Esperanza: la criatura se sintió un poco mal y me llamó para que fuera a recogerla.
Regina: ¿Qué te duele mi vida? ¿quieres que llame un médico?
Miranda negó con su cabeza.
Daniel: ¿por qué no me dijiste nada Esperanza?
Esperanza: bueno es que usted así no puede hacer mucho, además estaba bien ocupado y no quise interrumpirlo, estaba segura que podía arreglármelas sola.
Regina: creo que mejor llamo a un médico.
Miranda: ¡No! Ya me siento mucho mejor.
Regina: ¿estás segura?
Miranda: si mamita.
Regina: está bien, pero si vuelves a sentirte mal por favor me lo dices.
Esperanza: no te apures, compré estas hierbas para hacerle un té por si acaso.
Regina: está bien nana.
Pasaron varios días, Daniel trabajaba desde el departamento, no quería dar su brazo a torcer, por su parte Regina se concentraba en el proyecto de la clínica, por lo que se distanciaron un poco, hablaban solo lo necesario, Miranda lo notó y eso la puso algo triste.
Ariel recordaba las palabras de su nieta, los últimos días no habían sido muy buenos, la constructora iba en decadencia, desde que Regina y Daniel se fueron nada volvió a ser igual, tampoco había encontrado sus reemplazos, era bastante exigente y en aquellas personas que había entrevistado no veía un compromiso de verdad, razón por la que estaba bastante atrasado en varios proyectos y a punto de ser demandado por varios clientes por incumplimiento de contrato.
Lorenza: ¿no vas a ir hoy a la constructora?
Ariel: después, estoy muy cansado mujer.
Lorenza: ¿y como no?, si llevas días durmiendo muy poco, casi ni comes, me imagino que aún no encuentras el reemplazo de Regina y Daniel ¿verdad?
Ariel: no y aunque me cuesta decirlo, esos dos hacían muy buena mancuerna, seguían mi ritmo de trabajo, confiaba ciegamente en ellos, pero...
Lorenza: dilo... te dejaste llevar del coraje y preferiste que se fueran sin pensar en las posibles consecuencias.
Ariel: no pensé que reemplazarlos fuera tan difícil; seguiré buscando haymuchas personas capacitadas para esas vacantes en esta enorme ciudad.
Lorenza: pero nadie conoce mejor tu trabajo que tu propia hija y su esposo quién se adaptó fácilmente desde el primer día.
Ariel: aunque me cuesta aceptarlo; así es.
Lorenza: ¿y qué vas a hacer?
Ariel: voy a tratar de dormir un poco, en la tarde voy a verme con los abogados quiero que me asesoren, no sé cómo responder a las demandas que se me vienen encima.
Lorenza: ¿en verdad no lo sabes?
Ariel: ¡No!; espero no me saquen mucho dinero.
Lorenza: ay Ariel, tu no aprendes.
Lorenza prefirió salir de la habitación.
Daniel estaba menos impedido, cada día se sentía mejor, realmente le preocupaba que su esposa estuviera tan distante, depronto estaba sumido en sus pensamientos cuando su teléfono sonó.
"Daniel: ¿Ximena?
Ximena: ¿Cómo va todo?
Daniel: bien, justo estoy revisando los últimos documentos de la construcción del condominio.
Ximena: precisamente quería hablarte de eso.
Daniel: ¿Qué pasa?
Ximena: los dueños quieren reunirse con nosotros esta misma tarde, ¿podrías venir?
Daniel: sí, claro, ¿a qué hora?
Ximena: a las 3
Daniel: ¿3?
Ximena: ¿hay algún problema?
Daniel. No, ahí estaré."
Después de colgar Daniel se sintió muy mal, a esa hora acostumbraba a ir con Regina por su hija al kínder.
En la clínica...
Sofia: es que no deberías permitirlo Regina, esa mujer puede valerse de su trabajo y hacerlo caer en sus garras.
Regina: ya sé, y aunque el me prometió mantener la distancia, es una mujer muy astuta, me preocupan sus alcances .
