Hermosa Destrucción

By Vanesa_Osoriio

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Algunas promesas no se pueden cumplir y eso Diego lo sabía, pero él quiere tener la fe y esperanza de que ell... More

Prologo
Diego
Capítulo 1
Capítulo 2
Extra del cumpleaños de Anastasia
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capitulo 07
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Nota
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34 (Parte 1)
Capítulo 34 (Parte 2)
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38

Capítulo 8

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By Vanesa_Osoriio

Mariel

Toco la puerta con fuerza y miró la pantalla en mi teléfono para ver la hora y son las tres de la mañana, no sé si ha sido buena idea venir a esta hora, pero tuve una pesadilla y no quiero estar sola en mi departamento. Muevo mis pies nerviosa y me fijo que ando con mi pijama blanco y un abrigo, tocó de nuevo la puerta con más fuerza.

Suelto un suspiro cuando veo que la puerta no se va a abrir y buscar de nuevo teléfono para marcar su número, pero él no contesta, entonces doy media vuelta porque supongo que está durmiendo profundamente y es normal que esté cansado a pesar de que ya detuvimos a Nicolás las investigaciones continúa ahora con la fiscalía donde tenemos que entregar todas la pruebas que relación a Nicolás a los crímenes.

Camino hacia los ascensores cuando siento que se abre la puerta y se asoma un aún muy dormido Harry. Él se refriega el ojo, mientras me mira de arriba y abajo. Suelto un pequeño suspiro porque únicamente está con un bóxer blanco, dejando a la vista su espectacular cuerpo y su pelo rizado estar más desordenado que de costumbre.

—Mariel, ¿Estás bien? Son las tres de la mañana—dice con voz gruesa y áspera que la hace más profunda por el sueño.

—Yo...tuve una pesadilla y no quise estar sola—confesé, pasándome la mano por mi pelo nerviosa.

Harry tiró de mi mano y me abrazó con fuerza donde escondí mi cara en su cuello, aspiré su perfume que aún seguía impregnado en su cuerpo. Él comenzó a caminar conmigo y cerró de una patada la puerta.

—Tal vez deberías ir al psicólogo de nuestro departamento, Mariel—me susurra, acariciando mi mejilla y niego con la cabeza—. Lo que viste fue horrible y no te hagas la fuerte, cariño los otros dos policías pidieron la baja por lo que vieron en ese refrigerador.

Me separo un poco de él porque si es cierto que lo que vimos ese día fue horrible, pero nada me preparo para ver lo que iba a encontrar en ese refrigerado, solo puede escuchar el grito de horror de mis dos compañeros policías, yo ni siquiera grite solo entre en un estado de shock hasta que Harry me sacó de ahí, pero yo tenía volver ahí y lo hice sola no quise que nadie más estuviera ahí.

—Falta poco para que empiece el juicio, ya fue condenado Nicolás por los cargos de trata de persona, intento de asesinado y vender drogas, pero ahora bien lo más pesado—Harry me guía a un sillón donde me aparta el pelo de la cara—. Se han formado marchas en contra del estado, cosa que se lo merecen por no poner todos los recursos como siempre.

» Estoy cansada de que siempre ponga excusa para no darnos todos los recursos para hacer una buena investigación. Siempre salen con la misma estúpida excusa que ellas se escaparon de su casa, ya volverán o de seguro que andaba en malos pasos como droga o prostitución y es tan cansador escuchar esos estúpidos argumentos siendo mujer—explico molesta.

Él suelta un suspiro porque sabe que tengo razón e incluso no me creyeron cuando dije que no coincidía con el sospechoso que teníamos arrestado, pero no me hicieron caso porque esa persona tenía más perfil de psicópata que un joven de unos 19 años, guapo e inteligente. Me bajaron del caso y después me volvieron a poner en caso para remediar su equivocación.

—Tienes razón, pero nosotros solo seguimos órdenes y tratamos de cumplir con nuestro trabajo de la mejor forma.

