¿Y si te enamoras de mí? ©✔ E...

By RossTolentino

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EN EDICIÓN LENTA. ¿Alguna vez te has preguntado qué sucede cuando dos desastres surgen al mismo tiempo? Milli... More

Dedicatoria.
💜Prólogo.💙
Antes de leer.
💜Capítulo I💙
💜Capítulo II.💙
Capítulo III.
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X.
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI.
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX.
Capítulo XXI
Capítulo XXII.
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV.
Capítulo XXVI.
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX.
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII •
Capítulo XXXVIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVI
Capítulo XLVIII
Capítulo XLIX
Capítulo L
Capítulo LI
Capítulo LII
Capítulo LIII
Capítulo LIV
Capítulo LIV. PARTE #2
Capítulo LV
Capítulo LVI
Capítulo LVII.
Capítulo LVIII.
Capítulo LVIX
Capítulo LX
Capítulo LXI
Capítulo LXII
Capítulo LXII Parte 2
Capítulo LXIII
Capítulo LXIV
Capítulo LXV
¿Y si te enamoras de mí?
Epílogo.
Agradecimiento.
EXTRA| Dream.
Especial un año.
EXTRA| ¿Hola? ¿Te acuerdas de mí?
Extra| Cumpleaños de Millie
EXTRA| Bajo las mismas estrellas.
EXTRA| Especial Astronomy.
Extra| De familias, puntos, alas, sonidos... ¿y finales?
Especial.

Capítulo XLVII

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By RossTolentino


Notita aquí arriba: La canción There's nothing holdin me back de Shawn Mendes me da vibra de la relación entre Luca y Millie:

Me llevas a sitios que destrozan mi reputación, manipulas mis decisiones, cielo no hay nada que me detenga...

There's nothing holdin me back. Shawn Mendes

Shawn Mendes te amo mucho.










Astronomy tendría una presentación esa noche, hubiera dado lo que fuera por estar ahí, en lugar de estar en casa, nerviosa.

Llevaba hablando con la hermana de Luca desde semanas atrás, le envíe una invitación a mi cumpleaños, pero por su trabajo dijo que no podría asistir.

Mis manos temblaban y sudaban, no es agradable sentirte ansiosa.

Luche por respirar, al verme en el espejo que tenía frente a mí no pude evitar imaginarme como una mujer a punto de dar a luz. Literalmente estaba respirando de esa forma, mi frente se mojaba de sudor, me puse de pie y camine hasta mi ventana. Miré a través de ella buscando un destello de respuestas.

Dios... ¿Donde están mis respuestas?

En ocasiones nuestra mente decide llevarnos a otros lugares, el dolor a veces se convierte en algo de lo que ya no podemos escapar. Una pareja caminaba por la calle, recordé como cada año Mike iba a mi casa, nunca se perdía ninguno de mis cumpleaños, hasta ese día.

Lleve una de mis manos hasta el collar que me había regalado Luca, lo apreté con fuerza y lo acerqué a mi corazón. Cada vez que lo hacía era como tenerlo cerca de mí.

—Están aquí Millie. —La voz de Vale me alarmó.

No sabía que decir  hacer, susto no es todo lo que sentía en ese momento, mis piernas temblaron.

Necesito una presión para bajarme el chocolate.

Alargó la mano esperando a que la tomará, tome una larga bocanada de aire, me mentalicé por alrededor de cuatro minutos y la tome.

Mis tacones producían un tintineo incómodo por la madera del piso, Vale se colocó a mi espalda, estaba yendo hacía el caos... O más bien ellos venían al caos.

¿Y si no les caigo bien?

¿Qué pasa si no soy lo que esperaban?

Vergüenza, deshonra, desgracia... Trajo problemas...

Mi conciencia escogía el peor momento para arrojarme canciones de Disney. Me detuve a unos centímetros de la escalera, había voces.

No puedo Martaaaaaaa.

Busque una sonrisa dentro de mi repertorio de sonrisas, de seguro debía asustar a todos los que me mirarán sonreír cuando estaba nerviosa.

Di el paso que me faltaba para conocer a la familia de mamá, aquel que me llevaba al primer piso de casa, no era consciente de que ese paso iba a ser mi brújula durante la tormenta.

—¡SORPRESA!

¡Nooooooo!

—¡Sshhhhh! Grita en silencio.

¡Es mentira!

—Si grita en silencio no estaría gritando.

Doble ¡nooooooo!

—Sus gritos son como un día de campo con mosquitos: molesto.

—¡Por el amor de Dios! Dejen de discutir los tres.

De la cocina salió otra persona, llevaba un pedazo de tarta sobre un plato.

—Para que un grito se considere grito se debe GRITAR.

—¡SSSHHH! —siseo Freddy malhumorado.

Me alegré bastante que no fueran mis tíos los que me esperaban en la sala, era algo mucho mejor que alguien con quien compartía lazos sanguíneos y me obligaban a llamar familia. Era Astronomy.

Estaban ahí, los chicos estaban frente a mí.

Busqué a Luca con la mirada, no estaba.

—Ustedes... Dijeron que tenían... Una presentación hoy.

Freddy metió las manos dentro de su pantalón y me dio una mirada desinteresada.

—Si tenemos una presentación. —Miró a los chicos a su espalda—. La daremos después.

Eran personas con las que había creado mi propia unión, cuatro chicos que me habían adoptado en su familia... Aunque... Uno no lo terminaba de hacer del todo, supuse que era porque quería proteger a su pequeño.

Todos llevaban regalos para mí, excepto Kyle.

Dereck, Andrew, Freddy, Li y Kyle estaban en mi casa, en ese orden fueron hablando, la sonrisa falsa cambio a una de verdad.

—¿Y Luca?

Kyle se aproximó hasta mí, me ayudo a bajar la escaleras y se colocó a mi lado.

—Esta trabajando, le ofrecí tomarse la tarde... —Me miró apenado—... No quiso.

¿No quisiste Luca?

¡Bien!

No te necesito.

Pase mi vista por cada una de las personas que tenía frente a mis ojos, que Freddy estuviera ahí antes que el mismo Luca hizo que una punzada atormentará mi pecho.

—Era de esperarse —balbuceé—. Bienvenidos —le reste importancia al otro asunto—. Las mesas estan... A fuera.

—¿Por qué nos acompañas? —sugirio Dereck con su voz alegre.

Porque en este momento quiero tirarme a llorar.

