Vida de Papá

By SingtuanKrist

15.5K 2.5K 67

Arthit está decidido a tener una vida respetable. Estudió una carrera y ahora está buscando empleo para demos... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Epílogo

Capítulo 22

431 73 3
By SingtuanKrist

KONGPOB

Arthit preparó el almuerzo de Kongpob. Kongpob no estaba acostumbrado a comer durante el día, pero la emoción de traer una pequeña nevera térmica con una comida preparada especialmente para él lo convenció de tomarse el tiempo para sí mismo.

No importaba lo molesto que se pusiera Warut. Kongpob merecía un descanso. Ahora que su vida hogareña estaba arreglada, tenía la fuerza para permitírselo.

No era un fracaso. Si la compañía de Warut se hundía o flotaba no descansaba todo sobre sus hombros. Había hecho todo lo que estaba a su alcance para que la empresa siguiera funcionando, y si nadie quería escucharlo o comunicarse con él para que siguiera siendo así, ese no era su problema.

A las dos de la tarde, Kongpob bajó sigilosamente a la cafetería para calentar su almuerzo. Arthit lo había mantenido fresco con algunas bolsas de hielo, pero estaban perdiendo el frío rápidamente y Kongpob no quería esperar más. Mientras su sopa se calentaba, se apoyó contra la pared y miró hacia el espacio en gran parte vacío. Las mesas largas con sillas adjuntas se colocaban en filas, como si volvieran a la secundaria. Las pocas personas que comían lo hacía tan lejos unas de otras como podían y manteniendo sus ojos para sí mismos.

No solo los ejecutivos de arriba sentían la presión, parecía que el personal del nivel inferior también lo estaba sintiendo.

Cuando el temporizador pitó, Kongpob abrió el microondas. Levantó el cuenco que tenía su sopa, con la intención de dejarlo en la encimera, pero estaba ardiendo. Con un pequeño siseo soltó el cuenco de nuevo en el microondas. Algo de la sopa salpicó en su camisa.

Caldo de tomate.

Perfecto. Esto no va a salir en los próximos minutos.

Kongpob suspiró y tomo papel multiusos. Limpió el desastre lo mejor que pudo, pero la mancha naranja no iba a salir sin lavarla.

No se podía hacer nada ahora.

Con la bolsa aislante en una mano y un montón de toallas de papel en la otra, Kongpob sacó la sopa del microondas y la llevó a una mesa cercana, respetando el espacio personal de quienes ya estaban comiendo.

Se sentó a comer.

En la tranquila cafetería, Kongpob tuvo tiempo de pensar. Contempló la naturaleza de su estrés, remontándolo no solo a Warut , sino a sus propios complejos. Había algo de verdad en lo que Warut decía, le gustara o no. Tal vez estaba demasiado atascado en sus maneras. Kongpob metió la cuchara en el plato, removiendo las verduras.

Si estaba atascado en sus maneras, al menos tenía una razón para ello.

El fuerte declive de la empresa correlacionaba con su permiso de paternidad no remunerado, y para él, señalaba una clara falta de liderazgo crítico. Warut era responsable del bienestar de su propio imperio. Si no tenía los conocimientos necesarios para utilizarlo, no era problema de Kongpob.

Cuando terminó su sopa, Kongpob había encontrado su centro. Su estrés se desvaneció.

Había mucho trabajo por hacer y no estaba de acuerdo con los planes que los otros ejecutivos estaban poniendo en la mesa, pero al final, no era su responsabilidad. No era el director ejecutivo. Hasta que lo fuera, decidió no dejar que esos problemas lo afectaran. La vida era demasiado corta para estar preocupado todo el tiempo, y Dae necesitaba un padre que fuera feliz, no uno que se encaneciera a los treinta porque se preocupaba demasiado por su trabajo.

Contento, Kongpob recogió y salió de la cafetería. El resto del día no se sentía tan desalentador ahora que se había enfrentado a sus demonios. Lo haría lo mejor que pudiera. Escucharía a las personas con las que trabajaba. Seguiría adelante con los planes, incluso si no estaba de acuerdo con ellos.

Pero lo más importante, sería feliz Dae se lo merecía. Arthit también.

Un correo electrónico de Warut llegó a la bandeja de entrada de Kongpob a las cuatro menos cuarto. Kongpob hizo clic en él temiendo lo que decía, pero para su sorpresa, descubrió que el contenido era estándar. Warut le estaba pidiendo que se presentara en una hora para una breve reunión con el equipo.

No era un problema.

Excepto por la camisa.

Kongpob miró la mancha naranja brillante. No estaba en un lugar donde pudiera esconderla con la corbata, y su chaqueta de traje tampoco iba a hacer el trabajo. La única solución sería cambiarse de camisa, pero tenía algunos proyectos que terminar antes de poder dejar la oficina.

