Italia.
Becca.
Tropecé con mi propio pie, casi cayéndome al suelo.
—Ay dios, ¿Estas bien? —Se acercó con más rapidez.
Miré a todos lados, buscando una escapatoria. Y, no estoy orgullosa de decir esto, pero mi mejor idea fue correr hacia el lado contrario.
Si, comencé a correr. Dejé el rollo de papel allí tirado y a él también.
Cuando llegué al puesto de la señora Longo, no podía casi respirar.
Si hiciéramos más deporte, esto no pasaría.
— ¿Y mi toalla? —Dijo Logan sin entender nada.
—Me...Me tengo que ir...—Hiperventilé.
— ¿Qué? ¿Qué ha pasado? —Me miró con el ceño fruncido. Intenté hablar, pero me era imposible, solo podía señalar hacia atrás. — ¿Becca? —Miró hacia donde señalaba. —Becca, ¿Quién es?
—Lo siento.
No dejé de correr hasta llegar a casa. Abrí la puerta principal con rapidez y subí las escaleras sin decir palabra a mis padres, que estaban en el salón.
La puerta de mi habitación chocó contra la pared tras ella, debido a que la había abierto con demasiada fuerza y Kora, quien aún seguía durmiendo, pegó un bote que le hizo caer de culo al suelo.
— ¿Qué ha pasado? —Dijo desubicada.
—Steven está aquí. —Solté.
Su cara era todo un poema: Tenia aún la marca de la sabana en la mejilla y frente, los ojos y boca con restos del maquillaje que se puso anoche y ahora parecía una esfinge porque no se movía.
— ¿Qué? —Repitió por quinta vez consecutiva.
—Si, Kora, sí. Espabila. —Dije con impaciencia.
—Pero...no puede ser. —Frunció el ceño. —No, él se fue a... ¿Estados Unidos? —Cerró los ojos mientras se rascaba la frente, confundida.
—Pues lo acabo de ver en la feria.
—No puede ser él, Becca. Te habrás confundido...él no...—Me acerqué a ella.
—Kora...era él. —Afirmé y tragué con dificultad. —Eran los mismos ojos de Ada...
—No. —Miró al suelo, negando con la cabeza. —No digas eso. —Me miró casi cabreada. —Ella no tiene nada en común con él, y lo sabes.
—Lo sé...—Me apoyé junto a ella en el lateral de la cama.
—Y ¿Que...Que se supone que tenemos que hacer? ¿Decírselo a Jess? —Me miró preocupada.
—No...No lo sé. —Apoyé los codos sobre mis rodillas y escondí la cara en mis manos.
— ¿Crees que viene a llevársela? ¿A Ada?
— ¡No lo sé, Kora! —Perdí los nervios. —Lo siento...
—No pasa nada, estas asustada. —Le quitó importancia. —Como yo...
Suspiré y la miré.
—No se que se supone que tenemos que hacer...—Confesé y ella suspiró.
—Acudir a nuestra segunda mejor consejera...—Se levantó del suelo y me tendió la mano.
— ¿Esta aquí? —Las dos asentimos. — ¿ahora mismo? —Volvimos a asentir y mamá dio otro sorbo a su té.
—Lo acabo de ver en la feria. —Repetí moviéndome por la cocina, nerviosa.
— ¿Le has dicho algo a Jess? —Preguntó mamá con tranquilidad.
—No. ¿debería? —Me mordí las uñas, indecisa. Kora me quitó la mano de la boca con un manotazo.
—Eh...No. —Dijo mamá finalmente.
— ¿No? -Habló Kora extrañada. — ¿Enserio preferís que se lo encuentre de sopetón en el super mientras compra pañales y aguacates con su reciente prometido?
—Se casa en menos de un mes, Kora. No necesita más problemas en su vida ahora mismo. —Dijo mamá tranquilamente.
Mi móvil comenzó a vibrar sobre la encimera mientras mamá y Kora discutían sobre que hacer. Me pensé si contestar o no.
— ¿Piensas contestar? —Me recriminó mi hermana.
—Es Jess. —No sabía que debía hacer.
—Ya lo sé, idiota. Veo la pantalla desde aquí. —Rodó los ojos. —Contesta, si no, va a saber que algo va mal.
Me mordí el labio y asentí dándole la razón, pero aun así no me moví.
—Cielo, es para hoy. —Mamá me metió prisa.
—Vale, vale. —Descolgué el teléfono. — ¡Jess! -Chillé demasiado.
Mamá y Kora negaron con la cabeza a la vez para que no lo volviera a hacer.
— ¡Becca! —Gritó Jess de vuelta. — ¡No te lo vas a creer! —Sonó emocionada.
— ¿Qué? ¿Qué pasa? —Dije nerviosa.
—Oye, ¿Estas bien? Te noto rara...
