Inestabilidad ⨾ Connor

By windsofwinter_

19.6K 1.9K 579

Detroit, distrito de Michigan, Estados Unidos. Año 2038. Los casos de divergencia se propagaban sobre los and... More

0; Protagonistas.
Volumen I; Detroit: Become Human
Prólogo; RK800.
I; Carlos Ortiz.
II; Interrogatorio.
III; Confrontamiento.
IV; Charla.
V; R.T.
VI; La Ruleta Rusa.
VIII; No Estás Solo.
IX; La Torre Stratford.
X; Ebria.
XI; El Test De Kamski.
XII; Estáis Fuera.
XIII; Plantearse Dudas.
XIV; Cuerpo A Cuerpo.
XV; Si Tú Vas, Yo También.
XVI; La Torre CyberLife.
XVII; La Libertad.
XVIII; Divergente.
XIX; Completamente Vivo.
XX - Epílogo; Sentir Y Adaptarse.
0; Protagonistas II.
Volumen II; Detroit: Become Lover.
Avance Parte II; Consecuencias.
I; Quiero Sentir, Al Igual Que Tú.
II; VB800.
III; Contactos.
IV; Cicatrices Del Corazón.
V; La Gente No Cambia.
VI; Tortura Sentimental.

VII; El Club Edén.

734 75 31
By windsofwinter_

6 de noviembre, 2038. El Club Edén. 20:17 p.m.

Connor paró el coche delante de la dirección que le habían asignado. Sorprendida, lo miraste, en busca de alguna respuesta que no llegó.

— ¡Agh! Me siento como si me hubieran taladrado el cráneo. — Te lo mereces. — ¿Seguro que es aquí? — Preguntó, aunque ya sabía la respuesta. Connor os había informado previamente de que el asesinato se había denunciado en un burdel.

— Es la dirección del informe.

— Ya... En fin... — Antes de que continuara hablando, saliste del coche. — Habrá que ir a ver. — Soltó, casi en un susurro por tu repentina acción.

Te giraste para ver si te estaban siguiendo alguno de los dos y viste a Hank bajando del coche, pero, en el intento, se había golpeado en la cabeza con el techo del coche.

— Dios... — Se quejó.

Este hombre es irremediable.

No podías creer que estuvieras contuviendo una risa, cuando estabas bastante molesta con él. Eso demostraba que, a pesar de odiar sus acciones sobre tentar sobre su vida, seguía siendo tu padre, y no podías estar enfadada con él demasiado tiempo. Pero la conversación sobre las tendencias suicidas debía llegar.

Connor bajó del coche poco después, mientras tú los esperabas en la entrada.

— Los androides más sexis de la ciudad... — Leyó Hank en una de las paredes. - Ya sé por qué insistías tanto en venir... ¡Será posible! — Sin embargo, le lanzaste una mirada llena de reproches.

La simple entrada del club tenía un nivel bastante alto de erotismo, con luces de neón en tonos lilas. Si la simple entrada era así, a saber cómo sería el interior del club.

Dos puertas negras se abrieron, dejando paso a seis androides femeninos y masculinos metidos en cápsulas. Te pareció que vendían a esos androides como si fueran carne fresca, aunque no fueran ni de carne. Te repulsó la idea de cómo podía llegar a ser el ser humano.

Connor se detuvo repentinamente a mirar una androide de tez morena. Tu tío y tú ibais en cabeza, llegando al interior del club.

— ¡Connor! — Lo llamó Hank. — ¿Qué coño haces?

— Ya voy. — Replicó, corriendo a vuestro lado.

— ¿Qué pasa? ¿Mi sobrina no es tan guapa como una androide diseñada para eso?

— Pero ¿qué estás diciendo? — Le reprochaste. ¿Podía ser ese momento más vergonzoso?

— Discrepo, teniente. — ¿Qué? — Su sobrina es muy... atractiva. — Sí, sí podía ser más vergonzoso.

— ¿De qué hablas, Connor? Deja de decir tonterías. — Te quejaste. No sabías por qué había dicho aquello, solo sabías que no debía estar programado para decirlo. Pero, decidiste no seguir con aquello.