—Vamos.

Kyle volvió a hablar:

—Tienes que abrir los regalos antes de salir.

Cada uno de ellos se fue acercando a mí, hicimos el procedimiento de siempre y a continuación esperaban a que abriera mis obsequios.

El primero en abrir fue el de Dereck, me costo mucho trabajo hacerlo, Freddy me ayudó. Era una camiseta con el logo que yo había creado para ellos, se veía mejor de lo que creí.

—Eres la primera en tener una.

Un poco abajo del logo se encontraban las firmas de los cuatro miembros, la que más destacaba era la de Luca, su caligrafía era perfecta e inigualable. La segunda bolsa fue la de la Li, ella me regalo un álbum para guardar fotografías, y seguí por mucho tiempo abriendo las cajas que ellos llevaron para mí.

—¿Te gustaron? —sondeó Andrew.

—Muchisimo —admití.

—No mientas para quedar bien con ellos —bromeó Kyle señalando a los chicos—. En una escala del uno al diez, se que les darías un uno Millie —bufó.

—Eres un ególatra Kyle —le reprendió Andrew.

Este solo lo ignoró, clavo sus ojos en mí y sin dejar de mirarme se acercó hasta la puerta.

—Mi regalo te va a gustar mucho más que el de ellos, esta allá afuera.

—¡Un automóvil! Otra vez hará lo mismo —alardeó con aburrimiento Freddy.

No pude resistirme, di grandes pasos hasta llegar a su lado y por fin ver que era lo que había detrás de la puerta.

Miré a todas las personas que estaban detrás de mí, ellas solo sonreían, no pude evitar no hacerlo.

Mi boca de abrió en una “0” enorme.

Luca estaba ahí, portaba una camisa de manga larga blanca arremangada hasta los brazos, pantalón oscuro y la correa de su guitarra recorriendo uno de sus hombros.

Mi regalo.

—La chica desastre se ha convertido en adulto, supongo que ya has recibido muchas felicitaciones hoy. —Pero no la tuya—. Si pudiera regalarte algo más grande que todo lo que los demás te han regalado sería... Confianza en ti misma. Tengo algo mejor que un feliz cumpleaños.

Miró por encima de mi hombro, entrecerro los ojos para darle su mirada tipo láser a la banda.

Se inclinó hacía delante, como si fuera asusurrarme algo en el oído, su aliento golpeo mi cuello enviando una descarga de electricidad a todo mi cuerpo.

—Sé que tienes miedo, esta bien sentirlo, no deseo que solo seas feliz el día de tu cumpleaños —hizó una pausa—, quiero que lo seas por el resto de tu vida. Bienvenida a la ciudad de los adultos.

—¿Me estas regalando una bienvenida?

Dio un beso en mi mejilla, no respondió, me dejo con una gran interrogante en el rostro.

Llevó una de sus manos a el mastíl de la guitarra y la otra a las cuerdas, su voz se mezcló con las notas musicales, al principio el rasgue de las cuerdas era bajo y lento, era una canción nueva, nunca la había escuchado.

Capté la palabra casa muchas veces, sus puentes eran largos, me gustaba escucharlo cantar y me sentía como él lo decía en la canción:

Casa también puede ser una persona, no lo sabía hasta que me sentí así contigo.

Al terminar todos le dimos un fuerte aplauso, a Luca no pareció importarle porque clavó su vista en la mía.

Cada vez que hacia eso, me convertía en una masa deforme, sin huesos. Luca se llevaba todas mis fuerzas, aunque no se lo propusiera.

Se hizo a un lado de la puerta para no estorbar la salida de los demás, le entregó la guitarra a Kyle y él le tendió una pequeña caja.

Cuando estuvimos solos me permití mirarlo más a fondo, disfrutaba tomarle fotografías mentales. Porque probablemente en el futuro iba a olvidar lo que hablamos, pero nunca lo que sentí.

—Eres un mentiroso —le regañe.

—Por ti sería un buen mentiroso.

Tomo mis manos entre las suyas y me entregó lo que Kyle le dio.

Luca siempre me hizo sentir segura, no pude contener la emoción por averiguar que era lo que me regalaba. Era una caja, por la ansiedad rompí el papel hasta descubrir lo que envolvía, era una caja, dentro de ella había un libro y...

—Un CD.

Sí, eso parecía ser una caja con un CD, la cubierta era distinta, tenía mi inicial como portada.

Abrí las primeras hojas del libro, sonreí sin querer al descubrir lo que estaba escrito ahí.

Te contaré algo que sucedió un día, no recuerdo la fecha con exactitud, pero si lo que paso.

Un día una chica tocó mi puerta de forma escandalosa, no quería abrir porque disfrutaba molestarla.

Abajo de las hojas había unos dibujos de Patricio estrella en su su modo travieso. Alcé la vista hasta él y dije:

—¡Sabia que disfrutas sacarme de mis casillas! 

Seguí leyendo.

La chica me propuso un loco plan... Uno increíblemente loco... Como ella, ¡chantajear a su pobre vecino con el típico: le diré a tu mamá..!

Y las páginas del libro seguían y seguían.

—¿Puedo escuchar las canciones ahora?

—Son tuyas.

Tome su mano y lo conduje hasta mi recámara, una vez allí adentro lo solté para echar a correr hasta mi computadora.

Una lista con catorce canciones apareció en mi pantalla, cada título tenía una inicial marcada con negrito, al igual que en la presentación del CD.

1.-Somos infinitos.
2.-Incondicional.
3.-Estare aquí.

Y así seguía la lista hasta llegar al número catorce.

La primera canción que se reprodujo parecía ser interpretada por toda su banda, escuche los golpeteos a la batería de Freddy, Dereck, el bajo de Andrew, y a Luca cantando.

El ritmo era de esos que te hacen querer bailar, pero la letra... La letra quería verte bailar llorando.

No eran covers, ni pertenecían a algún otro artista. No, eran completamente nuevas y estaba segura que eran solo para mí, también se incluía Hasta que te enamores de mí.

—Las escribiste tú.

Me aproxime hasta Luca, tenía la espalda apoyada en la puerta de mi habitación, en una pose desinteresada, elevo las comisuras de los labios sin responder.

—Esto tiene toda la presencia de mi odioso vecino, el cerebrito, las escribiste tú Luca Hopper.

—Nuestra historia también merece ser contada a través de la música, mereces vivir en recuerdos. Porque lo nuestro es como el universo.

