¿Y si te enamoras de mí? ©✔ E...

Od RossTolentino

473K 58.6K 77.6K

EN EDICIÓN LENTA. ¿Alguna vez te has preguntado qué sucede cuando dos desastres surgen al mismo tiempo? Milli... Více

Dedicatoria.
💜Prólogo.💙
Antes de leer.
💜Capítulo I💙
💜Capítulo II.💙
Capítulo III.
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X.
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI.
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX.
Capítulo XXI
Capítulo XXII.
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV.
Capítulo XXVI.
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX.
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII •
Capítulo XXXVIX
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII
Capítulo XLVIII
Capítulo XLIX
Capítulo L
Capítulo LI
Capítulo LII
Capítulo LIII
Capítulo LIV
Capítulo LIV. PARTE #2
Capítulo LV
Capítulo LVI
Capítulo LVII.
Capítulo LVIII.
Capítulo LVIX
Capítulo LX
Capítulo LXI
Capítulo LXII
Capítulo LXII Parte 2
Capítulo LXIII
Capítulo LXIV
Capítulo LXV
¿Y si te enamoras de mí?
Epílogo.
Agradecimiento.
EXTRA| Dream.
Especial un año.
EXTRA| ¿Hola? ¿Te acuerdas de mí?
Extra| Cumpleaños de Millie
EXTRA| Bajo las mismas estrellas.
EXTRA| Especial Astronomy.
Extra| De familias, puntos, alas, sonidos... ¿y finales?
Especial.

Capítulo XL

5K 692 1K
Od RossTolentino

Odiaba la sensación de abrumamiento que tenia en ese momento, estaba molesta conmigo por haber reaccionado de esa manera, por no responder a la pregunta de Luca.

—No pude contestar a su cuestionamiento —murmuré para mi mejor amiga.

Vale había llegado muy temprano a casa, le llamé por la tarde entre lágrimas, hablamos por muchos minutos hasta que la noche llegó.

Le conté todo lo que había pasado antes, le comente lo de mi madre en las vacaciones, lo que sucedió entre Luca y yo.

—Tranquila. —Me sonrió—. No fue tu culpa no haber poder darle una respuesta.

—Soy muy tonta. ¡ODIO TODO!

Nos encontrábamos sentadas en la sala de mi casa, ella frente a mí, sus labios fruncidos en un gesto que gritaba curiosidad.

—¿Sigues queriendo a Mike?

Mi respuesta no tardo en llegar:

—Lo querré siempre, no de la misma forma en que solía hacerlo antes, de eso estoy segura. El cariño que le tengo sigue estando ahí, pero ya no es amor.

Tenía perfectamente claro lo que de verdad sentía por mí ex mejor amigo, y sé que probablemente él estaba enfadado conmigo por mi comportamiento.

Pero una persona no puede juzgar la forma en que otros reparan un corazón roto.

—Se siente bien dejar de querer a una persona de la que creiste nunca podías dejar de amar —añadió la pelirroja.

Una enorme sonrisa se dibujo en sus labios, ella tenia razón.

Alguna vez a todos nos ha pasado que estamos tan enamorados de alguien que no nos damos cuenta por todo el camino lleno de baches por el que pasamos y el transcurso en ocasiones suele ser dañino, nos acostumbramos al dolor y no percibimos la incomododad de las raspaduras hasta que paramos y nos preguntamos: ¿Dónde estabas cuando pasaba por un camino de oscuridad, en mi peor momento?

Cuando no hay respuesta, tienes que tomar valor para recoger los pedazos que resbalaron de tu corazón, para poder armarlos después.

—Se siente más que bien —admití.

—Es normal que te preocuparás por Mike, crecimos con él.

—Es tonto —me quejé.

Por algunas horas más hablamos hasta que llegaron mis padres y Charlie fue por ella.

Era raro que una noche me quedará sin apetito, pero sucedió, subí a mi habitación, saque uno de los cuadernos que Luca me había regalado durante el viaje y las tizas de colores para realizar un dibujo.

Me senté en el piso de madera de mi habitación, recordé el dibujo que nos hicieron en la playa, mismo que se quedó él.

