Vida de Papá

By SingtuanKrist

15.5K 2.5K 67

Arthit está decidido a tener una vida respetable. Estudió una carrera y ahora está buscando empleo para demos... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Epílogo

Capítulo 25

401 76 0
By SingtuanKrist

ARTHIT

Arthit corrió y no se detuvo hasta que estuvo detrás del volante de su coche, apretando el volante tan fuerte que sus dedos hormiguearon.

El aire estaba atrapado en sus pulmones, y se abrió camino entre una respiración irregular y otra. Aparecieron puntos negros en sus ojos y los cerró con fuerza para alejarlos.

Cuando se dio cuenta de que tenía el aliento para hacerlo, gritó.

Gritó de rabia, de dolor, de tristeza. Gritó por todas las verdades convenientemente evitadas y por las mentiras piadosas. Gritó porque se había hecho esto a sí mismo.

Ser sugar baby no era el fin del mundo. No tenía buena reputación, pero eso no significaba que fuera malo. Había mantenido algunos daddys y, cuando su horario se lo permitía, tenía una única cita con otros. Solo había visto a Warut dos veces, pero en ambas no le había impresionado.

Debería haber sabido que volvería para morderlo.

Cuando Arthit se calmó, encendió la radio. Estaba desesperado por una distracción. Por culpa de Warut, acababa de perderlo todo. Su oportunidad de un futuro con Kongpob se hizo trizas, y todo porque no pudo decidirse a ser directo sobre su historial laboral.

Kongpob se merecía algo mejor. Se merecía un hombre que no hubiera vendido su tiempo y su compañía. Arthit nunca había vendido su cuerpo, pero después de la diarrea verbal de Warut, seguro que había sonado como si lo hiciera. Arthit no esperaba que Kongpob creyera lo contrario. Era inútil.

Abatido, Arthit arrancó el coche y salió del estacionamiento. Le dolía pensar en todo lo que estaba dejando atrás, pero no podía enfrentarse a Kongpob ahora mismo. Necesitaba tiempo para lamer sus heridas y pensar en las cosas.

Solo que su casa estaba con Kongpob, y no tenía adonde ir.

Sin rumbo fijo, Arthit condujo por las calles hasta que la inercia lo llevó a estacionar en una calle tranquila no muy lejos del centro de la ciudad. Edificios de departamentos sin personalidad se extendían por toda la manzana, retocados con pequeños arbustos o macizos de flores mediocres, pero por lo demás anodinos.

Arthit tomo su teléfono del bolsillo y se apoyó contra el respaldo del asiento. Hizo una llamada.

—Hola, hola, me alegro de que no estés llamando a las tres de la mañana esta vez, —dijo Bright cuando respondió. —¿Qué pasa? ¿Quieres hacer planes? Porque estoy libre.

—No eran las tres de la mañana. —Arthit se pellizcó el puente de la nariz en frustración momentánea. —Estoy fuera de tu departamento. ¿Puedo entrar?

—Eh... ¿Sí? ¿Está Dae contigo?

—No.

—Entonces, sí. No hay problema. Hablaremos cuando estés aquí, ¿de acuerdo? Te abriré la puerta.

Arthit salió del coche. Se aseguró de que estaba cerrado y luego se plantó delante de la puerta principal del departamento de Bright. La puerta zumbó. Arthit la abrió, luego subió las escaleras del vestíbulo hasta llegar al piso de Bright.

Bright le esperaba en la puerta con los brazos cruzados y una expresión medianamente preocupada.

—Hola, —Arthit dijo débilmente. —Gracias por dejarme entrar.

—Ajá. —Bright no se movió de la puerta. Dio a Arthit una dura y profunda mirada que hizo sentir a Arthit como si fuera un espécimen de laboratorio. Luego, con un asentimiento, se apartó de la puerta e invitó a Arthit a entrar. —¿Quieres algo de café? ¿Té? ¿Cerveza tal vez?

—¿Tienes cerveza? —Arthit preguntó. Se dejó caer en el sofá sin miedo de comportarse como en su casa. —Creo que podría tomar una cerveza.

—Preguntarme si tengo una cerveza es como preguntar a una monja si ha encontrado a Dios. —Bright desapareció en la cocina, luego volvió un momento después con dos botellas recién abiertas. Se sentó en el sofá al lado de Arthit y le puso una en la mano. Estaba fresca. —Tienes que empezar por el principio para que pueda saber exactamente de dónde partimos, ¿de acuerdo? Lo último que oí es que estabas acostándote con él y estabas disgustado porque pensabas que iba a echarte. ¿Asumo que tomaste mi consejo y hablaste de ello?

