Killing the Dancing Queen [EN...

By ElizabethMartiartu

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Una chica perfecta. Todos la querían como reina del baile. Un crimen ocurrido la noche que se suponía sería m... More

Aclaraciones y notas
1: Bethany Edevane, la reina del baile.
2: Se hace mayor el misterio
3: ¡Mia Adams, sonríe a la cámara
5: Drake Miller, el exnovio egocéntrico.

4: Y la larga lista empieza con...

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By ElizabethMartiartu

—Buen día, ¿en qué puedo ayudarlos? —preguntó la señora Adams al abrir la puerta.

—Buenos días, señora. Somos Parker y Smith, los oficiales a cargo de investigar el asesinato de Bethany Edevane —respondió Andrew.

—¡Oh, sí! Fue horrible lo que le ocurrió a esa pobre chica. Pero... ¿asesinato dice? ¡Vaya! Esperaba que todo hubiera sido tan solo un trágico accidente.

—No lo fue, señora Adams —intervino la detective Parker—. Y en realidad es todo bastante confuso aún. De hecho, esperábamos que su hija, Mia, pudiera ayudarnos a resolver el misterio.

—¿Mi hija? ¡Pero eso es una locura! ¿Qué podría saber Mia sobre esto?

—Bueno —volvió a decir Smith—, más que saber, yo diría estar involucrada —añadió mostrándole a la mujer la foto de su hija que había captado la cámara de seguridad—. Creo que Mia tiene un par de cosas que explicar.

—¿De qué se trata todo esto? —dijo angustiada la pobre mujer, tomando en sus manos la foto.

—Se trata de una imagen captada por una de las cámaras de seguridad de la casa de los Edevane. Verá: unas cuantas horas después de lo ocurrido, el señor Edevane recibió un llamado de parte de uno de sus trabajadores, informándole que alguien había dibujado este letrero en una de las paredes de su casa.

La madre de Mia analizó el resto de las fotos que los detectives le habían dado. Mientras las veía, Parker prosiguió con la explicación:

—Como puede ver, alguien pintó ese letrero: "¿B quería ser la reina? Que presuma su corona en el infierno". Es lo suficientemente agresivo como para pensar en que alguien odiaba a Bethany lo bastante como para querer verla muerta o, incluso, matarla con sus propias manos. Es obvio que la persona que hizo esto, o bien es culpable, o bien tiene información clave con respecto a lo que pasó.

—Muy bien. Pero sigo sin ver cómo encaja Mia en todo esto.

—Señora Adams, es simple. Como puede ver aquí, la cámara de los Edevane grabó a los vándalos en el acto. Un acercamiento de la imagen nos ha permitido ver el rostro de una de las personas que hizo la pintada: su hija.

La mujer simplemente no podía creerlo. ¿En qué diablos estaba pensando Mia cuando se le ocurrió una cosa así? ¿Por qué haría algo por el estilo? ¿Qué razones tendría?

—Oficiales —dijo al fin sin poder salir de su asombro—, creo que será mejor si pasan y se sientan. Estoy deseosa de escuchar esa explicación. —Y, entrando ella misma a la casa, añadió—: ¡Mia Adams, baja las escaleras y trae tu trasero aquí ahora mismo!

***

Algunos momentos después, se encontraban todos sentados en la sala de los Adams. Mia se negaba a decir algo; no obstante, sus nerviosos gestos y la mirada inquieta de sus ojos, revelaban que sabía mucho más de lo que quería hacer ver.

Los oficiales insistían en sus preguntas sin obtener respuesta alguna de su parte. Su madre, que ya había perdido la paciencia, le gritó:

—¡Habla de una vez, niña! ¿Por qué hiciste una cosa así? ¿Quién estaba contigo?

—Uf, está bien —respondió la chica visiblemente exasperada—. Solo fue una broma. Lo de la pintada, quiero decir. Pero eso no significa que yo haya hecho daño a Bethany.