La solución era sencilla. Kongpob desbloqueó el teléfono y mando un breve mensaje a Arthit.

Hola, ¿puedes traerme una camisa limpia? Manché de sopa la mía.

La respuesta llegó rápidamente.

Patoso.;) Dae y yo estaremos en un momento.

Arthit tenía la dirección del edificio en caso de emergencia, y era un trayecto lo suficientemente rápido desde la casa que Kongpob estaba seguro de que llegaría con mucho tiempo de sobra. Mientras esperaba,

hizo una llamada a la recepción para decirles que esperaran a Arthit y Dae , luego bajó la cabeza y volvió al trabajo.

Veinte minutos antes de la hora programada para la reunión, Kongpob recibió una llamada de recepción. Arthit y Dae habían llegado.

Kongpob no perdió tiempo en dejar la oficina. Tomo el ascensor hacia la planta baja, y cuando las puertas se abrieron, allí estaban los dos hombres más importantes de su vida.

Arthit sonrió. Tenía funda de plástico colgando de una mano y la sillita de coche de Dae en la otra.

—Hola, patosillo, —Arthit dijo juguetonamente. —He oído que necesitas un cambio de ropa.

—Has oído bien. —Kongpob hizo un gesto con la cabeza hacia el ascensor. —Entra. Déjame llevarte a mi oficina. El trabajo de hoy casi está hecho, así que podemos marcharnos juntos.

—Conduje. —Arthit entró en la cabina a pesar de todo. — Saldremos juntos, pero tendremos que separar nuestros caminos para ir a casa.

—Nos seguiremos. No pasa nada.

El ascensor no se detuvo de camino al piso de Kongpob. Cuando las puertas del ascensor se abrieron, Kongpob guió a Arthit por el pasillo y atravesó la puerta de su oficina. Todas las oficinas de los ejecutivos estaban ubicadas en el mismo piso y la reunión estaba programada para celebrarse al final del pasillo.

Kongpob cerró la puerta y se quitó la chaqueta y la camisa. Arthit tomo la camisa sucia y la metió en la bolsa de pañales que colgaba de su hombro. Kongpob se abrochó la camisa limpia, la estiró bien, se aseguró de que la corbata y el cuello estuvieran colocados correctamente y luego se volvió a poner la chaqueta. Cuando terminó, besó a Arthit dulcemente en los labios.

—Volveré pronto.

—Te esperaremos aquí, —Arthit prometió. —Si la reunión dura más de una hora, ¿crees que puedes tomar un momento para decírnoslo? ¿O enviarme un mensaje? No quiero estar aquí esperando durante horas y horas.

—Por supuesto.

Kongpob no pensaba que tomaría tanto tiempo. Los nuevos ejecutivos estaban ansiosos por llegar a casa a tiempo, y faltando solo quince minutos para terminar la jornada, Kongpob no podía ver que la reunión se prolongara durante mucho tiempo. Sería una comprobación rápida con poco complemento.

Estaba bien con eso.

—Hay algunas hojas que no sirven por si te aburres y quieres hacer dibujos. —Kongpob pasó las manos por su chaqueta para asegurarse de que todo estaba en su lugar, luego puso la mano en el picaporte. — No toques nada que parezca importante, pero siéntete libre de tocar todo lo demás.

—Esa es mucha responsabilidad. —Arthit sonrió. —¿Realmente confías en mí para no arruinar tu oficina?

—Mantengo los documentos más importantes y confidenciales bajo llave. Todo lo que esté al alcance de tu mano puede ser fácilmente copiado o reemplazado.

—Si tú lo dices. —Arthit se rio. —Ponte en marcha. No quieres llegar tarde, ¿verdad?

—Estoy en camino. —Kongpob abrió la puerta, pero se detuvo antes de atravesarla. En cambio, miró a Arthit, empapándose en la forma que el sol hacía brillar su pelo y resaltaba su hermoso rostro. — ¿Qué te parece si organizamos una noche tranquila? ¿Un poco de vino, una película y de ahí a acurrucamos juntos en la cama?

—Sí a todo. Ahora vete. Podemos hablar de ser adorables y románticos el uno con el otro cuando vuelvas, ¿ok?

—Ok. —Kongpob sonrió. Tener a Arthit en la oficina eliminaba la presión que Warut ponía sobre sus hombros. Ya nada parecía tan serio ahora que tenía a alguien al que adoraba tan cerca. —Volveré pronto. Kongpob cruzó la puerta y la cerró detrás de él. Caminó por el pasillo. La sala de juntas no estaba demasiado lejos y llamó cortésmente antes de entrar.

Warut estaba sentado en la cabecera de la mesa de conferencias, pero nadie más había llegado. Kongpob frunció el ceño, pero no dejó que le afectara. Cerró la puerta detrás de él y fue a sentarse cerca de Warut.

