❛³❜⸙ 𝐑𝐄𝐈𝐆𝐍 | 𝔗𝔥𝔬𝔪𝔞�...

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𝐑𝐄𝐈𝐆𝐍 | ❝ Hemos perdido tanta gente el año pasado que el dolor es indescriptible. Pero no imaginamos, q... More

𝐑𝐄𝐈𝐆𝐍
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(!) memes
¡DESPEDIDA!

XI

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1882—𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

     Pero las sorpresas no sólo se quedaron ahí, al parecer todos los invitados sabían sobre el regalo hacia Lauren. Ya que, después del Marqués, una fila de regalos relacionados con Emperador fueron llegando.

     Juguetes, rozones, collares, una cómoda cama y hasta ropa tejida. Lauren se los agradeció mucho, y debido a la cantidad de cosas los mayordomos tuvieron que llevárselo poco a poco.

     Emperador dormiría en la habitación de Lauren, al menos por un tiempo, porque era un bebé. Por lo que su cama tenía que ir a su habitación.

     Había alguien nuevo en ese castillo. Y por qué no. En esa familia también.

     De todas formas más valía tener cuidado que otra cosa.

      Si la Reina ahora que se enteraría después del evento, se atrevía a acercarse a su gato con una mala intención. Solamente se estaría buscando otro escándalo y otra tragedia. Que si era lo suficientemente inteligente, no se atrevería a hacer. Y más le valía a esa mujer.

     Lauren no quiso que se lleven a Emperador para cuidarlo mientras ella hablaba y la socialización continuaba. Quería tenerlo en sus brazos, ahí estaba calientito. Le quitó el listón rojo, para que no se incomode. Y de entre las tiernas cosas que trajeron, le pusieron un chaleco de lana, verde. Se veía tan bonito, y tan pequeñito, que aquel chaleco se le podía salir.

      Pero estaba feliz, se había animado mucho. Y no podía parar de agradecerlo.

[•••]

     Lauren siguió con Kaya, Frizzy, Ava, y la esposa del Marqués, a ellas se unieron otras dos mujeres, las dos también eran prometidas, de los nietos del miembro más viejo del consejo.

      Eran bastante agradables de igual manera. Felicitaban a Lauren, daban atención al gato en sus brazos y comentaban acerca del gran acontecimiento que se daría en Julio. Una de las bodas más esperadas posiblemente.

[•••]

      —Yo mi señora atrasé mi boda para el próximo año, porque la boda del año es la suya. —Dijo una de las muchachas que se unió a la conversación, aireandóse un poco con su abanico.

     Lauren se sintió algo avergonzada.

     —Por supuesto. —Respondió la otra. —Esto no es con el ánimo de arrimarse a usted para algún beneficio, no no. Sino porque en verdad al menos para una parte de nosotros es un honor conocerla. Bueno en estas condiciones. —Dijo. —Se ha vuelto una leyenda muy interesante. Dice la gente que el encanto está en sus ojos. No hay que verlos por mucho tiempo. Uno puede terminar embrujado. —Dijo haciendo reír a su amiga y por ende a todo el círculo.

     —¿Fue así como él príncipe cayó ante usted? —Preguntó Kaya. —Lo conozco hace tiempo, nunca ha tenido la mirada que tiene cuando la ve a usted. —Susurró un poco y señaló con la cabeza a un lugar del salón discretamente. Lauren entendió su señal y siguió con su mirada en aquella dirección. Y ahí claramente seguía Thomas, con una mirada bonita, de admiración, que al ser descubierta se desvió con susto y hasta con gracia. Que también contagió a Lauren.

     Todo se sentía tan lindo.

      —Mi señora en verdad, encontrarse con cosas así es un milagro. —Suspiró la esposa del Marqués. —Esto es un ambiente donde el amor es tan forzado, donde nada es sincero, donde sólo importan las cosas en como se ven. Hasta el año pasado habíamos recibido tan bien a la señorita Lea, pero desde nuestra vista externa no teníamos idea de qué eso no era más que una demostración de que algo malo pasaba dentro.