Cerré los ojos y tome aire, me concentré en el silencio que había, tome una tiza de color gris y empecé a trazar sobre el papel.

El mar mojaba la arena sobre la que estábamos sentados, Luca a mi lado, la luna más arriba de nosotros, el cielo en un tono gris lleno de pequeños puntos blancos. A él lo dibuje con una mirada de aburrimiento y cansancio mientras que yo lo miraba con una sonrisa.

Él siempre iba a ser callado, nunca puedes forzar a ser una persona lo que no es, estaba bien como era, quizá esa era su manera de proteger su corazón roto.

(....)






¡Tun, tun, tunBuuuuummm!

Es la marcha fúnebre... ¿He muerto?

¡Noooooooo!

Escuche un coro, algo así como una canción de aquellas que suelen usar para despedir a a alguien que ha muerto.

Pero...

Estoy en un antro, ¿hay muchas personas bailando? No, no estoy en un antro.

Golpes a una batería... ¿Es una batería?

Había música, se escuchaba una voz gruesa y los golpeteos desordenados contra los platos de la batería.

Es la orquesta del cielo.

Un concierto de Michael Jackson.

No, él no cantaba así.

Un golpe a los platos metálicos, una guitarra siendo tocada de manera ensordecedora.

Mis ojos se abrieron debido a la molestia que un sonido no muy agradable sacudía a mi habitación, me senté en la cama buscando mis pantuflas por el suelo.

Era música.

Fui hasta la ventana de mi recámara, con mis nudillos iba frotando mis ojos. De inmediato me arrepentí de haber abierto la ventana.

La música se coló hasta lo más profundo de mi cuerpo, las paredes de mi casa se empezaron a sacudir debido a el alto volumen que emitían las bocinas de la casa de Luca.

Apreté los labios molesta.

—Despertarme temprano es tu forma de desquitarte —susurré solo para mí—. ¡Eres un tonto!

¡Acabemos con su sueño!

Salí de casa echando chispas, detestaba cuando era despertada con brusquedad o si alguien encendía las luces de mi recámara. Que no me dejaran cumplir con mis horas de sueño establecidas me ponían de mal humor.

Mal, no, pésimo humor.

Cruce el patio de la familia Hopper y con brusquedad golpeé la puerta, dudaba que Luca pudiera escuchar lo que hacia, así que trate de hacer todo el ruido posible.

Molesta apreté las manos formando puños a mis costados. La canción se detuvo por unos segundos para darle paso a otra, esos segundos los aproveche para golpear más fuerte la madera de la puerta.

Luca estaba molesto, furioso y todo lo que le seguía, por eso no abrió.

Cansada volví a casa, entre a mi habitación y empecé a lanzar bolitas de papel intentando que alguna se colará por la ventana de Luca.

Mi mala puntería era tan horrible que cuando organizaban equipos deportivos en el colegio terminaba siendo la última persona a la que seleccionaban.

Aproveche cuando la canción cambiaba por otra para gritar con mucha velocidad un:

—¡TU MÚSICA ME HA DEJADO SORDA, LUCA!

Mi garganta dolió al terminar de decir aquello, ni siquiera pareció escucharme.

¿Quieres jugar de nuevo?

¡Vamos a jugar!

Ya había pasado navidad, estábamos a punto de regresar al colegio y lo único que yo quería era dormir mis once horas diarias sin que nadie me interrumpiera.

Cerré las ventanas con mucha fuerza y me deslice por la pared.

Piensa en como vengarte.

La venganza es mala. ¡Ya sé! Pero sera una pequeña venganza, algo chiquito.

Reí como Cruella de Vil cuando un nuevo plan se creo en mi cerebro.

Me moví por toda mi habitación acomodando las bocinas que tenia, apunte de manera directa a la casa vecina... A una habitación en particular.

Luca detuvo la música por un minuto.

Coloqué unos audífonos en mis oídos y deje que mi habitación y los oídos de los demás vecinos se deleitarán con mi poderosa Pumped up kicks de Foster the people.

