𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1882 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
Quedó congelada en el marco de la puerta.
El Rey estaba en su cama, aparentemente durmiendo. Pero era claro, que no despertaba.
Lauren iba a entrar en pánico. Empezó a llorar, quedándose congelada, sin poder mover ni un solo músculo. Se le congeló cada fibra del cuerpo.
Era una emoción tan fuerte, como la que sintió con la pérdida de Vladimir, que podía terminar desvanecida en cualquier momento.
Le rogaron que se mueva y la sostuvieron, pero ninguna parte de su cuerpo respondía a nada.
Karoma se desgarraba en vida, Thomas lloraba desconsoladamente abrazando el cuerpo de su padre.
De repente la empujaron a ella y a las dos sirvientas que la estaban sosteniendo a un lado de manera muy violenta, llegando a golpearse con el marco de la puerta. Era la Reina entrando mientras arrasaba a todo el mundo, corrió hasta el cuerpo de su esposo, y en esa misma incredulidad creyó que sacudiendolo podría despertarlo.
Ava entró después muy apresurada, no sin antes confundirse de por qué Lauren se veía tan adolorida. Pero a penas cruzó el marco. Se derrumbó.
La Reina gritó y vociferó de todo, Dylan llegó al lado de Lauren y quedó congelado al lado de ella.
El Rey, murió.
Nunca hubo tanto llanto y desesperación en el castillo.
[•••]
El médico que vino para el levantamiento del cuerpo, dijo que la causa de muerte, fue envenamiento.
Fue difícil sacar a la familia durante aquel análisis, pero el hombre necesitaba trabajar. Por un momento, sólo esperaron que sea algo solucionable, algo curable, que le darían algo, y que se iba a despertar.
Pero no iba a hacer eso. La muerte del Rey de Inglaterra se estimó para casi las doce del mediodía, cuando decidió tomar una siesta. Un letargo que el mismo veneno le provocó, para hacer su muerte rápida, y no dolorosa.
Como si el asesino quisiera mostrar qué tuvo algo de piedad.
Pero al Rey lo mataron. Justamente el día siguiente de la boda de su hijo ¿Por qué?
[•••]
El consejo llegó a penas la situación corrió por las bocas de los estratos más altos de Londres, y toda celebración y buen día cambio drasticamente.
A la mayor tragedia del año.
Justo cuando todo estaba bien. Había llegado lo peor. Tan brusco, tan repentino.
El gritó desgarrador de Karoma fue el presagio, ella vio el cuerpo primero. Con su gritó llegó todo el mundo, y así pudieron darse cuenta. Karoma somo entraba a llevarle un té.
El hombre solo mencionó que descansaría un poco, la noche anterior había estado de maravilla, había celebrado con su hijo y su salud estaba completamente en orden.
¿El veneno estaba en su comida? ¿Su bebida?
No era cierto. Ese año no podía estar marcado por la desgracia, ya habían salido de ella ¿Por qué se esmeraba tanto en regresar?
¿Qué iban a hacer? ¿Cómo encontrarían a quién fue? Inglaterra iba a entrar en pánico, el consejo tenía que organizarse para dar el comunicado, pero no simplemente así, tenían que descubrir la verdad. Tenían que hacer algo. El cuerpo de su Rey ya estaba inerte.
[•••]
Y en la Sala Real, el medio de todo. El peor escándalo estalló. Cualquiera podía tener la culpa, y el terror claramente estalló.
Ni Thomas, Ava o Lauren tenían la fuerza para estar ahí, iban a derrumbarse en cualquier momento. Pero tenían que, todos tenían que estar ahí.
Discusiones acaloradas, sobre atrapar al culpable lo más rápido posible. Condenarlo a muerte, cortarle a cabeza, eso era traición a la patria.
El pueblo mismo iba a estallar en llamas.
[•••]
—¡Tú mataste a mi esposo! —La Reina se acercó a Lauren de manera agresiva. Mientras lloraba desesperadamente. Una acusación tan repentina que la termino aterrando, a ella y a todo el mundo que quedó callado —Tú mataste a tu padre. —Acusó de repente a su hijo también
Nadie se lo esperó, mucho menos se lo imagino.
¿De donde sacaba eso? Thomas lloraba y sufría la muerte de su propio padre como nunca, la muerte estaba haciendo a todo el mundo llorar. Y ellos no habían hecho nada ¿Cómo hacía eso en contra de su propio hijo? Si el consejo deseaba creerle a la mujer sin dudar o prueba alguna, era simplemente el fin de los dos.
La discusión se elevó a un nivel que nunca se había visto antes, lleno de gritos, reclamos y llanto.