—Menuda mierda. Malditos políticos corruptos, de mierda, se las dan de ser personas tan correctas, pero son los peores—murmuró enojada—. No me siento feliz con mi trabajo.

Él hace una mueca.

—Siento que lo que pasó con Nicolás no va a cambiar las cosas. De todas maneras, siguen matando a las mujeres, nada cambia y eso es lo peor. Tres meses han pasado y han matado a más 18 mujeres y no hablemos de las chicas y mujeres que están desaparecidas.

—Es horrible lo que está pasando y te entiendo en sentido de que tengo una hermana pequeña y me muero si algo le llega a pasar—toma un mechón de mi pelo—. Le regalé un llavero de seguridad y un gas pimienta. Tengo su teléfono rastreado con el GPS, sé que parezco un acosador, pero no quiero que nada malo le pase y es horrible que las mujeres no puedan caminar segura.

Abracé con fuerza Harry y él me dio un beso en la sien.

—Eres un gran hermano.

—¿Sí? Porque mi hermanita dijo que era un loco chiflado y me tiro el gas pimienta por la cabeza hasta que tuve que contarle lo que está sucediendo donde creo que recapacito un poco—acaricio mi mejilla con cuidado—. Solo tiene quince años, pero tiene que comprender lo peligroso que es este mundo.

—Si—susurre—. Será mejor que vayamos a dormir, estoy algo cansada.

*******

—Me encanta cómo hueles —le dije en voz baja, acariciándolo con la nariz. Era cálido, y su cuerpo era sensual y duro.

Soltó un gruñido.

—Joder, qué dura se me ha puesto —dijo con los labios pegados a mi oreja. Me mordió el lóbulo, castigándome por su deseo con un pequeño mordisco.

—Y yo estoy muy húmeda —respondí con un susurro.

—¡Mierda! Eso fue tan sexy. Tú eres tan sexy, bonita, aún no puedo creer que seas mi novia, digo tú eres super guapa y eres... Tan increíble—dice con voz ronca y diría que embobado porque me mira fijamente.

Le di un empujón para que saliera encima de mí. Harry se sentó en la cama y me senté a horcajadas sobre él. Deslice las manos por sus anchas espaldas, sintiendo la calidez de su cuerpo a través del algodón de la camiseta. Él posó las manos en mis caderas, quemándome la piel.

—Tú también eres muy guapo y sexy, Harry las mujeres te comen con la mirada —susurré.

Él levantó la vista hacia mí, Harry se pasó la lengua por su labio inferior muy despacio.

—Para mí eres la mujer más bonita que he visto.

—Te gusta que tenga carácter. ¿Eso te calienta, Harry? —Pregunté con una sonrisa en mis labios.

—Si, y te deseo demasiado—comenta con una sonrisa traviesa, deslizando las manos hasta rodearme las nalgas y apremiarme contra su erección.

Y sus manos comenzaron a deslizar mis bragas dónde levante un poco mi trasero para que pudiera sacarla. Mis labios de mi sexo, abiertos por la separación de mis muslos, acogieron su verga. Mi clítoris se apretaba contra aquella dureza y moví las caderas con una exclamación de placer.

—¡Mierda! Joder, eres tan sexy que siento que me podría morir—dijo con la respiración entrecortada—. Me estás castigando mujer. Voy a morir, estoy en el paraíso—bromeó, dándome pequeños besos en los cuellos.

Le cogí el miembro, duro y grueso, y se lo acaricié. Se tensó en la palma de mi mano, lleno de vitalidad e impaciencia. Harry separó los labios, de una forma tan sexy que me hizo soltar un pequeño gemido.

—Estás pensando en mí, por eso se te ha puesto dura—comentó con diversión.

Llevé las manos atrás, lo agarré de las muñecas y le alcé el brazo izquierdo para colocarlo sobre el respaldo de la cama.

—Si, solo tienes que mirarte al espejo, Mariel. Estás buenísima y muchas veces he querido follarte en la oficina mientras este nuestros compañeros afuera—el otro brazo se lo puse en el regazo—. ¡Dios! Tu pelo me encanta.

