Un baile para El Día de los H...

By Dany_Neko

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Félix Graham de Vanily tiene una cosa en la parte superior de su lista, en grande, negrilla y resaltado: Cons... More

1. Preparativos
2. Nuevo alumno
3. Primer día
4. Acostumbrarse
5. Establece el juego
6. Primer intento
7. Reflexiones
8. Todo está en los detalles
9. Inesperado
10. Eres Asombrosa
11. Tenemos que hablar
12. No tan malo
13. Charla familiar
14. Primer paso
15. ¿Alianza o Amistad?
16. Momentos tranquilos
17. Planes
18. Preocupaciones
19. Sí. Otro akuma nocturno
20. La Corte de los Milagros
21. Mañanas Difíciles
22. Demostraciones e Invitaciones
23. De momentos suaves y planes
24. Pequeños detalles
25. Un invitado más
26. Un gatito en la noche
27. Su corazón sangrante
28. Picnic a dos bandos
29. Entre Mentiras y Verdades
30. Ese ruido blanco
31. Rota y hermosa
32. Gotas de sueños
33. Cuenta conmigo
34. ¿Puedo abrazarte?
35. Fuego azul
36. Pensamientos Profundos
37. ¿Es demasiado?
38. Té y Canela
39. Inusual
40. Cuidado con el agua
41. Un compañero para una Sirena
42. No dejes de sonreír
44. Lo que puede conseguir un gato
45. Corazón en la manga
46. En guardia
47. Desacuerdo
48. Un igual. Un compañero
49. Una historia de almas gemelas
50. Citas
51. El estilo correcto
52. Momento y lugar adecuado
53. Nunca te dejaré caer
54. El nuevo ratón
55. A ritmo de vals
56. Predecible
57. Anticipación
58. Más allá del arreglo
59. Choque con la realidad
60. ¿Envidia?
61. Astucia
62. Espiral decadente
63. Quien lleva la batuta
64. El regalo perfecto
65. Ocupada. Cansada
66. Regalos y preguntas
67. Corazones
68. Equipo
69. Confrontaciones
70. Hora de hablar
71. Resoluciones
72. Planeación
73. Revelación
74. Planificaciones.
75. Cómoda y cálida

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By Dany_Neko


Marinette intentó hacer la vista gorda a las miradas de preocupación y descontento que sus amigos le dirigieron una vez regresó a clases después del almuerzo aplazado. Sabía que todos ellos preferían que se hubiera quedado en casa a descansar, sin embargo, ella no podía hacer eso. Necesitaba cosas para ocupar su mente, y necesitaba mantener un promedio decente en sus clases.

Además ¡Ella estaba bien! Félix y ella se habían acurrucado, una vez más, en el sofá después del almuerzo. Eso contaba como un descanso.
También había tomado su sudadera con capucha de Chat, por si enfriaba el clima.

Ella confirmó con Marc y Nathaniel su participación en la prueba de vestuario de Mireille antes de que todos se dirigieran a los salones correspondientes.
Se cruzaron con Alix justo antes de entrar, quien compartió una mirada rápida con el pelirrojo antes de mirar a Marinette de arriba a abajo, hizo una mueca cuando vio el evidente cansancio en sus ojos y comentó un "me alegra ver que estés bien" antes de ocupar su silla, inclinando la visera de su gorra para ocultar la mayor parte de su rostro.

Marinette miró a Nathaniel, quien sólo pudo ofrecer un encogimiento de hombros antes de ir a su propio asiento. Félix y Marinette hicieron lo mismo. Aún quedaban unos 7 u 8 minutos para el inicio de la clase.

No se necesitó todo ese tiempo para que el resto de la clase llegara, con Kim entre ellos, explicando lo que había sucedido.
Félix se dispuso a ignorarlos y leer sobre la tarea de historia que les habían dejado, pero Marinette no pudo evitar poner atención.

—El tipo fue un idiota completo con Ondine —resopló el de ascendencia vietnamita —ella solo estaba leyéndome los mensajes de ánimo que había recibido mientras hacia el calentamiento —Marinette se dio cuenta de que Kim miró en su dirección, pero que desvío la mirada antes de que pudiera hacer contacto visual con ella. La chica no era capaz -ni estaba en posición de- señalar si la frustración en la voz de Kim se debía únicamente a su relato o había algo más —y el tal Brandon empezó a decir que la división femenina de natación era un chiste, que las niñas deberían quedarse solo en nado sincronizado y otras estupideces —escupió, sin miedo a una represalia ya que ningún profesor había llegado.

