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—Así que todavía esta de pie lo de esta noche, ¿verdad?— Le pregunto a Rory quién está a tres casilleros de mí.
Meto los libros que tenía en mis brazos en el casillero. Los cambio por los libros que necesitaba para mi última clase del día.
Esta noche se suponía que me quedaría en casa de Rory. Como Lorelai estaba fuera de la ciudad con Emily Gilmore y mi madre, tenía que ir a Hartford a pasar la noche. Ella estaba buscando una nueva lavadora para nosotras.
Y por nosotras, me refiero a mí, olvide sacar el libro del bolsillo de mi abrigo. Eso significó que la lavadora se atascó con papel. Sin mencionar la muerte de mi copia de Sentido y Sensibilidad. Descansa en paz Austin. Ahora estoy que ayudo a Rory a planear lavar su ropa para que yo pudiera poner mi ropa con la de ella.
—Sí, ¿traerás las películas?— Me confirma mientras aflojo la corbata alrededor de mi cuello.
Asiento con la cabeza como respuesta. Ambas azotamos las puertas de nuestros casilleros para cerrarlas. Hice un movimiento hacia Rory pero me detuve cuando Paris apareció frente a mí. Era como si ella apareciera de la nada.
Dejé escapar un grito de sorpresa, casi dejando caer mis libros. —¡Dios, eres como un libro emergente del infierno!— exclamo.
Paris se quedó parada frente a mí, su rostro inmóvil. —Necesito ayuda con química esta noche—dice ella.
—Lo siento—empiezo disculpándome. —Aunque quisiera no puedo, estoy ocupada esta noche.
Cierra los ojos por un momento como si procesara su decepción. —¿Y tú?— Se vuelve hacia Rory con esperanza.
Rory frota la parte de atrás de su cuello. —Yo también estoy ocupada.
Paris levanta las manos con exasperación. —¿A nadie le importa que obtuve una A menos?— Ella pregunta en voz alta. —¿Creen que Harvard o cualquier otra universidad quiera a alguien con una A menos en Química?
Rory y yo habíamos hecho un movimiento para calmarla, pero Paris ya se había ido. Seguía murmurando para sí misma cosas como '¿Creen que Thomas Edison habría obtenido una A menos en química? ¡No!'
Compartí una mirada de preocupación con Rory antes de que nos fuéramos por caminos separados.
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—¿Crees que pedimos demasiado?— preguntó Rory mientras nos sentábamos en el sofá. Compartimos un menú de Sandeep's entre nosotras mientras Rory tenía el teléfono en la mano.
Echo un vistazo a la lista de alimentos que habíamos anotado. —Nah, nunca puedes pedir demasiado. Agrega las samosas—. Le dije a ella.
Toma la lista antes de escribir la última incorporación. Ambas lo escaneamos, asegurándonos de tener todo.
—Está bien, ordenaré— Rory anuncia mientras marca el número en el teléfono. Mientras repetía nuestra orden, sonó el timbre. Ella me lanza una mirada para decirme que responda.
Suspiro antes de levantarme del sofá, lo más lentamente posible. Me aseguré de agregar muchos ruidos perezosos para enunciar mi disgusto por levantarme.
Rory me envió una mirada. —Cassie—la reprendió mientras tapaba el teléfono. Entró en la cocina para guardar los menús.
Decidiendo no torturarla más, caminé hacia la puerta normalmente. La abrí para ver a Paris de pie allí. Tenía su mochila puesta y una pila de libros en la mano.
Entró directamente como si yo no estuviera allí. —¡He intentado estudiar sola y no puedo! ¡Necesito su ayuda!—Se paró en medio de la sala de estar. A su alrededor había montones de ropa, ordenada por color y algunas películas aquí y allá. Allí estaba yo, en medio de la habitación, con mi pijama de Winnie the Pooh. Con todo, el lugar parecía un desastre.
Rory regresó a la habitación desde la cocina. —¿Quién estaba en la... —se detiene en seco cuando se da cuenta de París. En lugar de Winnie the Pooh, Rory tenía puesto su mono de Minnie Mouse.
—¿Esta es su noche ocupada? ¿Pijamas y lavandería?— Ella pregunta incrédula. Ella hace un gesto hacia el desorden en el suelo.—¿Qué está haciendo ella aquí? ¡Lo último que se es que no vives aquí!— Paris me mira mientras aprieta sus libros con más fuerza en sus brazos.