[•••]
La Reina le tiró una bofetada a Lauren, tomándola desprevenida en su llanto, mandándola al suelo. Frizzy la ayudó a levantarse horrorizada, mientras Thomas se enfrentaba a su madre.
—¿Qué es lo que te sucede? —Thomas encaró a su madre desgarrado por el llanto. —¿Mi padre acaba de morir y lo único que quieres hacer es culpar a Lauren? ¿Culparme a mí? —Gritó, estaba tan indignado.
Era su madre ¿Esa mujer era su madre?
[•••]
—¡Esa mujer te ha lavado la cabeza! ¡Ella lo ha planeado! ¿Por qué mi marido falleceria justo después de que te cases? Nadie aquí es tonto.
La gente del consejo se miró entre sí en terror y llanto.
La acusación de la Reina era aterradora y espantosa. Pero también era creíble. Lo más aterrador era que tenía sentido.
Pero no era verdad.
[•••]
—Lauren ha estado conmigo todo el tiempo. Nosotros no hicimos nada. —Thomas se defendió defendió a su esposa.
—¡Habla, habla maldita sea y di que fuiste tú! —Volvió a amenazar a Lauren mientras dos imprtantes miembros del consejo la iban sosteniendo.
Ava se puso delante de Lauren. Y también enfrento a su madre, a pesar de tener el rostro lleno de lágrimas.
—Yo jamás haría algo como eso. —Lauren juró en llanto, aún tan aturdida como a un inicio, casi sin voz, en terror total. Todos la estaban mirando, a ella y a Thomas que también estaba delante de ella.
[•••]
—¡Señores del consejo ustedes lo están viendo! —Gritó desesperada en su dolor. —No hay ninguna otra opción, fue esa mujer. Ella envenenó a mi esposo, y el reporte del médico me dará la razón. No voy a permitir tener el peligro de esta mujer aquí. —Gritó llorando desesperadamente.
Todo el mundo estaba aterrado, ni siquiera podían procesar lo que había visto. La imagen del cuerpo del Rey se repetía en Lauren y sólo la hacía llorar. Estaba muy asustada y muy impresionada.
—¡Llévensela al calabozo! —Le gritó a los guardias. Nadie del consejo le respondió nada, todos estaban aterrados.
—¡No se llevarán a nadie! —Le gritó Thomas de vuelta. —No te voy a permitir que uses la memoria de mi padre para tus estúpidas venganzas mamá. —La encaró. —Mi padre está muerto, y hay responsables, pero mi esposa no lo es.
—¡Llevárselos a los dos! —Ordenó.
La pareja se aterró.
No podía ser verdad, la Reina no podía estar haciendo eso en contra de su propio hijo.
—¡Ya! —Volvió a gritar desgarradoramente a los guardias.
Y se esperaba lo peor, que vengan de manera violenta, que los arrastren a ese terrible lugar. Ninguna defensa serviría, ninguna palabra de Ava, ninguna palabra de nadie del consejo.
[•••]
Pero el desconcierto continuó. Cuando ningún guardia se movió. No aún. Su siempre estado serio, no podía esconder el terror a pesar del esfuerzo. Aún así, permanecieron sólo en su lugar.
[•••]
—¡Cómo osan desobedecer a su Reina! ¡Le faltan el respeto a la memoria de nuestro Rey! ¡Muevanse o los destituyo a todos! Para que vuelvan a su hueco de pobreza, malditos esclavos. Le ponen más fidelidad a una maldita campirana más que a su deber. —Gritó en su desesperación.
—Antes que cualquier autoridad. —Habló uno de los guardias armándose de un coraje tremendo. —Siempre estamos a servicio de nuestro Rey. No tenemos por qué obedecer sus órdenes, porque ahora, usted no es más que la madre del mismo.
La mujer se congeló en rabia. Y todas las miradas se fueron a Thomas.
El silencio sepulcral se sintió eterno.
[•••]
—¡Yo sigo siendo la Reina! ¿No es obvio a caso? Esa mujer es amiga de sirvientes, de toda esa escoria de gente. Los convenció a todos, los manipuló a todos. Les lavo el cerebro a todos, tiene sus cómplices. Han de ser la maldita Octavia, Rose. La misma Karoma que actuó muy bien. —Siguió haciendo la historia. —Me aseguraré de curar a mi hijo, y que tú y toda tu calaña mueran de la manera más tortuosa. —amenazó. —Tú mataste al Rey de Inglaterra.
—No. —Lauren se defendió. Iba a decir algo más. Pero la mujer la interrumpió.
—¿Quién más pudo ser entonces?
