Ya había hecho mi mochila. No llevaba mucho, apenas llevaba una linterna, un poco de veneno para los monstruos, y una muda de ropa: un simple pantalón deportivo y una camiseta blanca
Cuando todo estaba listo, me despedí de mis hermanos quienes me abrasaban y deseaban suerte en la peligrosa misión en la que me embarcaría mientras yo les prometía volver sano y salvo
Después de la despedida donde los más pequeños lloraban por que me marchaba a la vez que les prometía volver con grandes anécdotas de como vencía grandes y feroces monstruos (además de vivo) ellos se clamaban un poco
Cambiando de tema y de lugar, yo me encontraba parado en los límites del campamento después de haber recogido veinte dracmas junto a 100 dólares de la tienda del campamento. Me encontraba despidiéndome de mi mejor amiga, que, como todos ya saben es la dulce y cariñosa Silena Beuregard
-cuídate ¿si Nawaki?-me pidió-no quiero perder a mi mejor amigo. ¿Si no quien me seguirá enseñando japonés?-puse
-pero que mujer interesada-hable con falsa indignación-como todas las mujeres buscan algo de nosotros. Después nos desechan como basura-ella arqueo una ceja
-no te hagas la carmelita descalza querido, que tu me consideras tu mejor amiga por que te enseño francés-me dijo mientras se miraba sus uñas perfectamente pintadas de rosa pastel
-¿yo? Yo jamás me aprovecharía de una hija de Afrodita que sabe perfectamente el lenguaje del amor, y que tiene un padre que hace deliciosos chocolates. Si, yo jamás haría tales cosas-ella solo se río. En eso veo como el trío llegaba a nuestra posición
-bueno, amor de mi vida. Nos vemos en unos cuantos días nos vemos-ambos nos lanzamos un beso como despedida mientras ella se iba caminando hasta irse de aquí, mientras el trío de oro de Rick Riordan (más Percy) veían la escena sin entender. Aunque no dijeron nada pero sus pensamiento
-no es lo que piensan, ni es mi novia mo nada-
¿Como lo..?-dijo percy. Me toque la cabeza
-tengo mucho trucos pequeño pecesito, más trucos de lo que un puede imaginarse-el muchacho se sonrojó al darse cuenta. Yo solo le sonreí de forma angelical
Caminamos un poco más y ya estábamos al lado vieron al centauro y al hombre con muchos ojos en su cuerpo y rostro
-Percy, este es Argos-le presentó Quirón al ojiverde-Los llevará a la ciudad y...bueno, les echará un ojo-
Cuando todos nos estábamos por ir pasos se hacían escuchar detrás de nosotros. Era Luke, este subía corriendo por la colina con unas zapatillas para basquetbol en la mano.
-¡Eh!-jadeó por haber corrido mucho-Me alegro de agarrarlos antes de que se vayan-Annabeth se sonrojó, como siempre que Luke estaba cerca-Sólo quería desearles buena suerte-nos dijo-Y pensé que...a lo mejor te sirven-le hablo a Percy dándole las zapatillas, que parecían bastante normales. Con ese pequeño y ligero detalle que te hacía caer en las profundidades del Tártaro. Hizo bien la pequeña perra, la maldición se camuflada con el encantamiento para volar
-¡Maya!-dijo Luke usando la palabra mágica que los activaba
De los talones de los botines surgieron alas de pájaro blancas. Al chico le dio un pequeño susto dejándolas caer en el suelo. Estás revolotearon por el suelo hasta que las alas se plegaron y desaparecieron
-¡increíble!-musitó Grover
Luke sonrió.
-A mí me fueron muy útiles en mi misión. Me las regaló papá. Evidentemente, estos días no las utilizo demasiado...-Entristeció la expresión.
Debo aceptar que le salió muy bien esa carita de cordero a punto de llegar al matadero 10/10
Cuando Percy las recogió se sonrojo tanto como Annabeth
Ese bi pánic se nota a kilómetros. Pero debemos aceptar que Luke estaba muy bueno. Esa hermosa cara, loa blancos dietes ojos azules y cabello rubio, un cuerpo de infarto que podría hacer babear a cualquiera
-Eh, amigo-dijo-Gracias-
-Oye, Percy...-Luke parecía incómodo-Hay muchas esperanzas puestas en ti. Así que... mata algunos monstruos por mí, ¿ok?-Percy le regalo una sonrisa para luego ambos estrecharse la mano. Luke le dio una palmadita a Grover entre los cuernos, a mi me dijo lo mismo y un abrazo a Annabeth le dio un abrazo y parecía al borde del colapso
Cuando Luke se había marchado, Percy le dijo a la rubia
-Estás hiperventilando-señaló el ojiverde
-De eso nada-
-si, si lo estas-ella lo volvió a negar
-Pero ¿no le dejaste capturar la bandera a él en lugar de ir tú?-
-Oh... Me pregunto por qué querré ir a ninguna parte contigo, Percy-ella descendió por el otro lado de la colina con gran velocidad, hacia donde una furgoneta blanca esperaba junto a la carretera. Argos la siguió, a la vez que jugaba con las llaves del coche.