La música estaba a todo lo que daba, las paredes y piso de mi casa se movían cada vez que sonaba un acorde de la canción.

Juguemos para saber quien tiene el mejor sonido.

Esto ya es personal.

Imaginaba la cara de mis vecinos al despertarse con esa canción, quizá se sintieron como en una escena de una película de terror.

—¡Robert's got a quick hand. He'll look around the room!

A pesar que sabía mi voz no podía ser tan audible me esmere en cantar, esa canción era un clásico y cantarla me hacia imaginar miles de escenarios en contra de Luca.

De pronto una silueta masculina apareció en las sombras de la habitación vecina.

Voldemort.

No él no tenia nariz. Obvio es Luca.

Levante los hombros hacia arriba en un gesto fingido de inocencia y tome mi cepillo para cabello en mis manos como un micrófono.

Él me dio una mirada fulminante a la cual yo respondí con una sonrisa cargada de reto. Al terminar la canción me acerque a la ventana y pegue mis manos al marco de ella.

—¡Esta canción es un clásico, dime que te la sabes! —alcé la voz—. Hoy alguien me despertó antes de lo debido así que mi humor esta del infierno.

—¿¡Te desperté!? Ni siquiera fue esa mi intención —respondió cruzando los brazos.

—Pongamos música de misa para desquitarnos de Pato —espeté—, pondré un coro para que crea que murió.

Y vaya que lo creí.

—Admito que la primera canción si fue broma —sonrió malicioso—. Pero las demás no...

—Bien, entonces. —Di un paso hacia atrás acercándome a mi equipo de sonido—. Veremos quien tiene el mejor sonido.

Le mostré mi pulgar abajo mientras volví a subir el volumen al ritmo de un rap que encontré en Youtube.

Su boca se movía pero no escuchaba lo que salia de ella, lleve una de mis manos a mi oreja y le hice una ceña diciendo que no le entendía. Él apretó los labios y término dándole un puñetazo a el marco de la madera de su ventana.

Nuestras canciones iban desde pop, rap, trap, rock y por varios géneros, llevabamos alrededor de dos horas sin detener nuestra música, más que para atacarnos.

Cada vez que uno paraba la música, el otro aprovechaba para gitarnos cuanto odio sentimos.

¡Extrañaba pelear con Luca!

De la nada un tronido apagó mi escándalo, maldije demasiadas veces mientras me acercaba a revisar, asegurarme de que nada malo hubiera sucedido con mis cosas. Estuve a punto de llorar cuando descubrí el problema.

Una bocina había emitido una pequeña explosión, olía a quemado y plástico.

¡Noooooo!

La música de Luca se detuvo después, sentía una mirada en mi nuca, me levante de prisa y lo señale de forma acusativa.

—¡Te odio! Mi maldita bocina se ha dañado por tu culpa.

—¿¡Mi culpa!? —Río—. Nadie te dijo que la sobrecalentaras.

Casi a la velocidad del poderoso “Tiro al blanco” salí disparada de casa hacía la de los vecinos.

Toque la puerta como si de eso dependiera mi vida, estaba claro que extrañaba los viejos tiempos con mi adorado vecino. Aquellos donde los dos peleábamos y nos podíamos hacer travesuras hasta que hubiera un ganador.

Su rostro radiante y fresco apareció cuando por fin el niño se digno a abrir la puerta.

—Estas enojado por lo de Mike, ¿no? —pregunté con sorna.

—¿¡Molesto?! Para nada —respondió sin interés—. No somos nada, es tu asunto lo que sucede entre él y tú.

Con mi índice señale su pecho, tome fuerza de donde no la tenía luchando por meterlo adentro de su casa.

—¡Correcto! Mi asunto. Pero tú sabes perfectamente que por eso actúas así.

Soltó una carcajada fingida, se adentro en su casa, me pegué a él como si fuera una pulga.

—No te sientas tan importante, Millie...

—¡¿Millie!? —le interrumpí—. Estas enojado, por eso me llamas así. ¡Tu enojo no te da derecho a despertarme como si el mundo se estuviera terminando!

—Pues si estoy enojado...

