𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1882 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
Fue bueno tener a esos niños ahí, Ava también se divirtió mucho. La misma familia estaba muy agradecida con el Rey, por haber resuelto el problema del año pasado, en el que también casi les habían robado, pero ahora todo era completamente diferente. Su vida había cambiado casi por completo, lo que habían hecho por Frizzy también lo agradecían mucho, eso había cambiado su vida por completo, no podían terminar de creerlo, no podrían terminar de agradecerlo.
Habían cambiado por completo, todo había cambiado para ellos. Pero por dentro seguían siendo los mismos, no dejarían de ser trabajadores o buenas personas, pero las oportunidades que tenían ahora, eran un milagro total.
Frizzy estuvo contentísima con su familia, la misma como si supiera y estuviera al tanto de todo. También le preguntó ¿Quién era Finlay? Al parecer habían escuchado de él y saber que también era de Escocia igualmente aumentó la curiosidad. Frizzy se avergonzó y quiso desviar el tema. No fue muy posible.
La Reina estaba molesta con la presencia de la familia, como si le diera asco, y el Rey tenía mucha vergüenza de eso, porque la familia había traído miles de regalos, que los respetaban y adoraban y que de hecho les agradecía. La mujer del Rey siempre tenía las peores reacciones.
Pero no era tiempo de darle atención. Ni a ella ni a todo lo que había pasado. Porque ya lo había hecho, ya había pasado. Era de las cosas que ya formaba parte del pasado, sea como haya sido, sea la opinión que tenga la gente al respecto.
Ya estaba atrás. Siendo reciente o no. Hay que dar vuelta a la página. No se puede revivir a los muertos, ni traerlos a la vida para hacerlos morir de nuevo.
Los que habían muerto. Lo estaban y ya. En el bien o en mal. Ya había terminado. Ya había pasado.
Cumplieron con el Duque, cumplieron con Harry y con Louis, con todas esas muchachas, con el fin del problema que Inglaterra merecía. Desquitándose en aquel desgraciado o no, vayan las vueltas de la vida regresar en algo tal vez. Qué importaba.
Ya estaban bien, por ahora y esperaban que por un buen tiempo antes de que algo vuelva a pasar.
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Pasó el tiempo, más rápido de lo parecido. La señora Evelyn venía seguido con su séquito de mujeres para la fabricación del vestido de bodas.
En el cual Lauren no podía tener opinión, ya que lo elegía la Reina. Había tradición en ello. El vestido debía contener algo nuevo, algo viejo, algo prestado, y algo azul. Lo nuevo representaba un nuevo comienzo, lo viejo no perder los orígenes, lo prestado tenía que ser de alguien que ya disfrutase un matrimonio feliz para traer suerte, y lo azul era señal de fidelidad, amor y compromiso con la pareja.
Fue sorprendente, saber que la Reina había cedido la decisión del vestido a la señora Evelyn. Lauren pensaba que escogería lo más horrible posible aprovechando que no la podían desobedecer. Pero más bien decidió solo no formar parte de la tradición.
Bueno eso era mejor.
La señora Evelyn mostró desde ya su diseño del vestido y era imposible de describir, solo sabría que se vería majestuoso, que sería enorme, que su cola tendría metros y metros y que caería de forma angelical. Ya verían la forma de incrustar o agregar lo viejo, lo nuevo, lo azul, y lo prestado. Pero lo importante era ir avanzando con varias cosas.
Así, se la pasaba horas y horas en su habitación subida en una plataforma envuelta en telas y alfileres, si se movía se podía incrustar uno, quieta extendiendo brazos y con cada vez más tules se iban viendo solamente esbozos del vestido, que como esbozos solamente o una simple tela al rededor, ya se veía como algo increíble.
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Seguía estudiando y se cansaba mucho. Tanto ella como Frizzy. Era agotador y totalmente abrumador.
Sus clases de tiro iban bien, ya estaba aprendiendo como cuidar el arma aunque aun no había conseguido una que pueda ver como suya. George Pattinson era muy paciente con ella, y en verdad en su semblante tan serio. Era muy agradable.
Todo se volvía agradable. A pesar de su pesadez.
No tenía tiempo de concentrarse en la Reina, y eso también la ayudaba. A no prestar atención a sus indirectas, a no sentirse más polarizada con ella. No le gustaba compartir los momentos que tenía que compartir con ella por obligación. Pero aún la mujer no había hecho algo que bien haga explotar a ella o a cualquier miembro de su familia, estaba insoportable, pero eso era lo de siempre.
Igual había que prestar atención. En cualquier momento podía suceder algo. Y Lauren la iba a estar esperando.
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Una de esas tardes tenía clases de piano, que compartiría junto a Ava y Frizzy que harían canto y el acompañamiento de voz del mismo. La instructora de canto se llamaba Yolanda. La de piano Teresa. Esa vez estarían todas juntas. Para esa clase en especial se había ensayado una pieza, con acordes en el piano y melodías agudas de voz. Esa sería la práctica.
Frizzy y Ava hacían un buen dúo en términos de voz, se complementaban bien, Ava estaba mucho más avanzada, pero eso no significaba que Frizzy no lo haga bien.