Infinito.

Nos alejaban unos centímetros, alcé la mirada, me puse de puntillas para intentar alcanzarlo, mi respiración se descontroló cuando la suya golpeó mi rostro, mi vista se detuvo sobre sus labios, las lamió tentándome... Y yo no hice nada más que caer.

Nos unimos en un beso lento, uno con sabor dulce, como saben los comienzos. Colocó sus manos en ambas de mis mejillas y luego las deslizó por mis brazos, como comprobando que era real, que estaba ahí.

—¿Te das cuenta en lo que me estas convirtiendo? —farfulló contra mis labios—. Odiaba ver a las personas tomadas de la mano, hasta que tú tomaste la mía.

»No sabía que quería salir con alguien, hasta que llegaste tú, me desagradaba ver besándose a otros, hasta que mis labios probaron los tuyos.

Creía que era estúpido aquel concepto de amor del que todos hablaban, hasta que una chico aparecía en mis pensamientos. Considero la palabra amor como un término que suele estar infravalorado, pero luego llegaste tú... Como un tornado sacudiste dentro de mí, alteraste mi mundo.

Nunca había envidiado tanto a una persona... Hasta que te escuchaba hablar del... Idiota que tenías por mejor amigo...

... ¿Sabes que es lo mejor? Que no quiero huir».

Me aparté lo suficiente para mirarlo, sus iris perdidos en los míos.

—¿Me quieres?

El corazón amenazaba con salirse de mi pecho e irse a vivir lejos, con cualquier otra persona, respondió de inmediato:

—No.

Sabía que esperar un te quiero de Luca era complicado, que incluso sería más sencillo que las estrellas se apagarán y que yo fuera egresada de Harvard.

—Lo que siento por ti, jode todas las barreras de la palabra querer, es incluso es más fuerte que un te amo.

Mis labios se abrieron para responder, con la agilidad de siempre Luca aprovechó para colarse en la humedad de mi boca, succionó mi labio inferior como solo él sabía hacerlo, mis piernas me fallaron, él soltó una risa ronca que solo disipó mi deseos.

—¿Quieres que diga que te amo?

Quería que lo dijera, pero no obligatoriamente, sabía que me lo tenia que decir cuando estuviera preparado.

—No —respondí entre nerviosa y entusiasmada —, lo... Harás cuando d-de ver-verdad lo sientas.

No sabía que era el deseo hasta que Luca me hizo sentir deseada, él me había visto desnuda antes y no hubo necesidad de desvestirme, porque le había mostrado la desnudes de mi alma infinidad de veces.

Me hizo dejar de sentir miedo, me hizo escapar cada vez que tocaba una canción para mí, con Luca lo sentí todo, con él me sentía libre.

Al reunirnos con todos, el sol comenzaba a pintar el cielo en un tono violeta hermoso.

—Llegaron —aprete la mano de Luca—, es la voz de papá.

Era difícil no reconocer aquel tono que David, mi padre, tenía.

—Aquí estoy, no te dejaré caer.

—¿Qué pasa si no les caigo bien?

—Nada, no puedes obligar a otros a amarte.

Respiré por la boca.

—Mis abuelos estarán aquí en unos días —comentó Luca de forma directa —, ¿quieres conocerlos?

—¿Quieres que lo haga?

—Solo si tú quieres. —Sonrió de lado.

—Quiero conocer a tus abuelos —afirme.

Atravesamos el jardín tomados de la mano, todas las miradas se posaron en nosotros en cámara lenta, sobre las mesas que había acomodado Camile había ramos con flores pequeñas, en la mesa principal se encontraba toda la comida y bebida.

Sentía que mi respiración fallaría y que en cualquier momento moriría, lo peor es que iba a ser en vano. Solo estaba papá conversando con los chicos.

Volví a respirar con normalidad.

Deberías dejar de preocuparte Millie, recuerda: Para que me preocupo si no soluciono nada.

—¿Y mamá? —Me acerqué a él, dio un beso en mi mejilla.

Luca nos dejo solos.

—En el aeropuerto, el vuelo de tus tíos se retraso. Alguien..., —Miró a Valeria—, me envió un texto diciendo que habían llegado tus amigos antes que nosotros.

—¿Es correcto comer antes de que ellos lleguen? —encuesté.

Negó con la cabeza.

—Es que Dereck esta babeando por la lasaña —reí, señalando con mi índice al chico.

Deje de preocuparme por la llegada de mis tíos y primos, me concentre en disfrutar de las personas con las que me encontraba. La música que papá había contratado era la de un DJ, pero de alguna forma los encargados de la música fueron los tres chicos, todos parecían estar disfrutando de la tarde.

—Dijiste que hoy tenían una presentación. —Miré a Luca esperando por una respuesta.

—Eso es lo que hacen.

Nos sentamos en una de las mesas del centro, caí en cuenta que Vale estaba más alejada de lo normal de Kyle.

Cuando una persona tiene el corazón roto, le es difícil creer que alguien lo amaría estando así.

Ella se percató que la veía y me sonrió desde su mesa, Luca parecía estarme hablando, estaba metida en mis pensamientos que no escuche nada de lo que decía.

—¡Tiene cinco dedos! —solté de la nada.

Cerré los ojos, mi rostro empezó a arder.

Ya vete a dormir criatura.

—¿Qué dijiste? —quiso saber el chico a mi lado.

—Olvida lo que dije, imagina que eso nunca salio de mis labios.

Luca empezó a reírse. Era un sonido agradable aquel que provocaba su risa.

—Todo el mundo tiene cinco dedos —me explicó—, en Gravity Falls un personaje tiene seis dedos.

—¡SÉ A QUIEN TE REFIERES! —alcé la voz emocionada—. Pero olvide el nombre del personaje.

Papá acabo con nuestra conversación, tomo la silla a mi lado y empezó a hablar con Luca sobre el partido de béisbol que se llevaría a cabo en la ciudad.

Los chicos hicieron una pausa para beber algo, le dejaron su lugar al DJ, se veían felices, excepto Freddy que siempre se mantenía serio.

Me daba curiosidad saber porque me odiaba, le sostuve la mirada, la suya era amenazante, en esa ocasión no le quería dar el triunfo de verme retirar la vista de él.

Su novia bailaba con Andrew, Luca se mantenía a mi lado, tenia la vista pérdida en su teléfono, papá estaba a mi lado hablándome sobre... No sé que.