— ¿Queeee? Para nada. —Me reí nerviosa. —Soy yo, Becca. Tu hermanita desde los cuatro añitos...Becca.
Kora se golpeó la frente contra la mano al instante.
—Ok...-Jess se río. —Lo que te quería decir es que... ¡Tenemos sitio para la boda! —Me chilló con todas sus fuerzas.
Mamá y Kora me miraron con atención, la habían escuchado.
— ¿Qué? ¿Enserio? —El alma me volvía al cuerpo.
— ¡Si! Es un palacio precioso... — ¡Castillo! —Escuché a Dante a lo lejos.
—Eso, castillo. —Se volvió a reír. —Está lleno de enredaderas y flores...A mamá le va a encantar.
— ¡No me lo puedo creer! Estoy muy feliz por ti, Jess...—Sonreí.
— ¡Yo también! —Notaba como sonreía. —Bueno, me tengo que ir...Que nos están haciendo un tour guiado. —Susurró. —Si estáis todos por casa, ¿Os importaría pasaros? Necesito vuestra opinión...
— ¡Claro! Pásame la ubicación y vamos ahora mismo.
—Perfecto. Gracias, cielo.
Nada más colgar, tenia la mirada de la mitad de la familia sobre mí.
— ¡Tienen lugar para la boda! -Anuncié y todos comenzaron a gritar de felicidad y a abrazarse. De un momento a otro, los gritos pasaron de la cocina al coche.
Me asomé por el hueco entre la nonna y el nonno para ver aquel majestuoso lugar, El coche paró.
—Perdone, pero no pueden entrar con el coche. —Habló el segurata de la entrada.
— ¿Cómo que no se puede aparcar ahí dentro con el espacio que hay? —Replicó el nonno, el segurata se encogió de hombros. —Soy un señor mayor ¿Sabe?
—Leonardo, aparca aquí fuera. —Habló la nonna con tranquilidad. Él aparcó sin rechistar más.
Cuando todos estuvimos frente aquel enorme castillo, nadie dijo palabra hasta después de varios minutos.
—Joder...-Soltó Andrew.
— ¿Esto es real? —Dijo Kora con la boca abierta.
—Es precioso. —Mamá comenzó a andar por los jardines. Yo no podía moverme.
En lugar estaba sobre una colina altísima a las afueras de la ciudad, desde donde habíamos aparcado el coche hasta la entrada, era todo jardín; Arbustos perfectamente podados, flores de todos los colores a ras de suelo, arboles altísimos que, acompañados de cantos de los pájaros, parecía realmente un sueño.
— ¿Becca? —Me llamó Kora.
— ¿Mhm? —Dije inconscientemente sin apartar la vista de la fachada.
— ¡Vamos! Jess está ahí. —Me obligó a andar, pero aun así no aparte la mirada de ella, parecía bastante antiguo pero muy bien conservado.
Era todo de piedra y lleno de ventanales claros...La fachada estaba casi cubierta por enredaderas y tenia el estilo romano tan característico de Italia.
—Gracias a dios que estáis aquí. —Jess apareció por la enorme puerta principal.
— ¡Hija! Esto es alucinante...—Papá la abrazó.
— ¿Os gusta? —Preguntó al aire, aunque me miraba a mí. Asentí para tranquilizarla y ella respiró calmada. —Venga, pues pasar que os lo enseñamos rápido que en diez minutos hemos quedado con el notario. —Dijo entusiasmada.
— ¿Está Dante aquí? —Dijo el nonno extrañado.
—Si, nonno. Ha venido conmigo. —Jess abrió la puerta para nosotros.
—Eso es nuevo...—Comentó por lo bajito mientras entraba, Jess rodó los ojos.
—Ni caso, lo hace para provocar. —Le tranquilicé al pasar.
—Aun así...—Suspiró antes de cerrar después de mí. —Bueno, espero que os guste.
Observé aquel lugar, era un hotel...O eso parecía.
—Lo reformaron hace un par de años para convertirlo en un hotel, pero antiguamente era un castillo para burgueses. —Nos explicó Dante.
—Wow...—Ojeé el sitio con curiosidad.
Tenia toques modernos, pero conservaba esa esencia antigua que sabia que a Jess le encantaba tanto. Por lo que pudimos ver en el interior; El castillo contaba con tres plantas de altura, patios interiores, dos piscinas cubiertas, salas comunes y de juegos, restaurante, entre otras.
— ¿Qué te parece? —Jess enlazó su brazo con el mío.
—Es precioso, Jess...—Dije sincera.
— ¿Te gusta? ¿De verdad? Porque si no, seguimos buscando eh. —Dijo rápidamente y me reí. —No te rías, lo digo enserio. —Me miró mal.
— ¡Pero si es perfecto, Jess! —Le aseguré y ella sonrió complacida.