Volviste a adelantar a ambos, entrando en la habitación que tocaba. Ignorando por completo la cantidad de androides que había encerrados en cápsulas, y el par que bailaban en los tubos.

— Lo que me faltaba... — Soltaste nada más entrar a la habitación. Puto Gavin Reed.

— La subteniente y el teniente Anderson, y su mascota de plástico... — Tus ganas de pegarle un puñetazo aumentaban a medida que lo oías soltar palabras cada día que pasaba. — ¿Qué coño hacéis aquí?

— Nos asignan todos los casos en los que hay androides.

— Ah, ¿sí? - Preguntó con burla. — Pues perdéis el tiempo. Es solo un pervertido que... mordió más de lo que podía masticar. — Rió.

— Por Dios, Reed. Eres asqueroso. — Te quejaste.

— ¿Quieres saber que soy capaz de morder, preciosa?

Te acercaste a él sin pensarlo, pero Connor detuvo tu paso. Y suerte de que lo hizo, te habrías sobrepasado demasiado con ese idiota.

— Vamos a echar un vistazo, si no te importa. — Le reclamó Hank, con una voz más superior que de costumbre.

— Venga, vamos... Aquí... está empezado a apestar a alcohol. — Se dirigió a tu tío.

Jurabas que esa actitud te volvía loca de una horrible manera, no entendías cómo podía haberte llegado a gustar en algún momento. La crisis de los veintiuno, supones. O querías suponer.

Se marchó de ahí dándole un golpe a Connor en el hombro, el cual lo desestabilizó un poco. Tú lo miraste con desprecio mientras lo veías marcharse, y él, al notar tu mirada en su espalda, se giró. Sonrió levemente y lanzándote un beso.

Puto Gavin Reed.

— Buenas noches, teniente. — Se despidió Chris. Sentías tanta pena de que él fuera su compañero. — Subteniente. — Asentiste con la cabeza, en forma de despedida, mientras sonreías de lado, levemente.

Nada más ambos salieron de la habitación, te pusiste a investigar el cuerpo. Notaste marcas de estrangulamiento, pero aquello no demostraba una plena certeza viniendo de un pervertido que jugueteaba de mala manera con androides.

Connor llegó justo después a analizar el cuerpo junto a tí, solo que él podría hasta reconstruir la escena con solo mirar al hombre.

Mientras veías como el androide analizaba todo, te fijaste en la habitación y lo llamativa que era. ¿Una cama redonda con sábanas rojas? Cualquiera diría.

— No murió de un ataque al corazón, lo estrangularon. — Informó.

— Sí, he visto la marca en el cuello. — Corroboraste.

— Pero eso tampoco prueba nada. Igual le iba la marcha...

— ¿Hablas de la asfixia sexual? — Preguntaste. Hank asintió, un tanto sorprendido de que le hicieras aquella pregunta. — Aunque tiene todas las papeletas de que este tío fuera de aquel calibre... Parece que murió de eso. — Él solo asintió.

— Nos estamos perdiendo algo... — Y, de nuevo, Connor tenía intenciones de meterse pruebas en la boca. Se acercó el thirium de la androide dañada a la boca.

— ¿Qué? ¡Eh, eh, eh! Agh, Connor, eres de lo más asqueroso. — Se quejó. A tí, sin embargo, pareció no molestarte tanto que lo hiciera. — Voy a volver a vomitar.

Connor ignoró las quejas de Hank y se puso a analizar a la androide dañada.

— El único modo de acceder a su memoria es reactivándola.

— ¿Podrás hacerlo? — Preguntaste con bastante curiosidad y algo de esperanza. Eso podría llegar a ser de mucha ayuda.

— Está bastante dañada... Si puedo será solo durante un minuto o tal vez menos. Espero que sea lo bastante para averiguar algo. — Connor reactivó dos cables de aquella androide, haciendo que despertara de golpe. Se alejó rápidamente, pegándose a la pared.

— Cálmate, no debes preocuparte. — Te acercaste a ella. — Solo queremos saber lo que pasó. — Le hablaste de una manera dulce y calmada, con Connor a tu lado. Hank os escuchaba a vuestras espaldas.