—¿Quieres conocer a alguien? —Freddy volvió a ganar, le di toda mi atención a Luca—. A la madre de Liam.

Millones de preguntas cruzaron mi mente, no sabía si Luca solo estaba jugando conmigo, parecía ser de verdad lo que decía.

Asentí.

Nos pusimos de pie, esperamos en la acera de nuestra calle a que la madre de Liam apareciera.

¿Cómo te sientes?

Torpe.

Eso no es raro.

Temía por la persona que estaba a punto de conocer, mi boca permaneció cerrada en lo que esperábamos.

La chica llegó después de no sé cuanto tiempo, era bonita, no era difícil imaginar que fue la novia de Luca, que el pequeño que colgaba de su mano era su hijo, de los dos.

El pequeño tenía el cabello un poco menos oscuro que el de Luca, sus ojos eran completamente distintos a los de el pelinegro que tenía a mi lado, eran del mismo color que los de Meiss. Él soltó mi mano para ir por el pequeño Liam que extendió los brazos en cuanto lo vio.

Era un pequeño que apenas debía andar por los cuatro años, soltó una carcajada infantil cuando Luca lo levantó en lo alto.

—Pato, ellos son Melissa o Meiss y Liam —nos presentó—, ella es Millie, yo le llamo pato.

La chica no se veía tan grande, debía tener como dos años más que yo, con una gran sonrisa alargo su mano.

—He oído hablar mucho de ti.

¿Qué has oído de mí?

El niño jugueteaba con las cadenillas que colgaban del cuello de Luca, levantó la vista y me sonrió.

Es su hijo, son iguales.

Si mi destino es ser madrastra... Seré la mejor.

—Es muy lindo —agregué—, se parece mucho a ti Meiss.

La vida esta llena de momentos incómodos en los que no sabes que hacer, como actuar o que decir. En mi caso pude haber seguido hablando hasta que soltará un “Muchas tardes, buenas gracias”, para que eso no sucediera hice un gran esfuerzo por callarme la boca.

Me acerqué a Luca que tenía al pequeño en brazos, se veía muy feliz jugueteando con él.

—¿Es tu hijo? —inquirí al final.

Luca levantó la vista hacía mí, Liam me sonrió con inocencia, tomo entre su pequeña manita uno de mis mechones de cabello y tiró de el salvajemente.

En serio, ahora me pregunto, ¿por qué todos me odian?

—¿Cambiaría algo de lo que piensas de mí?

Por unos segundos me dediqué a pensar bien la respuesta.

—No.

Colocó su mano sobre la de Liam y poco a poco fue abriendo sus deditos para que soltará mi cabello.

—No es mi hijo.

Debo de admitir que respiré un poco más aliviada, aunque si la respuesta hubiera sido otra nada de lo que pensaba de Luca habría cambiado.

—Meiss y Liam son amigos míos y de Kyle desde... —miró a la chica—... Tres años atrás.

—Liam quiere mucho a Luca, lo ve como si fuera su papá —explicó ella—. No pudimos ser algo más que amigos, ¿verdad Luca?

Él me dio una mirada que no pude entender, dio un beso en la mejilla del niño y lo depósito en el piso.

—Tenias mucha curiosidad en cuanto a ellos, ¿no? ¿Con esto tus preguntas han disminuido?

Definitivamente mi respuesta era un rotundo »No», su visita solo hizo que mi curiosidad creciera.

—Un poco —admití.

A Melissa se le dibujo una sonrisa en los labios.

—Debemos irnos, Liam tiene que comer.

Ella se acercó al pequeño para tomarlo entre sus brazos.

—¿Quieren quedarse? —encuesté—. Es mi cumpleaños.

Con la mandíbula señale el jardín que estaba detrás de mí, todos parecían muy animados allá, Meiss abrió la boca buscando una respuesta.

—No creo...

—Por favor —le di una sonrisa de súplica—, te la pasaras bien.

Intercaló la mirada de Luca a a mí, a continuación asintió.

Deje de preocuparme por lo que iba a pasar en cuanto a mis tíos, me concentre en disfrutar lo que pasaba a mi alrededor en ese momento.

—Al parecer el vuelo se ha retardado más de lo normal —dijó papá, cuando la noche estaba cayendo.

Los chicos se estaban preparando para marcharse, debían de regresar a la ciudad y el camino era de casi una hora.

—Nosotros nos tenemos que ir —musitó Li—. Señor Wheeler fue un placer conocerlo.

Le tendió la mano a papá para estrechársela, al parecer mi padre le cayó bien a todos, incluido al pequeño Liam.

Vale también volvió a su casa, esa tarde la vi más distanciada de Kyle.

Es triste cuando tienes miedo de volver a enamorarte, un incendio dejo toda tu alma en cenizas, no quieres volver  estar así... Hasta que llega una persona y te calma, es como si fuera tu respuesta, la lluvia que esperabas para sofocar el incendió, esta bien volver a amar después de haber sido dañado.

Luca se quedó conmigo, miramos las estrellas esperando a que mi madre llegará.

—Ves eso —señaló algunos puntos en el cielo. Respondí un «Sí»—. Es la Osa mayor.

Me explicó sobre algunos cuerpos celestes, la diferencia entre las nebulosas y constelaciones.

Hasta que mi madre llegó en su camioneta, sonreí. De las puertas traseras bajaron dos chicas de mi edad. Una de ellas tenía el cabello castaño claro, como el de mamá, la segunda era rubia, teñida; seguido de ellas un chico, como de doce años con cabello oscuro. A primera vista descubrí que la chica castaña clara no se llevaba bien con el chico, debían de ser hermanos.

Mamá nos sonreía con alegría, invitó a su familia a continuar hasta que entraron por completo a casa, le dio un vistazo rápido a Luca, fue una mezcla entre molestó y curioso.

—Familia —se dirigió a nosotros—, ellos son mis hermanos, William y Paul. —Los señores alargaron sus manos hasta mi padre y a mí—, Julieth y John son hermanos, hijos de William y Safrina.

Así que no me equivoque al pensar que los castaños eran hermanos, su padre tenía aspecto dominante, imaginaba que todos lo debían de respetar, su esposa estaba a su lado. La chica usaba lentes de botella.

—Danna es hija de Paul—siguió—: ella es mi hija Millie.

Los dos hermanos de mi madre eran muy serios, no tenían ninguna sonrisa en los rostros, estaba claro que mi sentido del humor lo había sacado del lado de papá.