Me eché hacia adelante y pasé la lengua por aquella curva tan sensual. Tenía una boca preciosa y sexi. Sus labios eran carnosos pero firmes. A menudo componía un gesto adusto que no dejaba entrever sus pensamientos. Rara vez sonreía, pero cuando lo hacía, podía exhibir una sonrisita de chico juguetón o un gesto desafiante que rezumaba seguridad en sí mismo. Harry ni siquiera se daba cuenta de lo sexy que es.

Sus sonrisas lentas eran eróticas y provocadoras, mientras que con sus irónicas medias sonrisas se burlaba de sí mismo y de los demás que me hacía volver loca y que estoy segura de que él no se daba cuenta de este pequeño tic que tiene.

Le abarqué la mandíbula con una mano y lo besé, masajeando el miembro en largos y pausados tirones.

—¡Mariel! —gimió mi nombre y cerró los ojos con fuerza.

Harry esbozó un amago de sonrisa.

—Me estás torturando, bonita.

—No, no estoy haciendo eso—respondí con una sonrisa burlona, y moviendo mis caderas de adelante y atrás donde me hizo soltar un pequeño gemido porque estaba muy duro.

—Eres malvada, me estás haciendo sufrir—me dio un pequeño beso en los labios—¿Quieres que te espose en la cama y te folle toda la mañana hasta dejarte sin sentido?

Solté una risa y tomé su cara entres mis manos.

—Es una propuesta tan sensual.

Deslicé las palmas por debajo del dobladillo de su camiseta y las apreté contra sus marcados y firmes abdominales. Seguí los surcos con los dedos, trazando cada músculo de aquella tableta de ocho.

—Es un mal momento para decirte que creo que eres la mujer de mi vida—soltó de repente con una sonrisa traviesa que me hizo reír.

—Sí.

Él se movió y yo me detuve.

—No, estate quieto —lo reprendí—. Mando yo hoy.

—Si jefa, estoy bajo tu control —replicó.

Le alcé la camisa. Se la subí y la puse sobre la cabeza, sujetándole los hombros hacia atrás con la franja dura del tejido. Él volvió la cabeza, atrapando un pezón y succionando, dando suaves tirones en el punto más sensible. Gemí e intenté soltarme; estaba tan excitada que no podía soportarlo.

Harry me agarró la endurecida punta con los dientes, dejándome sin escapatoria. Agaché la cabeza, porque el placer me estaba matando. Me azotó el pezón con la lengua dentro del fuego de su boca. Sus rítmicos tirones resonaban en mi sexo, tenso y palpitante.

Tras introducir una mano entre los dos, le bajé el elástico lo suficiente para liberarle el miembro. Lo sostuve con ambas manos, trazando con las yemas de mis dedos las gruesas y palpitantes venas que recorrían aquel falo. Tenía la punta húmeda, jugosa al tacto de mis manos a causa del líquido preseminal.

Cuando dirigí su miembro hacia la abertura de mi sexo, Harry me soltó el pezón.

—Con calma, bonita —ordenó con brusquedad—. Poco a poco. Pienso pasarme la mañana dentro de ti y no quiero que termines dolorida.

Se me puso la carne de gallina. Levantó ambas manos y me retiró el pelo de la cara.

—Mírame—me exigió con la voz ronca y seguí su orden—. Qué bonita que eres, soy un hombre afortunado de tenerte.

Harry gimió por la sensación que le producía el roce de mi cuerpo, elevó las caderas ligeramente y empujó con exigencia para entrar en mí. Me agarró de las caderas, tirando de mí hacia abajo, abriéndome de par en par con la ancha punta de su polla.

—Oh, Harry. —Me pesaban los párpados al hundirme en él, acogiendo un grueso par de centímetros en mi interior.

Él me alzó ligeramente, hasta introducirme solo la punta, luego volvió a bajarme, hasta penetrarme un poco más.

—Se siente tan bien estar dentro de ti—dijo con voz ronca y arrastrando las palabras.