—Y eso que aún no has visto lo mejor...—Estiró de mí hasta pasar por una cristalera.
Mi cara cambió a una de asombro cuando de repente estuvimos en un balcón enorme, asomadas por la barandilla de mármol hacia el jardín trasero: Rodeado de vegetación y flores preciosas.
—Ahí irían las mesas de los invitados...—Señaló una explanada al pie de las escaleras de mármol claro. —Y allí la pista de baile junto el puesto de DJ...—Señaló a lo lejos.
—Jess, parece un sueño...—Observé el enorme jardín y finalmente la cara de mi hermana, le brillaban los ojos. Sonreí sin querer.
—Espera, que hay algo más...—Avanzó por el balcón, la seguí con curiosidad.
Nos paramos frente a la barandilla, el sol se reflejaba en el mar cristalino.
—El mar se ve increíble desde aquí. —Comenté.
—Eso no, tonta. —Señaló hacia abajo. —Eso.
Su dedo índice señalaba una zona cubierta por césped con un arco nupcial y unas cuantas sillas de plástico mal puestas, pero aun así impresionaba verlo.
—Joder...—Parpadeé varias veces.
—Si te escuchara mamá...—Dijo divertida.
—Te vas a casar ahí. —La miré ilusionada.
—Esa es la idea, sí. —Sonrió nerviosa. —Aún...Aún hay que hablar con el encargado...y que tengan fechas y que tenga buen precio...—Se estaba empezando a agobiar.
—Jess...Respira. —Intenté mantener la calma.
—Dios, claro que no van a tener fechas para dentro de un mes...—Comenzó a respirar a trompicones. —Soy una idiota por pensar que si...—Se pasó la mano por el pelo.
—Jess, no eres una idiota. —Dije con calma. —Y ya verás como todo va a ir bien.
—Voy a tener que vender los dos riñones para poder pagar este sitio...—Miró a todos lados.
—No puedes sobrevivir sin los dos...—Me miró mal ante mi comentario. —Perdona. Y sabes que mamá y papá te pueden ayudar con eso.
—No pienso pedirles más dinero, Becca.
—Ok, pues buscaremos otro sitio más económico...
Jess se paró a pensarlo, después de varios minutos asintió y respiró bien de nuevo.
—Tienes razón. —Asintió repetidas veces.
—Además, Dante y tú os queréis...No creo que os importe el lugar, si no hacerlo oficial. ¿Me equivoco? —Dije con cautela.
—No. Yo le quiero.
—Pues ya está. —Sonreí. —Todo va a ir bien.
— ¿Amor? —Dante asomó la cabeza por la cristalera. —El encargado esta ya aquí. —Ella me miró asustada.
—Va a ir bien, ya lo verás. —Le agarré la mano y ella asintió convencida.
—Luego te digo. —Me besó la frente. —Eres la mejor, lo sabias ¿No? —Me sonrió.
Dios mío, tenia que contarle lo de Steven. Ya.
¿Cómo? ¿Ahora, Becca? ¡Es para matarnos!
— ¿Jess? —La llamé decidida a decírselo.
—Luego hablamos, cielo. —Se fue junto a Dante.
—Mierda. —Susurré.
— ¿Qué ibas a confesar? —Una voz sonó a mi espalda.
—Joder, Logan. ¿Qué haces ahí? —Le miré.
Estaba casi tumbado en un sofá con los pies sobre la mesita de café y fumando, como siempre.
—Fumar te deja los dientes como carbón, yo que tú llevaba cuidado. Es lo único que salva tu mala leche. —Me senté con desgana a su lado, tenía los pies molidos.
— ¿Crees que mi sonrisa es bonita? —Se contuvo la risa y yo hice un mohín.
—No he dicho eso, pero supongo. —Observé como se llevaba el cigarro a los labios, divertido. — ¿Puedo?
— ¿Después de lo que me has dicho? ¿Estás segura? —Dijo divertido.
—Yo no tengo mala leche. —Protesté. —Y pues, le estoy ocultando a mi mejor amiga que su exnovio y padre de su hija está en la ciudad, asique sí, estoy muy segura. —Dije en un suspiro.
—Está bien...—Me lo pasó, curioso.
Le quité el cigarro de la mano. No me lo pensé demasiado cuando coloqué la boquilla en mi boca, ni cuando absorbí el humo, ni cuando lo dejé más tiempo de lo que debía en mi boca.
—Ok, despacio Becca...—Me lo quitó de los labios.
Me dio un escalofrío. No sé si fue por como sonó mi nombre en sus labios, por el roce entre su mano y mi boca al agarrar el cigarro o porque había inhalado demasiado humo.
—No...No debería haber hecho eso...
—Pues no, ¿Has fumado alguna vez antes? —Él le dio otra calada.
