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Día 22 | Parte 1
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-Dazai-kun, ¿ya pensaste que harás?
-Jefe, no puedo dejar que Chuya se exponga. Estoy seguro de quien es el responsable.
-¿Piensas enfrentarlo tu mismo?
Ogai recargó su mentón en la palma de su mano, sonrió burlón ante Dazai y parpadeó tres veces seguidas. Conocía las habilidades de Dazai, sabía de lo que era capaz con tal de terminar pronto el trabajo. Sin embargo, por esta ocasión, no estaba dispuesto a dejar que la vida de uno de sus mejores hombres se perdiera en vano.
-Tengo un mejor plan, Mori-san -respondió sin emoción.
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Caminar sin preocupaciones por las calles era lo que más anhelaba hacer; veintidós días viviendo bajo el techo de alguien pretendiendo ser algo, veintidós días respirando aire con el que no estaba familiarizado lo hacia sentir que la vida se acabaría pronto.
No era libre.
Le gustaba caminar y ver los locales, pasarse por la tienda de conveniencia después de un ajetreado día de trabajo; sentarse en la banca de un parque a admirar el cielo nocturno por unos minutos para despejar su mente.
-¿Es usted Chuya Nakahara?
Alguien lo tomó del brazo, una acción nada cortés. Chuya giró el cuello para ver de quién se trataba. Una persona que no conocía estaba mirándolo con seriedad, como si lo estuviera analizando.
-¿Hah?
-Oh, esto es impropio -el joven, de aproximadamente dos metros de altura, soltó al pelirrojo e hizo una reverencia en disculpa-. No estoy familiarizado con la gente de este país, quería asegurarme de que eres la persona que busco.
Chuya frunció el ceño, luego entendió.
Debe ser la persona que Dazai mencionó.
-Si, soy yo -sacudió su brazo-. Tu debes ser...
-Permiteme presentarme por mi mismo -sonrió delicadamente-. Soy Adam Frankenstein, trabajo para una agencia de protección europea. Me han solicitado para protegerte.
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-Nuestra organización no es única en el mundo. Desde que Mori-san tomó el cargo como jefe, se han establecido alianzas con otras agencias de protección en el mundo; América y Europa son nuestros principales socios.
Akiko y Chuya escuchaban con atención a un nervioso Dazai que caminaba de un lado a otro mientras introducía, lo que él creía, su perfecto plan.
-Si nuestros socios se encuentran en problemas, o incluso un funcionario de su gobierno, nosotros debemos asegurarnos de velar por su seguridad.
-¿Sabías esto desde siempre? -Akiko cuestionó intrigada.
-Si. Mori-san tenía planeado convenios con este tipo de organizaciones mundiales antes de suplantar a nuestro predecesor -suspiró con pesadez-. De hecho, Rando-san es parte de la agencia europea. Fue enviado a Japón para proteger a Mori-san y su familia.
-Entre ellos, tu.
-Akiko, no hagas ese tipo de bromas -sobó su sien con enojo-. Así que, usaremos todo lo que está en nuestro alcance para protegerte, Chuya.
-¿De verdad crees que vale la pena protegerme?
Ambos, Dazai y Akiko, miraron con sorpresa a Chuya.
-¿Qué estás preguntando, imbécil? -por primera vez, la mujer sintió necesidad de golpear al pelirrojo.
-Quiero decir, sé que dije que puedo protegerme solo. Aún mantengo firme mis palabras, pero estamos hablando de tu recompensa. Alguien que realmente no debería tener valor para ti, alguien que es hijo de uno de tus clientes que también corre peligro... Eso solo...
Aumentara nuestra deuda.
Dazai se paró frente a Chuya, se cruzó de brazos y con la voz más severa dijo:
-¿Por qué no debería proteger mi recompensa, Chuya? Piénsalo -señaló su cabeza-, eres un pirata que navega por los mares en busca del tesoro más buscado y anhelado por cielo, mar y tierra. De pronto, eres el afortunado en tenerlo. Regresas a tu tierra y en el camino de retorno, te encuentras con otra tripulación con ideas más locas que las tuyas dispuesta a arrebatarte esa recompensa. Serías demasiado estúpido si no haces nada al respecto.
-¡¿A quién mierda se supone que llamas estúpido?!
