Todo pero Nada

By CristinaDreams

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Esta es la historia de Julia y Aitor. dos jóvenes independientes, con ganas de comerse la vida y el deseo de... More

Capitulo 1 : Los Lunes ...
Capitulo 2: Una cita con morado incluido.
Capitulo 3 : El beso
Capítulo 4 : Sonia
Capítulo 5 : La Cena
Capítulo 6 : La Prima
Capítulo 8 : Soy malísima para estas cosas...
Capítulo 9 : Tío
Capítulo 10 : El Cuatro pasos...
Capítulo 11 : Se acabaron los dramas, ¿o no?
Capítulo 12 : Noche de chicas...
Capítulo 13 : Los héroes no existen...
Capítulo 14 : Contigo todo tiene otro sentido...
Capítulo 15 : La mezcla perfecta entre mujer y perezoso.
Capítulo 16 : La contraseña
Capítulo 17 : Se pilla primero a un mentiroso que a un cojo...
Capítulo 18 : Solo quiero decirle lo siento.
Capítulo 19 : Punto y a parte o seguido. .
Capítulo 20 : Mara
Capítulo 21 : La Isla Bonita
Capítulo 22 : Un regalo del destino
Capitulo 23 : La decisión
Reparto principal de personajes
Capítulo 24 : El lenguaje femenino...
Capítulo 25 : Un cambio de planes y una sandalia voladora...
Capítulo 26 : Todo pero nada
Capítulo 27 : La caja de Pandora
Capitulo 28 : El destino.
Capitulo 29 : Solo se va el que no quiere estar.
Capitulo 30 : No eres ella
Capitulo 31: Todo acto tiene consecuencias...

Capítulo 7 : Cuando nada es como antes...

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By CristinaDreams

20 días después...


¡Aitor!, ¡Aitor!. Escucho mi nombre. Alguien me llama de manera insistente, pero el parque de El Retiro esta lleno y no consigo localizar a esa persona. Sonia esta a mi lado y me apura para que sigamos caminando. Pero yo me paro , algo hace que mis pies no quieran seguir andando, esa voz dulce y femenina , no deja de gritar mi nombre.

Sonia se coge de mi brazo y me empuja, tiene prisa y quiere que le preste atención pero ni quiero ni puedo, mis ojos buscan a esa persona a mi alrededor.

Cuando ya decido rendirme y seguir a Sonia, la veo. Es una chica morena, con una larga melena lisa y castaña. Lleva un vestido palabra de honor, con estampado de flores en verde y azul, debajo del cual se intuye un cuerpo delgado pero con el punto justo de curvas. Unas curvas que volverían loco hasta el más cuerdo de los hombres. Sus largas piernas terminan en unas sencillas bailarinas, en un color azul agua, que solo ella es capaz de llevarlas como si de los tacones más elegantes se tratara.

Su cuerpo es bonito pero es su cara, sus ojos grandes y de un color miel, que te hablan con solo mirarte, y su sonrisa dulce y cálida , lo que hace que en ese momento todo mi mundo se pare. Solo puedo mirarla, ella es todo lo que siempre quise en mi vida, ella es Julia.


Quiero acercarme a ella pero algo me lo impide. Sonia tira de mi en dirección contraria, me aleja de Julia sin que yo pueda hacer nada.

Julia corre hacia mi y cruza la calle. Luego todo se vuelve borroso, la gente grita. Un coche a toda velocidad se salta el semáforo, se escucha un golpe seco y mi nombre deja de sonar, ya no me llama, ya no veo a Julia.

La gente se aparta y es entonces cuando la veo tirada en el suelo, inerte. El coche la ha arrollado y no he podido hacer nada...

Me mareo, no grito, todo se vuelve negro...


Piii... Piii...

Me despierto bruscamente, estoy empapado en sudor, respiro con dificultad. Todavía me siento desubicado. ¿Por qué he soñado con ella? Y lo que más me desconcierta, ¿Por qué un sueño tan horrible?.

Me dirijo al baño y me echo agua bien fría a la cara. Necesito despejarme.

Llevo poco más de dos semanas en Madrid y me siento como si hiciera meses que hubiera llegado. El tiempo pasa muy despacio y Julia ocupa el noventa por ciento de mis pensamientos, sin que pueda evitarlo.


Después de una breve ducha y un desayuno rápido salgo de casa hacia el Hospital. El Dr. Iglesias me ha citado a las doce y antes he quedado con Ángel. Necesito un café, alguien con quien hablar y una distracción que haga que mi cabeza deje de dar vueltas, intentando volverme loco.


