Ariel: lo siento.
Regina: acepto tu disculpa.
Ariel: eres muy noble hija, también vine por que quiero pedirte que regreses conmigo a la constructora.
Regina: papá, no creo que sea buena idea.
Ariel: regresa con Daniel, los necesito a los dos.
Aquella confesión sorprendió mucho a Daniel quien seguía atento a la conversación.
Regina: ¿de verdad lo aceptarías de nuevo?
Ariel: ¡si!, tu esposo es el mejor ingeniero con el que he trabajado, además tu y el hacen una muy buena mancuerna, los necesito a los dos para sacar adelante la empresa. ¿Qué dices hija?
Regina: pues tendría que preguntarle, defiende mucho su trabajo actual y no sé si quiera dejarlo, además no quiero que te sientas obligado por la intervención de Miranda.
Ariel: no es eso, entendí que mi actitud no ha sido la correcta y quiero reivindicarme con los dos, Regina la constructora se está cayendo desde que ustedes se fueron, tengo demandas en puerta por falta de cumplimiento en los contratos, yo mismo me he encargado de entrevistar personal, pero ninguno da la talla de ustedes dos, prometo doblarles el sueldo.
Regina: no se trata de dinero; papá yo ya tengo un trabajo, aunque es sólo por unas cuantas semanas no se si pueda tomar las riendas de la constructora de nuevo.
Ariel: hija te lo suplico, los necesito con urgencia.
Regina: es que ya me comprometí, de verdad te agradezco que valores nuestro trabajo pero ...
Daniel: acéptalo.
Regina: ¿Daniel? ¿No estabas trabajando?
Daniel: si, pero acabo de renunciar.
Miranda: nana no quiero que mi mamita y mi abuelito se peleen.
Esperanza: eso no va a pasar, o acaso ¿has escuchado gritos?
Miranda: no nana.
Esperanza: ¿lo ves? si estuvieran discutiendo los oiríamos, estoy segura que están platicando bien a gusto.
Regina: ¿renunciaste? ¿por qué?
Daniel: siempre tuviste la razón, quiero ofrecerte una disculpa por dudar de tus advertencias.
Daniel le entregó las flores a Regina.
Daniel: don Ariel, si me lo permite yo si acepto trabajar con usted, claro si Regina también lo hace, iré a donde ella vaya.
Ariel: eso me parece muy bien, hija tienes la última palabra.
Regina: es que no puedo abandonar el proyecto de la clínica, no quiero defraudar la confianza de Gabriel.
Daniel: habla con él, estoy seguro que pueden llegar a un buen arreglo y podrás estar en la constructora y en la clínica a la vez.
Ariel: si Regina, si es un proyecto corto podrás dejarlo en unas semanas, solo es cuestión de que te organices, te prometo que no voy a intervenir, podrás salir a visitar el lugar cuantas veces creas sea necesario, podemos organizarnos entre todos.
Daniel: ¿lo ves?; Mi amor, ¿no quieres que volvamos a trabajar juntos?
Regina: claro que quiero, trabajar contigo ha sido lo mejor de mi vida.
Ariel: entonces di que sí.
Regina: está bien, acepto regresar a la constructora.
Ariel: gracias a los dos por no guardarme resentimiento.
Daniel: lo que importa en realidad es que usted acepto su error y de los errores se aprende, ¿Cuándo quiere que regresemos?
Ariel: si es posible mañana mismo.
Daniel: entonces nos vemos mañana, si me disculpan voy a llevarle estas flores a mi princesita.
Ariel: tu esposo es un gran hombre hija, perdóname por poner en duda su nombre.
Regina: ya olvidemos eso.
Ariel: entonces te veo mañana.
Regina: sí.
Ariel se despidió de Regina, cuando iba a abrir la puerta se detuvo.
Regina: ¿pasa algo?
Ariel: necesito hablar con mi nieta ¿puedo? Le debo una disculpa.
Regina: claro, está en su habitación.
Miranda: están bien bonitas papito, gracias.
Daniel: me alegra que te gusten.
Esperanza: dámelas criatura, hay que ponerlas en agua.
Miranda: yo quiero hacerlo nana.
Daniel: hija, deja que ella lo haga, porque necesito que me hagas un favor.
Miranda le entregó las flores a Esperanza.
