𝐀𝐬𝐡𝐄𝐢𝐣𝐢 - N̶o̶t̶ ~𝙹𝚄...

By BananaLivie

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~Situaciones entre Ash y Eiji subidas de tono~ • Esto no tiene orden. • Sólo situaciones del día a día que te... More

Primera vez. ¼
Relajando al "jefe"
Mi excepción. (1/2)
Mi excepción. (2/2)
Sólo para ti.
Borrachos y ✨descubriendonos✨
Peticiones abiertas.😈✌🏼
Papi Aslan.
Felación // Control
En cuatro
~Necesitado~
"Castigo"
Extrasensorial
✨Cabello✨
A escondidas✨ 2x1
✨Especial✨
Video📷
✨Primera vez✨
Bondage
SEXOOO
¿Una sola noche?
couple
embarazados
Trans boy
✨Punto P✨

¿regalo?

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By BananaLivie

Estar en un bar no era su estilo, menos en ese tipo de bares.

Era su cumpleaños número 22 y sus amigos le llevaron a un lugar especial y un poco extravagante para celebrar su día. Amigos era decir mucho, eran hijos de empresarios amigos de su padre e iban juntos a la misma universidad, así que se frecuentaban bastante.

La discoteca era discreta y elegante por donde la vieras, más era exótica para el ya que había hombres y mujeres bailando alrededor de todo el lugar. Tenían poca ropa y eran extremadamente bellos en todo aspecto. No es que fuese un mojigato, pero no le encantaban esos lugares. Apreciaba el detalle de sus compañeros pero era demasiado para el.

Entraron a la zona VIP con sólo mirarlos, un Golzine allí que tenía acceso ilimitado. Leonardo Golzine era quien les dió el acceso con sólo su rostro, todos en ese lugar sabían que sería su futuro jefe.

— Pide todo lo que quieras, Eiji. Eres el festejado este día. — dijo Leo con una sonrisa bajo las luces y música estridente.

— ¿Quieres que un chico te baile? Hay muchos lindos en este lugar. — siguió otro chico.

— Estoy bien, gracias. Sólo quiero una margarita. — pidió al mesero que se acercó a su mesa.

— No seas tímido, sabemos que todos tenemos un animal dentro, déjalo salir al tuyo en tu día. — ánimo otro castaño. Estar rodeado de herederos de fortunas seguía siendo extraño y eso que nació allí mismo.

— Ya te decinivirás en un rato, los tímidos son los peores. — aseguro Leo. — Traenos dos botellas del whisky más caro.— pidió serio.

— ¿Desde hace cuánto te gustan los hombres? — preguntó Jackson con interés.

— Supongo que desde siempre... no lo sé. — esas preguntas siempre eran incómodas si venían de ellos. Bebió su margarita intentando aligerarse y mirar a algún lugar donde no hubiese tetas o bultos moviéndose.

— Tu padre aún no lo sabe, ¿cierto? — preguntó Leo ahora.

— No, se volvería loco. Igual lo sabra en algún momento, quien sabe. — se dió cuenta la forma misteriosa en la que los chicos de la mesa se miraron entre sí y le dió escalofríos.

No sabía si fue buena idea platicarles sobre aquello, sólo que no tenía a nadie más con quien abrirse.
Ellos siempre respetaron su orientación, de hecho Leo era Bisexual.

— Da igual, seguro lo aceptará, no es para tanto. —

— Sí, sino lo hace sabes que nos tienes a nosotros. Cualquiera aquí te podría dar trabajo y listo. —

Eso fue lo último que entendió al 100% en la noche, después la música se volvió más alta y las luces se apagaron. Había comenzado el show de la noche, un chico rubio de ojos verdes jade salió al escenario a hacer una rutina de pole dance muy bien ejecutada, tenía la gracia de un cisne al moverse. Era bueno.

Observó atentamente los movimientos del chico, primero con algo de vergüenza ante la poca ropa que portaba el rubio. Más después fue evidente su atención, no le tenía morbo o algo parecido, simplemente le parecía preciosa la forma en la que bailaba. Era bastante bonito y habilidoso. Muchos hombres gritaron como animales en celo cuando le vieron salir, seguro era uno de los favoritos pues se notaba que muchos le esperaban.