—Así que tú eres Emillie. —William dio un paso hacía mí, tomo mi mandíbula entre sus manos y la levantó para mirarme.

¡Que grandes ojos tiene!

Son para verte mejor.

—Has crecido demasiado.

Abrí los ojos de par en par sin saber que decir, nunca en mi vida había visto a ninguno de los dos sujetos que eran hermanos de mi madre. Se suponía que debía quererlos por el hecho de llevar su sangre, pero no sentía nada.

—Yo creo que los tacones me estan regalando estatura —bromeé. Con mi índice señale mis zapatos.

Mi madre me dio una mirada de advertencia, encogí los hombros y di un paso hacía atrás, tome a Luca del hombro y lo hale, dejándolo a mi lado.

—Un placer conocerlos, el es Luca... —Danna me cortó de golpe.

—¿Tu novio? —Su voz era delicada, un poco similar a la de Lary.

Sus palabras desagradaron a mi madre, porque de inmediato respondió por mí un «No, solo es un vecino».

A Luca se le escapo una sonrisa burlona, note la forma en la que las chicas lo miraban que asimilaba la misma en las demás en el colegio lo hacían.

Mis padres llevaron a sus invitados al comedor, yo me quede con los chicos en la sala. Al principio fue incómodo porque solo nos mirábamos entre nosotros sin saber que decir, era como si fuéramos un alíen para el otro... Sobre todo yo para ellos.

—Así que... —titubeé—... ¿Beben agua?

Cerré los ojos arrepentida, escuche como luchaban para no carcajearse, tenía calor, mis mejillas ardían.

—Hay personas que no lo hacen. —Luca salió a mi rescaté—, el agua es la bebida más sana que pueden consumir. —Nos miramos—. ¿Qué tal el oxígeno de nuestro pueblo? —comentamos al mismo tiempo.

Probablemente no éramos una pareja perfecta, no éramos dignos de imitar, lo perfecto aburre y es predecible... La imperfecto te sorprende y suele ser mágico. Nosotros éramos así.

Luca y yo éramos eso... Inesperados como un sismo, destructivos como un incendio... Quizá si, éramos el mejor choque que ocurrió en la tierra.

Los tres chicos nos miraban con más extrañeza que la antes, si es que eso era posible.

—No... Noto... Nada de... Diferente —respondió Julieth, nerviosa—. Así que Millie, eres aspirante a la universidad de medicina, tu madre siempre nos habla de ti...

Las arcadas estaban produciéndose en mi estómago, no quería vomitar a Luca, tampoco quería que ellas me vieran hacerlo.

—... Dice que eres su orgullo. Formo parte de la UNISEF, ¿saben lo que es? —asentí—. Bien, soy embajadora ahí...

Y siguió hablando por muchos largos segundos que se convirtieron en una eternidad, ni siquiera le estaba prestando atención, sólo asentía y fingía entender.

¿No tienes hambre?

Si en la Tierra llueve agua, en el agua,¿llueve tierra?

—Basta Julieth, asustarás a Millie y a su chico. Disculpenla, suele ser muy molesta.

—Esta vez Danna tiene razón hermanita.

Ellos tres se conocían, no voy a negar que si me sentía sobrante.

—Juli —Danna se refirió a la antes mencionada—, deberías ir por tu discurso del año pasado contra el acoso para que se lo muestres a Millie.

—Cierto, debes leerlo.

No se esforzó demasiado en ponerse de pie, esa chica parecía ser de las que les encantaba hablar por horas y horas de lo que ellas hacen...

¿El centro de atención?

—Descuiden, no lo encontrará, lo escondí. Lamento mucho la primera impresión que se han llevado de nuestra prima. —La voz de la rubia era un poquito más gruesa que la de la otra—. Sus padres le han hecho creer que podría ser la próxima Mary Curie, esta medio... Olvidalo, te recomiendo ignorarla.

»¿Qué haces tú aquí? Ambos, ¿a que se dedican?».

Sobrevivo a mi madre y a la presión de la escuela, je, je.

—Sentada, trato de mantener una conversación contigo, me gusta pintar y dibujar, ahora no lo he hecho porque debo de mantener un promedio de calificaciones elevado a ocho... —Vomitó verbal provocado por los nervios.

Los dos chicos que estaban frente a mi tenían los ojos a punto de salirse de sus cuencas, parecían muy asombrados por lo que dije.

Luca tomo mi mano entre la suya, y dio un apretón reconfortante en ella.

—La medicina es una buena carrera —agregó John—, toda nuestra familia ha sido médico, incluso papá creé que yo también lo debería de ser, igual que mi hermana...

—¡La asustarás tonto! —Danna le dio un golpe rudo en la cabeza al chico.

Iniciaron una pelea en la que el padre del chico le indicó desde la cocina que ayudará a su hermana en la búsqueda de su discurso. Detestaba escuchar discursos que nunca entendía.

¿Ellos también deben estudiar lo que no quieren?

—No sabía que ustedes... También... ¿Sus padres quieren que estudien medicina? —pregunté, cuando John se marchó.

Ella se acercó un poco más a mí.

—Es raro, creí que habías elegido eso porque querías. No porque tu madre te convenció. Entonces, digamos que la única rebelde aquí soy yo —bramó Danna, a lo cual yo pregunté «¿Por qué?». —Soy bailarina de ballet, no haré lo que él quiere, sino lo que yo quiero.

Con él se refería a su padre, ellos nos miraban desda la cocina.

—¿No te preocupa que se decepcioné?

—¿Decepción? La única decepcionada seré yo en un futuro si hago lo que mi padre quiere, no soy él Millie.

—Esta chica me cae bien —expresó Luca.

Ella le sonrió.

Mi madre hizo que todos nos reuniéramos en la sala para escuchar el discurso de Julieth, era aburrido. Luca permaneció a mi lado bostezando, al igual que papá, Danna y John.

Hoja 25 de 280.

Eso era peor que mis clases de cálculo y química, cada vez que Julieth hacia una pausa agradecía porque habíamos llegado al final, no era así, seguía leyendo hojas y párrafos.

Las horas se habían congelado, luchaba por no dejar que mis nervios me delatarán. La hora de cenar llegó cuando todos estaban casi babeando al que tenían a lado.

Subí a mi recámara y me tiré boca arriba en mi cama. Mis pensamientos se volvieron una maraña.