—Ugh, por amor al deporte y al arte, dime qué le pateaste el trasero —rumió Alix, evidentemente descontenta.

Eso fue lo que logró pintar una breve sonrisa en el rostro de Kim —le arrebaté el primer puesto justo debajo de sus narices —se enorgulleció, y la mayoría de sus compañeros le aplaudieron merecidamente —pero el muy imbécil se quedó y trató de sabotear la competencia de la división femenina. Fingió resbalar y caer justo en el carril de Ondine.

—Fue entonces cuando se akumatizaron —dedujo más que preguntar Max, empujando sus lentes sobre el puente de su nariz.

—Sí, mientras lo confrontábamos por su truco —confirmó el atleta, con un ceño fruncido.

—Bueno, al menos se habrá llevando el susto de su vida —vitoreó Alix, causando una ronda de risas.

No pasó mucho antes de que Lila 'recordara' que tenía un conocido/familiar que solía ser entrenador y jurado en competencias de natación y tomó las riendas de la conversación hasta que llegó la maestra.

~∆~

A mitad de la clase, Marinette notó a Juleka deslizar un pequeño papel doblado sobre su escritorio. Trató de mirarla en busca de una explicación sobre el objeto, pero la joven gótica se negaba a hacer cualquier movimiento más evidente que atrajera sobre cualquiera de ellas la atención de la señorita Mendeleiev, así que a Marinette no le quedó más remedio que arrastrar la nota llegada debajo de su escritorio y comprobar de que se trataba.

La letra descuida no era en absoluto desconocida para ella.

Fuiste la única además de Max y Alix en enviarme ánimos para la competencia... así que, eh... gracias.

Kim.

Tan solo el más ligero atisbo de una sonrisa se asomó en sus labios. Una sonrisa triste en eso.
Ayer, algo como esto la habría alegrado. Rayos, hace tan solo unas horas, un mensaje como éste le habría dado esperanza en que sus compañeros de clase aún podían ser salvados de las manipulaciones de Rossi.

Pero ya no más.

Marinette se había cansado de nadar a contra corriente por ellos. No le quedaba más energía. Le había costado mucho pero finalmente entendió que no podía rescatar a quien no quería ser rescatado. Ella no iba a dejar que la marea terminara de destruirla cuando había otros que le arrojaban tan gentilmente algunos salvavidas.

Marinette miró a Félix por el rabillo del ojo, el chico estaba profundamente concentrado en resolver las fórmulas del taller de física. Una pequeña sonrisa sincera se formó esta vez en sus labios.
Dejó la nota dentro del pequeño cajón de la mesa y continuó estrujándose el cerebro para tratar de entender su asignación.

~∆~

—Tu afirmación es completamente irrisoria, Noirette —Félix afirmó, mientras salían de la clase hacia el patio interno —la física, ciertamente, no es imposible.

Marinette le dedicó una mirada desagradable junto a un ceño fruncido que le dieron ganas de reírse al rubio; exteriormente, solo la comisura derecha de su boca se levantó un poco, generando una pequeña sonrisa ladina que logró aligerar rápidamente el ánimo de Marinette.

—Habla por ti mismo, Graham —resopló Aurore, uniéndose a ellos desde otro lugar de la escuela.

—La clase de física es una tortura —Nathaniel también se quejó, habiéndolos alcanzado después de recoger el cuaderno de bocetos que había estado usando a escondidas en la clase anterior.

Marinette quería llorar y abrazar tanto a la rubia como al artista, por comprenderla y apoyarla en el tema.

Félix simplemente resopló algo que sonó a "incultos" en inglés, pero nadie lo tomó particularmente en cuenta.

Marc y Mireille los alcanzaron un minuto después, saliendo de la biblioteca. Cuando el pequeño grupo se juntó, se movieron hacia la salida para dirigirse a la casa de la franco-china.

Al salir, vieron a Adrien caminando hacia su transporte mientras se despedía de Nino. Cuando el moreno salió de la vista del modelo, notó al grupo —hola, chicos. ¿Otra prueba de vestuario? —preguntó juguetonamente, al ver al mismo grupo alrededor de su primo y Marinette.