En menos de dos minutos todo el escenario a su alrededor estaba lleno de billetes, la expresión del joven era sensual y seria, hasta gatuna se podría decir. Se movía alrededor de una barra de metal que acariciaba con delicadeza y sensualidad, bailaba por el piso y hacía técnicas complejas en el tubo.
Tembló cuando sus miradas se cruzaron y este le sonrió coqueto, el espacio VIP daba directo al escenario y este seguro podía verlo bien.
Se sintió tímido ante el escrutinio de las orbes jades, parecía tan seguro y lleno de carácter, todo lo que a el le faltaba, el rubio parecía poseerlo de sobra.

Ojalá el pudiese moverse de esa forma tan segura y practicada sin perder la elegancia que poseía. El contacto sólo duró un momento, escucho a uno de sus amigos levantarse más no presto mucha atención a esto, no podía despegar su vista del hombre de piel pálida. Se quedo estático hasta que la presentación terminó, sólo para salir del trance del que estaba y pedir un cóctel de vodka y frutas.

Leo volvió un rato después como si nada con una sonrisa autosuficiente, un rato, después de unas copas y risas entre sus compañeros fue al baño un momento.

Cuando regresó comenzó todo el desastre que debió esperarse.

— Anda, Eiji. Acompañanos. — ánimo Jackson. Esa sonrisa no le gustaba.

— No tengo idea qué tienen en mente, pero desde ahora digo, no gracias. — intentó sentarse de nuevo, más fue detenido por Leo.

— No te he dado mi regalo, Eiji. Anda, esto me costó mucho, no lo rechaces. No le hagas esto a tu amigo. — más que pedirlo parecía una orden. ¿Por qué siempre tenía que ceder?

— ¿A dónde me llevan? — preguntó confundido cuando caminaban por un pasillo con luz roja, había muchas puertas en los laterales y la música cada vez se escuchaba menos.

— Te dije que era tu regalo, entra allí y no salgas hasta que hayas terminado. Tienes hasta que cierren este lugar en seis horas. Suerte. — así fue como lo aventaron dentro de la habitación y cerraron. ¿Wtf?

— ¡Chicos! Esto no es gracioso, déjenme salir. No quiero ningún tipo de regalo, venir aquí ya fue mucho. ¡Chicos! — golpeó la puerta algo molesto, no quería estar allí.

— ¿Ni siquiera a mi? — una voz algo grave sonó detrás suyo, no, no, no...

....

Dentro de poco era su turno y tendría que salir al escenario, maldita sea, esto otra vez. Estaba cansado. Su día había estado ocupado, más sabía el dinero que el club le daba, tenía que hacerlo.

Se baño y vistió para la noche, escogió sin cuidado cualquiera de sus vestuarios. Al final terminó con un conjunto en color negro con blanco, eran unos boxers ajustados y un crop top bi color algo suelto, se colocó aretes fáciles de manejar y salió descalzo, no tenía ganas de lidiar con plataformas. Sus pies estaban cansados.

Sólo deseaba volver a casa con su pequeño Jade que seguramente lo esperaría dormidito entre sus peluches. Solamente eso le mantenía cuerdo, su retoño de ojos verdes que gritaba "¡Papi!"  de emoción cuando llegaba a la casa. Por suerte Shorter le cuidaba esta noche.

Estiro su cuerpo antes de salir, repasaba la rutina en su cabeza, aprendida y perfeccionada.
Se metió en su papel de bailarín exótico, aplicó polvo especial en sus manos y entró con lentitud.

En medio de la rutina fue que lo vió, un chico joven de rasgos asiáticos le miraba desde el panel Vip, su mirada no era morbosa o caliente. Parecía analizar su baile con detalle e interés, le causó un poco de ternura lo incómodo que lucía. No era de asistir a lugares así.
Cuando logró cruzar sus miradas le sonrió, encantado por poner nervioso a los hombres.
Siempre podías intimidar a los tímidos que no tenían mucha seguridad en sí mismos.