Sofia: ese tipo de mujer es capaz de todo por lograr su objetivo, si te fijas, ya logró algo.
Regina: ¿A qué te refieres?
Sofia: que tú y Daniel estén disgustados, hermanita, no quiero asustarte, pero si ese distanciamiento se hace mayor Daniel no tardará en caer a sus brazos.
Regina se quedó sin palabras.
Daniel se apuró con los documentos, cuando Regina llegó para recogerlo e ir por su hija él se estaba arreglado para salir.
Esperanza: ¿Cómo te fue mi niña?
Regina: muy bien nana, y ¿Daniel ya está listo?
Esperanza: supongo, pero se me hace que él tiene otros planes, desde hace rato se esta arreglando para salir.
Después de mencionar esto Daniel salió de la habitación, Regina lo vio sorprendida.
Daniel: discúlpame, pero hoy no puedo acompañarte, tengo que...
Regina: No es necesario que lo digas, me imagino que vas a ver a Ximena.
Daniel: así es; hay una Reunión muy importante, ¿te molesta dejarme de pasada?
Regina: ¡si me molesta!; ya sabes lo que pienso al respecto y ¡si tantas ganas tiene de verte que ella misma pase por ti!
Regina tomó su bolsa y salió furiosa del departamento.
Daniel: realmente no comprendo su actitud.
Esperanza: si usted estuviera en su lugar, ¿no pensaría lo peor?
Daniel: ¿por qué lo dices?
Esperanza: mire joven mi niña tiene toda la razón de molestarse, yo le conté sobre como esa señora trató a Miranda y a usted pareció no importarle.
Daniel: no es eso, todo fue un mal entendido, mi hija se portó grosera, ella se molestó y le alzó un poco la voz y como es tan consentida pues lo tomo a mal.
Esperanza: ningún mal entendido, una mujer que le habla de una forma tan grosera a un niño no puede ser una buena persona, pero ni modo luego no se queje que mi niña prefiere otras compañías que la suya.
Daniel: ¿a qué compañías te refieres?
Esperanza: Regina es una mujer muy hermosa y siempre ha estado rodeada de pretendientes, como Alan por ejemplo, ese muchacho esta dispuesto a todo por ella, además es un caballero, y le cayó muy bien a Miranda.
Daniel: ¿Miranda? Que yo sepa él no la ha tratado.
Esperanza: pues hace unos días nos lo encontramos cerca y a la niña le simpatizó, pero supongo que a usted no le molesta que ellas lo traten, ¿verdad?
Daniel entendió perfectamente lo que Esperanza quería decirle.
Daniel: debo irme estoy algo retrasado, tomaré un taxi.
Regina pasó por la niña.
Miranda: ¿Por que mi papá no vino contigo?
Refina: tenia mucho trabajo mi vida.
Miranda: ¿estas enojada con él?
Regina: no mi amor, lo que pasa es que tuvo que salir a la oficina.
Miranda: ¿Dónde esa bruja?
Regina: sí.
Miranda: ya no quiero que trabaje con ella mamita.
Regina: yo tampoco, pero nada podemos hacer.
Miranda: regresa con el abuelo por favor, regresen los dos.
Regina vio a su hija con tristeza, mientras ellas iban de camino al departamento Daniel estaba reunido con Ximena.
Daniel: ¿y los clientes?
Ximena: llegaran un poco tarde, están atorados en el trafico.
Daniel recordó lo de la otra vez en el restaurante y las palabras de Regina cuando le dijo que esos clientes nunca llegaron.
Daniel: ¿estás segura que nuevamente están atorados en el tráfico?
Ximena: sí; pero ven, ¿por qué no te pones más cómodo?; no vaya a ser que te lastimes.
Daniel: estoy bien así. -dijo mientras mantenía su postura de pie-
Ximena: nada de eso, ven acá.
Ximena lo ayudó a sentarse en uno de los sofás, aquella cercanía fue el mejor pretexto para tomarlo por sorpresa y robarle un beso.