¿Qué debo hacer?

Probablemente el aire seguía igual, para mí se estaba terminando, jadeaba por llenar mis pulmones de oxigeno, mi corazón pálpito como lo hacía cuando estaba ante un ataque de pánico, tome mi cabeza entre mis manos intentando controlar mis pensamientos, todo me daba vueltas.

No sé en que momento o como lo hizo, escuchaba una voz, era conocida, sentía la calidez de otras manos sobre las mías. Al abrir los ojos descubrí a Luca frente a mí.

—Respira. —Ordenó mostrándome como debía de hacerlo—. Suelta el aire por la boca —obedecí—, lo estas haciendo bien pato, tranquila.

Cuando estuve más calmada, me levante de la cama y empecé caminar de un lado a otro.

—Tengo miedo, Luca faltan algunos meses para la graduación... Y yo... Creí que... Mi madre... No quiero...

—Tranquila...

—Ella esta... No puedo hacerle eso... Me... Odiara.

—No estoy entendiendo nada de lo que dices pato.

Detuve mi andar, lo señale con mi índice.

—No te estoy diciendo nada.

Me senté a su lado, en mi cama, con un silencio atormentador consumiéndome.

—¿Y si no soy buena en artes visuales? Mi madre me odiará cuando descubra que inyecte jugo en lugar de sangre a un paciente.

Limpie unas lágrimas que resbalaban de mis ojos.

Ninguno de los dos habló por un largo tiempo. La puerta de mi recamara estaba abierta, mi padre nos gritó desde las escaleras para que bajáramos a cenar.

—Si supieras todo lo que yo descubro cuando te veo, nunca dudarías de ti misma. Eres mejor de lo que crees.

Y sobrepensar mucho las cosas a veces no suele ser bueno, a mi madre se le inflaba el pecho cada vez que hablaba de mí con sus hermanos, papá por su lado daba respuestas cortas y se desviaba contando alguna anécdota graciosa mía que Luca también escuchaba.

No cabe la menor duda que Luca estaba conociendo todo de mí, era vergonzoso que supiera como una vez me trague una moneda, o que se enterará de la vez en que hice pipí en el súper mercado.

Paul volvió a retomar el tema sobre lo que hacia su hija como embajadora de la UNICEF, parecía querer crear una competencia entre sus hermanos, presumía a sus hijos e idolatraba la inteligencia de Julieth.

Mi madre podía presumir de mí... Las horas que llegaba tarde, mi inpuntualidad. ¡Nadie me ganaba!

Lauren fanfarroneaba sobre mí con bastantes mentiras, papá le tranquilizaba y pedía que guardara silencio. Los Halter entraron en una batalla para saber quien de los tres tenía al mejor hijo.

Julieth, Danna y John no parecían sorprendidos con el comportamiento de sus padres.

—Que bueno que no has pasado navidades con nuestra familia Millie. —Danna metió el alimento a su boca.

—Lo dices como si eso fuera un premio —le contradijo Julieth.

—Es un premio Juli, ella nunca ha tenido que soportar a la abuela idolotrandote...

—La abuela me ama...

—Quizá lo hace por aquel dicho que dicen por ahí. —La rubia nos miró a Luca y a mí. Continuó—: El preferido siempre es aquella persona que resulta ser más torpe.

Su comentario hizo que Luca riera.

Mientras ellas peleaban, del otro lado también lo hacían, la mesa se había convertido en un campo de batalla.

¿Eso pasa en las cenas familiares?

¿Qué falta? Que saquen mis papeles de adopción.

—Hija. —Alcé la mirada ante la voz de mamá—. ¿Por qué no le cuentas a tus tíos sobre la universidad a la que iras? —Miró a sus hermanos—. Aquella a la que ambos querían asistir y no pudieron, cuentales hija.

Tierra tragame y escupeme en un concierto de Shawn Mendes. Amén.

Un momento... Dijo... ¿Ambos querían asistir?

Pase mi vista por cada uno de los rostros que tenia frente a mí.

Vi mi vida dentro de unos años, cuando veía a mi madre, me veía a mí siendo como ella.

Amargada, sin sonreír, haciendo que mis hijos hicieran lo que yo no pude. Estaba frustrada por no haber cumplido con las expectativas de sus padres. Todos se sentían en deuda con ellos, vi a sus hermanos sintiéndose miserables por no haber cumplido lo que quería, a Julieth siendo aspirada por su padre, a John sin poder tener elección para decidir que hacer o que no; a Danna sintiendo que su padre no la aceptaba, a papá diciéndome que todo estaba bien... A Luca, gritandome «Eres mejor de lo que crees».

—No estudiaré lo que tú quieres mamá —murmuré.

—No te escuche Millie.

Hice la silla hacía atrás ocasionando un chirrido molesto, apoye mis manos en la superficie de madera que tenía adelante y miré fijamente a mi madre.

—No iré a la universidad de medicina —pronuncie con lentitud, saboree cada una de las palabras que salieron de mi boca—. ¿Escuchaste o lo repito?

No respondió.

El peso que sentía desde meses atrás había caído de mis hombros, estaba respirando con normalidad, ya no me sentía asfixiada. Mis ojos se llenaron de lágrimas.

Un silencio sonoro se formó en la mesa, casi idéntico a aquel que se forma en la boda de una iglesia cuando un cura dice “Hay alguien que se oponga a esta boda que hable ahora o que callé para siempre” todos los invitados se miran con curiosidad, el padre se prepara para continuar al ver que no hay nadie, hasta que... una monja dice ,“Yo me opongo”, y todos se sobresaltan.

¡Que giro!

—No estudiaré...

—¡Ya te escuche! —cortó mis palabras apretando los dientes—. Es una broma, ¿verdad? —Negué—. Tiene que serlo, porque ese es tu sueño Emillie.

—No, no lo es mamá, es el tuyo, no el mío.

Al ver a papá lo descubrí mostrándome su apoyo a través de una sonrisa.

—No soy tú, lamento decepcionarte...

Escuchaba cuchicheos en toda la mesa, oraciones provenientes de Julieth donde aseguraba que yo era la mala.

—¿Por qué me haces esto? Millie, estas a punto de... ¿Por qué justo ahora renuncias? Estábamos tan cerca. ¡Es mentira!

Una lágrima rodó por su mejilla, en mi mente se repetían malas palabras para mí.

—No, no haré lo que tu quieres mamá.