—París, cálmate—. Rory se acerca a ella. —Solo queríamos lavar la ropa, y la máquina de Cassie está rota, así que pasará la noche.
—Esta es nuestra noche a solas— le digo.
Paris me mira con la boca abierta. —¿Cómo es una noche sola si hay dos de ustedes?— Sí, debería haber elegido mis palabras con más cuidado.
Rory suspira mientras se pellizca el puente de la nariz. —Una hora—le dice a Paris con severidad. Ella asiente con la cabeza con entusiasmo.
—Bien, me voy a cambiar—Me acerco para recoger un par de jeans limpios y una camiseta. Rory hace lo mismo mientras Paris se sienta en el sofá.
—Está bien, ¡pero mi hora no comienza hasta que ustedes dos regresen!
Estudiar con Paris fue como estudiar con una bomba de relojería. De vez en cuando, salía y comenzaba a gritar que necesitaba obtener una A más y no una A menos. A veces, recitaba la Declaración de Independencia y decía que era una broma.
—Paris, no necesitas ayuda—. Rory le dijo con sus notas en su regazo.
Cierro mi libro de texto cuando suena la puerta. —Yo abro, probablemente sea la comida.
—¡Pero mi hora aún no ha terminado!— Protestas de París.
Escucho a Rory calmar a Paris desde la sala de estar. —Lo sabemos, puedes quedarte un poco más y comer con nosotras si quieres.
Al abrir la puerta principal en lugar de ver a Sandeep con algo de comida, vi a Jess sosteniendo una caja en sus brazos. Llevaba una chaqueta de mezclilla con el cuello levantado.
Me sonrió. —Entrega.
—Tú no eres Sandeep—, comento.
—Sí, no lo creo—. Él dice de vuelta.—¿Dónde debo poner esto? ¿La cocina?— Entra derecho en la casa.
Deja la caja y comienza a desempacar su contenido. Había hamburguesas, macarrones con queso y Dios sabe qué más. Debe ser de Luke's.
Levanto mi ceja hacia él. —¿Qué es esto?
—Un paquete de atención— dice con indiferencia.—Luke escuchó que estabas sola y quería enviar algo de comida.
—Bueno, no estoy sola. Estoy en casa de Rory, ¿no? Ella está aquí.
Jess pone los ojos en blanco hacia mí. —Solo quería asegurarse de que estuvieras bien alimentada. ¿Alguna de ustedes puede cocinar?— A juzgar por mi silencio, sabía que ninguno de los dos podía cocinar sin quemar la casa.
—No necesitamos cocinar. Pedimos comida india— le explico.
En ese momento, Rory entra con Paris pisándole los talones. —Oh, hola Jess—. Ella dice torpemente.
—Oye—dice de vuelta. Mirando detrás de ella, ve a París. —¿No es esa Angela Lansbury? ¿La del restaurante?— Él bromea.
—Sí, lo es.— dice Rory antes de sacar a Paris de la habitación. —Vamos a estudiar—. Ella me envía una última mirada burlona por encima del hombro.
—¿No vas a comer?— Pregunta mientras apoya sus manos en la silla.
—Sí, ¿quieres un poco?
Jess se quita la chaqueta y la cuelga en el respaldo de su silla. Lo saca y toma asiento. —No te preocupes si lo hago—, me envía una sonrisa. —Siéntate.—Él invitó.
—Déjame llamar a Paris y Rory— Yo le digo.
Pone los ojos en blanco y detiene su mano a medio camino de la caja de papas fritas. —No sabía que necesitábamos chaperones.
—Ambas están aquí y sería de mala educación comer sin ellos.— Digo, preguntándome por qué se puso salado de repente.
Entro en la sala de estar. —Oigan , vamos a comer— Les digo a Paris y Rory que estaban sentados en el sofá.
Rory levanta las cejas hacia mí. —¿Estás segura de que ustedes dos no quieren pasar un tiempo a solas?—Ella implica en voz baja.
Paris se anima con las palabras de Rory. —¿Te gusta ese chico?— Ella pregunta, interesada.
Antes de que pudiera responder, Rory siguió hablando.—Oh, sí, lo hace.
Paris se inclinó más cerca de Rory y describió lo 'locamente enamorada' que estaba de él. —¿Alguna de ustedes tiene un botón de apagado? Está en la cocina—. Yo susurro.
—Bueno, entonces vámonos—dice Rory mientras todos nos dirigimos a la cocina.