Término su rutina con un buen sabor de boca, buscando con la mirada al asiático rodeado de amigos. Parecían de esos mocosos ricos hijos de papi que salían a divertirse.
Más el chico parecía aburrido e incómodo mientras bebía y miraba a todos los lugares, sólo deteniéndose en los bailarines hombres con más curiosidad que gusto.

Se iba a arreglar rápidamente para volver a casa cuando la sub gerente se le acercó.

— Ash, tienes un privado y la noche pagada. Habitación 69. — ordenó la mujer en tacones.

Maldijo en su cabeza y mandó un mensaje a su mejor amigo, avisando que no llegaría temprano como pensó, algo decepcionado por no poder dormir tanto tiempo al lado de su dulce hijo.
Así era ese trabajo y lo debía, aunque no terminaba por acostumbrarse.

Se arregló de nuevo, esta vez teniendo que hacerse una lavatiba para estar listo para noche. Vistió con un conjunto diferente y un poco más sexy, esta vez era un conjunto de boxers ajustados con ligas en las piernas y un top de encaje del mismo color. Tomó su bolso deportivo y salió en bata hacia el lugar, conocía bien aquella habitación.

Espero un poco de tiempo y aprovecho para tomarse un shot de tequila para relajar su cuerpo cansado, mínimo aquello le aseguraba más ganancia y llevaría a su pequeño al parque de diversiones, además de comprarle un poco de ropa que hace poco había visto. Sin contar con que adelantaría dos meses más de su colegio.

Al parecer el hombre venía tarde, más no le importaba. Mejor para el, menos tiempo de follar. No deseaba aquello, más era su trabajo.

Casi se paraliza cuando notó como el chico asiático de hace un rato es aventado dentro de la habitación. Era su cumpleaños, la gerente se lo dijo. Sonrió ante el chico tembloroso que gritoneo hacia sus amigos, el no era de este tipo de lugares.
Menos mal, eran mejores los primerizos. El sexo era más suave y delicado.

...

— ¡Chicos! Esto no es gracioso, déjenme salir. No quiero ningún tipo de regalo, venir aquí ya fue mucho. ¡Chicos! — golpeó la puerta algo molesto, no quería estar allí.

— ¿Ni siquiera a mi? — preguntó con voz suave, profunda y practicada.

Eiji volteó lentamente, sin poder creer que el hombre hermoso de hace rato estaba allí sentado con las piernas cruzadas.

— Amm... ¿tu eres? — preguntó sintiéndose estúpido. ¿Qué podía decir?

— Mi apodo es Ash, un placer. — saludó levantándose lentamente del mueble. Olvidó ponerse las plataformas, improvisaría de esa forma

— Soy Okumura Eiji, un gusto. — oh, oh. No debía decir su nombre, ¿cierto? Era un tonto.

— Está bien, todo esto es confidencial. No diré nada, Eiji... — al acercarme me dí cuenta que era más bajo que yo, genial, que caliente era esto.

— Gracias... — no sabía qué hacer, quería irse a casa.

— No seas tímido, ven a sentarte. — invitó tomándolo de los hombros y jalando al japonés al sillón central. Era uno cómodo y grande.

Pensó en qué hacer y sabía más o menos con qué podía alargar esto. Bailaría para el un rato, lo había mirado con atención, quizá le excitaba eso aunque no parecía muy ansioso en ese aspecto.

Se atrevió a masajear sus hombros cuando este tomó asiento, sintiéndo lo tenso que este se ponía. Bajo las manos por sus brazos y se acercó a su rostro, el no daba besos así que solamente era para provocarlo.
Sonrió cerca de sus labios y se alejó para subir a la tarima. Tomó polvo y puso en poco el tubo, con doble sentido claro. Palmeo sus muslos para quitar el exceso, ni siquiera se notaba que lo había hecho de lo pálidas que eran sus piernas.

Puso play a una playlist que tenía lista para sus privados y comenzó el baile, subió al tubo e hizo algunos pasos que le gustaban y facilitaban. Disfruto un poco d la expresión nerviosa y avergonzada del chico, parecía tan tímido que casi tapaba su rostro con la manos.