Los toquidos a la puerta terminaron con sus palabras, otra persona estaba tocando y por lo visto debía tener muy poca paciencia.

Luca se apresuro a abrir. Me sorprendió ver que quien dio toquidos sin paciencia era un oficial.

Usaba su uniforme perfectamente pulcro, una camisa café de manga corta abotonada, pantaloncillos de un café más bajo y una gorra, en su pecho destacaba una estrella dorada que el hombre portaba con orgullo.

Ahora que has hecho Luca.

Me coloque a lado de el pelinegro, él miró al oficial sin mucho interés, yo empezaba a ponerme nerviosa.

—Recibimos varias quejas —empezó el policía—, de vecinos molestos por la contaminación auditiva en la zona.

¿Khe?

Mi poderosa Pumped up kicks de Foster the people no contamina los oídos de nadie.

—¿Se lo va a llevar detenido? —quise saber mordiendo mis uñas.

—Así es señorita.

—No se lo puede llevar...

Miré a Luca en busca de algún plan, no podía dejar que se lo llevaran detenido. Ni siquiera sabia mucho de leyes, no podía defenderlo.

—El joven nos tiene que acompañar a la alcaldía, ¿es su hermana?

El cuerpo entero me empezó a temblar.

Mi boca se abrió para responder pero una voz se interpuso.

—No hay nadie, jefe.

Aparte a Luca de mi vista para averiguar a que se refería con esas palabras.

—Entonces no te muevas de ahí hasta que llegue el dueño.

¡Oh, no!

Había un incendio en mi cerebro, el corazón me latió de una forma apresurada.

—¿Para qué quieren esperar al dueño de esa casa? —Mi voz temblaba a causa de los nervios.

Sonreí.

—También recibimos quejas de esa casa, por lo tanto la persona que habita ahí nos tendrá que acompañar.

El hombre miró a Luca, luego bajo la mirada hasta su cinturón.

Palidecí.

Mi presión disminuyo hasta el grado de querer matarme.

—La señorita —Luca habló—, es la que habita en esa casa. Ahora si oficial lleveme a prisión.

Mis ojos se abrieron de par en par, intercale mi mirada entre Luca y el policía, al primero lo asesine con la mirada y con el segundo intente poner mi mejor expresión de niña inocente.

—Entonces los dos vendrán conmigo —informó—. Su delito no es muy grave pueden pagar una multa en la comisaría y después regresan a casa.

Llevo una de sus manos a su cintura, ahí tenía unas esposas metálicas, el otro tipo cruzaba el césped de Luca acercándose a nosotros.

¿No que no era tan grave, máster?

Luca me sonrió extendiendo sus manos para que el oficial hiciera su trabajo sin dificultades.

—¿En serio voy a ir a prisión solo por escuchar música? —Estaba tratando de aclararme eso a mí misma.

El segundo policía era un poco más torpe que su jefe, cuando intento sacar las esposas de su lugar se le atoraron con un hilillo del pantalón.

—Quedas detenida por alterar el orden público —me comunicó con seriedad—, todo lo que digas o hagas puede ser usado en tu contra.

—¿¡En mi contra!? —repetí sorprendida.

Extendió las manos con las esposas esperando a que hiciera lo mismo que Luca, pero yo no cedí con tanta facilidad, puse resistencia y casi le implore a los oficiales para que no me llevaran con Luca Hopper a ningún lugar.

—Oponer resistencia a un oficial es más complicado, pato. —Miré mal a Luca—. Tú solo deja que ellos te esposen y regresáremos en unas horas a casa.

—Ti sili diji qui illis ti ispisin —imité su voz.

—Señorita haga caso a su hermano —agregó el segundo uniformado.

—Oigame, él no es mi hermano —me quejé levantando mis manos en lo alto para que el otro sujeto no me alcanzará.

—¿No lo es? —Rasco su cabeza—. ¿Entonces?

Los labios de Luca se ensancharon formando una sonrisa burlona, aquella que era capaz de deshacer hasta el corazón más congelado.

—Es su novio —añadió el segundo—. Tienen cara de ser novios y vecinos.

