Regina: me encantaría decirte que sí, pero.
Gabriel: ¿Qué pasa?
Regina: No tengo una carta de recomendación de la constructora de mi papá.
Gabriel: por eso ni te preocupes, sé lo buena que eres en tu trabajo, confío en ti.
Regina: ¿de verdad?; siendo así, entonces acepto, ¿Cuándo quieres que empiece?
Gabriel: ¿te parece mañana mismo?
Regina: ¡sí!
Al llegar la noche Gabriel y Sofia se fueron del departamento, Daniel, Regina y Miranda se alistaban para dormir.
Daniel le leyó a Miranda un cuento para dormir, cuando la pequeña se quedó dormida, Regina la llevó a su cuarto.
Daniel: me alegra que hayas aceptado la propuesta de Gabriel.
Regina: es una buena oportunidad, además prefiero ocuparme en algo mientras encuentro un empleo fijo.
Daniel: sabes bien que mientras yo trabaje a ti y a Miranda no les va a faltar nada.
Regina: y tú sabes bien que no me gusta que trabajes para esa mujer.
Daniel: es lo único que tengo, te prometo que mi relación con ella solo será de trabajo.
Regina: confió en ti, pero no en ella; solo ponte en mis zapatos, imagina que por azares del destino debo trabajar junto a Alan, por ejemplo, ¿Cómo te sentirías sabiendo que sus intenciones pueden ser diferentes a las laborales.
Daniel: me sentiría muy intranquilo, porque podría valerse de eso para acercarse más a ti.
Regina: eso es precisamente lo que temo. ¿Ahora comprendes?
Daniel la vio algo confundido.
Daniel: ven aquí- dijo pidiéndole que se acostara sobre su pecho-
Daniel: No tienes de que preocuparte, te prometo que si Ximena intenta sobrepasarse renuncio.
Regina: Me parece muy bien.
Al día siguiente Regina se arregló para ir a la clínica no sin antes ayudar a Daniel con su baño, desayunar junto a él y su pequeña y dejarla de camino en el kínder.
Gabriel le enseñó a Regina el lugar de la remodelación.
Gabriel: ¿Qué te parece?
Regina: evidentemente hay mucho por hacer, me sorprende que hayas dejando la obra suspendida, este espacio es indispensable en este lugar.
Gabriel: lo sé, en realidad creí que el arquitecto regresaría pronto no quise involucrar a nadie más, pero hace unos días han venido quejas por falta de espacio por lo que la espera no puede prolongarse por más tiempo.
Regina: ¿tienes los planos o quieres que trabaje sobre lo que quedo a medias?
Gabriel: continua con lo planeado, te autorizo si crees que es necesario hacer algunas modificaciones.
Regina: está bien.
Ximena se ponía al día con el trabajo que había dejado atrasado por perseguir a Daniel, pero estaba dispuesta a ir a verlo en la tarde.
Regina revisó los planos e hizo algunas pocas modificaciones, también aprovecho que estaba cerca de su hermana para ir a saludarla.
Sofia: es una lástima que mi papá se porte así contigo.
Regina: mi papá no perdona a Daniel.
Sofia: pero el problema fue contigo no con él, tú eres la única que tenía derecho de molestarse.
Regina: eso mismo le dije, pero ya lo conoces.
Ariel: ¿para eso viniste hasta aquí? ¿Para defender a esa mal agradecida?
Lorenza: solo te estoy pidiendo que cedas un poco si de verdad quieres ver crecer a Miranda.
Ariel: no tengo por qué doblar las manos para hacerlo, puedo pedir la patria potestad de Miranda justificando que su madre no tiene un empleo y su padre no puede trabajar por que tuvo un accidente, yo podré darle todo.
Lorenza: ¡no puedo creer que seas tan egoísta!, ¿piensas recuperar a nuestra nieta a expensas de perder a nuestra hija?
Ariel: yo tengo más derecho sobre Miranda, le he dado el amor de padre que le faltó estos estos años.
Lorenza: pero eres su abuelo, ella ya tiene un padre, acéptalo de una buena vez.
Ariel: ¡No!
Lorenza: solo te digo que mientras sigas con esa actitud te vas a quedar completamente solo.
Ariel: ¿Qué tratas de decirme?
Lorenza: puedes ir por tus cosas esta misma noche por que no voy a compartir la cama con alguien que está dispuesto a lastimar a uno de mis hijos.
Lorenza salió furiosa de la oficina de Ariel.
Ariel: no puedo dar mi brazo a torcer, no voy a perder a mi nieta ni al resto de mi familia por un aparecido como Daniel, ellos van a terminar por entender que tengo la razón.
Regina regresó a la hora de la comida, pasó por Daniel para que juntos pudieran recoger a su hija en el kínder como le habían prometido.
Ximena se preparaba para ir a visitar a Daniel, suponía que lo encontraría solo en aquel departamento, no dudo en vestirse provocativa.
Regina, Daniel y Miranda se sentaron a comer y platicar sobre cómo les había ido en la mañana.
Daniel: ¿entonces te gusto?
Regina: si, es un buen lugar para trabajar además puedo ver a mi hermana.
Miranda: ¿Qué lugar?
Daniel: tu mamá está trabajando en la clínica donde trabaja tu tía y Gabriel.
Miranda: ¿pero no trabajabas con el abuelo?
Regina: no, mi amor dejé de hacerlo hace poco.
Miranda: ¿se enojó contigo también?
Regina: más o menos.
Miranda: no entiendo por qué el abuelo es tan enojón a veces, voy a tener que hablar con él.
Regina: no jovencita eso es un problema de adultos.
Daniel: tu mamá tiene razón deja eso en nuestras manos.
Miranda: pero es que quiero intentarlo.
Regina: nada de eso, los problemas de los adultos son solo de los adultos los niños no deben intervenir.
Miranda: ¿Qué es intervenir?
Daniel: que los niños no pueden buscar una solución.
Después de un buen rato Regina regresó a la clínica para ver unos pendientes, Daniel se quedó ayudando a Miranda con su tarea, estaban muy concentrados cuando tocaron a la puerta, Esperanza fue a abrir.
Esperanza: ¿a quién busca?
Ximena: soy Ximena la jefe de Daniel, vine a visitarlo, ¿me permite pasar?
Daniel estaba en el comedor con Miranda y alcanzó a escuchar.
Daniel: Esperanza hazla pasar.
Esperanza: si joven.
Ximena entró y se encontró a Daniel en compañía de su hija, la pequeña no pudo disimular su seriedad al verla.
Ximena: me alegra verte fuera de peligro.
Daniel: si, estoy perfectamente.
Esperanza: permiso, si me necesita estaré en mi habitación.
Daniel: gracias Esperanza.
Ximena: me alegra ver esta muñequita hermosa-dijo mientras agarraba a Miranda de sus mejillas- a lo que la niña se soltó rápidamente y la vio con mucho enojo.
Ximena: vine porque quería saber si necesitas algo, también a traerle esto a tu hija- dijo mientras sacaba de su bolsa un regalo-
Daniel: te lo agradezco estoy muy bien, no podría sentirme mejor al cuidado de mi familia.
Ximena: toma Miranda, esto es para ti.
Miranda miro a su papá buscando una respuesta ante aquel regalo.
Daniel: acéptalo hija.
La pequeña se acercó y tomó la bolsa tímidamente , Ximena le sonrió, lo que le causó un sentimiento de miedo y confusión.