Eso lo impulsó a moverse más atrevidamente, hace mucho no tenía sexo y su entrepierna lo resentía. ¿Qué podía decir? Eiji era de sus pocos clientes que eran así de atractivos, incluso se atrevía a decir que este era el más lindo, y que este fuese tan tímido no ayudaba. Tenía una debilidad hacia los primerizos.

Gateo hasta estar entre las piernas del nipón y sonrió antes de restregar su rostro contra su muslo. El jóven automáticamente abrió más sus piernas.

Acarició estas y subió para sentarse de espaldas a el, directamente en su bulto. Movió sus caderas, no le gustaba mucho ser pasivo, pero era para lo que le pagaban.

Ver al rubio bailar era cautivador, era alguien tan bello que lucía inalcanzable y angelical. Admiraba su fuerza física para soportar todo aquel esfuerzo sin perder la gracia y delicadeza de sus movimientos, todo bien hasta allí.
Sintió el ambiente cambiar con la música, el rubio mostrándole su trasero era algo extraño, no decía que no fuese lindo, más no había experimentado nada como eso antes.

Cuando gateo ante el supo lo que venía y no estaba seguro de querer avanzar. No tenía mucha experiencia sexual, sólo un par de veces y siempre había sido...
Abrió las piernas ante el toque, ahora sí sintiendo un tirón en su entrepierna. Casi jadea ante el contacto de los glúteos contra su entrepierna, la cintura de Ash es delgada y masculina, además que se mueve espectacular.

No podía ni tocarlo, sus manos picaban por tomar su cadera y ayudar a aumentar el roce, más no podía.
Soportó las ganas disfrutando de como su miembro se endurecia mediante el movimiento, juro escuchar al rubio jadear mientras se tomaba de sus piernas y aumentaba la velocidad.

— Puedes tocarme si quieres, Eiji... — ánimo entre jadeos, estaba poniéndose muy duro ante el vaivén de sus entrepiernas rozar y los gemidos bajos del extranjero no ayudaban.

Sintió sus caderas ser tomadas, las manos llenas de delicadeza. Estas bajaron para apretar sus muslos, subían y bajaban lentamente mientras el seguía provocando el vaivén. En un momento el japonés apretó sus glúteos, sentía la erección mediana entre estos por encima de la lencería y con sólo eso ya quería gemir, nunca se sintió tan fácil como esa noche.

Decidió voltear y montarlo, necesitaba ver su rostro sonrojado y sudoroso.
Acomodó sus piernas apretando los muslos ajenos y siguió el roce un poco más, quería disfrutar y excitar a ambos hasta su punto alto. Entre más estimules, el sexo es mejor.
Acarició los hombros del muchacho bajo de el, adorando como este se iba relajando conforme la excitación. Miraba su cuerpo con atención, pasando su mirada desde su rostro que seguramente estaba rojo, hasta llegar a su entrepierna dura que ya había manchado sus boxers rojos.

— ¿Quieres cogerme de esta forma o vamos a la cama? — notó como este se sonrojaba más, a la mierda.

Se paro solamente para dejarse caer entre las piernas del nipón y desabrochar sus pantalones de tela fina. Este vestía un traje informal y se veía exquisito.
Retiró completamente las prendas hasta tirarlas a un lado y comenzar a besar las piernas morenas y marcadas que Eiji poseía. Se apresuró pues deseaba bastante chupar el pene del este, raramente se sentía muy deseoso de follar con ese hombre.

Subió por la entrepierna para llegar directamente a los testículos para comerlos un poco y subir al falo. Lamió las venas notorias con abundante saliva, escuchando gemir alto al japonés. Trago completamente el miembro con algo de experiencia, apretando en zonas indicadas como detrás del glande. Mientas tanto comenzó a estimularse a si mismo para lo que vendría.
Lamió todo el liquido agridulce que salió de la punta y siguió estimulando.

Cuando sintió que ya estaba demasiado duro, lo sacó de su boca, no quería que acabara aún. Montó de nuevo al chico y tomó un condón y el lubricante, aquí íbamos.
Colocó el condón en el pene contrario y agregó una gran cantidad de lubricante para después sentarse encima del pene, dirigiéndolo a su entrada. No dolió y era una suerte, quizá era porque estaba muy excitado, movió sus caderas en vaivén y después en circulos.
El chico japonés gemía apenas tocándole las piernas con una expresión de placer absoluto, al parecer no era el único que se divertía tanto.