Ella señaló a Luca de forma despectiva.

—Es por él. —Apretó los dientes—. ¡Claro! Esto se lo debo a el niño Hopper, ¿estás contento? Por esto no quería que este...muchacho se acercara a mi hija David.

Mi madre enojada era similar a uno de esos monstruos que salen en las películas de terror.

—No culpes a Luca por esto...

Mamá sonrió con amargura.

—Tienes razón... Tú también tienes la culpa de esto. Desde que descubriste que a MI hija le gusta pintar como a tu madre fomentaste su absurdo deseo por los tontos dibujos en ella.

»Millie ya había hecho una elección, luego llegaste tú Luca Hopper, le metiste tontas ideas en la cabeza. Le regalas estúpidas pinturas, te haces su amigo, le das un poco de atención, ¿no te das cuenta que estas demás en nuestras vidas? Le haces daño. ¡Mira lo que has logrado!»

Luca se levantó de la mesa.

—Lauren...

—Señora —le corrigió.

—Señora Wheeler, la única que no se da cuenta del daño que le esta haciendo a Millie es usted misma.

»¿A caso no ha visto sus ojeras? ¿No ha notado que su peso a bajado? ¡No se da cuenta que cuando Millie esta lejos de usted es más feliz!»

Ella soltó una carcajada absurda, camino hasta colocarse frente a Luca, y dio pequeños golpes con su índice en el pecho de Luca.

—Tú no tienes ningún derecho para decirme que hacer con mi hija, tú no te deberías meterte en mis asuntos en cuanto a la educación de Emillie, tú no debes acercarte a mi hija... Y deja de sonreír.

—Lo ha notado, ¿verdad? Pero ha escogido hacer como si nada pasará, le duele que sea yo quien le dice cuanto daño le hace a su...

No término su oración, porque mi madre le dio una bofetada que hizo eco por toda la casa, papá se metió entré Luca y mamá, la tomó por la cintura haciéndola retroceder. Sus ojos estaban inyectados de furia. Él apretó la mandíbula.

—Te quiero lejos de mi casa Luca Hopper, no vuelvas a entrar por mi puerta nunca más. ¡Largo!

Me plante frente a Lauren y la encaré.

—Esto no tiene nada que ver con él, soy yo la que ha decidido por si sola. ¡No puedes prohibirle que entre..!

—Si puedo es mi casa y mientras vivas aquí seguirás mis reglas.

—Lauren no seas tan dura —artículo papá—, Millie es completamente libre de hacer lo que quiera, somos sus padres no sus carceleros.

—También tú estás satisfecho, Emillie hará lo que tú siempre has querido David. Tú y este muchacho han destrozado a mi hija.

No sé si por la rabia o porque de verdad estaba triste, pero las lágrimas bajaron de sus ojos sin piedad.

El público admiraba la escena con mucho interés, ninguno de ellos se quería perder nada.

Busqué a Luca con la mirada, tome su mano entre la mía, era mi agradecimiento sin palabras.

—Emillie sueltalo, y no quiero que lo vuelvas a ver.

—Soy mayor de edad —contasté—, ya no puedes mandar sobre mí...

—¿¡No oíste!? MI CASA, MIS REGLAS. Fuera de aquí Luca.

Me negaba a soltarlo, no era para desafiar a mi madre.

Nos miramos.

—Estaremos bien —reveló él—. Te veré luego.

Solté su mano, extrañando la seguridad y familiaridad que me brindaba.

Él dio media vuelta sin repelar, no mostró miedo o vergüenza, siguió con su andar casual y orgulloso.

Un segundo basto para que las cosas cambiaran, un solo segundo fue suficiente para que mi vida cambiará.

Después de que Luca se fue mis padres discutieron, los demás salieron de casa para no mostrarse tan indiscretos, por más que Danna quiso quedarse su papá no se lo permitió.

Todo eso lo había hecho yo.

En ocasiones soy una cosa... Bárbara.

Destructiva como un desastre, si eso era yo, no tenía caso seguir huyendo contra mi naturaleza. El caos también puede ser magia.

Subí a mi habitación, cerré la puerta a mi espalda deseando que los gritos de mis padres no entraran a mí.

—Creí que no subirías nunca.

Encendí la luz de prisa, extrañada sonreí.

—¿Cómo entraste?

Corrí hasta Luca, toque su rostro para comprobar que era realidad, que lo tenia frente a mí.

Aunque lo había visto cinco minutos atrás, para mí, fue como una eternidad.

—Ella dijo “No vuelvas a entrar por mi puerta” no rompí esa regla —sonrió malicioso—, entre por la ventana.

Bese sus labios con lentitud, los saboree como si fuera la primera vez en que los probaba.

—Eres un tonto, puedes caer, quebrarte un brazo... Una pierna...

Volvió al beso en uno más profundo para impedir que siguiera hablando.

—¿Te he dicho que detesto tu voz?

Me aferré a el cuello de su camiseta.

—Muchas veces. —Me aparte de él para pegar mi frente a la suya.

—Entonces callate y besame.

Y a pesar de los problemas, de ser completamente distintos mirar a Luca me calmaba.

Se siente jodidamente bien cuando ya no sientes te sientes asfixiado, vuelves a respirar con normalidad. Por mucho tiempo estas dando más de lo que puedes y eso te deshasgasta aunque no te des cuenta o no lo quieras ver.

Serás libre cuando aprendas que la única persona importante eres tu misma, que si bien no eres perfecto y nunca lo serás. Y si los humanos somos como un desastre, Luca tenía la misma fuerza de un huracán, y yo la de un tornado, ninguno de los dos quería huir de lo que éramos.

Nos estábamos amando, no sabíamos si iba a durar para siempre, pero estábamos disfrutando del presente, de nuestra libertad.

El beso que nos estábamos dando tenía un sabor a gloria, como si estuviera tocando el cielo, pero una llamada a su teléfono acabo con el momento.

Llevó el aparato a su oreja y en un susurro respondió, rodó los ojos conforme escuchaba lo que la otra persona le decía.

—... Tu conseguiste la caja de música—bufó—. ¡Ajá! Eres muy molesta Meiss, no... Millie no quiere hablar contigo, le caes mal. —Sonrió burlón, nos miramos—. No le hagas mucho caso.

Alargó la mano con su teléfono, di unos pasos a él y lo tome.

—Hola Meiss.