     —Qué bella era, bueno sigue siendo. La señorita Lea. Pero a veces lo de afuera es tan engañoso. —Dijo nuevamente una de las muchachas de las dos que se habían agregado. —No me imagino lo doloroso que debió ser estar en el mismo lugar con ella, usted y el príncipe queriéndose en secreto. Esa muchacha terminando haciéndole daño a usted. —Se lamentó. —Pero luchó por su historia de amor. Como el más romántico de los libros.

     —Ha pasado más de un año sin que nos demos cuenta y vamos para los dos. —Agregó Kaya. —Todo cambió, usted salió de un lugar muy oscuro, Thomas descubrió que estar desanimado no era de porvida. No sé mucho sobre su punto de vista su majestad, pero conociendo el lado de Thomas, al menos de lo poco que creo que hago.  Su vida ha cambiado mucho, tiene luz de nuevo, vive por fin o sabe por fin que es ser genuinamente amado. Algo con lo que creo ha sufrido por mucho. Es amigo mío, y puede que por cosas de la vida ahora nos hayamos alejado, yo ya estoy casada, ya tengo un hijo. Estoy viviendo la mejor parte de mi vida y disfrutaré mucho de ver que el lo haga también. Gracias, mi señora. Gracias, Lauren, si me disculpa la osadía.

      Sinceramente, la señorita Kaya era una persona muy linda. No había duda alguna. Claramente esperaba que puedan cercanas también. Se lo agradeció mucho. Por sus palabras y por pensar de esa forma, se notaba que genuinamente se acercaba con toda la buena intención y no solo con el propósito de caer bien porque sí.

      —Yo a veces no me reconozco, no lo sé. Es algo bonito. —Dijo Lauren continuando esa conversación. —Me costó darme cuenta, para mi misma, que lo que sentía no estaba mal. Que sí podía ser válido, que yo también tenía derecho a amar. Honestamente las circunstancias son increíbles, parece un cuento, uno de hadas, una sirvienta que se vuelve princesa, que se volverá princesa. Ni siquiera yo puedo creerlo, y me pregunto qué hago estudiando cosas tan avanzadas, cuando hace dos años, solo lavaba platos.

      Kaya le sonrió sinceramente.

      —Mi hermano está feliz. —Agregó Ava. —Y yo igual. Sé que es chocante la transición por la que Lauren pasa y sigue pasando, igual que Frizzy. Pero, llámenme loca si es que así lo desean, pero creo yo que todo estaba en los planes de Dios al pie de la letra, y aún los iremos descubriendo. Tal vez Lea tenía que llegar, para que esto estalle, para que las cosas salgan así. —Ava suspiró.

       —Discúlpeme la osadía mi señora. —Interrumpió una de las muchachas nuevas en la conversación. —¿Es verdad que esa mujer la golpeó contra el suelo? ¿Que le hizo un corte en la cabeza? —Recibió un codazo por la esposa del Marqués, pero ya había hablado.

      Lauren asintió. Mientras por un segundo recordaba el evento. Si se concentraba, podía revivir el susto y el golpe. No habían terminado de la mejor manera. Lea no estaba en sus mejores recuerdos.

      Pero como lo demás, ya había pasado, y ya estaba atrás. Darle vueltas no tenía sentido. Recordarlo siempre sería una lección, pero la vida no podía girar al rededor de un solo recuerdo, de un solo miedo o una sola preocupación. Lo sabía, y si algo en dos años había podido hacer consigo misma, era asimilar esas verdades.

[•••]

     —Un buen esposo, es un gran privilegio para una mujer. —Agregó la esposa del Marqués.

     Y ahí las miradas se centraron en ella ¿Por qué sería un privilegio? No era acaso lo mínimo que se esperaba, así como todos los varones exigían que para casarse tenían que ser buenas mujeres.

      Probablemente la mujer se dio cuenta que sus palabras sonaron algo raras.

       —Mi señora, los varones. Siempre serán varones. —Dijo empezando a explixarse. —Encontrar a un hombre que no golpee a su mujer en un ataque de ira debe ser extraño.