Comenzó a dar bronquitos tomándose de los hombros ajenos, dios el pene el chico golpeaba exactamente su próstata era delicioso. El pene completamente duro formaba una ligera curva y eso dentro suyo golpeaba la zona correcta.
Gimió alto al sentir su punto de placer ser golpeado por el glande gordo y acolchonado. Su pene le encantaba, escajaba bien su interior.

Movió aún más sus caderas, fue cuando el nipón se fue directo a sus pezones para lamarlos encima de la tela de encaje al tiempo que tomaba sus glúteos y los abría para penetrar más hondo, eso lo llevó a la gloria y pensó que era tímido, ahora el se lo estaba follando duro mientas lo abrazaba.

No supo como, pero sin pensarlo mucho se lanzaron a besarse cuando conectaron miradas. Metió sus manos en el cabello negro abundante, disfrutando la sedocidad de este. Gimió en el beso cuando el nipón abrazo su estrecha cintura para abrazarle entre el beso, pegandole a el completamente para tomar su pene entre ambos cuerpos y masturbarlo. Era maravilloso, se sentía en las nubes cada que movía forzadamente sus caderas cansadas.

Soltó maldiciones cuando no logró seguir el beso, el placer le nubló la mente, no podía hacer más que moverse buscando su extasis. Adoro cuando su cuello fue besado con posesión, brindándole escalofríos ricos por todo el cuerpo.

Cambiaron de posición, lo primero que hizo fue ponerse en cuanto contra el sillón, levantando su trasero para recibir de nuevo al japonés. Dios, hace mucho no follaba por gusto y lo disfrutaba tanto, al inicio creyó que era otro día de sexo forzado y plano, más ahora estaba gimiendo como gato en celo contra el sofa.

Sintió sus mejillas traseras ser besadas delicadamente para después recibir la erección más dura que antes restregandose entre sus glúteos.

— Cambiaré el condón. — avisó demasiado excitado, se sentía como un animal.

Penetró lento cuando cambio el látex, no era muy bueno en esto más lo intentaría. Tomó las caderas y abriendo los glúteos un poco, daba estocasas seguidas. La espalda del rubio era preciosa y estaba delineada por el ejercicio, adoraba como gemía alto y grave ante sus movimientos, el seguía aunque la cadera le dolía, se sentía demasiado bien.

Era la primera vez que era activo.

Apretó con deseo los glúteos, tenía un trasero muy bonito y dotado. Sintió una de sus muñecas ser apretadas.

— Sigue así, me voy a correr. — pidió el rubio. — Justo así, más duro. Cogeme fuerte, Eiji. — gimió alto.

Apretó más la cintura, pasando una de sus manos por la espalda ligeramente sudada y sensual. El también se correría pronto. Recordó como le gustaba correrse, de hecho hacía todo aquello porque sabía que se sentía bien. Puso un poco de lubricante en su mano para tomar el miembro ajeno y masajearlo mientras daba estocadas duras y secas contra los glúteos, sintió a Ash tensarse y callarse un momento para después correrse fuerte contra su manos. Apretó su interior deliciosamente por el orgasmo y dando un par más se corrió en el condón mientras soltaba su último gemido largo.

Apretó las piernas temblorosas, mirando hacia atrás. El japonés le había dado uno de sus mejores orgasmos, se suponía que el cliente debía correrse primero y era lo importante, más se regocijo tanto en el placer que olvidó por completo que era su cliente, sintió que fornicaban como cualquier persona con otra en un hotel de paso.

Se sentó en sus chamorros, mirando como el hombre sentaba al lado suyo, aún con la camisa puesta. Se acercó para ayudar a quitársela y susurrarle mientras dejaba besos en su cuello.

— ¿Una segunda o quieres ducharte ya? — preguntó aún caliente, no tendría problema con dejarse follar otra vez, su interior se sentía sensible. El chico asintió cansado y completamente rojo, así que volvió a preguntar.