— ¿Está...? ¿Está muerto? — Preguntó, y creíste notar que no quería que la respuesta fuera afirmativa. Por eso optaste por no responderle a aquello.

— Dinos qué ha pasado. — Prosigió Connor con la interrogación.

— Empezó... a pegarme, una y otra vez. — Tu corazón se encogió en aquel momento. ¿De verdad había gente capaz de hacer daño incluso a un androide?

— ¿Tú lo mataste? — Siguió.

— No. — Negó repentinamente. — No, no fui yo...

— ¿Qué más puedes recordar? Rápido, ¡no tenemos mucho tiempo!

— Yo... No... No... No lo sé, no... — Estaba claro que no podía contestaros bajo presión. Y ella siguió negando recordar. — No me acuerdo... ¿Qué...? ¿Cómo que no tenemos mucho tiempo?...

— ¿Estabas sola en la habitación? ¿Había alguien más con vosotros? — Connor seguía preguntando pues el tiempo se os agotaba.

— Quería jugar con dos chicas... Eso dijo, así que éramos dos.

— ¿De qué modelo era la otra androide? ¿Era como tú? — Pero no volvió a haber respuesta por parte de la androide, pues se había apagado, para siempre.

Antes de levantarte, te acercaste a ella y cerraste sus ojos. A pesar de ser una máquina, no podías verla así.

— Así que había otra androide... — Habló Hank mientras Connor se levantaba, y tú la mirabas, todavía sentada sobre tus rodillas. — Pasó hace más de una hora, ya estará muy lejos...

— No. — Negó el androide. — Si hubiera salido vestida así habría llamado la atención. Puede que aún esté aquí.

— ¿Encontrarías a una divergente ente el resto de los androides del club? — Preguntó Hank, a lo que Connor negó con la cabeza.

— No es fácil detectar a los divergentes.

— Mierda, tiene que haber un modo. — Dijo convencido. — Quizá haya un testigo. Alguien que la viera salir de la habitación. — Empezó a caminar hacia la salida. Parecía que se le había pasado la borrachera de golpe; su voz había vuelto a la normalidad. — Le voy a hacer unas preguntas al gerente sobre lo que vio, ¿vienes, En?

— No. — Negaste. — Investigaré por otro lado. — No querías quedarte con tu tío en esos momentos, preferías hablar antes con él.

— Está bien... Si se os ocurre algo, decídmelo. — Ambos asentisteis para poder salir después de la habitación para dirigiros a la gran sala.

Mientras buscabas algún indicio que pudiera ayudarte en la investigación pudiste ver a Connor de reojo, este estaba mirando a una androide con preciosos rasgos asiáticos y de corto pelo oscuro. Qué irónico, ¿no?

Este intentó abrir la cápsula pero, al no tener huellas, no lo consiguió. Pareció decepcionado mientras buscaba con la mirada a alguien... a tí. Mierda. Iba en tu dirección y tú, no pudiste hacer otra cosa más que disimular.

— Subteniente. — Te llamó.

— ¿Eh? — Intentaste hacerte la sorprendida, quizá de una pésima manera.

— ¿Puede venir aquí?

— Ehm... ¿Has encontrado algo?

— Tal vez... — ¿En una preciosa androide?

Te acercaste junto a Connor a la Traci número 9, la cual estaba apoyada ligeramente sobre el cristal.

— ¿Puede alquilar esta Traci? — Debía estar de coña.

— Joder, Connor. — Te quejaste cuando notaste que tus mejillas estaban elevando su tono de color. — Tenemos mejores cosas que hacer...

— ¡Por favor, subteniente! Confíe en mí. — Y de nuevo no podías decirle que no a aquella mirada. Mierda.

Te acercaste a la cápsula con cierta inseguridad. Pusiste la mano donde tocaba y una voz sonó.

Hola. 30 minutos cuestan 29,99$. Por favor, confirme su compra.

— Vaya ganga... — Susurraste. Miraste a la Traci una última vez. — Esto no va a quedar bien en mi cuenta de gastos...