       La expresión de la señorita Kaya, fue todo un poema. —Mi esposo jamás me ha puesto una mano encima. —Dijo, pensando en voz alta.

       —Mi Remy tampoco. —Dijo una de las chicas. Y hemos estado prometidos por mucho tiempo.

       La esposa del Marqués parecía algo confundida, lo que también terminó confundiendo a las demás.

        —Ian ni me levanta la voz. —Habló la otra chica.

        —¿Está usted bien? —Le preguntó Lauren a la esposa del Marqués. Tenía un mal presentimiento. Una gran pesadez de repente.

        La mujer permaneció pensando con el ceño fruncido un tiempo. Miró a Lauren como buscando apoyo. Pero Lauren no sabía ni qué sucedía.

        —Thomas jamás me ha tocado. —Dijo Lauren en voz baja como respondiendo, refiriéndose claramente a un contacto agresivo, como un golpe, una bofetada o un empujón.

       —Mi padre tampoco ha golpeado a mi madre nunca. La relación entre ellos es una desgracia, y ni con esa excusa sería justificable. —Dijo Ava, algo asustada. Todas las mujeres parecían pensar lo mismo sobre la esposa del Marqués, y estaban algo asustadas.

      —Señora...—Frizzy empezó con la voz algo dudosa. —¿Pasa algo con el Marqués? —Fue quien se atrevió a decir en voz alta la pregunta que posiblemente las demás tenían en la mente. La voz de Frizzy salió casi en un susurro y con algo de miedo, no quería ofender a nadie bajo ninguna circunstancia.

       La mujer parecía extrañada, sorprendida, no contestó. Y se fue del círculo de conversación.

       Emperador, acurrucado en los brazos de Lauren pareció sentir la preocupación y leve susto de la misma, empezando a levantar su cola y abrir los ojos, como buscando, que es lo que estaba preocupando a su dueña.

       La esposa del Marqués dejó a todas pensando, una de las muchachas iba a seguirla, pero Ava la detuvo, diciendo que era posible que no quisiera que la busquen, que era mejor no alterarla.

[•••]

       —¿Qué pasó? —Preguntó Ava muy confundida.

       —Si es lo que creo que todas estamos pensando, no creo que podamos decirlo en voz alta. —Agregó Kaya. Y tenía razón.

       —Tengo miedo. —Susurró una de las muchachas.

       Lauren trató de ubicar al Marqués con la mirada dentro del salón, tal vez su esposa fue con él, pero no. El hombre se divertía riendo y tomando vino, en su círculo ya no estaba Thomas,  sino muchos otros miembros del consejo y cenadores.

        Aquel hombre ¿Maltrataba a su esposa? ¿Por qué para ella era tan normal ese tipo de abuso? ¿Qué la hacía pensar que la traten bien sea un privilegio?

        Miró a Frizzy algo perdida, la morena también lo estaba, y estaba asustada, Frizzy se encogió de hombros.

        Nadie sabía que decir.

        Porque ni siquiera sabían si sus malos presentimientos eran verdaderos.

        Y en verdad deseaban todas estar equivocadas.

[•••]

        En el silencio que se formó, de repente ya habían llamado para la hora del banquete. Lauren y Ava reaccionaron, tenían que ir a cambiarse el armazón.

       Aún en la confusión del momento, esta vez Lauren si tuvo que dar a Emperador para que pueda ser supervisado y cuidado durante lo que duraba toda la comida. A pesar de lo que se pensaba de los gatos, Emperador era uno muy mimoso. Decidieron que lo cuidarían en la cocina para darle un poquito de leche, y por qué no. Un poquito de atún.

      Lauren y Ava recibieron ayuda y asistencia en sus habitaciones a las que fueron por un momento para el cambio de armazón. Se sentía como salir de una enorme y pesada armadura interna, para entrar en otra armadura, solo que más liviana, y ahora flexible.

       Las sirvientas que ayudaron a Lauren hablaron de lo lindo que era el nuevo gatito. Y Lauren claramente respondió con toda la amabilidad y sinceridad posible. Pero de todas formas podía notarse que algo la había preocupado.