—Gracias por venir. —La voz de Warut era cordial. Kongpob esperaba que eso significara que había arreglado lo que le estuviera molestando los últimos meses. —Sé que las reuniones de último minuto nunca son divertidas.

—No me importa, pero parece que a los otros si lo hace, por lo que se ve. —Kongpob señaló los espacios vacíos. —Nadie ha venido todavía.

—No vendrá nadie más. En esta reunión somos solo tú y yo. —Warut juntó los dedos con las palmas encima de la mesa.

A Kongpob se le formó un nudo en la garganta. Frunció el ceño.

—¿No va a venir nadie más?

—No. No les atañe a ellos. Me temo que tenemos algunos problemas que tenemos que resolver por nuestra cuenta, y creo que apreciarás que no haya nadie más para presenciar la conversación.

Este no era el tipo de reunión para el que Kongpob se había preparado. Se encontró desorientado.

—Uhm... De acuerdo. —Kongpob asintió. No sabía que otra cosa hacer o que decir. No era como si pudiera marcharse. —Vamos a hablar.

Warut se aclaró la garganta, luego se sentó un poco más derecho, como si tuviera algo muy importante que decir. Kongpob se aferró a la esperanza de que fuera algo positivo. Con una historia familiar tan llena de baches como la suya, había bastantes razones para tener una larga charla. Warut podría haber decidido que era el momento de poner fin a la mala sangre entre sus familias de una vez por todas.

—No está funcionando, —Warut dijo, destrozando la esperanza que tenía Kongpob. —Puse un plazo de un mes. He tratado de hablar contigo. He estado observando tu progreso y controlando las cosas que hacías durante el día, lamentablemente, lo que he visto no es alentador. No estás adaptándote a nuestro nuevo modelo de trabajo y no estás haciendo un esfuerzo por ser parte del equipo. Nuestras estimaciones trimestrales han caído desde que volviste al trabajo. Creo que estás tan entusiasmado con la idea de la paternidad que ya no puedes centrarte en la empresa... de modo que la empresa ya no se centrará en ti.

Kongpob estaba demasiado atónito para hablar. Veía a donde quería llegar Warut, pero no podía creerlo.

—Con fecha efectiva de hoy, ya no estás en nómina. Siento tener que hacer esto, pero nos beneficia a todos. Puedes enfocarte en ser padre y la compañía puede enfocarse en recuperarse de la crisis económica en la que nos has metido.

No. Tú no me estás haciendo esto. No es justo.

—Nunca he recibido ningún aviso. —Kongpob se negaba a dejar que el miedo y la consternación se mostraran en su rostro.

—Se te han dado multitud de avisos. He hablado contigo sobre tu rendimiento antes. Has sido una decepción desde que regresaste del permiso de paternidad, y cuando te equivocas tanto como lo has hecho, tus errores cuestan millones. No puedo permitirme tenerte aquí más tiempo.

—Soy el único que mantiene esta compañía a flote.

—Tú eres el ancla que nos arrastra al fondo, —espetó Warut. — Puedes discutir conmigo hasta que se te ponga roja la cara, pero eso no va a cambiar nada. Tienes que recoger tu oficina y salir de aquí. Ya no hay sitio para ti.

¿A esto era a lo que habían llegado? Los celos de Warut se habían vuelto tan dominantes que estaba cegado a la verdad. No importaba lo que Kongpob dijera o hiciera, Warut no escuchaba razones. Se había convencido a sí mismo de que Kongpob no era bueno y necesitaba dejarlo

—Tienes que irte, vuelve a tu escritorio y lárgate. Se alertará a seguridad de que ya no eres un empleado, y si te ven tratando de volver a este edificio, de detendrán y te escoltarán hacia la salida.

La dura realidad de esta situación golpeó con fuerza. ¿Cómo iba a mantener su familia? Dae necesitaba dinero para su fondo universitario. Había una hipoteca que pagar. Y el sueldo de Arthit...

El mundo por el que Kongpob había luchado tanto por construir se derrumbaba delante de él, y no había nada que pudiera hacer para mantenerlo de una pieza.

—Tienes veinte minutos antes de que llame a seguridad, —dijo Warut. Hizo un gesto hacia la puerta. —Toma tus cosas y lárgate.

Continue Reading

You'll Also Like

12.7K 1.1K 12
Katherine Dashkov estuvo toda su niñez enamorada del único chico que jamás podría tener. A pesar de la diferencia de edad, ella decidió ser valiente...
461K 64.3K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
18.7K 2.2K 30
Min Yoongi nunca pensó en su cara de bebé como el mayor de sus problemas. Claro, había llegado a considerar la cirugía plástica un par de veces a lo...
513K 26.2K 36
" - No pienses,no dudes, solo... actúa. Esas son las palabras que nos han metido en la cabeza desde q...