—Lo hicimos. —Arthit tomó un trago de su bebida, dejando que el lúpulo borrara el sabor de las lágrimas no derramadas. Cuando tragó, se limpió los labios con su brazo y continuó hablando. —Decidimos que íbamos a ser pareja. Fue genial... hasta hoy.

—Entonces, ¿qué ha pasado hoy que ha cambiado eso? —Bright se apoyó contra el brazo del sofá. Estiró las piernas, deslizando sus pies debajo de los muslos de Arthit. —¿Tuvieron una pelea?

—No. No en realidad. Le salpicó la sopa que le había preparado en la camisa, y le convocaron para una reunión de último minuto, así que me pidió si le podía llevar una limpia. Era casi el final de la jornada así que, cuando fui con Dae, me pidió que me quedara en su oficina para poder marcharnos juntos.

Bright se echó hacia delante. Sus cejas se fruncieron.

—Él no te está poniendo los cuernos, ¿verdad? Juró por Dios que si te está engañando voy a ir por él y voy a arrancarle miembro por miembro. Nadie pone los cuernos a mi mejor amigo. Te mereces muchísimo más que eso.

—No, no me está engañando. —Arthit sacudió la cabeza. —No tiene nada que ver con él y todo que ver conmigo. Él... hubo un incidente y su jefe lo siguió a su oficina y... él era uno de los tipos con los que salí en un par de citas como sugar baby. El espeluznante. El que me hizo sentir tan aterrado que te llamé desde el baño del restaurante en el que estábamos. ¿Te acuerdas?

—Lo recuerdo. —Bright no se relajó. —El imbécil que no dejaba de proponerte sexo. Ese era el que pensaba que te podría comprar por el precio adecuado, ¿verdad?

—Sí. —Arthit miró fijamente sus rodillas. Toda su confianza se había esfumado. —El que me empotró contra la pared después de nuestra segunda cita y me besó sin mi consentimiento. Ese desgraciado.

—Al que le pegué un puñetazo en la cara. —Bright sonrió de oreja a oreja. —Lo haría otra vez. ¿Te tocó?

—No me tocó, pero las cosas que dijo... —estas hicieron eco en la cabeza de Arthit , arrastrándolo a tocar fondo. Conseguirse daddys había sido una buena experiencia, excepto por Warut. —Él sabe. Kongpob sabe, quiero decir. Él- —Arthit dejó salir un suspiro de exasperación. —No lo sabía antes, pero con Warut allí, salieron cosas que no deberían haber salido, y ahora todo está arruinado.

—Eso es decir mucho. —Bright se relajó contra el brazo del sofá. —Sé que estás desilusionado, pero esa no es razón para perder la esperanza.

—Warut lo tergiversó para hacerme parecer una puta. —Arthit se llevó las piernas hacia el pecho y las abrazó. Cuanto más pequeño se hacía, mejor se sentía. —Incluso cuando me enfrenté a él y declaré que no lo era y nunca lo sería, siguió metiéndose y pinchando y retorciendo los hechos para hacer parecer que era esta... horrible puta.

—Yo no diría horrible...

Arthit echó una pirada de puro veneno a Bright y Bright se rio.

Bright se levantó del sofá, cerveza en mano, para atravesar la habitación y mirar por la ventana. Cuando se dio la vuelta, algo de la risa permanecía en sus ojos, pero la mayor parte se había disipado.

—Estaba bromeando. No eres una puta, Arthit . Tuviste un montón de citas con tipos desesperados. ¿Y qué? Uno de ellos pagó tu departamento. Uno te compró un coche. Uno de ellos pagó tú matricula. Suena como si aprovecharas al máximo tu tiempo sin hacer nada con lo que no te sintieras cómodo.

—Lo sé. —Arthit tomó otro trago de cerveza para mantener la boca ocupada. Las emociones turbulentas le hacían difícil hablar, y beber significaba que podía evitar las palabras mucho más tiempo. —Creo que ese es el problema. Yo lo sé, pero Kongpob no lo sabe. He estado cuidando a su hijo durante un mes, hemos estado compartiendo una cama y ahora, de repente, descubre esos sucios secretos sobre mí. ¿Puedes imaginar lo que debe estar pensando? Apuesto que piensa que me he vendido. Y entonces...

—¿Qué? —Bright arrastró una silla hacia el sofá, sentándose enfrente de Arthit.

—Él hiló esa historia que es totalmente falsa, donde me hacía parecer un cazafortunas usando a Kongpob por su dinero.

—¿Por qué demonios harías eso cuando eras un sugar baby? Los cazafortunas están un escalón por debajo de la jerarquía. Los hombres con los que saliste a citas como sugar baby sabían que no te acostarías con ellos y te pagaron de todas formas.