Finalmente, confirmaste el pago. Haciendo que la cápsula se abriera, dejando libertad a la Traci, la cual te habló.

— Encantada de verle. Sígame, — Dijo mientras intentaba guiarte a algún lado. — le llevaré a su habitación. — La Traci te sujetó la mano levemente.

— Vale... — Dijiste nerviosa. — ¿y ahora qué?

— Pero ¿qué está pasando aquí, huh? ¿Connor? — Llegó tu tío al rescate, otro hecho irónico.

Connor se acercó a vosotras y elevó su brazo, conectándolo con el de la Traci.

— No me jodas... Pero ¿qué coño haces? — Preguntó Hank.

Tras unos segundos de conexión, Connor se separó de la Traci, con cara de sorpresa.

— Ella vio algo.

— ¿De verdad? ¿Y qué vio?

— A la divergente saliendo del cuarto... — Vale, eso sí que os había pillado por sorpresa. — Era una Traci de pelo azul. La política del club es borrarles la memoria cada dos horas. Solo tenemos unos minutos para encontrar otro testigo. — Fantástico.

Oye, — Llamaste la atención de Connor. — ¿y qué se supone que hago con ella? — Preguntaste, refiriéndote a la Traci que acababas de «alquilar». Ella había vuelto a agarrarte la mano, intentando llevarte a la habitación.

— Dígale que ha cambiado de opinión. — Claro, que fácil es decirlo.

— Eh... Perdona, cielo, he cambiado de opinión. — No sabías que más decir y optaste por soltar tonterías. — No es nada personal, eres... una chica encantadora... Yo, solo, eh... — Soltaste su mano, mientras veías que su cara cambiaba. Con cara de decepción, - la cual en teoría no podía sentir - se alejó de tí, volviendo lentamente a la cápsula número 9. — Ya sabes... Estoy con él y... — Señalaste a Connor. La Traci te miró extrañada. — Q-quiero decir, no con él de esa manera... No es eso lo que... Yo... — Suspiraste, no creías lo que decías. — Tú... Ah. T-tengo trabajo que hacer, sí...

¿Te habías excusado con una máquina? Efectivamente, por eso, intentaste salir de aquella sala lo más rápido que pusiste pero la voz de tu tío te interrumpió.

— Puede que haya sido lo mejor que he visto en años. — Rió.

— Cállate. — Dijiste, avergonzada.

Connor iba pidendoos a ambos que le dierais acceso a más Tracis para poder juntar piezas y llegar adónde podría estar ahora.

— Habré perdido casi todo mi sueldo en esto. — Te quejaste mientras Connor iba a conectarse con el androide de la limpieza.

— Sé por dónde fue. — Habló el RK800 separando su brazo del otro androide. — ¡Síganme!

— No me jodas. Esto es una locura... — Se quejó Hank por lo bajo mientras ambos seguíais a Connor a paso rápido.

El androide llegó a una puerta que tenía «prohibido» el acceso y la abrió, dejando paso a un pequeño pasillo. Una puerta al final de este con una señal de precaución os impedía seguir.

— ¡Espera! — Dijo Hank. — Yo me encargo ahora.

Ibas a negarte ante aquello, pero Hank fue más rápido, poniéndose delante del androide. Y Connor, por acto reflejo, - o por intentar que no volviera a pasar lo mismo que en la casa del divergente de las palomas - se puso delante tuyo, con un brazo rodeándote. Era un acto de protección, y no sabías por qué lo estaba haciendo, eso seguro que para nada estaba en su programación.

Lo cierto es, que Connor iba a evitar que volviera a sucederte algo parecido que con el anterior divergente, el cual te hirió.

Demasiados hechos irónicos por hoy.

A pesar de ello, no evitaste sacar tu pistola para guardar las espaldas de Hank y Connor, aunque fuera desde lejos...

Con cautela y pistola en mano, tu tío abrió la puerta. Aquella entrada daba a un almacén, por el cual la divergente habría huido.

Hank pasó hacia delante y, cuando Connor vio que no había peligro inminente, empezó a caminar, con su brazo aún haciendo esa especie de «protección».