Lauren también recién empezaba, y lo que iba aprendiendo aún era algo muy en sus inicios, y por ende lo más básico y lo más fácil por el momento, para poder ir subiendo de nivel, y dificultad, hasta que ya no haya algo difícil y pueda tocar el instrumento de una manera en la que se espera que una princesa lo haga.
Se habló sobre presentarse en bailes y delante de gente importante, el talento de las mujeres de castillo siempre debía ser agraciado, mostrado, admirado y presumido.
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—¿Y qué nombre le ponemos a la banda? —Bromeó Frizzy apoyándose en el piano mientras Ava no podía evitar reírse por la ocurrencia de la muchacha.
Las instructosas carraspearon la garganta. A pesar de su gracia, la distracción de Frizzy no podía ser bienvenida.
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Aquella práctica pudo ser una buena decisión o no. Porque tenerlas juntas podía significar dos cosas. Todo saldría bien en el primer intento o iban a demorar una vida práctica tras práctica porque una se iba a equivocar y las otras se iban a reír.
Lo que sucedió fue en cadena, Ava desafinó, Frizzy se rió. Ava se contagió y Lauren aguantando el chiste trató de disimular continuando con las notas en el piano, pero terminó tocando otra tecla que cambiaba toda la melodía, haciendo que Ava y Frizzy se rían aún más y que las tres se burlen entre sí.
Pero así de infantiles como se podían poner las cosas, podían ponerse serenas y serias al mismo tiempo. Porque también las podían regañar y no volverlas a juntar para alguna práctica así.
Y la pieza que practicaron no salió mal. Y con el pasar de las horas llegaba la última practica de la misma al fin.
Ya que después de tanta y tanta práctica. La melodía dejaba de ser tan linda como la escuchaban a un inicio. Ya parecía más aburrida tras hacerla una y otra, y una y otra vez.
Pero esa última practica ya iba muy bien.
Hasta que una visita se hizo presente.
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Thomas de nuevo. Lauren no podía describir lo lindo que era verlo tan seguido, de una manera diferente a llevarle el desayuno cada mañana. Pero también se ponía nerviosa, porque a pesar de que Thomas solo se paró en el marco de la puerta para no molestar, podía notarse que estaba ahí.
Y lo que le volvió a quitar seriedad al asunto fue que los nervios entorpecieron a Lauren. Que se equivocó en todo.
Obviamente Frizzy y Ava se iban a reír. Y lo hicieron con mucho gusto.
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—¡Oye vete! ¿Quién te llamó? —Le dijo Ava provocando que las instructores miren al marco de la puerta para ver al príncipe. —Interrumpes. —Dijo con desprecio fingido.
—Bótame de aquí entonces. —Le contestó a su hermana.
—Lauren dile a tu mascota que se vaya. —Dijo Ava dirigiéndose a su amiga. Y la señora Yolanda que se estaba tomando un café estuvo cerca a escupirlo porque casi se rió.
—Lauren ¿Quieres que me vaya? —Preguntó Thomas casi riendo.
Todo era una broma, pero la muchacha no entendía por qué la habían puesto al medio. De todas formas no dejaba de ser divertido, porque sea el lado que tome, igual la broma iba a quedar ahí.
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Lauren, pensándolo un poco entonces. Miró a Ava como pidiéndole perdón, para luego mirar a Thomas negando. Thomas miró a su hermana y le sacó la lengua triunfantemente. Ava le respondió con el mismo gesto a pesar del regaño que recibió. Porque una princesa no hacía esas cosas.
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—Puede pasar si lo desea señor. —Dijo la señora Teresa amablemente.
Thomas lo agradeció y pasó preguntando como se llamaba la pieza que practicaban. La señora Teresa respondió con el nombre de todo amablemente. Thomas parecía conocer lo que iban haciendo ya que Ava ya había practicado ello antes.
—¿Interrumpí mucho? —Preguntó amablemente a las mujeres presentes.
—Justo habíamos terminado. —Dijo la señora Yolanda, provocando que las tres muchachas la miren extrañadas, ya que si bien era la última práctica de la pieza, se habían equivocado. Lauren sobretodo, por lo cual supuso que tenían que repetirlo. Pero acababan de escuchar, de la mujer, que al parecer habían terminado de todas formas.
No se lo cuestionaron, porque al parecer la instructora Teresa también estaba de acuerdo.
Lauren le hizo espacio en el largo asiento frente al piano y Thomas tomó asiento a su lado.
—¿Ha estado todo bien su majestad? —Preguntó amablemente la señora Teresa. Thomas asintió.
—Sólo vine porque me guió la música, estaba cerca. Por eso la escuché. —Dijo tranquilamente. —Linda voz Frizzy. —Halagó amablemente.
Frizzy sonrió. —Aw. —Dijo con ternura, agradeciendo obviamente. —Lo sé. —Bromeó después haciéndolo reír.
—Me refería a lo de afuera señor. —Volvió al tema la señora Teresa. —¿Todo quedó solamente ahí? ¿Ha pasado algo nuevo?