— ¿Nos duchamos juntos en el jacuzzi? Tenemos tiempo. — propuso sonriente, honestamente ya necesitaba tener buen sexo para relajarse.

Más tarde ya estaban dentro del agua, disfrutando la temperatura calida y burbujas que este producía. Sin pena alguna se acerco al asiático y comenzó a besar detrás de su oreja, ¿cuál vergüenza iba a tener? Hace apenas unos minutos le había visto hasta el alma.
Sintió su espalda ser acariciada y sonrió, las manos de Eiji eran suaves y tocaban de forma delicada su cuerpo.

— No entiendo qué haces aquí, eres realmente precioso, Eiji. — confesó mirándo los ojos oscuros y profundos. Eran más grandes de lo normal para rasgados.

— Lo mismo puedo decir de ti. Eres tan hermoso como un ángel. — contestó bajo.

Volvieron a besarse, esta vez más lento y profundo, se sentía muy bien besarse de esa forma.
Bajó la mano, buscando su objetivo. Cuando lo encontró lo apretó y masturbo lento, disfrutando de como pasó de estar suave a duro. Eiji gemía bajo sin despegar la mirada de sus ojos como el.
Metió los dedos de su otra mano a su parte trasera, seguía dilatada y sensible. Volvió a subirse lento encima del japonés, penetrandose con ayuda del chico bajo de el.

Estaba gustándole mucho penetrar a Ash, se sentía apretado y caliente, además que este se movía como los dioses. Igualmente se preguntó si podrían cambiar en un rato, el también deseaba estar abajo.

Acarició el cuerpo tan atractivo, a la altura de las costillas del rubio tenía un lindo tatuaje, un par de ojos verdes con el nombre Jade debajo; pasó su mano por la zona apreciando el bien trabajado cuerpo. Nunca creyó que alguien podía verse tan sexy al estar completamente mojado. Beso los hombros pálidos mientras disfrutaba de los controlados saltos encima suyo, apretó los pezones rosados y erectos mientras los brincos eran más rápidos, jadeo cuando sus miradas volvieron a conectarse, jamás había tenido una vista tan caliente.

Se besaron intensamente, temió resbalarse al sentir que cambiaban de posición y se separó al no entenderla. Más comprendió cuando el bailarín se dió la vuelta, acostándose boca abajo en un espacio del jacuzzi que era para sentarse. Se acomodó como pudo, tomándose de uno de los laterales penetró duramente, haciéndolos gemir a ambos. Acarició la esbelta espalda con una mano, disfrutando de lo larga y bonita que era. Sintió que se correría de nuevo y aceleró su cadera sin experiencia.

— Justo así, Eiji. ¡Agh, dios! — gritó al sentir como el glande ajeno golpeteaba su próstata con insistencia. El asiático tenía el tamaño justo para llegar a esa zona con asertividad. Lo último que sintió fue como uno de sus glúteos era manchado por la viscosa esencia del desconocido y como su propio semen caía a chorros en el agua del jacuzzi. Fue maravilloso, pocas veces lograba correrse con penetración.

— Dios, Ash... — suspiró sin dejar de acariciar una de las piernas ajenas.

— ¿Quieres seguir? — preguntó sonrojado, y es que el sí deseaba volver a correrse, podían seguir así toda la noche.

— ¿Quieres? — cuestionó con voz extrañada mientras veía al ojiverde darle la cara de nuevo.

— Follaría contigo toda la noche sin parar. — confesó al japonés y vaya que le hacía falta un buen sexo con alguien que le gustara. Sino reconociera aquellas paredes incluso podría olvidar que le estaban pagando por acostarse con el pelinegro tan hermoso que tenía enfrente.

Masajeo el bulto contrario que yacía dormido y sin vergüenza se dejo caer en sus rodillas, sólo para comenzar a besar los muslos de nuevo.

— Ash... ¿te gustaría que ahora tu estés arriba? Digo, es que yo... usualmente soy pasivo, esto es extraño. Me duele la cadera. — aceptó riendo ligero.

