los bebés sonrieron felices al ver que el dinosaurio de juguete desaparecía bajo la tierra.
. . .
―¿Por qué estaba aquí otra vez? ―Yan Qiu levantó la vista y preguntó con desagrado una vez que se cerró la puerta de la oficina.
Había compartido oficina con Ji Xinglan durante medio año y tenían una buena relación con sus colegas.
No ocultaban intencionadamente su relación. Cuando alguien lograba descubrir su relación, Yan Qiu simplemente sonreía y no lo negaba.
Pero recientemente, un nuevo omega se había incorporado a la oficina contigua a la de ellos, y siempre acudía a la oficina de Ji Xinglan con el pretexto de pedir consejo sobre el trabajo.
Aunque era trabajo, a Yan Qiu le seguía pareciendo raro.
Él era un secretario que no tenía nada que ver con Ji Xinglan, así que, ¿por qué iba siempre a Ji Xinglan? Los ignorantes podrían pensar que él era el secretario del Teniente Ji.
Incluso sabiendo que el joven, rico y guapo Ji Xinglan gustaba a mucha gente desde los tiempos de la escuela, cuanto más pensaba Yan Qiu en ello, más disgustado se sentía.
Hizo un mohín y sacó un ambientador del cajón. Lo roció generosamente para cubrir el olor que quedaba en el aire. ¡Olía a perra!
Ji Xinglan se dio cuenta de que Yan Qiu estaba descontento, así que rápidamente lo sentó en su regazo y lo engatusó: ―Son sólo cuestiones de trabajo. Ni siquiera sé su nombre.
―¿Por qué debería preguntarte por asuntos de trabajo? ―Dijo Yan Qiu con un resoplido. ―No hables con él en el futuro.
Cuando Ji Xinglan escuchó esto, sonrió y besó la mejilla de Yan Qiu. ―Siempre eres así.
―¿Y cómo soy yo? ―Yan Qiu lo miró fijamente.
―Un frijol celoso.
―... ¿Quién es un frijol celoso ahora? ―Yan Qiu protestó.
Cuando se trataba de ser celoso, nadie podía compararse con Ji Xinglan.
Yan Qiu evaluó en silencio a Ji Xinglan y pensó. Puede que tengamos que llevar adelante nuestro plan de hacer el vínculo permanente.
Una vez que se unieran permanentemente, nadie podría tratar de robarle a su hombre.
. . .
Ese día, Ji Xinglan estacionó su automóvil junto a la carretera después de que terminaron el trabajo y se fueron a casa.
Justo cuando Yan Qiu se desabrochó el cinturón de seguridad y fue a abrir la puerta del auto, Ji Xinglan de repente lo sujetó contra el asiento y lo besó.
―Hay personas en la casa, por lo que no es conveniente que hagamos esto ―, susurró Ji Xinglan. ―Déjame besarte un poco más.
―...Basta, deja de hacer el tonto. ―Estaba apretado en el coche. Yan Qiu no podía liberarse y las lágrimas resbalaban por sus mejillas a causa del beso. Sólo entonces Ji Xinglan estuvo dispuesto a dejarlo ir.
Yan Qiu utilizó el dorso de la mano para limpiarse los labios húmedos antes de abrir la puerta para bajar.
Fuera hacía viento y había nubes oscuras en el cielo. Por lo que parece, estaba a punto de llover.
El viento secó rápidamente sus lágrimas. Yan Qiu se levantó el cuello de la camisa y cerró rápidamente la puerta tras de sí.
Con la mente aturdida, atravesó la puerta y, de repente, vio a dos niños pequeños sucios sentados en las escaleras que conducían a la entrada.
Uno de ellos lloraba y el otro utilizaba su pala de juguete para cavar un agujero con entusiasmo.
Tenían un jardinero que cuidaba el jardín, por lo que las plantas eran densas y crecían de forma ordenada. Pero ahora, había agujeros por todo el jardín y los pasos, originalmente limpios, estaban cubiertos de suciedad.
Yan Qiu vio a los pequeños sucios y sintió que le crecía un dolor de cabeza. Rápidamente corrió a recoger al llorón Qiu Qiu. Mientras se limpiaba las lágrimas, preguntó: ―¿Qué pasa?
Qiu Qiu lloró con más tristeza, y con su joven voz dijo: ―Dino...
Qiu Yan vio que Xing Xing seguía cavando el suelo y se quedó atónito.
Ahora recordaba. Habían pasado bastantes días desde la última vez que vio a su precioso dinosaurio. A los dos bebés les encantaba el dinosaurio y jugaban con él todos los días.
―¿Has perdido tu dinosaurio? ―preguntó Yan Qiu.
Extendió una mano para limpiar la suciedad de la mejilla clara y tierna de Qiu Qiu. De repente, recordó haber visto a los niños pequeños cubiertos de tierra hace unos días también. En ese momento había pensado que estaban jugando en el jardín.
Ahora que lo piensa, ¿podría ser...?
Ji Xinglan se paró a un lado y miró a los dos niños pequeños con una expresión complicada. ―¿Enterraste a tu dinosaurio?
Cuando escuchó esto, Qiu Qiu lloró aún más fuerte.
Por lo que parece, deberían haberlo hecho.
Yan Qiu agarró la pala de Xing Xing y miró a Ji Xinglan antes de entregársela. ―Ve y encuentra el dinosaurio de tus hijos.
