Susana se acercó y vio cuando Ximena molesta agarró sus cosas y salió del lugar, después vio a Daniel y su amiga muy juntos, ni se percataron de que Ximena pasó a unos cuantos metros de ellos.
Susana: bien amiga! Así se hace.
Regina: ¡no puedo creer que tengas que pensarlo tanto!
Ximena se subió a su auto y se fue.
Daniel: No tengo nada que pensar, me voy contigo.
Regina sonrió.
Daniel: pero tú, ¿no tendrás problemas con tu papá?
Regina: uno más de los que tengo no hará ninguna diferencia.
Daniel: bueno, entonces vamos.
Daniel abrió la puerta de Regina, esta se subió y después él se subió de copiloto, el auto entró en marcha.
Susana no podía entender lo que pasaba, pero estaba feliz de ver lo decidida que era su amiga.
Susana: estoy segura de que esto será el inicio de una hermosa reconciliación.
Daniel: ¿a dónde vamos?
Regina: cerca. - dijo mientras le sonrió-
Ximena conducía furiosa
Ximena: ¿Cómo pudo llegar esa mujer hasta ese restaurante?... respira, inhala, exhala Ximenita, sabíamos que no iba a ser nada fácil seducir a un hombre casado, pero de que ese bombom cae en tus brazos cae, si hoy no funciono será mañana.
Miranda terminaba de ponerse al corriente con sus tareas del kínder.
Lorenza: ¿ya terminaste?
Miranda: ya casi abue, ¿ tu crees que mis papitos me dejen volver mañana? Extraño el kínder.
Lorenza: bueno, eso depende de cómo te sientas.
Miranda: no me duele nada.
Lorenza: entonces hablaremos de eso con tu mamá durante la comida estoy segura que no se negará, aunque me imagino que tu afán es porque tu papá te va a recoger ¿verdad?
Miranda: si, así podremos estar más tiempo juntos y mis compañeras verán que si tengo papá y muy guapo.
Lorenza: eso está muy bien, porque no vas a ayudarle a Esperanza con el postre mientras yo te guardo todo esto.
Miranda: bueno.
Regina se detuvo en un hotel, entraron al estacionamiento y pasaron a la recepción.
Daniel: ¿aquí?
Regina: es muy cómodo además nos queda de paso a ambos, me hospede aquí con Miranda cuando dejamos la casa de mis padres.
Daniel: lo sé, yo también estuve aquí, de hecho, aquí conocí a Miranda, nos cruzamos en el restaurante.
Regina: creo que alguna vez me lo platicaste.
Daniel: si, este lugar tiene un significado especial para mí.
Regina: para mí también.
Se bajaron del auto y caminaron hasta la recepción.
Recepcionista: buenos días, ¿en que puedo ayudarlos?
Regina: necesitamos una habitación.
Recepcionista: como no, ¿para cuantas noches?
Regina: una creo.
Recepcionista: bien, firme aquí por favor, el pago se hace al salir.
Regina: perfecto.
Regina firmó el ingreso al hotel.
Recepcionista: le pediré al botones que venga por su equipaje.
Regina: no tenemos, gracias.
Recepcionista: bien, entonces aquí está su llave.
Regina: muchas gracias.
Antes de que Daniel dijera algo Regina lo agarró de la mano y se lo llevó muy a prisa, se subieron al elevador, Daniel no podía dejar de mirarla.
Regina: ¿Por qué me miras así? - dijo sonriendo.
Daniel: no me imagine que hicieras este tipo de locuras.
Regina: yo tampoco, pero para todo siempre hay una primera vez, ¿no crees?
Regina lo vio de manera muy coqueta a lo que Daniel no se pudo resistir y volvió a besarla, ella lo rodeo con sus brazos mientras el la tomo por la cintura.
Al abrirse el elevador dos ancianos los observaron besándose y se quedaron boquiabiertos.
El anciano aparento toser lo que hizo que ellos se separaran inmediatamente.
Daniel y Regina salieron del elevador agarrados de la mano mientras la pareja de ancianos entro en él.
Anciano: los jóvenes de hoy en día no pueden controlar sus hormonas.
Anciana: yo solo vi puro amor, además se ve que son responsables y hacen linda pareja.
Anciano: pues sí, se ven bien juntos, ojalá y pasen un buen rato.