Cuando llego a la cafetería donde he quedado con Ángel, miro mi reloj, son las once menos diez. He quedado con mi amigo a las once, aunque conociéndolo cuando llegue serán como mínimo y cuarto.

Me siento en la mesa del fondo y sin querer sonrío, esta cafetería me trae muy buenos recuerdos. Esta situada justo enfrente del Gregorio Marañón, y es a la que solía venir cuando trabajaba como residente.


Ángel sorprendentemente llega puntual a la cita. Después de un abrazo en el que vi peligrar parte de mi anatomía, y un saludo a voces, propio de el abogado más loco que se puede encontrar uno en Madrid , los dos nos sentamos y pedimos un par de cafés.

- Me tienes totalmente asombrado. ¿Desde cuando eres tan puntual?

Ángel me mira y sonríe. Me gusta mirar a los ojos de mi amigo y ver que aunque el tiempo haya pasado, sigue siendo el mismo que conocí aquel día en el hospital.

- Los años me han hecho más puntual, pero no te emociones, en pocas cosas más he cambiado.

- Ángel... sé que no he sido un amigo ejemplar todo este tiempo. Yo me fui ... y no te he llamado, ni te he contado nada...

- Aitor, tío no te ralles. Somos colegas, y sabes que siempre voy a estar ahí. Si no me has llamado hasta ahora es porque tenias cosas más importantes de las que preocuparte. Lo principal es que sepas que estoy aquí para lo que necesites.

Le pregunto por su trabajo y hablamos de Sonia. Sé que Ángel le tiene mucho cariño, y me alegra que se preocupe tanto por ella.

Nos pedimos un segundo café, mi cuerpo pide cafeína por todos los poros.

Con el chute extra de cafeína, llega algo que llevaba temiendo desde que vi a mi amigo cruzar la puerta.

Ángel es muy observador, por eso es tan bueno en su trabajo, y sabía que iba a ejercer de abogado metomentodo conmigo.

- A mi no me engañas tío. Sé que te pasa algo más, tienes mala cara, aseguraría que no duermes bien. Las dos veces que te vi desde que volviste se te nota ausente, nervioso. Por no decir cuando nos vimos en el Hospital, con Sonia, parecías un perro enjaulado. Hasta evitabas mirarla a la cara.

Suspiro, inclino mi cabeza hacia atrás y cierro los ojos, como intentando coger fuerza. ¿Cómo le voy a contar a Ángel lo que me pasa si no yo mismo lo sé?... O si lo sé, me niego a aceptarlo...

Finalmente clavo mi mirada en él, es una de las personas en las que más confío, y siendo realista, necesito una opinión que me ayude a sentirme menos perdido.

- La noticia de la mejoría de Sonia me ha pillado por sorpresa. No quiero decir que no me alegre, al revés. Pero la situación, su coma, parecía tan grave... que digamos que ya había perdido la esperanza de que esto pasara.

- La verdad es que ha sido como un milagro. Cuando hace unas semanas me dijiste que Sonia había salido del coma, yo tampoco podía creérmelo. Pero Aitor, hermano, no tienes que sentirte mal por estar desconcertado. Cada persona reacciona ante las situaciones de forma diferente, y eso no quiere decir que seas ni mejor ni peor.

Ahora solo deja de pensar en el pasado y piensa en el hoy y el futuro que te espera con Sonia. No todo el mundo tiene la suerte de recuperar a su novia después de un accidente tan grave y un coma tan largo.

Bajo la mirada, no se lo que me pasa pero es oír la palabra Sonia y novia en la misma frase y todo mi cuerpo se tensa. Intento relajarme y hacerme cargo de la situación. Soy un hombre de veintisiete años no un adolescente de quince. Debo afrontar las cosas. Sonia era mi novia antes del accidente y se supone que lo sigue siendo ahora. Eso es algo de lo que debo ser consciente. Además ella me necesita. ¿Qué clase de persona sería si la dejo colgada, justo en el momento en el que mas apoyo necesita?. Pero por Dios que estoy pensando...

- Eii.. Aitor, ¿Se puede saber que te pasa? Te acabas de quedar completamente ausente. No es solo lo de Sonia ¿verdad?

- Dios... lo siento tío, no se que me pasa. Estoy hecho un lío.

- Ya veo ya. Pues sabes que otra cosa no, pero escuchar no se me da mal. Es parte de mi trabajo.