— Mierda... Ya es tarde... — Soltó Hank. Te negabas a que aquello hubiera sido en vano, no podía andar lejos.

Empezasteis a registrar el almacén por separado. Connor pareció encontrar un rastro de sangre azul, el cual analizó con precisión y del cual pareció seguir un rastro. Hank y tú dabais vueltas intentando encontrar algo de utilidad.

— Dios Santo, miradlos... — Empezó Hank, refiriéndose a los androides que había por aquel almacén. — Los utilizan hasta que se rompen, después se deshacen de ellos... — Te acercaste adónde estaba él, tenía razón. Usaban a los androides hasta que se rompían, y luego los tiraban.

— Es... despreciable. — Dijiste. Volviste al principio del almacén, dónde un gran dibujo con la señal de «rA9» volvía a repetirse. Eso empezaba a parecer una invocación.

— El personal se ha vuelto loco. — Hank estaba empezando a cabrearse, y con razón. — Ya no quiere tener relaciones. Prefiere pillar un androide. — Se quejó. — Cocina cuando se lo dices, folla cuando tú quieres. Dándote igual si le parece bien. Un día de estos nos vamos a extingir, porque se preferirá comprar un trozo de plástico que amar a otro ser humano. Vaya mierda... — Sorprendida por la repentina reflexión, le diste la razón, asintiendo con tu cabeza y con una sonrisa triste en los labios.

— No sé mucho sobre el amor de verdad, pero estoy segura que es mejor que pillar un androide para follar cuando te apetezca. — Dijiste, dándole la razón a tu tío.

— ¿No estuvo casada, subteniente? — Preguntó Connor, desde el otro lado del almacén.

— A eso no lo puedo llamar amor, Connor.

El androide se limitó a asentir, dando a entender que no preguntaría más pues sabía que para tí era un tema medio tabú.

Pocos minutos después, mientras Connor seguía el rastro de thirium, llegó hasta un grupo de androides fuera de servicio. Una Traci de pelo azul se encontraba entre ellos, con su LED parpadeando amarillo. Al momento, Connor estaba forcejeando con otra Traci de pelo corto.

Al daros cuenta, fuisteis corriendo a ayudarlo. Hank iba delante, pero, cuando estuvo a punto de alcanzar a Connor, la Traci de pelo azul se lanzó contra él. Como viste que Connor lo tenía bastante bajo control, fuiste a ayudar a tu tío.

Miraste un segundo hacia Connor, comprobando que estuviera bien, cuando viste que la Traci estaba encima suyo, amenazándolo con un destornillador. Sentiste miedo por él, solo esperabas que pudiera con ella.

Los tres forcejeabais con las Tracis. De un momento para el otro, la Traci de corta melena logró llevar a Connor hasta el exterior. Pero, por vuestro lado, la Traci de pelo azul hizo un rápido movimiento, empujando a tu tío encima tuyo, haciendo que ambos cayerais al suelo.

La Traci de pelo azul corrió hacia fuera, yendo a buscar a la otra androide.

Cuando conseguiste levantaste, corriste hacia fuera, yendo a comprobar que Connor estuviera bien, pero la escena de ambas Tracis agarrándose la mano te detuvo. Pero no a Hank, el cual se lanzó hacia ellas.

— ¡Rápido! ¡Se van a escapar! — Gritó Hank mientras lo ayudabas a levantarse.

Connor consiguió atrapar a una de ellas, para así poder hacer que la otra tuviera que retroceder en su busca. Después de varios golpes e intentos de forcejeo, Connor agarró el arma que Hank había dejado caer en el encuentro con las Tracis. Y apuntó.

Temías que disparara. Te negabas a aceptar que fuera capaz de ello. No querías pensarlo. No querías...

Un suspiro de alivio salió de tus labios cuando viste que Connor había bajado lentamente el arma. La Traci de pelo corto aprovechó la ocasión para pegarle una patada, para así poder volver a agarrar a su... pareja de la mano, de nuevo.