Estiró los brazos en el respaldo de la cama, mostrando aquel magnífico torso masculino.

—¿Te gusta tenerme dentro de ti, Mariel? —susurro sobre mi oído, mientras seguía moviendo sus caderas saliendo dentro de mí,

Me humedezco los labios, resecos, y asentí con mi cabeza porque no podía responder con palabras en estos momentos.

—Si—dije en voz baja.

Subí y volví a bajar repetidamente, dejando que me penetrara un poco más cada vez, hasta apoyar las nalgas en sus muslos. Era todo grosor y largura. Gemí al sentir cómo palpitaba en mi interior. Y aún no lo tenía entero. Era demasiado para mí. Ladeé la cabeza y lo besé, saboreando el tacto de su lengua contra la mía.

—Aún no puedo tocarte, ¿verdad? —Cuando negué con la cabeza, él esbozó una sonrisa pícara—. Te voy a tocar igual, bonita, no hay nadie que me prohíba eso.

Con las manos apoyadas en sus hombros, empecé a follarlo con cadenciosos movimientos de las caderas. Era delicioso. Deliciosa la sensación que me producía aquel pene moviéndose en mi interior.

Deliciosa la película de sudor que le cubría la piel, la forma en que se le contraían los abdominales cuando me dejaba caer y él se adentraba aún más en mí. Nada me parecía suficiente.

Y el modo en que me seguía el juego..., lo bien que me conocía..., me hacía volver loca. Harry se ensimismaba gozando conmigo, pero nunca dejaba de estar pendiente, centrado en mí antes de llegar él al orgasmo.

—Estoy duro como el acero dentro de ti —masculló, acoplándose a mi sexo como lo había hecho en mi mano.

—Tu control, me gusta como siempre tienes tanto control —dije con la voz entrecortada, acelerando el ritmo.

—Porque estoy dominando desde abajo —repuso en tono enigmático —. Tú finges llevar la iniciativa, pero no es eso lo que quieres. Te gusta que yo tome el control en sexo y eso te vuelve loca por mí.

Se llevó la yema del pulgar a los labios y la recorrió con la lengua en un gesto lento y sensual, sin dejar de mirarme en ningún momento. Luego metió la mano entre los dos y empezó a acariciarme el clítoris en rápidos y firmes círculos. Me corrí con un grito, mi sexo ordeñándole la polla con sus frenéticas contracciones.

Harry entró entonces en acción. Me sujetó y se levantó, tumbándome boca arriba en la cama a la vez que tomaba impulso con los pies, introduciéndome los últimos centímetros de su gruesa polla dentro de mí.

A continuación empezó a follarme con una avidez violenta, primaria, aprovechando las oleadas de mi clímax en la carrera por el suyo. Echando la cabeza hacia atrás, susurró mi nombre y se corrió dentro de mí. Se derramó fieramente, gimiendo, sin dejar de embestir con las caderas, como si fuera incapaz de parar.

Parpadeé y volví en mí, tomando poco a poco conciencia de la luz de la mañana que se reflejaba en el techo. Tenía la cabeza apoyada en la almohada y la calidez de un edredón arropaba mi cuerpo desnudo.

—Hola bonita, volviste al mundo—bromeó Harry, dándome un beso en la mejilla y apartándome el pelo de la cara, pero se me quedó mirando fijamente—. ¡Dios! Eres demasiado bonita para mis ojos.

Jugué con los dedos de mis manos porque no siempre fui considerada una chica guapa o atractiva para mis compañeros.

—En mi adolescencia no era una chica segura, de hecho mis compañeros me hacían bullying, no tenía el físico que tengo ahora y tenía frenillos, además mi color de pelo era la burla de muchas bromas crueles—confieso en un susurro porque aún puedo recordar sus bromas crueles hacia mí—. En el último año del colegio comencé a entrenar para entrar a la policía y terminé mi tratamiento odontológico —sonrió hacia él—. Y el patito feo se convirtió en cisne o algo así, todos esos chicos después comenzaron a pedirme citas y se sintió tan genial rechazarlo uno por uno.