Mi boca se abrió en sorpresa.

—Haga caso a su novio, entonces.

Todos empezamos una mini discusión sobre cual era la relación que me unía a Luca, todos hablaban al mismo tiempo y las voces se distorsionaban.

—¡QUE NO ES MI NOVIO! —alce la voz por encima de la de todos.

Silencio, loa oficiales se miraban entre ellos.

—¿Qué son?

Luca Hopper poseía una gran habilidad para jugar con las personas a su antojo, podía hacer y deshacer todo lo que quería. Era un maldito demonio con rostro de ángel.

—Soy su amante.

Los policías intercambiaron miradas nerviosas, el que estaba intentando esposarme parecía cansado.

—No te doy ni una estrellita, tonto —gruñí—. Mire oficial, no me lleve a ningún lugar. —Le pedí con las manos en el pecho a modo de suplica—. Soy una buena vecina.

—Los vecinos se han quejado.

Cerré los ojos rogándole a Dios para que me desapareciera de ese lugar y me arrojara en otro país, siendo hija de una de las Kardashan, quizá.

—No ponga más resistencia, señorita.

Alargue mis manos para que el oficial colocara las esposas al no tener otra opción, este pareció feliz de haber logrado su encomienda, cuando sentía el metal apuntó de cerrarse alrededor de mi muñeca las aleje de prisa. El hombre soltó un gruñido molesto.

—¡Ustedes no saben quién es mi tío! —exclamé usando un tono seguro y prepotente que no me conocía.

—¿Quién es su tío? —cuestionó preocupado el que tenia a Luca esposado.

—El hermano de mi mamá.

—¿Y quién es su mamá?

Mi respuesta fue inmediata:

—La hermana de mi tío.

Luca agitó la cabeza a los lados en negativa, los oficiales se miraron transmitiéndose paciencia.

—¡Muy graciosa! Seran más horas si sigue oponiéndose...

—Pato, tranquila —Luca intento acercarse a mí. El oficial se lo impidió—. La cárcel no es tan mala como la pintan.

Apreté los labios ahogando un gruñido para el tonto de mi vecino, quería lanzarlo por una ventana.

Tome una larga bocanada de aire.

Así que... No me quedo de otra que entregarme por voluntad propia a las autoridades.

Me sentía como una mafiosa peligrosa llevada por las autoridades a una prisión de máxima seguridad.

Soy Millie la... ¿Poderosa? O algo que suene malvado.

Luca fue mi primera vez para muchas cosas, mi primer beso robado, mi primer sueño erótico, el primer chico en cantarme una canción, la primer persona a la que le conté sin miedo mi futuro, y en ese momento nos estaban encarcelando.

Al parecer los dos tipos que nos arrestaron solo quisieron hacer de su primer arresto algo dramático. Recibieron un buen regaño de sus superiores, pero a nosotros nos metieron en una celda. Íbamos a pasar ocho horas ahí.

—¿¡No creés que es justo que me digas por qué estás molesto? —Miré mis pantuflas de pardo, el oso de escandalosos.

Estaba en pijama, cuando salí de casa no me importo mirarme en un espejo, me imaginaba con el cabello hecho nudos y la cara soñolienta.

Luca y yo estábamos en cada uno de los extremos de una banca fría de concreto, él tenía la cabeza pegada en los barrotes de la celda.

—Estoy molesto porque... Me parece increíble que sigas defendiendo a Mike a pesar de todo el daño que te hizo...

—No lo defendí. —Busque su mirada—. No me parece bien que todo lo quieras resolver a golpes.

—La violencia no es buena —se encogió ligeramente de hombros—, pero a veces algunas personas entienden gracias a ella.

Silencio.

Lo único que se oía por aquel lugar era el sonido de algunos teléfonos, el piqueteo contra algunas teclas a una computadora y voces de oficiales.

—Me parece estúpida esta situación —musité—. Luca mira hasta donde hemos llegado.

Él se inclinó hacia delante, pegando sus codos a sus rodillas, paso sus dedos por su cabello despeinándolo.