- Todo esto ha tenido que pasar en el momento menos indicado Ángel.

- ¿Por qué dices eso?, ¿a qué te refieres?

Me toco la oreja derecha y me paso la mano por pelo. Son signos que delatan mi nerviosismo.


- He conocido a una chica. A ver no me malinterpretes. No ha pasado nada. Ni si quiera sé si yo a ella le gusto.

- A ver espera, espera. ¿Te has liado con otra chica?, ¿cuándo?, ¿aquí en Madrid?

Mi amigo se acomoda en la silla y me mira con los ojos abiertos como platos.

- Ángel, ya te he dicho que no ha pasado nada, solo un beso inocente sin importancia. Y no, no la conocí aquí en Madrid. La conocí cuando me fui a Asturias, por lo de mi padre. Trabaja en la clínica como secretaria.

- Alucinado me tienes colega. Y bueno, ¿qué pasa con esa chica?, ¿te has pillado por ella?

- No lo sé, no lo sé tío. Bueno si lo sé. Sé que cada vez que la veo algo se me remueve por dentro. Que me encanta encontrarme con ella y que charlemos de cualquier cosa. Sé que durante todo el tiempo que llevo aquí no puedo quitármela de la cabeza. Y lo peor de todo es que sueño con ella casi todas las noches.

Ángel se echa hacia atrás en la silla y empieza a reírse a carcajadas. Yo buscando ayuda para aclararme un poco y mi amigo partiéndose en dos de mi. Así es la vida.

- ¿Se puede saber que te hace tanta gracia?

- Perdón, perdón - dice intentando dejar de reírse- es que lamento decirle al doctor, que esta vez va a ser el abogado el que le diagnostique cual es su problema. Y me temo que es más grave de lo que me podía imaginar.

- Anda déjate de tonterías y dime cual es mi diagnóstico, según tú.

- Lamento decirte, que creo que te has enamorado hasta las trancas melón. Creo que a eso lo llaman flechazo, amor a primera vista, atontamiento al instante. Tiene múltiples nombres, elige el que más te guste. Para mí sería una putada y de las gordas.

- Anda Ángel, déjate de tonterías. Cómo me voy a enamorar de Julia, si hace poco más de un mes que la conozco. Es absurdo.

- ¿Pero tu te has oído hace un momento? Que si algo se te remueve por dentro, que si te gusta verla y hablar durante horas, que si sueñas con ella... Que por cierto... a saber que sueñas tú.

- No es lo que estas pensando. Se cree el diablo que todos son de su condición.

- Ya ya.. Tú dirás lo que quieras pero... creo que lo tuyo no tiene solución. Y que deberías reconocer lo que te esta pasando. Si de verdad te interesa esa chica, vete y averigua si ella también siente algo por ti. Aitor, habla con Sonia. Ella te necesita, pero tu puedes ayudarla como amigo, no tiene porque ser necesariamente como pareja. Estas cosas pasan. Y es mejor romperle el corazón ahora que hacerle daño en un futuro y hacerte daño a ti mismo también.

- Joder tío... Quizás tengas razón. Y eso sería lo que debería hacer. Pero las cosas no son tan fáciles. Yo las he complicado por imbécil.


En ese momento miro el reloj ,que esta colgado en la pared de enfrente ,y veo que son las doce menos diez. Quedan solo diez minutos para mi cita con el Dr Iglesias y yo aquí haciendo el canelo.

Me levanto lo más rápido que puedo y después de despedirme con un adiós y quedar con Ángel en que le llamaría esta noche, echo a correr dirección al Hospital. Soy un desastre.


Llego al Gregorio Marañón como un atleta a la línea de meta, agotado y sin aliento.

Me coloco mi pelo hacia atrás en el ascensor y pongo la camisa en su sitio antes de que las puertas se habrán.

Cuando llego a la puerta de la habitación de Sonia, me paro respiro hondo y entro. Estoy nervioso, la incertidumbre de lo que me pueda decir el Dr. Iglesias me mata y no quiero que Sonia me lo note.


- Hola , pensé que vendrías antes. ¿Todo bien?


Sonia se encuentra sentada en el sofá que hay al lado de su cama. No tiene nada que ver con la Sonia que me encontré, hace casi un mes, cuando llegue a Madrid. Su mirada vuelve a ser brillante y sus ojos azules vuelven a tener la vida y la alegría que tanto la caracterizaba.