Thomas entendió a lo que se refería la mujer, y estuvo dispuesto a responder con amabilidad.
—No hay nada que temer, señora. Todo ha quedado ahí solamente. No hay algo nuevo más que todo ya ha terminado. Suficiente todos hemos tenido el año pasado con este problema, y estamos libres del mismo. No queda más ya. Dar vuelta a esta página es lo necesario. Pasó lo que tuvo que. —Dijo amablemente.
La señora Teresa asintió más tranquila. —Había escuchado sobre ese muchacho. Disculpe que traiga el tema. Mis hijas son jóvenes, y su familia había visitado mi hogar hace unos años, con todo esto, mi miedo más grande salió, no me puedo imaginar qué hubiera sido de mi familia, si algo le pasaba a mis hijas.
Entendieron su punto de vista, cualquier persona se hubiera asustado.
—Yo también tengo hijas, no me imagino el dolor de esas muchachas, de esas mujeres y de esas familias. —Agregó la instructora Yolanda.
—A las mujeres se nos ve como algo simple para el placer sexual. —Se lamentó ahora la instructora de piano. —No importan las manifestaciones por medio del arte o razones válidas que podamos dar, una sociedad como esta nunca nos terminará de ver como seres humanos, siempre seremos cosas, objetos de satisfacción, objetos de procreación. Usted no me creería si le digo que escuche que un par de personas no veían nada grave en lo que hizo ese muchacho. Que perdone Dios mis palabras, pero que felizmente está muerto. Me da pena, y me da miedo. Me hace pensar, si en mi caso, tener un buen esposo es suerte divina. Cuando tal vez no debería pensarlo.
Y era cierto. No podía ser una suerte tener una buena pareja. Sino era lo que debería pasar, lo que todo el mundo merecería, y también debería serlo.
La dejó pensando, por la razón que tenía siempre esa mujer. Sintió el mentón de Thomas apoyarse en el hueco de su cuello y su hombro, y quedarse con un suspiro que se sentía pensativo de la misma forma.
Efectivamente de cierta forma siempre se hablaría de lo de Alex, por lo que involucraba, por las cosas que conllevaba.
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Debido al fin de aquellas clases, las tutoras se despidieron de todos los presentes, Frizzy se ofreció a acompañarlas a la puerta, porque después tenía que ir al jardín, Finlay la había invitado a ir. Ava tenía que regresar a su habitación, Lauren estaría con ella para hacerle compañía un momento. Pero en esa pequeña conversación no veía malo quedarse con Thomas un momento.
Además, lo que habían terminado hablando posiblemente necesitaba ser desplazado por algo más bonito. Porque no era el momento de hablar de esas cosas. Y que cada quien pase un pequeño tiempo libre haciendo algo lindo, era una muy buena solución. Frizzy con Finlay, Ava en su habitación, y Thomas con Lauren.
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Estaban a puertas abiertas y cualquiera que pase podía supervisar lo que desease. No podían hacer nada que no sea aceptado y literalmente ni siquiera habían estado solos en un par de días.
Thomas estaba de acuerdo en quedarse, y cuando Ava se fue retirando después de Frizzy, le pegó divertidamente en la nuca con la palma de la mano. Obviamente se quejó y volteó entre extrañado, adolorido y con ganas de reírse, Ava a veces se ponía así de la nada.
—Se pone celosa. —Bromeó Thomas, mirando a Lauren. —Porque sabe que me quieres más a mí.
—Yo no dije eso. —Respondió Lauren divertidamente.
Ava se carcajeó con gusto mientras terminaba de salir. —¡En tu cara! —Dijo desde la puerta burlándose de su hermano. Mandó un beso volado a Lauren, y se fue.
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—Era broma. —Le dijo Lauren a Thomas cuando se fue la princesa, el joven había quedado con una divertida expresión triste que también fingía. Con una sola mano, le apretó las mejillas al joven para luego mover su rostro de lado a lado levemente. Thomas se rió. —Pareces un niño.
—¿Eso es un halago o un insulto? —Preguntó el joven hablando raro, ya que aún Lauren no soltaba sus mejillas.
—Depende de como lo quieras tomar. —Le respondió soltando su rostro, a punto de reírse por lo que se le ocurrió decir de repente. —Si consideras que es un halago, puedes darme un premio, y si es un insulto. Merecería un castigo.
—Que atrevida que eres Dios mio.
—No es mi culpa que pienses mal las cosas.
—Lo dijiste con doble sentido.
—Lo entendiste así porque quisiste. Yo no afirmé nada.
—¿Te me estás insinuando?
—Que atrevido. Jamás lo haría, ni nos hemos casado aún ¿Quién te crees? —La broma continuó.
—No lo sé, pero si estás desesperada por este cuerpo. Te tienes que esperar. Yo soy un joven católico y religioso. —Le dijo. —Respetame por favor.
—Lo siento. —Dijo Lauren reprimiendo sus risas. —Te he ofendido ¿Qué puedo hacer para que me perdones?
—No sé, dedicarme una pieza o darme un beso. —Dijo casi riéndose —Pero con la gravedad de tus acciones considero me debes los dos.