𝐄𝐥 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐃𝐞 𝐑𝐚𝐬...

By gp_garcia

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Hermione Granger, una chica Gryffindor de 18 años, junto a sus dos amigos buscaban algún rastro del Guardapel... More

Rasalas Merope Black
La cueva
El diario de Rasalas
El relato
El relato de Kreacher
Leoncita
Luuuhpin el lobito y Rasaweak
Los dos débiles y cobardes
Kreacher con una sartén
Conocernos
Olor a fresas
Ministerio de magia.
El despacho de Umbridge
Expecto patronum
Huida con complicaciones
La tienda en el bosque
Discusiónes constantes
Vino y fresas
Grodric's Hollow
El bosque de Dean
Nutria dominante
Reliquias de la Muerte
La Mansión Malfoy
Un hermoso amanecer
Mi Do-Do tuvo un bebé
Gringotts y el dragón
La llegada a Hogwarts
El comienzo del final
La batalla de Hogwarts
El último amigo
Volver a ti
Rasaweak
Después de la guerra
El juicio
Bajo las estrellas
El regreso de los Granger
Un nuevo comienzo
Futura señora...
La nueva familia Black
Extra: especial de navidad
La historia del verano
Por si gustan leer algo.
Extra: especial Halloween

Libro volador

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By gp_garcia


Hermione se detuvo en seco con la boca abierta, Rasalas se quedó con la cuchara de sopa a medias y Ron se atragantó un poco con la sopa.

—¿Mañana? —repitió Hermione—. No lo dirás en serio, ¿verdad, Harry?

—Sí, lo digo en serio. No creo que vayamos a estar mejor preparados de lo que estamos ahora, aunque nos pasemos otro mes entero vigilando la entrada del ministerio. Cuanto más lo retrasemos, más lejos podría estar ese guardapelo. Ya hay muchas probabilidades de que Umbridge se haya deshecho de él, porque no se abre.

—A menos —intervino Ron— que haya encontrado la manera de abrirlo y que ahora esté poseída.

—A ella no se le notaría mucho, porque siempre ha sido rematadamente mala —repuso Harry.

—Creo que no es mala idea de ir mañana—dijo Rasalas estando de acuerdo con azabache, los tres la miraron y continúo—: Ya sabemos lo más importante, es decir, que no se puede entrar ni salir del ministerio mediante Aparición, y que sólo a quienes ocupan un cargo de responsabilidad se les permite conectar sus hogares a la Red Flu, porque Ron oyó a esos dos inefables quejarse de ello—miro a Hermione, que mordía su labio pensado la situación—. También sabemos, más o menos, dónde está el despacho de Umbridge, por lo que tú oíste que ese tipo barbudo le comentaba a su amigo…

—«Voy a la primera planta; Dolores quiere verme» —recitó Hermione y Rasalas asintió.

—Exacto. E igualmente sabemos que se entra utilizando esas extrañas monedas, o fichas o lo que sean, porque yo sorprendí a esa bruja pidiéndole prestada una a su amiga…

—¡Pero nosotros no tenemos ninguna!—Interrumpió Ron a la joven.

—Si el plan funciona, las tendremos —declaró Harry con serenidad.

—No sé, no sé si… Hay muchas cosas que podrían salir mal, dependen tanto del azar…

—Eso no cambiará aunque pasemos otros tres meses preparándonos. Estoy con Harry. Ha llegado el momento de entrar en acción—aseguró Rasalas con serenidad. Harry asintió.

Rasalas comprendió la expresión de asustada en Hermione; tomó bajo la mesa la mano de la castaña y le dió un pequeño apretón para transmitir protección. Élla tampoco las tenía todas consigo, pero estaba segura de que había llegado la hora de poner en práctica el plan.

Habían pasado las cuatro semanas anteriores turnándose para ponerse la capa invisible y espiar la entrada principal del ministerio, que Ron, gracias a su padre, conocía desde su infancia. Del mismo modo habían seguido a varios empleados del ministerio, escuchado sus conversaciones y descubierto, mediante una atenta observación, quiénes solían aparecer solos a la misma hora todos los días. De vez en cuando birlaban un ejemplar de El Profeta de algún maletín, y, poco a poco, trazaron los mapas y tomaron las notas que ahora se amontonaban delante de Hermione y ella.

—Está bien —dijo Ron con cautela—, supongamos que lo hacemos mañana… Creo que deberíamos ir Harry y yo.

—¡Va, no vuelvas a empezar! —le espetó Hermione suspirando—. Creía que eso ya había quedado claro.

—Una cosa es merodear por las entradas protegidos por la capa invisible, pero esto es diferente, Hermione. —Ron señaló con un dedo un ejemplar de El Profeta de diez días atrás—. ¡Tú estás en la lista de hijos de muggles que no se han presentado voluntarios para ser interrogados!