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—No absolutamente no.— Comienza Paris. —La composición de los beats fue completamente autoindulgente. Tengo una palabra para Jack Kerouac.
Jess mira a Paris desde el otro lado de la mesa como si le hubieran crecido dos cabezas. —¡No puedo creer que hayas dicho eso!— Se vuelve hacia mí. —¿Estás de acuerdo con ella?
—Bueno, no del todo—. Empiezo cuando Jess gime.
—¡Pensé que te gustaba Kerouac!— Dice desde mi lado mientras pasa un brazo alrededor de mi silla.
—¡Me gusta su forma de escribir! Creo que Paris tiene razón—, trato de explicarme.
Rory vuelve a su asiento junto a Paris. —Bueno, era bastante autoindulgente—. Dice, metiéndose una patata frita en la boca.
—¡Él no lo era!— Jess exclama mientras dejo escapar una risa. Nunca lo había visto tan irritado antes. —Los beats creían en impactar a la gente, agitar las cosas.
—Creían en las drogas, el alcohol y los delitos menores—. Paris argumentó.
Trago toda la comida que me quedaba en la boca antes de hablar. —Bueno, entonces, podrías decir que te expusieron a un mundo que de otro modo no hubieras conocido.
—Sí, ¿no es eso de lo que se tratan los grandes escritos?— Rory agrega.
—Ese no fue un gran escrito, ese fue el investigador nacional de los años 50—, responde Paris. —¡Respuesta típica de un chico, adorar a Kerouac y Bukowski!
Dejé escapar un gemido exagerado. —Ni siquiera me hagas empezar con Bukowski— expreso mi disgusto por el autor.
—Dios no permita que elijas algo de Jane Austen— continúa Paris.
—¡Oye, he leído a Jane Austen!— Jess se defiende. —Creo que a ella le hubiera gustado Bukowski.
Me burlo de sus palabras. —¡No, no lo haria!— protesto.
Jess rodó los ojos hacia mí. Comenzó a sazonar nuestras papas fritas compartidas. —¿Qué estás haciendo?— pregunta Paris.
—Sal y pimenta —le digo.
—La única forma de comer una fritura— agrega Jess mientras tomo una.
Paris miró a Rory en busca de confirmación. —¿En serio?
—Es el evangelio de la comida rápida—Ella está de acuerdo.
Paris mira la caja con escepticismo antes de que se la acerque. —No te va a morder, Paris.
—Todo lo contrario, en realidad— bromea Jess.
Saca una patata frita de la caja y se la come justo cuando suena el teléfono. Rory se levantó para contestar.
—¡Vaya, es realmente bueno!— París reconoció.
—¿Te gusta la salsa picante?— Jess le pregunta, ya alcanzando la botella.
París se encoge de hombros. —No sé, ¿debería?
—Creo que es inteligente— le digo mientras Jess agrega unas gotas a la caja.
Rory rápidamente vuelve a entrar en la habitación nerviosa. —Vaya, acabo de darme cuenta de la hora y se está haciendo muy tarde.
Tomo el brazo de Jess para mirar su reloj. —Son las siete en punto.— Declaro, mirándola con curiosidad. Rory parecía agotada.
—Lo sé, pero todavía tenemos mucho más que estudiar— Me dice, haciéndome un gesto para que la siga a su habitación.—En realidad, ¿te importaría ayudarme por un momento?
—Ya vengo— les digo a los dos en la mesa antes de seguir a Rory. —¿Qué pasa contigo?
Rory se paseaba por la habitación con las manos en el pelo. —Ese era Dean.
—¿Donde?
—¡Al teléfono!— Ella dice en pánico. —¡Viene de camino hacia aquí y si ve a Jess se molestará!
Puse mis manos sobre sus hombros para estabilizarla. —Rory, Jess es mi amigo. Dean entenderá por qué está aquí—. Intento decirle.
—¡Entonces se enojará porque no pudo estar aquí!— Ella explica.
Yo suspiro. —¿Estás segura de que tiene que irse? Todos nos estamos divirtiendo mucho.
Ella me mira a los ojos, rogándome. —Por favor, no puedo soportar otra pelea con Dean.
—Bien, le diré que se vaya—. digo con tristeza.
Rory me abraza con fuerza. —¡Gracias, gracias, gracias!
Salgo por la puerta y regreso a la mesa de la cocina donde Jess y Paris estaban sentados hablando de poesía. —¿Sabes qué? Rory tenía razón. Se está haciendo tarde— Le digo a Jess.