-Entiendo el punto -interrumpió Akiko, llevando su dedo índice al mentón-. Es porque eres valioso para Osamu, que es capaz de sacrificar todas sus fichas en el tablero con tal de ser él quien aplique un jaque mate.
Dazai sonrió, su amiga en definitiva era una mujer muy inteligente.
-Si, si, si... Incluso yo entiendo eso.. ¡Maldición, solo dejen de tratarme como un objeto!
-Mientras estés viviendo bajo mi techo esto es lo que se hará, Chuya.
No quiero tratarte así, no eres un objeto para mi. Odio ser tan estúpido como para tratarte así ahora.
-Entonces, ¿le pedirás a tu compañero que cuide de Chuya?
-No. Él tiene problemas más fuertes de los que hacerse cargo, todo estará bien si dejan esto en mis manos. Aplastaremos a Dostoievsky.
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-Fyodor D. no representa un peligro eminente para nuestras organizaciones. Si bien es cierto que es un hacker de primera clase, no hay nada que este guardia que está a su altura no pueda hacer.
Maldición, habla demasiado.
-¿Que hay de Rusia? ¿Que sucederá con él una vez lo capturen?
-Su gobierno se hará cargo de emitir las sanciones correspondientes. Sin embargo, Chuya-san, debes mantener los ojos abiertos a donde quiera que vayas.
-Se supone que por eso me proteges.
-Correcto, pero como los humanos somos imperfectos, puede que se me esté escapando algo ahora mismo y estés en peligro.
-¿Que clase de guardia eres?
-Uno que está a la altura de Fyodor D. y debido a eso, es que estoy aquí -su sonrisa amplia fue brillante.
-Entonces, ¿tienes permitido decirme como pretenden capturar a Fyodor?
Adam ladeó la cabeza, estaba pensando su respuesta.
-Si, pero no quiero decirlo ahora.
-¡¿Por qué no?!
-¿Recuerdas? Es un hacker, fácilmente podría rastrearnos o colocar un escucha en nuestros dispositivos y escucharnos a larga distancia. Eso no sería ventajoso para nosotros... Ah, quiero comer chicle ¿Tienes uno a la mano?
-No...
-Que tristeza -frotó sus ojos-. Entonces, como decía. Mantente alerta, esa rata puede estar escuchando incluso desde la alcantarilla en medio de la calle.
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-Buenos días, Dazai-kun -saludó con una alegría cuestionable el nuevo empleado.
-Dostoievsky.
-¿Cómo estás lidiando con todo?
-Tal vez mi vida está siguiendo un curso interesante desde que hiciste tu acto de presencia.
Sin comprender, Dostoievsky miró con curiosidad a su rival.
-Sakunosuke Oda, tu primer amor. Quién te saco de un mundo de oscuridad y te pidió que continuarás en la luz... Me pregunto si estará descansando en paz sabiendo que le arrebataste a alguien su razón de vivir.
-Sabes demasiado, Fyodor. Te aseguro que Odasaku está descansando, estoy cumpliendo su voluntad ahora mismo.
-Recuerda Dazai-kun -alejandose, emitió sus palabras de advertencia-, aléjate de Chuya y todo esto va a terminar en paz.
-Continuare pensándolo, aún debe pagarme su deuda de una forma que me haga difrutar.
La expresión del ruso se distorsionó, retrocedió dando un paso largo y tomando al pelinegro del cuello lo acorraló contra la pared de acero más cercana.
-No vas a tomar lo que no te pertenece.
-Suerte con eso, creo que ya lo hice.
Su mano apretó más el cuello del contrario; aunque en el pasado estaba acostumbrado a eso, ahora parecía que estaba a punto de dejar la tierra. Sin embargo, debía resistir, la fortaleza que por años se había resistido a que Dazai dejara ese mundo seguía ahí, en pequeña parte.
-Esta es la guerra, Dazai-kun. El cuerpo y alma de Chuya, son míos. Lo entenderás hasta que tus pulmones dejen de contener el aire.
Lo soltó, Dazai se agachó agarrando su cuello. Los pasos azotandose dejando el pasillo se escucharon por unos segundos más.
¿Esa era la verdadera naturaleza de Dostoievsky?
Tosió, tosió como nunca antes lo había hecho. Su cuello dolía, tal vez debía retomar esos malos hábitos de intentar suicidarse al menos dos veces por día. Su rival a ese paso, sería un dolor de cabeza.