—¡Y tú se supone que estás muriendo de spattergroit en La Madriguera! Si hay alguien que no debería ir, ésa es Rasalas—la nombrada miró a Hermione frunciendo el entrecejo—Te expondrías a qué te reconocieran, para el resto de perdonas del mundo mágico, estás muerta—explicó apretando la mano de la joven bajo la mesa.

—Estoy segura que nadie me recuerda ya, no te preocupes por eso, linda. De quién si debemos preocuparnos es de aquel que cuya cabeza, están dispuestos a pagar diez mil galeones…

—Vale, yo me quedo aquí. Ya me avisarán si lograrán derrotar a Voldemort, ¿eh?

Rasalas, Ron y Hermione soltaron una risa, mientras reían Harry sintió una fuerte punzada en la cicatriz. Se llevó una mano a la frente, pero, al ver que Rasalas lo miraba arqueando una ceja, intentó disimular el movimiento apartándose un mechón de cabello.

—Bueno, si vamos los cuatro, tendremos que desaparecernos por separado —dijo Ron—. No vamos a caber todos debajo de la capa invisible.

A Harry cada vez le dolía más la cicatriz y Rasalas pudo notar por como se removía Harry en su asiento. Se levantó llamado la atención de los otros dos de mesa.

—¿Que pasa?, No has terminado tu sopa—dijo Rasalas—. Si no te gusto la sopa, espera la tarta que preparo Kreacher.

—No, no, Rasalas, gracias. Vuelvo enseguida. Voy… al lavabo.

Harry, consciente de que Rasalas no le quitaba la mirada de encima, subió a toda prisa la escalera que llevaba al vestíbulo, y de ahí al primer piso.

—¿Estará bien?—cuestionó Ron para después meter una cucharada de sopa a su boca.

—Eso fue extraño...—comento Hermione.

Rasalas no mencionó nada, prefirió terminar su plato de sopa como lo hizo Hermione y sobretodo Ron. Claro que tranquilo momento terminó cuando escucharon un golpe acompañado de un chillido en el área de arriba.

Hermione, Rasalas y Ron, rápidamente subieron las escaleras en busca de Harry; llegaron a la puerta cerrada del baño donde se escuchaban los chillidos de Harry.

—¡Harry! ¡Harry, abre la puerta! ¡Harry!—grito Hermione somatando la puerta.

Rasalas hizo a un lado a Hermione, y con su brazo empezó a golpear la puerta para abrirla; se alejo un poco para agarrar aviada pero, para su mala suerte, Harry abrió la puerta y paso trayendo al azabache para que los dos cayeran al suelo del baño.

Hermione entró tropezando, recuperó el equilibrio y miró alrededor con desconfianza, pero solo miró a los dos azabache en el suelo. Ron apareció agitado detrás de ella y apuntó con la varita a los rincones del frío cuarto de baño.

—¿Qué hacías? —preguntó Hermione con severidad a Harry, mientras ayudaba a ponerse de pie a Rasalas.

—¿Tú qué crees? —replicó Harry con un tono brusco nada convincente.

—¡Chillabas como un condenado!—le espetó Ron.

—Oh, es eso… Debo de haberme quedado dormido, o…

—¿Nos tomas por tontos, Harry? —espetó Rasalas, sacudiendo su ropa—. En la cocina te dolía la cicatriz, lo noté y mírate estás blanco como un muerto.

El chico se sentó en el borde de la bañera.

—Está bien, tienes razón —cedió—. Acabo de ver cómo Voldemort mataba a una mujer. A estas alturas ya debe de haber acabado con toda la familia. Y no tenía ningún motivo para hacerlo. Ha sido como lo de Cedric: ellos estaban allí y…

—¡No debes permitir que esto vuelva a pasar, Harry! —le recriminó Hermione—. ¡Dumbledore quería que utilizaras la Oclumancia porque creía que esa conexión era peligrosa! ¡Voldemort puede utilizarla, Harry! ¿De qué te sirve ver cómo él tortura y mata, en qué puede ayudarte?

—Así sé lo que hace —se defendió.

—Entonces, ¿ni siquiera tratarás de cerrarle el paso a tu mente?

—No puedo, Hermione. Ya sabes que la Oclumancia se me da muy mal, nunca llegué a entender cómo funciona.

—¡Porque nunca lo intentaste de verdad! —replicó ella, acalorada—. No lo entiendo, Harry. ¿Acaso te gusta tener esa conexión o relación o… como quieras llamarla?

—¿Gustarme, dices? —espetó el chico—. ¿A ti te gustaría?

Rasalas se puso frente a Hermione cuando miro a Harry acercarse a ella enojado.