—Al menos tendrás una buena historia para contar a tus hijos —vocalizó—. En todo caso fue tu culpa que estemos aquí...

—¿¡Mi culpa!? —Me puse de pie para enfrentarlo.

Una voz rasposa hizo que mi cuerpo se sobresaltada, al girar mi cabeza descubrí que era un hombre mayor el que se acercaba a nosotros.

—Bueno muchachos —nos comunicó mientras metía una de sus llaves en la cerradura de la puerta—, necesitan pagar una multa para ser liberados, de lo contrarió cumplirán las ocho horas reglamentarias que les faltan.

Miré a Luca con nervios, eso era malo... Demasiado, no podía llamarle a mis padres y decirles:

—Oigan estoy presa, necesito que paguen mi fianza para que pueda regresar a casa.

Ellos no eran una opción.

Con pasos torpes me acerque hasta Luca, tome valentía para sentarme a su lado y susurrarle un:

—¿Camile nos puede sacar de aquí?

Él ladeó la cabeza, emitió un «no» al mismo tiempo en que se ponía de pie para dirigirse al oficial.

No sé por cuanto tiempo desapareció, me dejo ahí sola, sin ninguna otra compañía, más que la de mis pantuflas. Pensé en Valeria para que pagará mi fianza.

Soy una tonta.

Tontos vecinos.

No me cabía en la cabeza el nombre de algún vecino con el que hubiera tenido problemas para que se desquitará acusándome de “Alterar el orden público”.

Al regreso de Luca mis manos empezaron a sudar, odiaba a la vida porque él iba vestido con normalidad, no con pijama como yo.

La vida me odia.

Nos odia, querida, lo hace.

Creí que como todos los presos del mundo yo también merecía hacer mi llamada para exigir un abogado.

Quiero un abogado.

¡QUIERO A MI MAMÁHHHH!

El hombre que había ido por Luca se fue de inmediato cuando lo dejo dentro de la celda, me dejo con un signo de interrogación pintado en el rostro.

—¿Por qué no me dejo hacer mi llamada?

—Porque vendrán por nosotros —me contestó con aburrimiento.

El nosotros hizo que un cosquilleo recorriera todo mi cuerpo.

Una vuelta de página, aquel momento cuando descubres que ya has abarcado mucho espacio en una hoja y ya no tienes espacio para escribir más, por eso tomas la maravillosa decisión de cambiar la página y escribir en un espacio en blanco.

Hay personas que pueden ser tu cambio de hoja, aquellas que te hacen querer escribir un libro con nuevas historias. La vida es una secuencia de diferentes momentos que deben contarse.

No creo que alguien tenga una vida perfecta, cada ser humano ha pasado por algún dolor que lo ha cambiado, cada pequeña lágrima que hemos derramado forma parte nosotros. Cada línea de algún recuerdo se entrelaza con otros hilillos, los pequeños actos son los que nos hacen grandes.

Pero tú no eres grande.

—Antes papá solía decirme que cuando creciera seria muy grande —reí ante el recuerdo—. Se equívoco porque con mucho esfuerzo llegó a un metro sesenta.

—De pequeño mamá solía decirme que llegaría muy lejos. —Lo miré—. También se equivoco, apenas llegó hasta el centro de la ciudad.

Ambos reímos de nuestros malos chistes, eran pésimos en definitiva. Pero creo que nos reíamos por la risa del otro.

—Eres pésimo contando chistes. —Limpie una lágrima de mi mejilla.

—Tú también lo eres.

Cuando el momento de risas término Luca y yo nos quedamos mirando por varios segundos muy largos.

—¿Has estado encarcelado antes? —cuestioné con la respiración acelerada.

No sé en que momento pasamos a estar tan cerca, ambos estábamos recargando nuestros codos en las rodillas.

—Un par de veces —admitió como si fuera lo más normal del mundo.

—¿Por qué? —seguí con mis preguntas.

—Por romper las reglas.

Su respiración empezó a mezclarse con la mía, sus ojos de deslizaron de los míos para detenerse en mis labios.

—Lamento interrumpir su momento, pero he acudido al llamado de mi fiel escudero.