—De hecho, lo es —Aurore balanceó su sombrilla a un costado —hoy le toca a Mireille ¿Te unes?

Todos sabían la respuesta sin necesidad de palabras cuando el Gorila hizo sonar el claxon del auto y Adrien les dio una mirada anhelante —me encantaría chicos, pero tengo práctica de piano en unos minutos —suspiró el modelo.

Los miembros de la clase de Mendeleiev le dieron una mirada de simpatía, no obstante, Adrien se dio cuenta de que Marinette parecía renuente de hacer contacto visual con él. La chica solo estaba ahí, de pie al lado de Félix, y jugueteaba insistentemente con un cordón de su sudadera con capucha temática de Chat Noir.
Lastimosamente, ni siquiera eso fue un consuelo frente al hecho de que Marinette parecía no poder -o no querer- mirarlo.

—Está bien, te enviaremos algunas fotos para que veas lo genial que será —decidió Aurore.

Mireille balbuceó algo sobre eso, avergonzada, pero no dijo nada en concreto ni una negativa.

La oferta levantó ligeramente el ánimo de Adrien —sí por favor. Me encanta ver las creaciones de Marinette —la mencionada se congeló un poco, aun evitando el contacto visual. Marc la empujó suavemente con su codo, esperando que la oji-azul estuviera encantada con el cumplido, y muy sorprendido de ver que no era el caso. Adrien suspiró —nos vemos mañana.

El grupo avanzó mientras correspondían su despedida. Félix se tomó un momento para poner una mano en su hombro antes de caminar, una vez más, al lado de Marinette. Adrien los siguió con la mirada incluso mientras entraba al vehículo, viendo cómo Marc y Nathaniel abrían las puertas de la panadería para el grupo.
Lo último que vio por la ventana oscurecida, mientras Gorila conducía hacia el tráfico, fueron las espaldas de Félix y Marinette desapareciendo en el interior del local.

~∆~

Una pequeña sonrisa estaba de vuelta en los labios de Marinette mientras abría la trampilla que hacía de puerta a su habitación, para dejar a sus visitas pasar. Nath y Marc llevaban bandejas de bocadillos y bebidas con los que Tom y Sabine habían enviado al grupo arriba, mientras que Aurore y Mireille parecían a punto de rebotar sobre la punta de sus pies por la anticipación.

La chica ayudó a acomodar los bocadillos y ofreció asiento a todos sus invitados antes de ir a buscar el maniquí con la prenda, el cual había sacado del camino durante su pausa para el almuerzo, inclinada a jugar con la sorpresa del mismo modo en que había hecho con Aurore.

Mientras ella bajaba el vestido, se perdió la mirada curiosa que Félix lanzó a las paredes de su habitación, ahora cubiertas por nada más que sus propios diseños, portadas de Jagged, y diferentes líneas de otoño de diferentes países. Nada de Adrien en sus paredes, y muy pocas cosas de la marca Gabriel para el caso.

La franco-china se rió cuando vio a Aurore cubrir los ojos de Mireille de la misma manera en que se lo habían hecho a ella la semana pasada.

—Lo que es justo, es justo —se burló la rubia, encogiéndose de hombros. El grupo a su alrededor, con excepción de Félix, se rió por lo bajo, antes de mirar la prenda en exhibición, mientras Marinette la acomodaba frente a ellos.

Aurore y Félix tararearon en aprobación, claramente impresionados por la vista. Marc silbó por lo bajo y Nathaniel se interesó en los patrones de hilo dorado.

Mireille se inquietó por los sonidos a su alrededor — ¿Qué? Oh, por favor ¿ya puedo mirar? —juntó las manos frente a su pecho, con emoción.

Marinette se rió entre dientes —Sí, ya déjala ver, Aurore.

Aurore levantó sus manos de los ojos de su mejor amiga, con una sonrisa expectante. Mireille parpadeó un par de veces ante el cambio de iluminación, pero se llevó las manos a la boca cuando vio su vestido frente a ella, expuesto en el maniquí femenino.

— ¿Y bien? —Marinette balanceó su peso de un pie al otro cuando no obtuvo una respuesta verbal de la chica del clima. Félix casi negó con la cabeza ante la inseguridad en su tono ¿Cómo ella no podía ver lo magnífico que era su trabajo?