Miranda: ¿Cuál favor papito?
Daniel: tu abuelo esta con tu mamá.
Miranda: si ahorita lo vi, ¿se están peleando?
Daniel: no como crees, pero creo que deberías ir a saludarlo.
Miranda: ¿y si me regaña?
Daniel: no te va a regañar, yo voy contigo.
Miranda agarró la mano de su papá y cuando abrieron la puerta él iba a tocar.
Ariel: ¿hijita me regalas unos minutos?
Miranda miro a Daniel, a lo que este le guiño el ojo.
Miranda: si abuelito, pasa.
Daniel: yo los dejo a solas.
Daniel salió de la habitación y regresó con Regina.
Regina: ¿todo bien?
Daniel: si, se quedaron platicando.
Regina: que bueno, ahora,¡ si ¿puedes decirme que fue lo que pasó con Ximena?
Daniel: te prometí que si Ximena intentaba sobrepasarse iba a renunciar, bueno pues ya lo hice.
Regina: ¿entonces ya lo intento?; ¡es una descarada!
Daniel: siempre tuviste la razón, ella se portaba linda conmigo para ganarse mi confianza, creí que su actitud era porque era muy comprensiva pero sus intenciones hoy fueron muy evidentes para mí.
Regina: por favor dime que no pasó nada entre ustedes.
Daniel: ¡no! te lo juro, bueno... me besó, pero yo la puse en su lugar, cuando me hablò mal de ti me di cuenta de que no es una buena persona, y lo que me revienta es que se metió con nuestra hija también y yo no le creí.
Regina: te estabas dejando envolver.
Daniel: si, tiene una gran habilidad para eso; hasta creyó que con amenazarme con una demanda iba a seguir a su lado.
Regina: ¿te amenazó? ¿pero que se cree esa loca?
Daniel: si, pero tranquila que si lo hace yo mismo la denuncio por agredir a Miranda.
Regina le sonrió a su esposo.
Miranda: ¿de verdad mis papitos van a volver a trabajar contigo?
Ariel: si, desde mañana.
Miranda: ¡que padre! Entonces ya no se van a volver a pelear, ni tu tampoco con ellos.
Ariel: claro que no volverá a pasar, ¿te puedo pedir un favor?
Miranda: si
Ariel: me darías un besito aquí en la mejilla- dijo señalando-
Miranda no lo dudo ni un segundo.
"Regina: si Gabriel es muy importante lo que quiero decirte.
Gabriel: ¿Qué te parece si paso como a las 7?
Regina: no quiero que te molestes yo misma puedo ir a la clínica.
Gabriel: no es necesario de hecho pensaba acompañar a Sofia a tu departamento
Regina: bien, entonces aquí los espero"
Daniel: ¿sabes que extrañó desde hace días? - dijo acercándose a ella-
Regina: No, ni idea.
Daniel: esto.
Daniel la besó apasionadamente casi dejándola sin aire.
Esperanza los vio y no disimulo su felicidad, pues había sido testigo que se habían estado algo distanciados los últimos días.
Miranda: abuelito, yo ¿te puedo pedir un favor a ti?
Ariel: claro que si dime.
Miranda: puedes darles pronto vacaciones a mis papitos.
Ariel: a ver, ¿Cómo es eso?
Miranda: si, es que mira, cuando se casaron no pudieron pasear mucho, se regresaron bien rápido, no tuvieron luna de hiel.
Ariel: de miel.
Miranda: eso, yo los escuche un día diciendo que querían irse y yo no quiero que dejen de estar casados si no se van.
Ariel: ellos están casados aunque no hayan disfrutado realmente toda su luna de mie, así que no te preocupes, te prometo que apenas me echen la mano con un par de cosas del trabajo les doy permiso.
Miranda: pero porfa diles que me lleven.
Ariel: eso si no se va a poder, porque la luna de miel es solo para los papás.
Miranda: ahh que lata yo quería ir- dijo cruzándose de brazos-
Ariel no pudo disimular su risa ante aquella ocurrencia de su nieta.
Ximena llamó a Daniel, él y Regina estaban muy acaramelados en uno de los sofás de la sala, al ver quien llamaba Daniel colgó.
El teléfono volvió a sonar.
Regina: ¿no vas a contestar?
Daniel: es Ximena.