—Mia —le dijo Peyton a la chica—, no creo que tengas claro el concepto de broma. Lo que hiciste no fue una broma, sino cometer un delito. Y al hacerlo justo después de que la señorita Edevane fuera asesinada, te convierte en sospechosa de un crimen.

—Señorita Edevane —repitió Mia entre dientes, notablemente molesta—. Esa zorra no merece ser descrita de forma tan decente.

—¿Por qué dices eso, Mia?

—Porque Bethany era una víbora venenosa, solo que era lo suficientemente inteligente como para que la mayoría no se diera cuenta y los pocos que sabíamos de ello, no podíamos decirlo. Ella nos hubiera hundido. Además, ¿quién iba a creerse que "doña perfecta" era en realidad una total hija de...?

—Cuidado con tu lenguaje, señorita —le advirtió su madre—. No permitimos groserías en esta casa. Lo sabes bien. Bajo ninguna circunstancia.

—Lo siento, mamá. Perdón.

—Mia —habló nuevamente Smith—, ¿quieres explicarte mejor? ¿Por qué dices esas cosas sobre Bethany?

—Porque es la verdad. Esa chica era puro veneno. Su prestigio y su dinero la hacían intocable y su inteligencia e ingenio jugaban a su favor; ella hacía y deshacía a su antojo, perjudicaba a quien quería y no le importaba nada. Pero hasta los profesores estaban siempre de su lado. ¡Era imposible desenmascararla! Y luego estaban todos sus seguidores: te atrevías a decir algo negativo de ella en las redes y el ataque por parte de ellos no se hacía esperar.

—¿Alguna vez te hizo algo a ti? ¿Tenía algo en tu contra?

—Yo creía que no —dijo la chica visiblemente triste—, hasta la noche del baile. Verán, en las últimas dos semanas ella se acercó muchísimo a mí. La verdad, no me extrañó nada, porque yo era la encargada del comité de graduación y todo el mundo sabía que la elegirían a ella como reina. Es normal que Bethany quisiera que todo saliera a su gusto porque, después de todo, ella sería la estrella de la noche.

»Tres días antes del baile, se me acercó y me pidió que llevara alcohol para el ponche de la fiesta. Dijo que, si lo hacía yo, nadie sospecharía de mí, porque era una alumna modelo. Claramente me negué. Pero Bethany no se dio por vencida. Dijo que yo sabía que ella podía arruinar por completo mi vida con un solo post en su cuenta. Me constaba que tenía razón, pero dudé porque ella no tenía nada con lo que arruinarme. O eso creía yo.

»Resulta que durante el verano pasado fui a una fiesta que no acabó nada bien para mí: terminé borracha, hablando frente a todos de mis problemas familiares; sobre cómo mi padre nos dejó llenas de deudas a mamá y a mí y un montón de cosas más que nunca debieron salir a la luz. Gracias a Dios, no lo dije delante de todo el mundo. Solo había un par de personas que ni siquiera recordaba quiénes eran. Pero allí estaba Bethany, grabándolo todo.

»Así que cuando amenazó con subir el video a las redes, accedí a darle lo que quería: alcohol en el ponche de la fiesta de graduación. No era tan grave. Y, después de todo, ella tenía razón: nadie sospecharía de mí, nadie sabría que fui yo. Salvo que la propia Bethany me acusó con la profesora Summers y me expulsaron de la fiesta. Intenté explicar lo sucedido, pero fue en vano.

»Así que me fui. No podía regresar a casa; hubiera tenido que contarle todo a mamá y estaba demasiado avergonzada. Para colmo, ella me dijo que seguramente subiría el dichoso video de todas formas.

»Fui a una cafetería y me quedé allí casi toda la noche. Al rato, llegó... alguien más; otra de las víctimas de Bethany. Me contó lo que le tenía en semejante estado de enojo. Una hora más tarde, comenzaron a llegar notificaciones a nuestros teléfonos. Eran mensajes anunciando que Bethany Edevane estaba muerta.