Él soltó una risa y tomó un mechón en mi pelo donde se lo enrollo en su dedo y dio un pequeño jalón que me hizo soltar un gemido.

—¡Joder! Y a mí que me vuelve loco tu pelo pelirrojo, es precioso y te hace ver tan guapa y sexy, no puedo imaginarte con otro color de pelo—dice fascinado, tocando mi pelo que me hace reír.

—Y yo que me lo intente teñir de color negro—bromeo.

—¡No! —Exclama, tirando de mi pelo, lo que me hizo soltar un grito de dolor porque me lo tiró con fuerza—. Mierda, lo siento, pero no hagas eso. Eres perfecta así para mí y me encanta tu color de pelo.

Solté una carcajada.

—Me quedó claro que te gusta mi pelo, muy claro—me burlo de él y rueda los ojos antes de besarme profundamente.

Harry se levantó de la cama y estiró mis brazos hacia arriba para quitarme un poco el sueño. Tenía que volver al trabajo en dos horas más para seguir con la investigación junto con la fiscalía.

—Voy a preparar el desayuno—dijo Harry, dándome un breve beso en los labios—. Por cierto, en la hora de almuerzo iré a ver Anastasia, ¿Quieres ir conmigo?

Asentí con mi cabeza porque se me hace un nudo en mi garganta, ya que Ana tenía la misma edad que mi hermanita tendría hoy en día y me encariñe, apenas la conocí. La admiré cuando Harry me paso su expediente y me encariñé cuando la conocí, vi a una mujer fuerte, pero a la vez destrozada e intenté ayudarla, pero no pude. Yo fallé y no solo a ella, sino a todas esas chicas que murieron.

*****

Toqué con fuerza la puerta y entré cuando la fiscal me dijo que pasara. Entre en su oficina, donde tenía miles y miles de documentos que rodeaba su escritorio, es increíble la cantidad de documentos que hay en esta oficina.

La fiscal Almendra levantó la cabeza para darme una pequeña sonrisa.

—Buenos días, oficial Muñoz ¿Cómo está?

Sonreí y dejé la nueva evidencia que tenemos para el caso incluso una réplica exacta de los moldes dentales de Nicolás que encaja con la mordida que se encontraron en tres cuerpos de las jóvenes. Aún puedo recordar cuando fui a la presión para hacer esa prueba con los médicos forenses, se me pusieron los pelos de punta al ver de nuevo a Nicolás.

Un mes atrás:

Camine por el pasillo siguiendo al guardia de la presión y me abrió la puerta donde me dejó entrar primero, ya que aún no habían llegado los médicos que haría la réplica de los modelos dentales. Cuando entré a la fría y oscura habitación vi a Nicolás con las manos esposadas y su pelo rubio más largo de lo habitual.

Él me mostró una perfecta sonrisa burlesca.

—Vaya, vaya, miren quien está aquí, la guapa oficial Mariel ¿a qué le debo esta visita? Aún sigue buscando pruebas para incriminarme o me vas a decir por fin que Anastasia murió.

Apreté mis manos en un puño porque estaba jugando conmigo. Retire la silla de la mesa para poder sentarme frente a él.

—Ninguna de las dos cosas. Anastasia sigue con vida y ya tengo bastante pruebas para llevarte a juicio y pagues por todos tus delitos—dije con un tono de voz seguro.

Nicolás soltó una pequeña carcajada y luego chasqueó la lengua.

—¿Crees que tienes suficientes pruebas contra mí? Igual no me importa ir a la cárcel después de todo, casi me entregué yo mismo a la policía. No hicieron bien su trabajo y todo España lo sabe, así que no se venga a ponerse una medalla de héroes.