—No, quiero decir, sí. —Tragué saliva. —Me refiero a que no debería haberte dicho lo de mi hermana. —Aclaré.
—Tranquila, no me van mucho los dramas familiares. —Dio otra calada mirando al frente.
Me acordé de la entrada triunfal de su madre la otra noche.
—No te llevas muy bien con tu madre ¿No? —Dije de repente.
Él frunció el ceño sin mirarme.
Mierda, Becca. ¿Que hemos hecho?
—No somos amigos, Becca. No tengo porque contarte nada. —Me miró de reojo.
—Eh...Ya, ya. —Parpadeé varias veces, incomoda. —Lo siento...por la pregunta. —Me levanté del sofá.
—No hace falta que te vayas, Becca...—Me miró. Le miré fugazmente e hice un mohín. — ¡Becca! —Me llamó, pero yo ya estaba cruzando la cristalera.
Wow, no me esperaba esa respuesta...Sabía perfectamente que no éramos amigos, pero podría haber sido un poco más amable conmigo. Al fin y al cabo, no lo pregunté con mala intención.
— ¿Qué ha pasado? Tienes la cara blanca. —Kora me abanicó con las manos.
—Estoy bien. —Le paré.
—Se lo has dicho ¿Verdad? —Me inculpó. —Sabía que no podrías ocultárselo. ¡Becca!
— ¿Qué? No le he dicho nada, tranquilízate.
—Menos mal...—Suspiró aliviada.
Se hizo el silencio por unos segundos.
— ¿Enserio me creías capaz de decírselo? —La miré mal.
—Pues sí, eres Becca.
— ¿Eso que quiere decir? —Puse los brazos en jarra, ofendida.
—Significa que no sabes guardar ni el más mínimo secreto. —Se encogió de hombros.
—No es verdad...—Pues claro que era verdad.
—Ajá... ¿Dónde está Jess? —La buscó con la mirada.
—Acaba de entrar a ver al encargado...
— ¿Crees que se lo darán? —Me siguió mientras caminaba por el hotel.
—Espero...está realmente ilusionada.
— ¿Pero? —Me miró de reojo.
—Pero...este sitio tiene que valer una fortuna, Kora.
— ¿Tú sabes la de pasta que tienen los Bianco? —Negué con la cabeza ante su pregunta.
—Son ridículamente ricos. —Andrew apareció.
— ¿Pero tanto? —Dije sin creérmelo.
—Su padre es de los arquitectos más famosos de Europa, así que creo que sí.
— ¿De Europa? Joder...
Estábamos todos sentados en los sillones del recibidor del hotel, incluido Logan, cuando salieron los dos por la puerta de lo que supuse era un despacho. Todos nos levantamos de golpe.
— ¿Y bien? —Preguntó mamá desesperada.
Jess se mordía el interior del labio cuando negó con la cabeza.
— ¿Cómo qué no? —Papá no entendía nada.
—A ver, hay fechas. —Todos nos alegramos por un momento. —Lo malo, es que hay otras parejas interesadas y si lo quisiéramos, tendríamos que entregar la fianza el lunes como muy tarde...—Habló Dante.
—Bien, le daremos el dinero antes del domingo si hace falta. —Habló papá.
—Lo haríamos, Tom...Pero la fianza es muy elevada. —Acarició la espalda de Jess.
—Voy al coche...—Susurró Jess antes de comenzar a alejarse.
Después de eso, nadie dijo palabra hasta llegar a casa.
Sentía tristeza por mi hermana, sabía lo mucho que le gustaba aquel castillo y lo entusiasmada que estaba...Aunque era una gran posibilidad que fuera demasiado caro...
—Hay que hacer algo.
— ¿Qué quieres hacer un jueves a las ocho de la tarde? —Dijo Kora extrañada desde su cama.
—No, no me refiero a eso. El sitio de la boda. —Aclaré.
—Oh, aún así no creo que podamos hacer nada, Bec.
— ¡Algo podremos hacer! —Comencé a dar vueltas en círculo por la habitación. —Es que no le viste la cara, Kora...Estaba emocionada, ¡Le brillaban los ojos! -Sonreí triste. — ¿No crees que se merece un poco de felicidad después de todo?
—Pues claro que lo creo, Bec. —Suspiró. —Pero no tenemos tanto dinero como para pagarlo nosotras mismas. —Se encogió de hombros.
—Pero puede que podamos arreglar lo de las fechas...
Tenía una idea.
𖡼.𖤣𖥧𖡼.𖤣𖥧
¡Gentecilla guapa! ¡Más de 220 visitas! Aún no me lo creo...
Bueno, aquí tenéis el capítulo de hoy, espero q os guste y que os quedéis a disfrutar de esta familia.
Y porfa, no olvidaros de votar y seguirme para estar al corriente de todos estos dramas, jeje.
¡El lunes nos vemos, guapxs! ✨✨