Regina abrió la puerta de la habitación, ambos entraron podía verse algo de la ciudad desde allí, estaban a 10 pisos de altura.
Regina soltó su bolsa y la dejó en un sofá, Daniel hizo lo mismo con su portafolio, su laptop y su celular.
Daniel: me das un minuto, necesito ir al baño.
Regina asintió con la cabeza.
Regina no pudo evitar y tomó el celular de Daniel y lo apagó.
Regina: todo va ser mejor sin interrupciones.
Volvió a ponerlo en su lugar.
Daniel: ¿me dijiste algo?
Regina: que espero no haya interrupciones.
Regina se quitó la chaqueta que traía puesta, Daniel salió del baño.
Daniel: Estoy de acuerdo, cero interrupciones, en este momento solo existimos tú y yo.
Regina se acercó a él y lo beso, lo llevó hacia la cama sin dejar de besarlo, lo empujó, Daniel cayó sobre la cama, ella se quitó la blusa.
Daniel: pensé que íbamos a hablar.- dijo haciéndose el incrédulo-
Regina: si, pero creo que los dos primero necesitamos esto.
Daniel: ¡absolutamente!
Daniel estaba realmente emocionado, se quitó su saco y su corbata, después Regina le ayudó con la camisa, lo besó y cayó sobre él.
Ximena esperó un tiempo prudencial con la esperanza de que Daniel aparecería pronto por esa puerta, pero al no verlo lo llamó a su celular, pero este sonaba apagado.
Ximena: ¡Daniel contesta!
Al ver que sus intentos eran en vano dejo de llamar.
Ximena: cuando te vea vas a tener serios problemas conmigo.
Susana se reunió con su paciente, mientras platicaban su mente divagaba pensando en lo que estaría haciendo en ese preciso momento Regina, lo que la hacía sonreír.
Daniel y Regina estaban completamente desnudos besándose en esa enorme cama del hotel.
Ariel: ¿ya llegó Regina?
Recepcionista: no don Ariel.
Ariel le marcó a Regina, pero su celular estaba dentro de su bolsa y ella no alcanzaba a escucharlo además de que su atención estaba realmente en algo más importante.
Ariel: En un rato tenemos una reunión muy importante, mientras atiendo a otros clientes por favor intente comunicarse con ella, es urgente.
Recepcionista: si señor.
Ariel se fue a su oficina.
Mientras tanto en el hotel.
Regina estaba contra el cabecero de la cama, tenía una de sus rodillas levantada, Daniel estaba un poco arrodillado y frente a ella, ambos cuerpos eran uno solo, llevaban tantos días sin disfrutar de una apasionado encuentro que le estaban dando rienda suelta a la pasión que llevaban dentro, no dejaban de besarse y acariciarse, parecía que llevaban siglos sin sentir la piel del otro.
Daniel era un hombre muy fuerte por eso no dudo en agarrar a Regina y ponerla sobre su regazo, seguían frente a frente besándose como nunca, él no podía dejar se oler su cabello besar su cuello, mientras ella hacia lo mismo, sus respiraciones empezaban a agitarse por el movimiento de sus cuerpos en sincronía.
Con mucha suavidad Daniel fue bajando a Regina de su regazo para dejarla acostada sobre la cama y quedar atrapado entre sus largas y hermosas piernas, lo que permitió besarla mientras realizaba movimientos con sus hombros y pelvis sin dejar de estar dentro de su cuerpo, sus respiraciones cada vez estaban más agitadas y sus corazones no dejaban de latir rápidamente, era un encuentro bastante apasionado, tanto así que de sus pieles podía empezar a verse su sudor.
Ximena llamó a Lorenza.
Lorenza: ¿Cómo que Daniel te dejó plantada?
Ximena: me dijiste que era un hombre responsable así que te pido que hables con él y con tu hija.
Lorenza: ¿Qué tiene que ver Regina con esto?
Daniel y Regina estaban tumbados y abrazados de lado en la misma dirección, ella dándole la espalda, ambos con una enorme sonrisa que irradiaba una gran felicidad.
Daniel: esto es una locura.
Regina: lo es.
El celular de Regina empezó a sonar, por un momento tuvo el impulso de levantarse a contestar.
Daniel: nada de eso, quedamos en que no habría interrupciones...