—Marinette es... es... —la chica de pelo corto balbuceó.

— ¿Encantador? —ofreció Marc.

—¿Elegante? —añadió Aurore.

— ¿Hermoso? —Nathaniel les siguió el juego.

—Es... mágico —Marinette casi saltó ante la elección de palabras de Mireille. La chica en cuestión se levantó y rodeó el maniquí, admirando su vestido casi terminado —es... justo lo que tenía en mente cuando te lo pedí, pero aún mejor. Lo llevaste completamente a otro nivel.

Aurore sonrió ampliamente, caminando hacia un lado de Marinette y apoyándose casualmente en ella mientras apreciaba profundamente el brillo en los ojos de Mireille. Lucía como una niña abriendo los regalos la mañana de navidad.

— ¿Por qué no vas y te lo pruebas? —Marinette sugirió con voz suave, no queriendo romper el momento.

Solo por un instante, la mirada que Mireille le dedicó la hizo sentir como el hada madrina de Cenicienta. El corazón de Marinette se hinchó con un agradable calor. Era por este sentimiento que amaba diseñar y crear ropa.

Marinette deslizó la cremallera invisible en la espalda del vestido y Aurore la ayudó a sacarlo para colocarlo en manos de Mireille antes de ir a extender la pantalla para que ella pudiera cambiarse.

—He perdido la cuenta de las veces que arrastré a Mireille de compras conmigo —comentó Aurore a Marinette en voz baja —nunca la había visto realmente entusiasmada con los vestidos.

— ¿Por eso parecías sorprendida cuando me encargo uno? —supuso la diseñadora.

Aurore asintió —sí, pensé que preferiría un traje con pantalón... pero viéndola ahora... ella tiene razón, mágico es la definición perfecta —Aurore le sonrió.

Marinette le regresó la sonrisa, feliz —bueno, solo espero que se sienta cómoda en él.

—Estoy segura que lo amará tanto como yo amo el mío.

— ¡Lo que me recuerda! —Marinette saltó abruptamente lejos de Aurore y recogió algo de una caja adornada —aquí, pruébalos.

La rubia miró lo ofrecido, descubriendo los prístinos guantes de encaje que Marinette había hecho. Tomó cada uno y los deslizó por sus manos, fluyeron con suavidad, pero tenían el ajuste perfecto —hermosos, me quedan perfectamente —suspiró la chica. Apenas podía esperar al día del baile, quería lucir sus nuevas adquisiciones y divertirse con sus amigos.

—Entonces eso es todo —Marinette recuperó los guantes y los devolvió a la caja rellena de papel colorido —aquí están todos los accesorios que elegiste y... —se fue una vez más para recuperar una funda para vestidos.

Aurore chilló por lo bajo y abrazó su vestido cubierto —muchas gracias, Marinette. Mañana te traeré el dinero restante.

La franco-china agitó una mano, restándole importancia al tema —me alegra que estés contenta.

— ¿Pueden ayudarme a cerrar el vestido? —Mireille llamó, del otro lado de la pantalla.

—La ayuda va en camino —aseguró Aurore, dejando su vestido y la pequeña caja cuidadosamente a un lado.

Marinette tomó algo de su escritorio antes de unirse a las chicas —por cierto, Marc, atrapa —lanzó un objeto pequeño y oscuro hacia el pelinegro antes de unirse al par de amigas.

Marc lo atajó con ambas manos antes de que le golpeara el pecho — ¿Qué te dio? —Nathaniel preguntó, con medio pain au chocolat en una mano.

Félix también se inclinó ligeramente con curiosidad, a lo que Marc abrió las manos, dejando ver un objeto mayormente negro con un toque de blanco. A la mente de Marc le tomó un momento hacer click.

—Oh~ es uno de los accesorios que le encargué a Marinette para el baile —Marc lo sostuvo para que los tres pudieran verlo mejor.

La gargantilla era de cuero sintético, forrado en una suave tela de malla, con un dije del símbolo yin yang, y un par de delicadas cadenas negras iban desde la parte superior del dije hacia atrás, donde el accesorio tenía un cierre con hebilla de metal oscuro.

— ¿Puedo echarle un vistazo? —Félix preguntó en tono bajo.