Me quedé callada porque tenía razón, no hicimos el mejor trabajo, pero tampoco es que nos pusiera fácil el trabajo y más con el costo de la investigación, no quería que gastáramos todo el presupuesto en esta investigación. Al principio se dijo lo típico: <Son jóvenes y guapas de seguro, se fueron con sus novios o amigos, ya aparecerán> Pero yo sabía que no era así, más por lo que me decían sus padres, hermanos, amigos y profesores. Ellas no se fueron con sus parejas. A ellas les había ocurrido algo malo y terrible.

—¿Qué sucede Mariel? ¿Te comieron la lengua el ratón? Sabes algo curioso es que me pudieron haber detenido un año atrás en Madrid, ya que mis primeras víctimas dejen muchas pruebas en las escenas, ya sabes, fueron mis primeros asesinatos y era un inexperto—comento con un tono burlesco y con una enorme sonrisa de maldad—, pero sabes por qué no le dieron importancia a esas mujeres que maté.

No respondí a lo que me dijo, porque no sabía si creerle. Nicolás era manipulador e inteligente, así que tenía que ir con cuidado lo que decía. Frente a los periodistas se mostraba de forma amable, carismático, atento y guapo, pero, en cambio, conmigo mostraba su verdadera cara donde era arrogante, manipulador y malvado.

—Porque eran prostitutas que eran adictas a las drogas—respondió con una enorme sonrisa—. No me mires así Mariel, yo no fui quien dijo eso, fueron los mismos policías, de hecho, yo respeto su trabajo es como cualquier otro, claro, más peligroso que otro, ya que las prostitutas se suben a autos de completos desconocidos donde muchos de ellos están locos o tienes fetiches raros.

Solté una risa irónica por sus palabras.

—Eres un manipulador Nicolás, tú mismo me acabas de confesar que mataste a varias de estas chicas que hacían su trabajo. Estás enfermo y te prometo que te llevaré a tantos juicios como sea posible para que cada chica que mataste tenga justicia—respondí enojada y cruzándome de brazos.

Él tamboreó los dedos en la mesa y luego se aclaró la garganta.

—Me das risa Mariel, porque ahora de seguro sientes cierto alivio de tenerme en prisión y de seguro que piensas que las mujeres están a salvo, pero te equivocas Mariel justo en este momento en que me está escuchando: Una mujer está siendo secuestrada, abusada y matada por un desconocido, esposo, hijo o amante—contestó con frialdad.

Me quedé mirándolo en silencio porque tenía razón y es lo peor de la situación, pero no me rendiré porque llevaré a cada monstruo a la cárcel para que así cada mujer se sienta más segura.

—Entienda esto: No existe gente buena ni mala, solo persona y nosotros los asesinos seriales somos sus hijos, somos sus esposos, estamos en todas partes. Y habrá más de sus niños muertos. Y es así, Mariel te guste o no. —soltó una risa y negó con la cabeza—. La sociedad quiere creer que puede identificar a las personas malvadas, o las personas malas o dañinas, pero no es factible. No hay estereotipos. No existe un radar para poder rastrearnos y los seres humanos son animales dispuestos a defenderse y matar si están en peligro o saciar sus deseos por más oscuro que sean.

—Estás enfermo y me alegro de que vas a pudrir en la cárcel, Nicolás—me levanté de la silla molesta y caminé hacia la salida—. Por cierto, ahora entrarán unos médicos para hacerte moldes dentales.

Él abrió los ojos donde puede ver cierto terror en su mirada porque sabía que en varios cuerpos había dejado una mordida donde se hizo una réplica y ahora iba a tomar la de Nicolás como prueba.

—¿Te sucede algo, Nicolás? —Pregunte con sarcasmo y una sonrisa burlona en mis labios—. Tienes miedo ahora. Te repito que te llevaré a juicio cuantas veces sea necesario, ya fuiste condenado por intento de asesinato hacia Anastasia y trata de personas. Te condenaré por cada crimen que has cometido, porque todas esas mujeres, hombres y niños que mataste merecían vivir más que tú, tenía una vida por delante, familia que los amaba y valían mucho más que tú.

Tome la manilla de la puerta y se aclaró la garganta.