Percy miro por última vez a Quirón antes de preguntarle
-No me aconsejas usarlas, ¿verdad?-Este negó con la cabeza
-Luke tenía buena intención, Percy. Pero flotar en el aire... no es lo más sensato que puedes hacer-Aja buenas, y la tía Hestia es mala, atenea es tonta y artemisa esta casada.
-Eh, Grover, ¿las quieres tú?-
Se le encendió la mirada.
-¿Yo?-
En poco tiempo atamos las zapatillas a sus pies falsos, y el primer niño cabra volador del mundo quedó listo para el lanzamiento.
-¡Maya!-gritó.
Despegó sin problemas, pero al poco se cayo de lado, desequilibrado por la mochila. Las zapatillas aladas seguían aleteando como pequeños potros salvajes.
-¡Práctica!-le gritó Quirón por detrás-¡Sólo necesitas práctica!-
-¡Aaaaah!-Grover siguió volando en zigzag colina abajo, casi a ras del suelo, como un cortador de césped poseso, en dirección a la furgoneta.
-Bueno, iré a ver que no se lastime-corrí por la colina, para así poder agarrarlo justa a tiempo antes de que el chico cabrá se golpeara contra los árboles
-gracias Nawaki-me agradeció
-no es nada-lo baje-será mejor que las apagues sino quieres salir volando a la estratosfera-le recomendé. El asintió para luego conjurar "Maya" haciendo que las zapatillas se quedarán sin alas
Después de un rato de esperar y asustarnos por la caída de la espada de Percy en su forma de bolígrafo, este, por fin apareció en escena. Quirón se despidió de nosotros y allí comenzamos nuestra travesía
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Ya habíamos llegado a la estación en la espera de el colectivo. Como este tardaba comenzamos a jugar con una manzana. Para ser la primera vez que jugaba con la fruta así podría decirse que no era malo; pero todo se terminó cuando Grover le dio un super mordisco dejando a la pobre manzana a la mitad
Por fin llegó el autobús después de 10 insufribles minutos. Gracias TDAH. Cuando nos pusimos en fila para subirnos, Grover empezó a mirar alrededor, olisqueando el aire como si oliera la comida más rica
-¿Qué pasa?-le pregunto Percy
-No lo sé. A lo mejor no es nada-dio inseguro. Annabeth también estaba igual, ella paraba de sacudir con nerviosismo su gorra de los Yankees contra el muslo.
Cuando subimos todos nos sentamos bastante atrás, Percy en el costado de la ventana, Grover y Anne en el medio y yo junto a Grover
-Percy-le dijo en un susurro mientras miraba fijamente a la anciana que acababa de subir. Llevaba un vestido de terciopelo arrugado, guantes de encaje y un gorro naranja de punto; también llevaba un gran bolso estampado.
Cuando levantamos la cabeza, sus ojos negros emitieron un destello. Un que decía "ninguno sale de aquí". Mi pulso se aceleraba, pero intente mantener la clama y aparentar que no sucedía nada
cuando la primera subió, detrás de ella venían otras dos viejas: tenían la misma ropa, pero lo que las diferenciaba era sus gorros
realmente trío de abuelas diabólicas.
Se sentaron en la primera fila, justo detrás del conductor. Las dos del asiento del pasillo miraron hacia atrás con un gesto disimulado pero de mensaje muy claro aclarando el que dio la primera: de aquí no sale nadie.
El autobús arrancó y nos encaminamos por las relucientes y lluviosas calles de manhattan
-No ha pasado muerta mucho tiempo-dijo con un deje de nerviosismo en su voz-Creía que habías dicho que podían ser expulsadas durante una vida entera-
-Dije que si tenías suerte-le recordó Annabeth-Evidentemente, no la tienes-y si que el pobre no tiene mucha suerte-
-Las tres-sollozó Grover-Di inmortales!-
-No pasa nada-dijo Annabeth, esforzándose por mantener la calma-Las Furias. Los tres peores monstruos del inframundo. Ningún problema-si tu lo dices reina-Escaparemos por las ventanillas-
-No se abren-musitó Grover mientras intentar abrir una
-¿Hay puerta de emergencia?-pregunte. pero no la había. Y aunque la hubiera, no habría sido de ayuda. Para entonces, estábamos en la Novena Avenida, de camino al puente Lincoln.