—Yo no… Lo siento, no quería…—balbuceó la castaña.

—¡La odio!. Detesto que él pueda meterse dentro de mí, detesto tener que verlo cuando más sanguinario se muestra. Pero voy a utilizarla.

—Sin embargo, Dumbledore…

—¡Olvídate de Dumbledore!. Esto es asunto mío y de nadie más. Quiero saber por qué busca a Gregorovitch.

—¿A quién?—preguntó Ron frunciendo el ceño.

—Es un fabricante de varitas extranjero —explicó Harry—. Confeccionó la varita de Krum, y éste asegura que es muy bueno.

—Pero, según tú —intervino Ron—, Voldemort tiene a Ollivander encerrado en alguna parte. Si ya tiene a un fabricante de varitas, ¿para qué necesita a otro?

—Quizá piensa como Krum y considera que Gregorovitch es mejor. O quizá cree que Gregorovitch podrá explicarle lo que hizo mi varita cuando él me perseguía, porque Ollivander no supo aclarárselo.

Ron y Hermione intercambiaron miradas.

—Harry, no paras de hablar de cómo actuó tu varita —dijo la castaña—, pero lo hiciste tú. ¿Por qué te empeñas en no asumir tu propio poder?

—¡Porque estoy seguro, y Voldemort también lo está, de que no fui yo, Hermione! ¡Él y yo sabemos qué ocurrió en realidad!

—¡Para de gritarle, Potter!—exclamó Rasalas molesta—¡Ella solo te trata de ayudar!

—Déjalo, Hermione. Que haga lo que quiera. Además, si tenemos que ir mañana al ministerio, ¿no crees que deberíamos repasar el plan?—dijo Ron para salir de baño molesto.

Hermione cedió a regañadientes. Rasalas y Harry se miraban serios fijamente; Hermione tomó la mano de Rasalas y las dos salieron de aquel pequeño cuarto.

Los cuatro regresaron a la cocina del sótano, donde Kreacher les sirvió estofado y tarta de melaza.

Esa noche no se acostaron hasta muy tarde, tras pasar horas repasando una y otra vez su plan, hasta que lograron recitárselo a la perfección unos a otros. Rasalas entro a su habitación y, sin la preocupación de ponerse la pijama, se tiró al simple colchón que estaba en medio de la habitación y en medio del previo desastre que había hecho semanas atrás.

Estaba agotada, si, pero por más que trataba de conseguir el sueño no podía, o más bien no quería. Noches atrás había empezado a tener pesadillas de aquella cueva: se veía ella con su hermano entrando al oscuro lugar, sentía aquellas manos calavericas que la arrastraban, veía como arrastraban a su hermano al lago y ella no podía hacer nada para impedirlo.

Bajo las escaleras hasta llegar al salón, pero una luz prendida y unos ruidos la hicieron ponerse en guardia. Con la varita en su mano y dando lados con cautela llegó al salón, lista para atacar a cualquier intruso. Sin embargo, al acercarse solo pudo ver a una castaña en el sofá con unos pergaminos en las manos.

—¿Hermione?—Un libro dandole en la cara, obtuvo como respuesta de la castaña—¡¿Que te pasa!?—chilló lo más bajo que pudo, mientras ponía sus manos en su nariz.

—¡Rasalas!—chilló Hermione—Lo siento, lo siento, ¡¿Que haces aquí!?—ayudo a la chica a sentarse en el sofá.

—Bajé por... ¿Tu que haces aquí?—Rasalas miró su mano, abrió los ojos al ver un poco de sangre.

—De verdad lo siento—dijo Hermione con pena al ver también la mano y la nariz se Rasalas con sangre—Ven, ponte así—Hermione hizo que se acostara en el sofá y pusiera la cabeza en su regazo.

—Tienes buena puntería—bromeó soltando una risa nasal—Auch, auch, duele—se quejo cuando Hermione pasaba un trapo por su nariz para limpiar la sangre.

—Shh—Hermione paso suavemente el trapo por la nariz de Rasalas. Está cerro los ojos por el tacto de la chica.

—¿Me voy a desangrar?—preguntó con diversión.

—No te vas a desangrar, exagerada—contesto Hermione con una pequeña risa.

—Ouh—Rasalas fingió desilución—.Crei desangrarme para luego desmayarme, así me despertarías con un beso, como los cuentos muggles.

Hermione soltó una risa y dió un pequeño golpe en el hombro de Rasalas.

—Tonta

—Que insulto—se burló la ojigris—¿Que hacías a estás horas aquí, leoncita?—preguntó con vos suave y los ojos aún cerrados, seguía disfrutando del tacto de la Gryffindor.