—La gente de afuera aún cuestiona tu trabajo y el de toda la policía, Mariel. Después de todo tenía a un hombre con características y actitudes más violentas que las de un estudiante de psicología, carismático, inteligente y guapo, no es eso lo que se cuestiona la gente: ¿Si realmente atraparon al hombre correcto? Después de todo, una cara bonita siempre deslumbra más de la de un hombre no tan agraciado.

No expresé ningún gesto en mi cara porque sabía que quería provocarme y es cierto que había una parte de la gente que nos cuestionaba si realmente habíamos atrapado a la persona correcta. Los periodistas estaban fascinados y encantados con Nicolás, ya que siempre que salía se mostraba amable, carismático y tranquilo como si no hubiera cometido ningún crimen y estuviera ahí como otra persona normal.

—Nos veremos en los juicios— comenté enojada y saliendo de la habitación en donde saludé a mis compañeros que acompañaban al doctor que haría los moldes dentales de Nicolás.

Presente:

—Bien, señora fiscal, le vengo a dejar más pruebas del caso— dejé la carpeta en su muy lleno escritorio.

Ella asintió con su cabeza y me miró de reojo mientras seguía revisando documentos. Miré a mi alrededor y vi que tenías todas las fotos de sus víctimas e incluso la de Anastasia, que aún luchaba por su vida. En ese momento tenía las noticias y se podía ver cómo una periodista estaba entrevistando a diferentes mujeres que decían que no les daba miedo, Nicolás que incluso decían que la policía se equivocaba de persona.

Solté un suspiro y presioné mis dedos en el tabique de la nariz, ya estaba cansada de eso. Es horrible que digan eso porque ellos no tienen acceso a las pruebas, testimonios y no tienen ni idea como es realmente Nicolás.

—Usted hizo lo mejor que pudo en este caso tan complicado—murmuró la fiscal—. Fue difícil tener pruebas sólidas, pero en la cabaña se encontró mucha evidencia que lo llevara a la cárcel y vamos por cadena perpetua.

—Ojalá la gente dejara de cuestionarnos por nuestro trabajo, si cometimos errores, pero este sujeto es demasiado inteligente y astuto. No dejaba nada en las escenas donde se encontraba el cuerpo y solo teníamos que esperar al siguiente cuerpo para poder ver si teníamos más evidencias y sé que suena muy mal eso, pero era nuestra única opción.

La fiscal se levantó de la silla y se paró junto a mi lado, me entregó el documento donde lo miré y me di cuenta de que era perfil que había mandado el FBI unos meses atrás, donde Nicolás encajaba perfectamente ahí.

—Estos perfiles del FBI dicen tanto y a la vez nada—comenta la fiscal con una pequeña sonrisa—. Da información, claro, pero en general podría ser cualquier chico entre los 18 a 27 años, pero ustedes fueron rápidos.

Hago una mueca.

—No lo suficiente—contestó con sinceridad—. Se cometieron muchos errores en el caso que siempre me van a perseguir.

—Bueno, ahora todo lo que podemos hacer es reunir todas las pruebas para que tenga la máxima condena y que cada víctima tenga justicia para ellas y su familia—me dice con una pequeña sonrisa—. Y yo creo que hizo un gran trabajo, estos sujetos a veces pasan años evitando la cárcel.

—Supongo—digo encogiéndome de hombros—, pero fue igual trabajo en equipo.

—¿Has ido al psicólogo? Dos de sus compañeros se dieron de baja por lo que vieron en ese refrigerador.

—Estoy bien, solo son algunas pesadillas nada que no pueda controlar y no lo culpo por darse de baja. Lo que vimos en ese refrigerador es algo que nos marcará para siempre, pero ya estoy mejor—miento un poco es cierto que las pesadillas han bajado y ahora las tengo tres veces a la semana y no todos los días.

Ella me miró fijamente tanto que me hizo poner nerviosa porque la fiscal Almendra tenía fama de ser dura, ruda y sin compasión en los juicios, es por eso que se le asignó este caso porque nadie más que ella podría darle cara a este psicópata.