»Entonces lo pensé, lo de la escritura en la pared y todo eso. Era una pequeña forma de vengarnos por todo lo que ella nos había hecho. Esa persona estuvo de acuerdo, así que cambiamos nuestra ropa, obtuvimos la pintura, fuimos a casa de los Edevane y el resto de la historia ya la conocen.

—Tendremos que comprobar tu cuartada. Hasta entonces, eres sospechosa. No digo que la hayas matado a propósito. Tal vez solo forcejeaste con ella tratando de convencerle de que no subiera ese video, la empujaste y ella solo cayó y se golpeó en la cabeza.

—¡Eso nunca pasó! Además, ya les dije que estuve desde un inicio en la cafetería.

—Bien, eso está por verse. ¿Quién es esa persona que fue tu cómplice?

—No pienso decirlo. Ya tiene suficientes problemas como para encima tener que lidiar con la policía.

—Bien, pero, Mia, ¿no te parece exagerado que Bethany pudiera poner tu vida de cabeza con tan poco?

—Puso la de Drake Miller del revés con mucho menos que eso. Deberían ver la cuenta de Instagram de Bethany. Está todo allí. Luego de eso, tal vez querrán hablar con Drake. Si creen que yo tenía motivos para matarla, pues creerán que a él le sobraban una vez conozcan su historia.

—Vale —concluyó la detective Parker—, hablaremos con ese chico. También iremos al lugar en donde dices que estuviste todo el tiempo. Danos los datos de esa cafetería y también los de Drake. Y, Mia, la verdad te vendría muy bien si colaboras con nosotros y nos dices quién estaba contigo anoche.

La chica le dio a su madre una mirada que gritaba: "¡Auxilio!"

—Es suficiente por hoy, oficiales —dijo la señora Adams, mientras abrazaba a una nerviosa Mia que se deshacía en llanto—. Vayan a hacer su trabajo por ahora. No se lo tomen a mal, pero Mia necesita descansar. Yo hablaré con ella y les daré cualquier información que me diga. Los acompaño a la puerta.

—No es necesario, señora, quédese con ella y trate de calmarla. Aquí tiene mi tarjeta. Cualquier cosa, me llama, por favor. Que tengan buen día.

—Y recuerde que esto no elimina a Mia como sospechosa —añadió el oficial Smith—. Aún debemos confirmar que su cuartada sea cierta. Deben permanecer en la ciudad y tal vez quiera pensar en contratar a un buen abogado. Solo por si acaso. Si no lo necesita por asesinato, seguramente le hará falta cuando el señor Edevane haga una demanda por ese cartel que hizo su hija.

Dicho esto, ambos detectives se encaminaron a la salida. Una vez afuera y cuando hubieron caminado cierta distancia, Smith rompió el silencio:

—Bien, para mí la chica dice la verdad. Estaba muy asustada, pero estaba siendo sincera.

—Cierto, Andrew. Sin embargo, aún nos queda descubrir a quién está encubriendo con tanto empeño. Pero antes, echemos una mirada al Instagram de Bethany, tal y como sugirió Mia.

Peyton sacó su teléfono celular y, más fácil de lo que pensó, encontró archivada en el Instagram de B una transmisión en vivo de un par de meses atrás. Luego de verla junto a Smith, dijo:

—Bueno, será mejor que investiguemos un poco acerca de este chico, Miller. Debemos saber a fondo qué ocurrió para que Bethany lo pusiera en ridículo delante de miles de personas y si tenía o no razones para matar a la víctima.

—Una víctima que quizás no lo era tanto. Parece que Bethany Edevane era una cajita de sorpresas.

—Aun así, Smith, nada justifica un asesinato. Ninguna persona tiene el derecho de quitarle la vida a otra.

—Lo sé, lo sé. Pero hay personas que se dedican a hacer enemigos en la vida y, por lo que parece, nuestra reina del baile se encargó de hacer unos cuantos.

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