       Y se lo preguntaron, tal vez pensando que algo la incomodaba.

       Lauren respondió con otra pregunta ¿Qué se sabía sobre el Marqués? Si es que sabía algo de su comportamiento. Cuando le preguntaron el por qué de su pregunta, Lauren ya sinceramente contestó que algo parecía andar de forma extraña con él, por una conversación con su esposa.

       Las sirvientas pensaron un poco. No sabían mucho, solo que como era obvio. Su esposa era muchísimo más joven que él. Y que había estado casado antes, pero que enviudó, hasta volver a comprometerse.

       Lauren asintió y agradeció. De todas formas era algo. Era el Marqués quien le había regalado a Emperador, así que la contradicción entre suponer algo o no sobre aquel hombre eran muy confusas más porque a penas lo había conocido.

[•••]

     Salió ya mucho más cómoda a comparación e igual de bella. Guardias escoltaron a Ava y a ella cuando ambas pudieron juntarse hasta el comedor. Donde ya estaban todas las personas.

     Les habían designado asientos. Así que cada quien sabía a dónde dirigirse.

     De todas formas, todos se colocaron de pie para recibir a Ava y Lauren. Hasta el mismo Rey, cuyo asiento del lado estaba vacío, claramente porque la Reina no estaba ahí.

     Lauren claramente se sentaría al lado de Thomas, al lado de Lauren el Rey, y claramente al otro lado del Rey donde era la Reina, sitio que quedaría vacío. Al otro lado del príncipe, Ava. Y así seguían. Frizzy y Dylan también estaban lado a lado. Pero más al fondo en aquella inmensa y larga mesa. Que pronto se llenaría de toneles de la mejor comida.

       Lauren se dio cuenta que el Marqués y su esposa se sentaban al frente de ellos como si de una gran coincidencia se tratase.

       El hombre se comportó muy amable, y no sería raro si Lauren no tuviese ese mal presentimiento. Su esposa estaba algo callada. Y el hombre socializaba con el Rey, el príncipe Ava y Lauren de la forma más educada posible. Y las dos últimas claramente respondían de la misma forma, aunque lo que había pasado las había dejado pensando a ambas.

      Sintió a Thomas tomar su mano debajo de la misma y luego lo sintió saltar un poco.

       —¿Cómo tus manos están tan heladas? —Susurró a su prometida, mientras aquel hombre seguía desplegando su amabilidad.

       Lauren reaccionó un poco. —Perdóname. Sólo... sólo estoy nerviosa. —Le dijo. Ya le contaría posiblemente aquello que había pasado, pero no ahí con el hombre literalmente al frente de ellos.

      Thomas volvió a tomar su mano. Esta vez con ambas de las de él y empezó a frotar para crear algo de calor. Luego tomo la otra e hizo lo mismo. Para luego tomar las dos acunarlas un poco, y darles aire caliente.

       Era un gesto muy tierno, pero em verdad las manos de Lauren eran el mismo hielo. Tal vez por algo.

       Se ponía así con los nervios, y de hecho también usualmente. Pero a veces podía ser que su cuerpo empieza a mandar algún tipo de señales.

       No podía ser un privilegio ser tratado bien por una pareja. En ese entender que el hecho de que Thomas tan solo quiera entibiar sus heladas manos, podía ser el mayor de los privilegios.

       Y si bien se sentía reconfortante, tierno y abrumaba al corazón. No debía considerarse un privilegio que la persona que supuestamente ama a otra la trate bien. Porque son dos cosas juntas, y no separadas.

       Si una pareja no trataba bien a la otra en quien supuestamente ponía todo su amor. En realidad no la amaba.

       Nuevamente su humor había cambiado un poco en el mismo dia. Pero con lo último deseaba equivocarse. Que solo sea su apresurada mente asumiendo cosas simplemente porque sí. Ese tenía que ser un buen día, la Reina no estaba, Bruno se estaba recuperando, Lauren tenía una mascota. Era un amable banquete, al menos se veía así.

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