Marc asintió fácilmente colocándola en su mano para que el británico la detallara mejor —deberías ver cómo te queda, Marc —sugirió suavemente el pelirrojo.

El escritor asintió, llevando sus manos a la nuca para desabrochar la sencilla tira de cuerina negra alrededor de su cuello. Félix trazó con su pulgar el dije perfectamente esmaltado antes de regresar el accesorio a su dueño.

Marc colocó el artículo contra su cuello y deslizó, a tientas, un extremo dentro de la hebilla. No fue difícil a pesar de que su habitual consistían en botones a presión. Lo ajustó lo suficiente y luego se levantó para poder ver su reflejo en el gran espejo de la habitación femenina.

—Creo que se ve muy bonito en ti, Marc —ofreció el pelirrojo después de un momento, habiendo terminado su bocadillo.

El pelinegro se ruborizó levemente. Miró a través del espejo para ver a Nathaniel dándole una suave sonrisa y a Félix asentir en acuerdo —yo, uh, muchas gracias —retorció sus dedos por la vergüenza

—Redoble de tambores por favor —Aurore exclamó, mientras ella y Marinette salían detrás de la pantalla, con la rubia recogiendo el artículo plegable.

Mireille avanzó unos pasos, vacilante. El vestido de un color verde-azulado oscuro coincidía bien con el cabello corto de la chica, a la vez que resaltaba su piel pálida, y se parecía un poco al terciopelo. La tela del forro interior y la parte superior de las mangas era satinada, entre dorado opaco y cobrizo, casi parecía coincidir con el castaño-amielado de los ojos femeninos. La falda se arrastraba por el suelo e impedía apreciar por completo el bordado aún por finalizar; el bordado en las mangas, sin embargo, ya estaba terminado, y se podía apreciar la forma en que el hilo dorado atrapaba la luz por el modo en que Mireille mantenía sus manos juntas a la altura de su vientre.

— ¡Wow! —Marc y Nathaniel no pudieron evitar acercarse a las chicas para apreciar más de cerca los detalles del vestido —Mireille, te ves como sacaba de Rebelle, es increíble —aduló el escritor.

—De verdad parece un vestido de época —Nathaniel murmuró asombrado.

—Que lo digas tú, que vas mucho al Louvre, me halaga, Nath —Marinette respondió medio en broma, mientras traía unas sandalias blancas de plataforma, como de unos siete centímetros —Mireille, creo que estos son del mismo tamaño que los tuyos. Pisa sobre ellos para comprobar que el largo de la falda esté bien —colocó los zapatos en el suelo frente a la otra pelioscura.

Mireille levantó la parte delantera de la falda con sus manos, mientras asentía, sus pies descalzos se acomodaron encima del calzado, sin ponérselo realmente. La falda quedó justamente a un centímetro y medio del suelo.

—Creo que está perfecto, Marinette.

La franco-china estudió la expresión de Mireille por un momento, absorbiendo el brillo en los ojos amielados y la gran sonrisa de emoción. Mireille prácticamente vibraba de felicidad, y lucía el vestido de una manera adorable y elegante a pesar de su postura levemente nerviosa. Viendo todo eso, Marinette decidió que sí, era perfecto para ella.

—Lo habré terminado en unos dos días —ofreció, justo antes de que Mireille se bajara de las sandalias y la abrazara.

Marinette se congeló por un segundo antes de devolver el abrazo de forma instintiva —muchas gracias —Mireille le dijo al oído, y Marinette igualó su gran sonrisa.

.

Después de que Aurore le tomara algunas fotos a Mireille, dejaron que la chica se cambiara devuelta en su ropa normal, y la rubia estaba compartiendo las fotos tanto con la propia Marinette, como con Adrien, cuando los teléfonos de las tres chicas sonaron al mismo tiempo.

Marinette y Aurore se quejaron a la vez.

— ¿Qué fue eso? —Félix preguntó, ante la evidente coincidencia.

— ¿Tenemos reunión del comité mañana? —adivinó Mireille, pasándose los dedos por el cabello para ordenarlo un poco.

—Si —las otras dos alargaron la respuesta en un quejido, haciendo pucheros —después de clase.

Nath y Marc les dieron palmaditas en la espalda, a modo de consuelo silencioso.