Recojo su chaqueta y se la extiendo para que la tome. —¿Quién estaba al teléfono?— Pregunta sin moverse de su lugar. Me di cuenta de que ya sabía quién estaba al teléfono.
—Jess, por favor. —Supliqué, sin molestarme en responder a su pregunta. —No quiero que peleen.
Me miró por un segundo antes de darse cuenta de lo desesperada que estaba. —Bien— está de acuerdo antes de quitarse el polvo de las manos en los pantalones vaqueros.
Toma su chaqueta de mis manos y se dirige hacia el pasillo. Tropieza de repente y lo escucho gemir. —Creo que me torcí el tobillo— bromea. —Mejor me voy a acostar.
—Jess— resoplé mientras lo empujaba ligeramente hacia la puerta principal.
—Oh, vamos. ¿Por qué Dean y yo no tenemos una conversación sincera? Él me contará sus problemas, yo le contaré los míos. Prometo hablar despacio—. Bromea mientras se apoya en la puerta sin dejarme abrir.
Podía escuchar a Rory hablar detrás de mí. —¡Chicos! Ya casi está aquí.
Pero Jess seguía sin moverse. —Jess, por favor.— Empiezo cuando él solo me mira.
Suspiró antes de darme una última sonrisa. —Dale a Dean mis mejores deseos— bromeó mientras se levantaba de la puerta. Yo abro la puerta.
—Adiós, pajarito— Comento mientras lo empujo hacia la puerta.
—En realidad, podría hacerlo yo mismo—. Jess se arrastra cuando vemos a Dean parado en el porche con una bolsa de papel en la mano.
Rory se acerca a mi lado. —Dean, hola—. Ella nerviosamente dice. No me gustaba lo nerviosa que estaba. —Él acaba de traernos algo de comida—. Ella trató de explicar.
—En realidad, solo vine a traerle algo de comida a Cassie— Jess trató de mejorar la situación.
—Sí, fue para mí— Intento ayudar a Rory.
Rory asiente mientras Dean nos mira a los tres. —Sí, no podría importarle menos si comía—. dice Rory.
—Veo que le trajiste algo. ¿Es helado? Oh, qué lindo. ¿No es lindo, Cassie?— Él se burla.
Le doy un ligero codazo en las costillas. —Para.— Le dije mientras Dean se acercaba a nosotros luciendo como si quisiera asesinar a Jess.
Se paró frente a Jess, quien resultó estar frente a mí. Dean miró a Jess con una mirada furiosa. —Oops, estás haciendo esa cosa imponente sobre mí. Huh— Dean asiente hacia Jess enojado. —Te digo, realmente tienes esa cosa abajo. Ayuda que tengas tres metros y medio de altura. Este ceño fruncido de Frankenstein realmente se suma a todo...
—Jess l—o detengo
No aparta los ojos de Dean ni por un segundo. —Está bien, me voy— Mientras baja los escalones, vuelve a mirar a Dean. —Mira, hombre, realmente solo estaba dejando algo de comida. Así que no me cuentes todo 'Amor sin barreras'— Él envía una última mirada hacia mí. —Nos vemos, Cherry.
Los tres nos quedamos allí en silencio antes de que Rory hablara. —Así que quieres...— comienza Rory. Dean simplemente la ignoró y entró furioso. Le envío a Rory una sonrisa triste antes de que ambos lo sigamos adentro.
—¿Qué diablos está pasando?—Grita mientras entra en la cocina. La mesa estaba llena de cajas de comida a medio comer. Paris se sentó en una de las sillas mientras comía de una caja para llevar.
Vio entrar a Dean y dijo un pequeño —Hola.
—Dean, ¿recuerdas Paris, verdad?— Rory pregunta señalando hacia París.
—Si, Hola.— Dice rápidamente. Como no quería interponerme en su camino, me senté junto a Paris en la mesa. Escogí algo de la comida sobrante allí.
—Así que Jess acaba de dejar esto, ¿eh?— pregunta enojado mientras camina alrededor de la mesa. Rory trató de hablar pero siguió adelante. —Sé que comes rápido, pero esto es mucha comida para guardar tan rápido.
Ambos dejaron de caminar. —Está bien, entonces no solo dejó esto—dice Rory.
—Me dijiste que ustedes dos estarían lavando la ropa esta noche— dice enojado.