Luca se puso de pie.

—Sabes que pedí tu ayuda porque me debes muchas, ¿verdad?

—Entonces —Kyle se enderezó—, tu fiel escudero ha venido a salvarte de prisión. —Miró por encima del hombro de Luca—. No me digan que están aquí porque los atraparon haciendo cosas indebidas, niños.

Uso un tono pícaro para expresarse, me dio una sonrisa burlona después de terminar de hablar.

—¿Viniste por nosotros? —Con pasos apresurados fui hasta ellos

—Sí, he interrumpido mi masaje por venir a sacar de prisión a mis niños. Linda pijama —me miró de arriba a abajo.

—Deja su pijama en paz. —Kyle levantó los hombros arriba en señal de rendición—. A ver Kyle hoy tenías que ir a recoger el equipo para el área deportiva, no has ido por el, ¿verdad?

Entendí que papel tenían ambos en su amistad, Luca era el amargado que casi no hablaba y Kyle era el gracioso que daba abrazos y hacia divertida la vida del amargado, casi como Valeria y yo.

Ya estábamos en camino a casa, Luca y Kyle seguían hablando sobre el club, el primero regañaba como un papá molesto a su hijo irresponsable. Kyle era muy olvidadizo.

—¡Luca, estaba organizando mi agenda! —Kyle seguía defendiéndose de los regaños de Luca—. Lamento ser una persona muy ocupada.

—¡Veamos! —Luca iba frotando su sien derecha—. En esa agenda solo estaban cosas para tu beneficio personal y luego tenías mucho tiempo libre.

—Que bueno que fui por ti a ese lugar Millie —Kyle me miró por el espejo retrovisor de su auto—, soportar a Luca ocho horas hubiera sido como soportar el canal del congreso.

Reí debido a su comentario, Luca actuaba de forma diferente con su amigo a como lo hacia conmigo y... Con todos era diferente.

Al llegar a casa Kyle se despidió de mí con un «Nos veremos después». Parecía como si estuviera seguro que ese después sucedería más pronto de lo que teníamos planeado.

—¿Hoy? —Arrugue la nariz—. Tengo que ir a entrenar justo hoy, ¿no crees que merezco un descanso? Estuve encerrada en una celda.

—Hoy, pato —corroboró Luca—. Tenemos un trato. —Asentí—. Espero que llegues al club exactamente a las tres de la tarde.

Como una niña pequeña pateé la acera enojada. A las tres era muy temprano.

A las tres es muy temprano mi lic.

¡Ya do quedo sed adudto!

Casi y casi eche a correr a casa, pero me detuve.

—Gracias. —Le di una sonrisa amable a Kyle. Me incline un poco metiendo mi cabeza en la ventanilla de Luca—. Procura seguir más las reglas para no ir a prisión, al menos esta vez fuimos juntos, la próxima quizá te toque con una persona peor...

—¿Qué tú? —sonrió—. No creo.

—Eso es cruel.

Saque mi cabeza del automóvil dándoles permiso para irse cuando quisieran, Luca le dio un golpe a Kyle en el hombro indicándole que retomara el camino.

Di media vuelta cuando escuche el rígido del motor del auto encendiéndose.

—Pato. —Gire sobre mis talones—, fue un placer ser tu compañero de celda y amante hoy.

La boca de Kyle se abrió de sorpresa ante el comentario de Luca, sabía que dijo aquello como broma a lo que había sucedido antes.

Mi rostro empezó a arder.

—Luca, fue un placer ser tu compañera de celda hoy.

(...)



—¿Sabes por qué los vecinos dicen que los oficiales arrestaron a alguien?

Escupí —pero literalmente lo hice— el agua como si fuera un atomizador, casi en la cara de papá. Ambos me miraron con preocupación.

Quizá ellos ya habían pensado enviarme a un hospital psiquiátrico desde bastante tiempo atrás, pero no andaba tan mal.

No escuchaba voces.

Y yo que soy.

Mi voz interior.

Me acabas de insultar refeo, Millie.