Su melena rubia, hoy esta perfectamente peinada y ya no quedan rastro de las ojeras y la piel blanquecina que la hacían parecer poco menos que un cadáver. En sus manos sostiene un libro que cierra al verme.


- Aitor... te estoy hablando. ¿Te pasa algo?

- Perdona, perdona. Es que me he entretenido con Ángel, tomando un café, he venido corriendo y todavía no me he recuperado del maratón que me he metido. Ya no me acordaba de lo grande y laberíntico que podía resultar este Hospital.

Sonia me sonríe, me hace seña con su mano para que me siente en la cama, frente a ella.

Cuando me siento, y la tengo tan cerca, me doy cuenta de que además se ha puesto perfume. Huele a Cartier. Siempre fue su preferido.

- ¿Te has puesto perfume?

- Ah, sí. Ayer, hacia las siete, poco después de que tu te fueras, vino a verme Luna, mi antigua compañera de piso. Me trajo un frasco de mi perfume y me ha arreglado un poco el pelo. Tantos días en esta dichosa cama, hacían que cada vez que me veía en un espejo, ni si quiera me reconociera.

- Se te ve muy bien, me alegro mucho de verte así Sonia.- intento mantener la compostura, el sentimiento de culpa por lo que Sonia ha pasado sigue atormentándome y tengo que hacer esfuerzos para tragar el nudo que me encoge el estómago.

- El Dr. Iglesias estará a punto de llegar. Ojalá no me equivoque, pero según lo que he podido escuchar a las enfermeras, mi recuperación va tan bien que quizás esta semana me de el alta. Estoy tan impaciente...

Sonia me mira con una sonrisa dulce e infantil a la vez que me coge la mano y comienza a dibujar círculos con su pulgar sobre ella.

Esa intimidad entre los dos, que meses atrás disfrutaba, ahora me incomoda. Quiero disimular. Sonia no se merece un desplante, necesita mi apoyo pero con la disculpa de ir al baño, me levanto y dándole un fraternal beso en la frente, salgo de la habitación.

Una vez fuera respiro, cojo aire y me dirijo a la sala de espera que esta al fondo del pasillo.

¿Qué estoy haciendo? , ¿por qué no puedo comportarme de forma normal con Sonia?, y lo más importante... ¿por qué coño le he dicho a Julia que Sonia era mi prima?... Presiento que esa mentira, en vez de facilitarme las cosas me las va a poner más difíciles...


Una hora después la puerta de la habitación de Sonia se abre y tras ella aparece el Dr. Iglesias.


- Buenas tardes. Perdonar el retraso. Pero esto más que un hospital parece una parada de metro. Bueno que os voy a contar a vosotros... Para que luego digan que vivimos bien los medicos.

El Dr. Iglesias se acerca y después de saludarnos a ambos con un apretón de manos, comprueba la historia clínica, que cuelga de la cama, durante unos segundos mientras que Sonia me coge la mano y me la aprieta con fuerza. Esta nerviosa, y yo también.

- Bueno Sonia, te repito por enesima vez, que todavía no le encuentro explicación a tu caso. La recuperación esta siendo apoteósica, y los resultados de las últimas pruebas no pueden ser mejores. Con esto no quiero decir que no te quede mucho por hacer. Necesitarás una rehabilitación intensiba para poder recuperar totalmente la movilidad en las piernas, y poco a poco iras ganando la masa muscular que has perdido. Pero por lo demás todo esta bien y controlado, así que no veo motivo alguno por el cual no puedas volver a casa y dejar esta horrible habitación de hospital.

Sonia Sonríe emocionada, y sin creérselo aún no deja de preguntarle al Dr. si eso es cierto, si no le esta mintiendo. El Dr. Iglesias, entre risas, le vuelve a confirmar que no es un chiste, que esa misma tarde tramitaría el alta y mañana podrá irse a casa.

- Aitor cariño, ¿Has oído eso?. Dios esto tiene que ser un sueño - me mira y dos lagrimas empiezan a caer por sus pómulos. Esta llorando, llorando de alegría.

Con gesto cariñoso, le seco las lágrimas que caen por sus mejillas con mi mano y le vuelvo a besar la frente. Parezco más un padre que un "novio", pero es el único gesto que me sale en estos momentos.


Son más de las siete y media cuando llego a mi apartamento, me descalzo y sin siquiera desvestirme me dejo caer encima de la cama. Necesito racionalizar lo que ha pasado. Mañana le dan el alta a Sonia y tengo que empezar a pensar que haré, qué haremos.

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