—¡Así fue!
—Pero ahora estás aquí con Jess, Rory. ¡Jess!— Dean dijo su nombre como si fuera algún tipo de veneno.
Rory se llevó una mano a la cabeza. —¡Paris está aquí! ¡También Cassie! Juro que ninguno de nosotras sabía... —comienza a tartamudear, pero Dean la interrumpe. Una vez más
—¿No sabías que iba a venir?
—¡No, no lo sabia!
—Tampoco sabías que se iba a quedar, ¿verdad?— Dean continuó.
Decidiendo que no podía soportar más los gritos de ellos, hablé. —Dean, cálmate— Me puse de pie y caminé hacia ellos.
—Este no es tu problema— me dice.
—¿Quieres saber la verdad, verdad?—Pregunté, sin darle la oportunidad de responder. —Jess vino a dejar algunas cosas, pero lo invité a comer con nosotros— Mentí, o tal vez no era una mentira. no estaba seguro
Dean me mira con el ceño fruncido. —¿Lo invitaste a quedarse?
—Sí, porque es mi amigo. Y pensé que no podríamos terminar toda esta comida nosotras mismas— Le explico, esperando que deje de gritarle a Rory.
—¿Dejaste que invitara a su novio a tu casa?—Dean se vuelve hacia Rory que todavía no está dispuesto a dejar pasar esto.
—Él no es mi...— Traté de corregirlo pero no quiso escuchar.
Rory se pasa una mano por la cara. —Simplemente sucedió, él estaba aquí y no lo planeamos ni nada.
—¿Qué quieres decir con que acaba de suceder?— El grito. Rory comenzó a tartamudear mientras pensaba cómo responderle.
De repente, Paris habló. —Que es mi culpa.— Todos se vuelven hacia ella.
—¿Qué?— pregunta Dean.
—Es mi culpa que Jess estuviera aquí—. Ella se levanta de su asiento.—Lo vi el día que llegué a Stars Hollow y pensé que era tan lindo. Ya que no soy buena en todo eso de 'coquetear, le pedí a Cassie que lo llamara ya que es su amigo.
—Pensé que tal vez si él viniera y tuviéramos la oportunidad de hablar, nosotros... —ella suspira como si pensara en lo tonto que era su plan. —No sé, parece totalmente estúpido ahora. Y obviamente no funcionó. Pero es por eso que estaba aquí— Ella mintió. —¿Verdad?— Ella se vuelve hacia mí.
—Sí, eso es lo que pasó—. Estoy de acuerdo. —Lo siento, no funcionó.
—Gracias por tratar de cubrirme—nos dice a Rory y a mí.
Rory agita su mano. —Esta bien.
Agarro a Paris por el brazo mientras salimos a la sala de estar. Les dimos a Dean y Rory algo de privacidad. Me senté a su lado en el sofá.
—¿Crees que lo creyó?— Paris susurra lo suficientemente alto para que yo lo escuche.
—Creo que sí—le digo. —Fuimos bastante buenas. Deberíamos empezar a actuar. —Yo bromeo. París dejó escapar una pequeña risa.
Muy pronto, Rory volvió a entrar en la habitación. Corrió directamente hacia nosotros y arrojó su brazo alrededor de nuestros cuellos. Nos abrazó tan fuerte que pensé que se me rompería el cuello.
—¿Qué fue eso?— Ella pregunta a Paris y a mí.
—¿Qué fue eso?— París pregunta.
Rory tomó asiento en la mesa de café. —¡Eso salvó todo! ¡No puedo agradecerles lo suficiente a ustedes dos!
—Está bien, no debería haberte gritado así— digo encogiéndome de hombros.
—Deberías quedarte— le ofrece Rory a Paris.
París inclinó la cabeza.—¿Qué quieres decir?
—Quédate, como una fiesta de pijamas.
—Sí, veremos toneladas de películas—. Agrego esperando convencer a Paris.
—¿Esto es solo porque te ayudé?— Ella le pregunta a Rory vacilante.
Rory niega con la cabeza. —Es porque somos amigas.
Paris parecía como si nunca hubiera oído la palabra antes. —¿Somos amigas?— Ella me mira con los ojos muy abiertos.
—Como los tres mosqueteros.
—Está bien, me quedaré— Ella dice mientras le sonrío ampliamente. Nos señala con el dedo. —Pero si harás esto para congelar mi sostén, te mataré.
—Debidamente anotado.