Su pene pegó su respingo cuando escuchó aquello, ¿Eiji era pasivo? Ni siquiera lo notó, creyó que quizá era tímido e inexperto, había estado con varios vírgenes pero... ¿pasivo?
Eso sí que lo excito. Claro que le gustaba estar abajo de vez en cuando, pero prefería mil veces ser activo. Así que cuando el japonés le comentó aquello se levantó inmediatamente para atacar la boca hinchada del contrario.

Peinando sus cabellos negros mojados hacia atrás para destapar su rostro y mirar su belleza sin impedimento. Los rasgos asiáticos siempre le parecieron muy atractivos. Sonrió cuando el chico le siguió el ritmo, levantándose junto con el y abrazándose a su espalda, Eiji era muy apasionado y eso comenzaba a gustarle.

Sin importarle lo mojados que estaban tumbo al moreno en la cama, subiéndose encima suyo y besando su cuello aterciopelado, estar con Eiji era algo suave y caliente. Bajo por el pecho de este, tomándose su tiempo para que el jóven pudiera ponerse duro de nuevo, aunque el ya lo estaba. Ignorando el dolor en su pene retomó el camino de besos, pasando por sus pezones color canela que chupó y estrujo a placer hasta escuchar los jadeos subidos de tono, paso por su ombligo que era acompañado de dos líneas marcadas a sus lados mostrando la delgadez del japonés. Besó su pelvis marcada y el inicio de su pubis, sólo para percatarse de la dureza nueva, esta vez más roja y levantada. Seguramente por el esfuerzo.

Sin previo aviso abrió las piernas tan bonitas que poseía el moreno, poniéndolas a cada lado flexionadas para lograr chupar entre los glúteos pomposos. Sintió sus cabellos ser apretados mientras seguía con el oral entre las piernas cada vez más conocidas sin dejar de acariciar estas. Subía por el perineo con su lengua, chupando la bolsa escrotal donde dos tensos testículos le esperaban ansiosos sólo para regresar al perineo y continuar el vaivén. Los gemidos del pelinegro eran cada vez más agudos y altos sin dejar de lado su voz grave por la excitación. Cuando por fin lamió la extensión esta dejó salir más liquido preseminal, delineo las venas y succionó el glande mientras apretaba la base con una de sus manos.
Al separarse observó el rostro cansado y lujurioso del asiático al que le temblaban las piernas sin desearlo. Tomó un poco de lubricante en sus dedos para esparcirlo en su entrada palpitante que recibió con facilidad dos de sus dedos cubiertos por un condón, penetró con estos hasta su base y siguió estimulando para meter un tercero.

— Ash, por favor, ven... — llamó con sus brazos abiertos, le avergonzaba tener al rubio entre sus piernas mirándo cada rincón de su cuerpo. Quería besarlo mientras su parte trasera se dilataba.

Entendió bien lo que quería y sin sacar sus dedos subió a su lado para besarlo, era extraña la forma en la que encajaban tan bien sus cuerpos ligeramente empapados y sudorosos.
Cuando percibió que el contrario estaba listo se paro entre sus piernas, sin esperar que este se levantara, pensó que quizá no deseaba aquella posición pero se llevó una sorpresa cuando este se hincó ante el.

Las manos temblorosas subieron por sus piernas hasta apretar sus glúteos al mismo tiempo que su extensión era comida por la dulce boca desconocida. Gimió grave ante lo resbaloso y cálido que era el interior de esta, se supone que quien debía disfrutar era el cliente pero no le importó en ese momento, se dejó hacer por el hermoso nipón que completamente sonrojado tragaba todo lo que podía de su longitud. No era habilidoso en ello, estaba claro, pero sería un mentiroso si dijese que no estaba disfrutándolo con todo su ser. Sentía que el alma se le saldría por el miembro, dios, la mirada oscura era demasiado profunda.

Poco a poco su pene fue tragado completamente, sentía la garganta contraerse contra este, la saliva de Eiji era cada vez más espesa y el estaba más sensible. Movió sus caderas y gimió alto al ver lo sumiso que era el japonés, dejándose arrinconar contra el cama. Colocó una de sus rodillas en el colchón y tomando los cabellos negros entre sus falanges, se impulso para dar estocadas a la garganta dispuesta. Escuchaba claramente como la respiración de su compañero era agitada y desesperada, incluso le vió comenzar a tocarse a si mismo, llevado por su excitación siguió penetrando la boca con ahínco. Sintiendo su extasis cosquillear sus bolas rojas ante la garganta resbalosa y caliente.