Ji Xinglan se sintió resignado. Solo podía quitarse la chaqueta del uniforme, colgarla en el pasamanos, arremangarse las mangas limpias y empezar a cavar.
El jardín no era grande, pero tenía casi doscientos metros cuadrados. Fue difícil tratar de encontrar un juguete pequeño como ese.
Afortunadamente, los dos niños pequeños no tenían mucha fuerza, por lo que no pudieron haberlo enterrado demasiado profundo.
Ji Xinglan observó las huellas y finalmente encontró huellas nuevas debajo de un árbol.
Cavó alrededor casualmente y encontró un dino sucio cubierto de tierra.
Ji Xinglan se inclinó para recoger el dinosaurio y lo palmeó un poco. No sabía si reír o llorar.
Si hubiera sabido que sus dos hijos tomarían como verdad lo que dijo, no les habría mentido. Yan Qiu definitivamente le iba a dar una lección más tarde.
Cuando Ji Xinglan encontró el dinosaurio, Qiu Qiu finalmente dejó de llorar y quiso agarrar el juguete.
Pero Yan Qiu agarró el dinosaurio, lo miró y no se lo dio a Qiu Qiu. Simplemente se lo arrojó a Ji Xinglan. ―Ve a lavarlo.
Yan Qiu cargó a los niños pequeños cubiertos de suciedad en cada brazo. Cuando entró, encontró que la Señora Ji estaba cocinando.
La niñera estaba de vacaciones esta semana, por lo que era la única que cuidaba a los niños pequeños durante el día.
Originalmente pensó que los niños pequeños estaban jugando en la sala de estar. Cuando vio a Yan Qiu entrar con los dos niños, también se sorprendió.
La Señora Ji no esperaba que los dos niños pequeños hubieran aprendido a abrir la puerta y salir a escondidas.
―No deberían haberlo sabido. ―Yan Qiu también estaba desconcertado. Miró hacia la puerta con la barbilla apoyada en la mano.
Con la altura de Xing Xing y Qiu Qiu, no podrían haber alcanzado la manija de la puerta, entonces, ¿cómo abrieron la puerta?
En ese momento, Yan Qiu vio que la puerta originalmente cerrada se abría misteriosamente.
Tres segundos después, apareció una cabeza peluda.
. . .
Lan Lan salió a jugar con el gato de al lado. Como de costumbre, el gato de al lado no le dio la bienvenida. Tuvieron un conflicto y se gritaron antes de que el dueño los encontrara y persiguiera a Lan Lan.
Se deslizó por debajo de la cerca hacia el jardín, subió los escalones y saltó sobre la manija de la puerta para usar su peso para abrir la manija de la puerta.
Lan Lan hizo esto todos los días para abrir la puerta y salir a escondidas de la casa en un intento de tener una cita con el gato de al lado.
Mientras Yan Qiu miraba al gato que se movía adentro, inmediatamente se dio cuenta de lo que sucedió.
Entonces, así es como el gato estúpido se escapa todos los días.
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Ji Xinglan arrojó el dino de los niños pequeños al fregadero y lo lavó a fondo. Incluso lo desinfectó y lo dejó secar en la ventana. Luego subió las escaleras para buscar a Yan Qiu.
Yan Qiu estaba en el baño haciendo todo lo posible para limpiar a los dos niños pequeños. Las burbujas blancas en el lavabo pronto se habían vuelto de color gris pardusco.
Ji Xinglan se apoyó contra el marco de la puerta y se quedó allí. Desde este ángulo, podía ver la espalda de Yan Qiu.
Como se estaba inclinando, el dobladillo de la camisa de Yan Qiu se había deslizado un poco hacia arriba, revelando una franja de piel clara en la cintura. Pero no se dio cuenta de lo seductora que era su postura. Simplemente se puso en cuclillas en el suelo y bañó a los niños pequeños en serio.
A pesar de que Ji Xinglan lo había visto desnudo innumerables veces y ahora solo podía ver un poco de piel, por alguna razón, encontró la piel ligeramente revelada de Yan Qiu, tentadora. Sintió un fuego que se arrastraba ardiendo en él.
... Le dieron ganas de acercarse y levantarle la camisa, llevarlo al lavabo y obligar a Yan Qiu a sostener el dobladillo de su camisa en la boca mientras se miraba a sí mismo y a Ji Xinglan en el espejo.
Yan Qiu no se dio cuenta de la expresión de Ji Xinglan, y no sabía qué clase de pensamientos pervertidos había en su mente. Sólo quería bañar a los niños limpios y secarlos mientras aún olían bien.
Después de entregarle los niños limpios a la Señora Ji, Yan Qiu usó el dorso de su mano para limpiarse el sudor de la frente y regresó al baño.
No se dio cuenta de que Ji Xinglan lo miraba fijamente. Se limitó a bajar la mirada y a lavarse las manos frente al lavabo.
Una vez que terminó de lavarse las manos y levantó la vista, vio a Ji Xinglan que había venido a pararse detrás de él en algún momento. Le abrazó por detrás.
Ji Xinglan lo empujó un poco, Yan Qiu quedó inmovilizado contra el fregadero de mármol, sin poder moverse. Ji Xinglan superpuso sus manos entre sí y le susurró al oído: ―Ayúdame a bañarme también.