~∆~

El grupo se quedó un poco más en la habitación de Marinette, terminándose los bocadillos y las bebidas mientras platicaban sobre el progreso en la planificación del baile, de qué iba a tratar la reunión del día siguiente, y sobre las clases en general; hasta que llegaron dos autos elegantes a la panadería.

Aurore subió a uno con extremo cuidado de su vestido y accesorios mientras Mireille le ofrecía a Nath y Marc un aventón. Marinette los despidió a todos antes de subir con Félix al transporte del chico, indicándole al chófer -no sin un poco de vergüenza- la dirección de sus bodegas y tiendas de tela habituales.

~∆~

Félix estaba teniendo problemas para dormir esa noche.

No importa cuánto lo intentara, cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Marinette cayendo desde el tejado de la escuela se reproducía en la oscuridad detrás de sus párpados como una película de autocinema. Podía ver su propia mano estirada en cada ocasión, siempre sin conseguir alcanzarla. Y su corazón daba un vuelco cada vez, mientras el agujero en su estómago amenazaba con volver.

Jamás se había sentido de esta forma.

Era nuevo.
Y extraño.
Quería que desapareciera.

Todo había estado bien cuando llevó a Marinette de compras esa tarde. No había preocupaciones, mientras ella lo conducía por pasillos de telas, señalando las opciones que había pensado para el regalo de su madre y pidiendo su opinión al respecto.
Habían estado de acuerdo con facilidad en los materiales y luego ella se fue muy rápidamente a otra área, recogiendo cintas, encajes, botones, moldes pequeños y otros instrumentos a los Félix, honestamente, no había podido seguir el ritmo.

Aunque, siendo honesto, fue incluso divertido verla enfurruñarse cuando se las arregló para pagar todo, y no solo lo correspondiente a su madre, sin que ella pudiera hacer nada al respecto.

¡Félix nunca antes había estado en una situación así! Nunca necesitado amigos, ni siquiera fingir ser amigo de alguien más. Estaba perfectamente bien por su cuenta, enfrentando al mundo y saliendo adelante con sus propias habilidades y destrezas, nunca necesitó confiar en nadie, así que no se preocupaba por nadie, excepto su familia.

Y todo eso había cambiado en cuestión de menos de dos semanas. Por una sola chica.

Una chica de ojos vivaces y emotivos, hermosa, inteligente y astuta, y con la sonrisa más deslumbrante que Félix había conocido.

—Marinette —susurró en el silencio de la noche.

Acurrucado en su cama, bajo la luz de la luna que se colaba por la ventana cuya cortina había olvidado cerrar, Félix sintió que su mano hormigueaba. La cerró y abrió una y otra vez, moviendo los dedos uno por uno, pero la sensación no se fue.
La misma mano que había sujetado la de Marinette en más de una ocasión, sentados en su mesa compartida, o caminando uno al lado del otro. Ella incluso había entrelazado sus dedos en una ocasión.

Los recuerdos hicieron que su mano hormigueara más, así que la cerró con fuerza, al igual que sus ojos, frustrado.

Pero... esta vez, detrás de sus párpados, la figura de Marinette no estaba cayendo hacia el agua fría.
No, ella estaba allí, a su lado, recostada cómodamente en el otro lado de su cama como si fuera lo más normal del mundo, dándole esa sonrisa genuina que ninguna actriz sería capaz de replicar. Ella lo mirada con tanta paz, deslizando una pequeña mano en la suya apretada, persuadiéndolo con sus delicados dedos para aflojar su agarre hasta que puedo entrelazar sus manos.
Solo entonces, su mano dejó de hormiguear un poco. Su corazón dio un vuelco, pero esta vez no hubo ningún vacío aprensivo.
Solo calidez.

Félix abrió los ojos de golpe y miró su mano con ojos verde oscuro ensanchados, y pupilas dilatadas.

Él podría no saber mucho sobre las amistades, pero estaba bastante seguro de que, lo que estaba sintiendo en ese momento, no tenía nada que ver con dicho término.

—Maldita sea, ella me gusta —murmuró en inglés, casi sin creer las palabras que salieron de su boca.

~∆~
~∆~

¡En tan solo una semana,este fic va a cumplir un año! Cielos, apenas puedo creerlo. ¡Un año y poco másde cuarenta capítulos!

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