—Tiene que ir al psicólogo señorita Muñoz y no quiero excusa de su parte—asentí con mi cabeza porque sé que tiene razón.

—Bueno les dejo estos documentos con la nueva evidencia y la dejo para que siga trabajando, fiscal.

Ella asiente con mi cabeza y doy media vuelta para salir de su oficina porque yo ya no tenía nada más que hacer en caso, además de dar mi testimonio y seguir recolectando las pruebas, ahora queda todo en manos de la fiscal para llevar un este caso.

******

Tomó la fría mano de Anastasia y veo cómo su respiración es tranquila y calmada, parece una verdadera princesa esperando por su príncipe. Harry tiene el ceño fruncido, mientras acaricia su otra mano.

—Tienes que despertar Anastasia, te necesitamos para que des tu testimonio, por favor—ruega Harry, dándole un beso en su mano—. Por fin Nicolás cayó, pero necesitamos de ti para que termines con él, metafóricamente hablando.

Mire de reojo la habitación en la que estaba Anastasia y es increíble como Diego la ha decorado al estilo de Anastasia hasta tiene una minibiblioteca que está llena de libros que estoy segura de que lee a Anastasia. Ese chico es demasiado cursi, pero él está locamente enamorado de ella.

—Te necesitamos Anastasia, tienes que contar tu historia y mostrar que era una guerrera, por favor—le suplico, apretando su mano con cariño.

Harry soltó un gruñido y negó con la cabeza, parecía que estaba molesto con la situación porque nosotros teníamos que protegerla así como a las otras chicas y no pudimos.

—Esto es tan injusto que Anastasia debería seguir con su vida. Ella debería estar en estos momentos en la universidad con su novio y no aquí luchando por su vida—se pasó una mano por el pelo—. Me duele porque Anastasia solo quería ser libre, pero no de esta forma estoy seguro.

Nos quedamos callados, sumidos en un silencio porque es cierto que tenemos muchas evidencias en contra de Nicolás, es casi imposible que lo declaren inocente, pero su abogado se va a ir por el lado de que no es una persona cuerda. Y es por eso por lo que nos gustaría que Anastasia contara su historia porque ella lo conoció mucho, fue hasta su novio y también su propio monstruo.

Al principio se sugirió que la niña Nicole testificará sobre lo que pasó ese día, pero yo me negué y aun cuando esa pequeña y valiente niña quería hablar, no quise que ella reviviera algo tan horrible como lo que pasó ese día y también para protegerla de los medios.

Observó Harry quien me está mirando fijamente.

—¿Qué sucede? ¿Por qué me miras de ese modo?

—Mmm... No, eres guapa, pero estaba pensado que el testimonio de Anastasia descarta el caso del abogado de Nicolás, ya que esto lo planeó con antelación. Cada movimiento lo tenía planeado y eso es de una persona cuerda.

Solté un suspiro porque tenía razón, pero repito teníamos pruebas demasiado incriminatorias contra él y no saldría libre nunca.

—Haremos justicia de todas formas Harry, y lo haremos por Anastasia, Nicole y por todas las mujeres, hombres y niños que fueron asesinados sin piedad por esa persona—acaricio su mano y pongo un mechón detrás de su oreja—. En lo único que tienes que pensar Anastasia es en tu recuperación.

—Seremos tu voz y la voz de las personas que no pueden hablar en ese juicio para que tenga justicia. Y te traeremos esa paz que tanto mereces, Anastasia—susurra Harry, besando su frente con cuidado.

Me limpié las lágrimas que se deslizaban por mis mejillas porque ya falta poco para que comenzara este juicio tan mediático en donde va a ser televisado para que la gente pueda ver el juicio en vivo y directo. Solo espero que ese juicio no se vuelva en puto circo.

No se le olvide votar si le gusta la historia 📖🤗💪 Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos🙌🙋💃

Un abrazo gigante de oso 🐼💕😍

No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo 🤦‍♀️🤦‍♀️😭💕

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