-No nos atacarán con testigos-pregunto intentando tener esperanza-¿Verdad?-
-Los mortales no tienen buena vista-le recordé-Sus cerebros sólo pueden procesar lo que ven a través de la niebla-
-Verán a tres viejas matándonos, ¿no?-cuestiono
-Es difícil saberlo. Pero no podemos contar con los mortales para que nos ayuden. ¿Y una salida de emergencia en el techo...?-miramos hacia arriba. Pero tampoco había ¡¿Como es posible que no haya una salida de emergencia en este estúpido lugar?!
Llegamos al túnel Lincoln, y el autobús se quedó a oscuras salvo por las lucecitas del pasillo. Sin el golpeteo de la lluvia contra el techo, el silencio era espeluznante.
La señora Dodds se levantó. Como si lo hubiera ensayado, anunció en voz
alta:
-Tengo que ir al baño-las otras dos la imitaron así las tres echaron a andar por el pasillo.
-Percy, ponte mi gorra-le urgió Annabeth.
-¿Para qué?-
-Te buscan a ti. Vuélvete invisible y déjalas pasar. Luego intenta llegar a la parte de delante y escapar.-
-¿Pero ustedes...-
-Hay bastantes probabilidades de que no nos presten atención. Eres hijo de uno de los Tres Grandes, ¿recuerdas? Puede que tu olor sea abrumador-razono
-No puedo dejarlos-insistió mientras empujaba la gorra hacia fu dueña
-No te preocupes por nosotros-insistió Grover-¡Ve!-
Al pobre le temblaban las manos. pero aun así la agarro
-ya veras como todo sale bien Percy-le prometí-y así se la coloco desaparecido en el aire
Unos momentos después vimos como la señora Dodds se detenía, olisqueó y se quedó mirándome el asiento delantero se ella. Esta lo dejo al ver que no había nada allí, por lo cual, las tres ancianas avanzaron hasta estar delante de nosotros
Cuando estuvieron cerca de nosotros ellas se transformaron en su verdadera apariencia .A partir del cuello se habían encogido hasta transformarse en cuerpos de arpía marrones y coriáceos, con alas de murciélago y manos y pies con garras enormes de águila; también los bolsos que las tres llevaban se habían convertido en látigos de fuego carmesí
Las Furias nos rodearon mientras azotaban sus látigos llameantes
-¿Dónde está? ¿Dónde?-silbaban entre dientes. Los demás pasajeros gritaban y se escondían bajo sus asientos intentando protegerse de lo que sea que la niebla les muestre
-¡No está aquí!-gritó Annabeth-¡Se ha ido!-Las Furias levantaron los látigos sin escuchar una sola palabra
Annabeth sacó el cuchillo de bronce. Grover agarró una lata de su mochila y
se dispuso a lanzarla yo gire mi anillo invocando así mi katana
-Scutum-un escudo protegió nuestros cuerpos por ñas dudas de que el látigo nos golpeara
Pero no pudimos enfrentarnos en ese momento
Todo el mundo gritó de sorpresa al ser lanzado hacia la derecha, incluidas las arpías quienes se golpearon con las ventanas
-¡Eh, eh! ¿Qué dem...?-gritó el conductor mientras lucha a contra una fuerza invisible-¡Uaaaah!
el autobús rozó la pared del túnel haciendo un horrible sonido que a la vez lanzaba chispas alrededor. Salimos del túnel Lincoln a toda velocidad y volvimos a la tormenta, hombres y monstruos, todos dando tumbos dentro del autobús, mientras los coches eran apartados o derribados
De algún modo milagroso, el conductor encontró una salida. Dejamos la autopista a todo vapor, cruzamos media docena de semáforos y acabamos, aún a velocidad de locura, en una carretera rural de Nueva Jersey. A los costados había un bosque a la izquierda y el río Hudson a la derecha, hacia donde el conductor parecía dirigirse
El autobús chirrió, derrapó ciento ochenta grados sobre el asfalto mojado y se estrelló contra los árboles. Se encendieron las luces de emergencia. La puerta se abrió de par en par. El conductor fue el primero en salir, y los pasajeros lo siguieron gritando como enloquecidos.