Eiji no dejaba de acariciar una de sus piernas durante todo esto y antes de correrse salió para masturbarse frente al rostro sonrojado y mirada expectante, manchando su dulce rostro de su semilla. Eiji trago unos cuantos hilos de semen que cayeron en su boca y aprovechando que podía seguir duro, colocó rápidamente un condón y subió a la cama al extranjero.

Penetró duramente la entrada dilatada, escuchado los gemidos altos del pelinegro, no dejó descansar a su cuerpo cuando prosiguió con sus intromisiones. Se acomodó encima del japonés siendo abrazado por las piernas de este e invitado a profundizar sus movimientos. Casi se desmaya cuando el hombre lo jalo para besarlo de nuevo, Eiji estaba tan apretado que su pene dolía.

— Me voy a venir, Ash... — avisó mientras rasguñaba la espalda pálida, su entrada dolía ante el grosor asfixiante del tamaño ajeno pero la extensión masajeaba tan bien su interior que sentía su estómago doler.

— Adelante, hermoso. Correte para mi. — incitó mirándo directamente a los ojos avellanas. Intentó moverse en círculos para estimular la próstata y embistió fuerte contra el asiático, era tan erótico el sonido de sus testículos golpear los glúteos ajenos.

Cuando Eiji se corrió apretó aún más su erección que cuál piedra seguía firme, gimió, gozando las sensaciones que subían desde su entrepierna y adoro la imágen del chico chorreandose en su propio estómago. Tomó un poco del semen en su mano y lo probó en su boca sin detener sus estocadas.

El pelinegro se alejó un poco sólo para ponerse boca abajo contra sus antebrazos, dejándose penetrar en cuatro. Sonrió ante esta completa entrega, se notaba como el hombre disfrutaba tanto el sexo como el mientras movía sus caderas en círculos contra su pelvis. Y tomando confianza, se acercó para quitar sus brazos de la cama.

— Recarga tus hombros y torso, tu cabeza mirando a hacia un lado, brazos abajo y levanta tu lindo trasero. Así... — asintió al acomodar al japonés frente de el. — Mueve tus caderas, eso... justo así, cariño. — gimió al final cuando Eiji captó perfectamente moviéndose contra el con su culo alzado.

Sin contenerse tomó las caderas y comenzó a penetrar lo más rápido que podía, haciendo rechinar la cama y sus cuerpo sudorsos. Logrando meter todo su pene dentro de la apretada entrada. Ambos gimieron, Eiji algo adolorido acostumbrándose al tamaño y el extasiado ante la estrechez de su compañero. Definitivamente le pediría su número.

Mientras Eiji se corría contra el colchón sin poder creerlo ni aguantarse un poco, el rubio se dejó venir en la espalda baja del contrario.

Mientras secaba su cabello con una secadora pequeña que guardaba en su bolsa deportiva observó al pelinegro salir perfectamente arreglado en el traje de hace rato. Este tomó su billetera y cuando estaba a nada de indignarse y dar media vuelta, una tarjeta fue deslizada en su mano.

— Mi número personal es el último, puedes enviarme mensaje o llamarme... para lo que sea. Ten bien día, Ash. — dijo con nerviosismo al despedirse, se le hacía tarde para el trabajo.

— Claro, Eiji... — contestó en voz baja que no había sido escuchada, el japonés había salido casi corriendo.

Se vistió rápido, aún podía alcanzar a llevar a su Jade al preescolar si se daba prisa.

Esta noche había sido muy intensa...

Asumadre, creo que este capítulo es el más largo de este tipo que he escrito...

Espero les haya gustado, parece que escalamos en grado de... ajá.

Tenía pensado hacer un fic con esta temática pero dudo que sea pronto ya que tengo muchas historias en emisión, jaja.

Quizá lo haga si muchos me dicen que les gusto el capítulo.

Besooos.

(Aclaración: estoy editando todo este fic porque me dan pena los primeros capítulos, jaja, por si les llega noti)

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