Algo conectó en tremendo horror en la mente de Lauren. En menos de un segundo, como una señal.
En ningún momento Lauren estuvo loca. Eso era lo que su presentimiento le advertía todo el tiempo.
[•••]
—Usted. —Le dijo, aterrada, horrorizada.
Conectaba, conectaba bien. Y así como la Reina acusaba con inventos, la teoría de que fue ella tenía muchísimo más sentido. El enevenamiento de Bruno, la paranoia de Lauren, su ausencia todo el día anterior.
—No puedes devolverme el favor jovencita. Esto no se trata de eso. —Respondió la mujer iracunda al darse cuenta que el consejo se empezó a mover, la mayoría estaba parado detrás detrás la Reina, pero poco a poco en aquella desgracia se movían hacia Thomas, Lauren, Ava y Frizzy.
Lauren lo supo entonces.
Simplemente lo supo.
La Reina mató a su esposo. No necesitaba gritarle, o hacer que la gente valide su palabra. Porque si fuera la única que pensaba eso, la gente no se hubiera movido hacia su lado.
[•••]
—¡Llévenselos ya! —Volvió a gritar la mujer señalando a la pareja ante su propio terror y falta de ideas para respuesta.
Eso no quitaba que esa era su estrategia mejor elaborada en todos los los de su vida.
Culparlos a los dos, porque con como se había organizado, la gente podía creerle más a ella que a Lauren. —Desobedecer a la Reina de Inglaterra...
—La Reina, es la señora Lauren. —Un guardia avanzó un paso. Y luego otro, acercándose a Lauren. Sus compañeros lo siguieron, haciendo una fila horizontal detrás de ella. —Yo juro fidelidad a mi Reina.
La gente se calló. Hasta dejó de respirar.
[•••]
Generalmente los guardias eran quienes tenían reglas más estrictas. No podían ni sonreir si no les decían que podían. Lo que estaban haciendo, era cavar sus propias tumbas si algo salía mal.
—Yo defenderé, a la gente "de mi calaña" —Habló firmemente otro más.
Lauren giró y los vio, a cada uno, eran ocho. Sabía los nombres de los ocho, los conocía a los ocho. Ellos tenían familia, padres que cuidar, hijos que los esperaban, hermanos. Y se estaban arriesgando ante esa mujer, por Lauren. No tenían que, podían salvarse simplemente obedeciendo a la Reina, ese era su trabajo.
Pero también se estaban rebelando.
El menor de aquel grupo, que se llamaba Hans, hizo contacto visual con Lauren. Estaba aterrado por completo, podían morir por lo que estaban haciendo. Y Lauren no podía permitirlo, no podía morir más gente. No en esa desgracia. No por culpa de aquella mujer.
Si Lauren, era la Reina ahora. Iba a defender su honor, el de su suegro, y el de la gente que estaría dispuesta a sacrificarse por ella.
[•••]
Fue entonces que quien pareció aterrada fue la Reina. Todos la miraban a ella ahora.
Ava no bajó la cabeza ante su madre. Y la pobre temblaba de repente de la gran rabia que tenía.
—¿Fuiste tú? —casi le gritó.
—¿Cómo se te va a ocurrir? La condena por sus actitudes...
—¿Fuiste tú? —Ava le gritó esa vez, sin siquiera importarle si la interrumpió
—Ava... —La mujer empezó a enfurecer de nuevo. Pero le cortaron la palabra, porque esa vez era a ella a quien le cayó una bofetada, de su propia hija.
El golpe resonó en todo el lugar. Thomas estaba tan callado y congelado, llorando de manera silenciosa ante toda esa situación ¿Su propia madre acusaba a él y a su pareja, para no ser cuestionada ella?
—¡Sí o no! —Repitió Ava gritándole al rostro a su madre. Que impactada y adolorida se recuperaba y procesaba lo que acababa de pasar.
La Reina quedó callada. Ava no necesitó más respuesta. Volteó furiosa, vio el enorme dolor en el rostro de su hermano, y en el de Lauren. Eso la enfureció más ¿Cómo se había atrevido?
Poso su mirada en Lauren y técnicamente se comunicó con ella por la misma. Ava solo asintió, como pidiendo algo, o estando de acuerdo con algo.
Lauren tomó un respiro con la cabeza en alto. Miró a Thomas, Thomas le devolvió la mirada, no podía hablar, el joven no tenía voz, solo esperaba el momento de estar solo, para llorar hasta cansarse.
Lauren volvió a mirar adelante, miró a la Reina y sintió la misma rabia que Ava. —Llévensela. —Dijo.
Y los guardias obedecieron al instante.