Arthit enterró la cara entre sus manos. En el calor del momento, las amenazas y las fieras mentiras de Warut lo habían sobrepasado. No había estado pensando correctamente. Si el Bright calmado, tranquilo y sensible hubiera estado allí, habría podido menospreciar a Warut. Arthit no tenía la capacidad de ser tan racional bajo presión.

Bright suspiró.

—¿Tengo que decirte que ruegues por su perdón y le chupes la polla o vas a ser sensato y le vas a hablar sobre tus problemas?

Arthit fijó la vista en sus rodillas. Fue premiado con otro suspiro.

—Arthit , sé que estás disgustado, y sé lo aterrador que debe ser, y lo desgarrador que es, pero... tienes que hacer eso. Si quieres quedarte con Kongpob, vas a tener que luchar por él. —Bright bebió de su cerveza, luego la dejó entre sus piernas. —Y sé que no es justo, pero algunas veces la vida no es justa. Si no luchas por esto, por el amor, ¿Por qué vas a luchar entonces?

¿Amor?

Arthit miró el cuello de su botella de cerveza. Echó la palabra en su cabeza, tratando en vano de desacreditarla. Se había enganchado de Kongpob desde la primera vez que sus caminos se cruzaron, pero ¿amor?

La sensación caprichosa e ingrávida que se extendía por su pecho y hacía que sus miembros se sintieran como si pudieran flotar no era producto de la lujuria. La forma en que Kongpob lo hacía sonreír con el simple hecho de existir no era un signo de afecto típico. Todas las veces que la mente de Arthit se había sentido atraída hacia Kongpob de la nada, y todas las pequeñas cosas que había hecho para beneficio de Kongpob desde que se mudó no se debieron a que Kongpob fuera su jefe. Todo era porque Arthit estaba enamorado.

Se ruborizó.

—Así que esto es lo que vas a hacer, —Bright tomó un buen trago de cerveza, luego tomó la botella y la dejó con firmeza sobre la mesa de café. El cristal tintineó con fuerza. —Vas a tomar el tiempo que te haga falta para recomponerte, pero no va a ser demasiado tiempo. Una tarde, tal vez durante la noche, pero no más de veinticuatro horas. Luego vas a ir a tu coche y vas a ir a encontrarlo. Vas a sentarte y vas a explicar lo que hiciste en el pasado y cuáles son tus planes para el futuro. Vas a desnudar tu alma para él. Y, ¿si él no quiere tener nada que ver en eso? Es su pérdida no la tuya.

—Sería mi perdida, también, —murmuró Arthit. —No quiero perderlo. Lo amo, Bright. Lo amo y amo a Dae, y quiero hacerlo funcionar. Si esto no hubiera pasado, podríamos haber sido una familia.

—Y todavía pueden ser una familia si eres lo suficientemente valiente para luchar por ello. —Bright se encogió de hombros. —No puedes elegir todo en la vida, pero siempre puedes tratar de dar la vuelta a una mala situación. Si no lo intentas, nada cambiará.

Arthit vio el valor de las palabras de Bright, y reconoció que era verdad. Asintió, más para convencerse a sí mismo que para expresar su conformidad.

—Así que, ¿cuál es el plan? —Preguntó Bright. —Dímelo y estaré allí lo mejor que pueda para darte apoyo.

—Creo que necesito quedarme aquí por la noche para asegurarme de que he superado esto. Por la mañana, iré a verlo. Necesito algo de tiempo para pensar sobre lo que realmente quiero y la mejor manera de obtenerlo. Y algo de tiempo para calmarme y recordarme a mí mismo que el pasado es pasado. No hice nada malo.

Bright sonrió.

—Suena bien. Sabes que tengo una habitación aquí para ti. Y no importa lo que pase, siempre estoy contigo.

—Honestamente eres el mejor.

Bright encogió los hombros.

—¿Para qué están los mejores amigos? Sé que tú harías lo mismo por mí.

No importa lo que sucediera entre él y Kongpob, Arthit no tenía nada que temer. Ya sea que encontrara a su familia con Kongpob y Dae, o si la encontraba en otro lugar, estaría bien.

Continue Reading

You'll Also Like

419K 66.8K 30
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
463K 64.7K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
4.4K 440 5
~*~ Dios no hizo otro como yo, que sepa amarte mejor ~*~ 2min Minho Taemin
12.7K 1.1K 12
Katherine Dashkov estuvo toda su niñez enamorada del único chico que jamás podría tener. A pesar de la diferencia de edad, ella decidió ser valiente...