—MILLIE, ¿CÓMO TE SIENTA LA EDAD ADULTA? —Despegue el aparato de mi oreja, Luca se río por mi acto.

Su hermana era muy efusiva, completamente diferente a él.

—Ya tuve mi primer dolor de rodilla. —Sonreí, aunque ella no pudiera mirarme.

—Cosas de la edad, luego viene el dolor de espalda.

Hablar con Meiss era fácil, tenía mucho que contarle, pero era difícil decírselo con Luca a diez centímetros de mí.

Imagine que ella no sabía nada sobre la otra Meiss, ¿y camile? ¿Lo sabía?

Hablamos por algunos minutos más, a fuera se seguían escuchando gritos, mi familia nunca discutía.

—Tengo lo que me pediste —dijo, haciéndome dar un salto.

Le sonreí con nervios a Luca, no podía creer la facilidad con la que Meiss logro...

—¿Me lo enviarás..?

—Estaré ahí —interrumpió. Guardé silencio para que Luca no se enterará de nada—. Feliz cumpleaños Millie, me tengo que ir.

Murmuré un «gracias» antes de terminar la llamada y devolverle el teléfono a Luca.

Siempre guarde silencio por miedo, porque creía que lo que yo pensara estaba mal, hasta que todo lo que callaba empezó a ahogarme, que te quiten la voz y te silencien es lo peor que te puede suceder.

Luca se quedó en mi habitación en lo que duraba la pelea de mis padres, pegó mi cabeza a su hombro y tarareo una nana para tranquilizarme y hacerme sentir segura, jugueteaba con mi cabello con sus dedos.

Se preparó para irse cuando escuchamos unos pasos subiendo a mi recámara, me hizo prometerle que le llamaría si lo necesitaba.

Por los toquidos era de esperase que fuera mi madre, al abrirle la puerta salió disparada como una flecha.

Estaba tensa, molesta, nunca la había visto así, ya no me podía echar para atrás en cuanto a mis decisiones.

—¿Por qué...?

—Má yo...

—Dejame hablar —me silenció—. ¿Por qué justo cuando estabas dentro de la universidad decides hacerme esto?

»Millie, no renuncies a esto por ese muchacho, ¡Por favor! Emillie confió demasiado en tu inteligencia como para dejarte manipular por alguien».

—No es por Luca, él no tiene nada que ver con esto. Es lo que yo quiero. Si estudio medicina, tú seras feliz, ¿donde quedó yo?

Giró la cabeza, su intensa mirada me hizo sentir como una cucaracha a punto de ser aplastada.

—Sabes que él... No siempre estará contigo, el amor de la adolecencia no durará para toda la vida.

»En algún momento Luca encontrará a una chica más inteligente y bonita que tú, se irá. No se quedará a tu lado para siempre.

Deja de creer que la vida es como te la pintan en los libritos que lees, nada es así Emillie. Los libros son solo hojas que alguien escribe para hacerte creer que las cosas pueden ser diferentes, ¿adivina qué? No vives en un libro, y él no es un protagonista que te salvará».

Sus palabras calaban hasta lo más profundo de mi alma, solloce sintiéndome vulnerable.

—¿Por qué detestas a Luca? —Sorbí por la nariz.

—Porque los muchachos como él solo ven físico, solo traen problemas, ¿qué es lo que él te ha dicho? —Silenció—. Todo es una vil mentira, Emillie Luca Hopper no te amará para toda la vida...

—Eso no es una buena razón para entender porque no toleras que Luca este conmigo.

Tomo una larga bocanada de aire.

—Mi madre solía decir que los hombres solo quieren sexo, que para ellos solo existen los cuerpos bonitos.

»Luca te ha dicho que eres diferente, ¿verdad? No sé que tipo de relación mantengas con él, no es difícil imaginarme las palabras que te dice.

Antes de David conocí a un chico. Cuando miras a la persona que quieres a los ojos quedas atrapada, te besan... Te dicen palabras bonitas Y al día siguiente te olvidan. Antes creía que el vecino no iba a ser ningún problema, porque sabia que sentías algo más que amistad por Mike, de un momento a otro este... Chico entra a tu vida y te mete ideas absurdas y estúpidas en la cabeza».

Estaba haciendo mucho esfuerzo para que sus palabras no sonaran alteradas, pero no lo logró del todo. Porque estaban hiriéndome.

Durante mucho tiempo guarde silencio, no dije lo que me molestaba por miedo, preferido que todos apagaran mi voz con las suyas.

Con el tiempo, todo lo que no has dicho forma, uno que se queda atascado en tu garganta y empieza a asfixiarte, llega un momento en el que todo lo que no has dicho amenaza con devorarte. Los humanos no tenemos súperpoderes como los héroes, tenemos que aprender a defendernos de otras maneras, nadie más iba a poder seguir callando mi voz.

—Renuncia a él y ve a la universidad...

—¡ENTIENDE QUE ESTO NO SE TRATA SOBRE LUCA! —Baje la voz—. Sino sobre lo que quiero y lo que soy.

Mi madre parpadeo un par de veces, trago saliva con dificultad, sus ojos estaban llenándose de lágrimas.

—Bien —sonrió—. ¿Quieres ir a una universidad de arte?

—Desde que tenía seis años. —Quise ser sincera con mi madre.

Ella de levantó de la cama, camino un poco a la puerta y se giró a mirarme.

—Nada de lo que te diga te hará cambiar de opinión, ¿verdad?

—Nada.

—Es tu última palabra —asentí—. Entonces deberías ir buscando algún trabajo para poder ir a tu escuelita de pintura.

Y probablemente al mundo no le gustará lo que dirás, quizá habrá personas a las desagrade que hayas hablado por fin. Quizá sientes que las puertas se te han cerrado, y a lo mejor sientes que estas en medio de una guerra, pero nadie te podrá quitar el sentimiento de libertad que has ganado, porque cuando decides hablar, el silencio deja de ser una opción y ya no hay cadenas atandote.

Callar para darle gusto a los demás no esta bien, debes mostrar que eres más fuerte de lo que los demás creen, no dejar que el miedo te consuma. Nunca te deberías rendir, aunque los sueños parezcan lejanos y difíciles, no son imposibles.















NA:¿Vieron la nueva portada? Pues es la ganadora del concurso de portadas.

El segundo lugar hay un empate y el tercero es el de más abajo. Me Comunicaré con las ganadoras para hacerles llegar su premió.





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