Cuando comprovaste que tu tío estaba bien, corriste al lado de Connor, vigilando que no hubiera recibido ningún golpe importante, pero te detuviste al ver a la Traci que había matado a aquel hombre estaba tan cerca de vosotros.

— Cuando ese hombre destrozó a la otra Traci... Supe que yo era la siguiente. Tenía mucho miedo. — Miedo. Le rogué que parara, pero no me hizo caso... — Connor la miraba con las cejas levantadas y, si fuera humano, jurarías que con tristeza y compasión en sus ojos, justo como tú. — Así que le puse las manos en la garganta y apreté... hasta que dejó de moverse. — Habíais obtenido la confesión. — No tenía intención de matarlo... Solo quería seguir viva, recuperar a mi amada. — Ambas juntaron sus manos y pudiste jurar que, en aquel momento, tu corazón estaba encogido. — Quería que volviera a estrecharme entre sus brazos, — Connor se acercó lentamente a tí, sin dejar de mirar a las Tracis. — que me hiciera olvidar a los humanos... su olor a sudor y sus sucias palabras... — En el momento que notaste que Connor se había pegado a tí, pusiste tu mano al rededor de su brazo, por acto reflejo, por compasión, por pena... Por lo que fuera.

— Venga, — Los pasos de Hank se oyeron detrás vuestro. — nos vamos. — La otra Traci continuó hablando, para poder irse de allí al fin.

— ¡Esperad! — Llamaste su atención. — Por la izquierda hay patrullas. Mejor id por la derecha, hay un callejón que da a las calles ocultas de Detroit. Podréis escapar por ahí. — Intentaste ayudarlas con tu información, sin haber soltado el brazo de Connor en ningún momento.

— Gracias... — Surró la Traci de pelo azul, antes de desparecer con su amada por dónde le habías recomendado.

Hank miró a Connor y luego a su brazo, del cual seguías agarrada.

— Puede que haya sido lo mejor. — Soltó, antes de irse por dónde habíais llegado.

Tú seguías mirando el lugar por dónde se habían ido, esperando que no les pasara nada malo. Y Connor, bueno, te estaba mirando a tí. Esperando quizá, a que te dieras cuenta.

Notabas su mirada pero algo en tí no quería que te giraras para mirarlo a los ojos, pues sabías que no te resistirías.

Tenías ganas de abrazarlo. De que te hiciera olvidar por completo aquellas últimas horas del día, con el conflicto de Hank y la huida de las divergentes. Pero sabías que no sería así, porqué él era solo una máquina y te tenías que hacer a la idea.

Soltaste lentamente su brazo, aún sin mirarlo. Tu vista estaba centrada en el suelo, el cual parecía la cosa más interesante del mundo en ese momento.

Antes de que pudieras alejarte por completo, Connor estaba agarrando tu brazo con su mano. Eso ya empezaba a parecer una costumbre.

Os mirasteis a los ojos, tú, completamente perdida en su mirada, y él, bastante decidido a hacer una acción completamente inesperada.

Tiró levemente de tu muñeca y acercó tu cuerpo al suyo.

Un abrazo os unía ahora. Viniendo de Connor, te parecía el acto más dulce del mundo.

Tu cabeza descansaba en su pecho, mientras que su brazo todavía agarraba el tuyo. Su otra mano la apoyó levemente en tu cabeza, apoyando su mentón en ella también.

Como hubieras deseado que aquello durara para siempre.

————————————————————

Continue Reading

You'll Also Like

595K 41.9K 76
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...
66.7K 3.9K 23
𝘋𝘪𝘤𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳𝘢 𝘪𝘮𝘱𝘳𝘦𝘴𝘪ó𝘯 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘮á𝘴 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦, 𝘗𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘦 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰...
111K 11.9K 32
En el pueblo donde usualmente llovía y había mucho aburrimiento, llega Isabela y Addaly a ponerle más acción a todo lo aburrido ;)
70.2K 7.6K 31
SECUELA DE JURAMENTO ETERNO DE SAL-PABLO GAVI Donde Aitana, la hija de Gavi y Dani está enamorada de Pedri, el cual le saca ventidos años y es el mej...