—Me quedé... Estudiando el plan un rato más—Rasalas pudo distinguir el tono de preocupación de Hermione—¿Tu para que bajabas a estás horas?—preguntó. Ya había terminado de limpiar el rastro de sangre de Rasalas pero... Por alguna razón, le gustaba ver el rostro tan relajado de la joven Black.

—No para ser golpeada por un libro volador—Hermione sonrió—.No puedo dormir... Desde pequeña sufro de insomnio—Mentira. Solo no quería mencionar las pesadillas.

—Entiendo...Podemos hablar de algo por mientras—sugirió Hermione en tono dulce; con un poco de timidez, entrelazó los dedos de una mano en el cabello de Rasalas, haciendo un pequeño masaje.

Rasalas suspiro con una pequeña sonrisa, podía sentir la miraba de Hermione por todo su rostro.

—¿No debes ir a dormir ya?.

—No tengo sueño...

—En ese caso... ¿De que quieres hablar?.

—No se, talvez... ¿Como te fue en Hogwarts?—Hermione se arrepintió haber preguntado eso. Rasalas abrió los ojos y se levantó, quedando sentada en el fosa junto a Hermione.

—Igual que todos, supongo—murmuró la chica mirando al suelo—. Más momentos desagradables que buenos pero, si, me fue bien. Mis dos últimos años fueron los mejores... Creo.

—Los momentos desagradables...fuero por...

—¿El cuarteto de idiotas?. Si, por ellos—el rostro de Rasalas cambio a uno molesto, le enojaba de solo pensar en las burlas de ellos. Al sentir la mano de la castaña sobre la suya, suspiro tranquilizándose y la miró—Talvez tu miras diferente a Remus, James y a Sirius, los miras como personas intachables pero, no es que diga que sean malas personas, simplemente me tocó ver otra parte de ellos.

—Nadie es únicamente claridad o oscuridad, siempre existen ambas en uno—la ojigris asintió lentamente—¿Cuál fue la razón por la cual empezaron llevarse mal?.

Rasalas se tensó—Para empezar teníamos diferentes creencias, aún que yo no fuera creyente aparentaba que si por mi padres; ellos eran muy extrovertidos y yo prefería estar en mi habitación o en la biblioteca. En segundo año, Sirius dijo orgulloso que su hermanita tenía... —Rasalas miró nerviosa a Hermione que ponía toda atención a sus palabras—. Tu sabes sobre mi, ¿Verdad?, Sobre mi... Anomalía—Hermione inconsciente miró la entre pierna de Rasalas; Rápidamente quitó su mirada estando sonrojada.

—S-sirius mencionó algo s-sobre eso—comento sonriendo con nerviosismo, pero noto la vergüenza de la ojigris, y con un apretón de sus manos dijo—: No importa eso, no te preocupes. Además, es algo extraordinario.

Hermione tuvo el pulso de darle un beso en la mejilla a Rasalas, y lo hizo, provocando que las dos se sonrojara y miraran a otro lado nerviosa.

—B-Bueno p-pues—Rasalas tartamudeando continuó—Sirius le dijo a todos, me presumía más que todo y eso me enojo; el no tenía el derecho de decir mi entonces secreto, y le agarre rencor. Después los evitaba y me hice, junto a mi hermano, amiga de Severus; eso complicó más las cosas, las burlas empezaron, discusiones, peleas—Rasalas se encogió de hombros.

—Entre Snape y James, siempre hubo una enemistad, ¿No?

—Por amor—Hermione miró sin entender a la ojigris—Es... No le cuentes a Harry esto pero... Sev siempre estuvo enamorado de Lili.

La castaña abrió los ojos sorprendida, nunca pasó eso por su cabeza—¿Snape enamorado de la mamá de Harry?—repitió aún si creerlo. Rasalas asintió con una pequeña sonrisa.

—Y ¿Quién no podría estarlo?, Lili era una persona muy amigable y gentil, una bruja extraordinaria, la mejor de si generación... Era un amor de persona, con tan solo que te viera con esos ojos, te transmitía tranquilidad

—¿Estás segura que solo Snape estaba enamorado de ella?—Hermione arqueo una ceja suponiendo que Snape no era en único.

—Oh no, no, si te refieres a mi, te equivocas—se apresuro a decir Rasalas—. Lili era una persona única pero, yo no, nada de eso—Hermione soltó una risa—Solo ví a Lili como una persona especial. Además nunca me he enamorado.

—¿Nunca?

—Nadie a sido digno de mi—dijo Rasalas en tono de superioridad, haciendo que las dos rieran después.

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¿Querían un beso? Ahí está el besito de mejilla jsjs.

Si les gustó, voten!!

Tomen cerveza de mantequilla y cuidense 🍺🤙🏻

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