Las Furias habían recuperado el equilibrio. Revolvieron sus látigos contra Anne y yo, mientras ésta amenazaba con su cuchillo y les ordenaba que retrocedieran en griego clásico. Grover les lanzaba trozos de lata mientras que yo me preparaba para atacar
Pero en eso Percy se quito la gorra de invisibilidad.
-¡Eh!-gritó llamando la atención
Las Furias se volvieron con furia. La señora Dodds se abalanzó hacia mí por el pasillo, Cada vez que su látigo se movía, llamas rojas recorrían toda el arma. Sus dos horrendas hermanas saltaron hacia los asientos intentando rodearlo en una parte del autobús
-Perseus Jackson-dijo la señora Dodds con tono de ultratumba-has ofendido a los dioses. Vas a morir.
-Me gustaba más como profesora de matemáticas-le dijo. Ella gruñó
Annabeth y Grover se movían tras las Furias con cautela, buscando una salida.
Las Furias vacilaron al ver el arma del niño del mar
-Sométete ahora-silbó entre dientesy no sufrirás tormento eterno-aseguró
-Buen intento-contesto
-¡Percy, cuidado!-le advirtió Annabeth.
La señora Dodds enroscó su látigo en la espada mientras las otras dos Furias
se le echaban encima. Pero aun con todo eso el hijo de Poseidón no soltaba la espada
Este aún con el látigo en la espada golpeó a la de la derecha. En cuanto la hoja tocó su cuello, gritó y explotó en una nube de polvo. Annabeth (de alguna forma) Le aplicó a la señora Dodds una llave de lucha libre y tiró de ella hacia atrás, mientras Grover le arrebataba el látigo.
-¡Ay!-gritó él-¡Ay! ¡Quema! ¡Quema!-
La Furia a la que Percy le había dado con la empuñadura en el hocico volvió a atacarlo, con las garras preparadas, pero yo me acerque con velocidad y la partí a la mitad haciendo que esta explotarse en polvito amarillo
La señora Dodds intentaba quitarse a Annabeth de encima. Daba patadas,
arañaba y mordía, pero Annabeth aguantó mientras Grover le ataba las piernas con su propio látigo. Al final ambos consiguieron tumbarla en el pasillo. La torturadora de Hades Intentó levantarse, pero no tenía espacio para batir sus alas de murciélago, así que volvió a caerse
-¡Zeus te destruirá!-prometió-¡Tu alma será de Hades!-
-Braceas meas vescimini!-le gritó percy. Lo entendí luego de que mi cerebro captará las palabras " comete mis pantalones" le dijo
Un trueno sacudió el autobús. Se me erizó el vello de la nuca, un trueno se acercaba
-¡Salgan!-ordenó Annabeth-¡Ahora!-
-¡¡Con gusto!!-le grite mientras salía por la puerta mientras desaparecía mi arma convirtiéndola nuevamente en anillo
Los cuatro salimos corriendo afuera y encontramos a los demás pasajeros vagando sin rumbo, aturdidos, discutiendo con el conductor o dando vueltas en círculos y gritando impotentes.
-¡Vamos a morir!-gritó una mujer. Un turista con una camisa hawaiana nos hizo una foto antes de que Percy guardara la espada
-¡Nuestras bolsas!-dijo Grover-Hemos dejado nues...-pero lo interrumpí
-¡No te preocupes, yo las tengo!-hable mientras cargaba las tres mochilas en mis manos. Mi magia cubrió mis oídos. No quería que mis tímpanos fuesen dañados
¡BUUUUUUM!
Un rayo cayo
Las ventanas del autobús explotaron y los pasajeros corrieron despavoridos.
El rayo dejó un gran agujero en el techo, pero un aullido enfurecido desde el interior nos indicó que la señora Dodds no estaba muerta. Luego la señora salió volando a los cielos
-¡Corran!-exclamó Annabeth-¡Está pidiendo refuerzos! ¡Tenemos que largarnos de aquí!-
-un segundo-le dije mitras me detenía y activaba mis cuchillos
-¡¿pero que haces?!-no le conteste y lance uno de mis cuchillos al firmamento. Este voló a gran velocidad para luego darle en la espalda de la Furia. Segundos después se desplomó muerta a la vez que desaparecía en el común polvo amarillo
-Ahora si, vámonos-y nos internamos en el bosque bajo un diluvio, con el autobús en llamas a nuestra espalda y nada más que oscuridad ante nosotros.