—¿Arrestar? —Limpie mi boca con una cervilleta—. No mamá, los vecinos son muy entrometidos, ya sabes. ¡NO LES CREAN NADA!

Moví mis manos como lo hacia cuando estaba en una exposición, ellos se miraban como diciéndose algo con esas miradas.

Me dan miedo.

—¿Por qué me ven así?

—Es raro verte vestida con ropa deportiva —discrepó papá señalándome.

—Orgullosos deberían de estar porque he decidido hacer ejercicio —mentí de forma descarada—. En fin, no le hagan caso a los vecinos, cierren sus oídos a todo lo que les digan.

Me puse de pie, nos encontrábamos terminando de comer, lave platos y al terminar salí de casa de prisa.

Luca me va a matar.

¿Por qué siempre llegas tarde a todos lados?

Ahí la pregunta del millón, tenía una mala costumbre de ser impuntual, la última vez que mire el reloj que tenia en la pared de casa marcaba las 3:30 p.m.

¿Alguna vez has sentido aquella adrenalina que se produce cuando sabes que llegarás tarde a un lugar? Bueno pues esa adrenalina era mi mejor amiga, me acompañaba todos los días en cada segundo de mi vida.

Tome un taxi para llegar más rápido al club de Kyle, en la recepción me encontré con Lily.

—¿Has...visto a...Luca? —Jadee.

—Estaba en el área deportiva hace un rato —frunció el ceño—. ¿Vienes a trabajar?

Negué luchando por respirar, le mostre mis dedos pidiéndole tiempo para recomponerme.

Si a mis casi dieciocho años me dolía la rodilla y hasta el alma, no me imaginaba lo que seria de mi a los cuarenta años.

Más moribunda que una cucaracha después de recibir un zapatazo.

—Entro en unos días, ahora vine a entrenar con Luca, ¿sabes dónde está? —Recargue mi codo en el mostrador frente a Lily.

—Lo vi por ahí. —Frunció el ceño—. Con Kyle y Amy.

—¿Amy? —barboteé—. ¿Quién es Amy?

Me hice a un lado, una pareja de chicas se colocó en el lugar que ocupe antes, Lily les entrego unas tarjetas que parecían ser paces.

—Es una chica encargada de la zona deportiva —expresó de manera amable—. Quizá estén por algún lugar los tres.

Me mostró tres de sus dedos acompañados de una sonrisa cargada de malicia.

—Necesito tu celular para llamar a los tres —imité su acto—. Digo a uno, ¿lo puedo tomar?

De abajo del mostrador saco el celular de extensión que ocupaba... Para que sé yo.

Pique el número de Luca en los botones del celular, empecé a tamborilear mis uñas en el mostrador.

Es un infarto.

¿Qué sucede Lily?

—No soy Lily —rechacé.

—Olvide que debía decirte una hora antes para que llegarás en el tiempo acordado —reprochó.

—¡Solo fue una hora, tarde! —Cruce mi brazo libre en el pecho—. Pero ya estoy aquí.

Al menos había ido a enfrentarme con mi maravilloso destino, mínimo esperaba un «Pato eres la mejor cumpliendo tu palabra, denle un Oscar».

¿El Oscar es para los actores y actrices?

Entonces... Denme un Víctor.

—Dile a Lily que te señale donde esta el área de entrenamiento.

Miré a la chica frente a mí, corte la llamada un milisegundo después y procedí a pedir mis indicaciónes para
ir a la famosa zona deportiva.

Camine por un pasillo que era transitado por varias personas que entraban y salían. Al levantar la vista descubrí que había muchísimo equipo deportivo allí, pesas, caminadoras, cuerdas...

Desgastante.

Cansancio.

Luca estaba ahí dentro, a su lado estaba Kyle y... Frente a ellos una castaña clara.

Amy.

Luca y ella vestían deportivamente, Kyle... Él prefería seguir conservando su estilo.

Entra como toda una diva.

Eso haré.

Levanté el rostro y di un paso para llegar hasta donde estaba Luca.

¿Qué es lo peor que te puede suceder cuando caminas como una diva empoderada?

—Auch. —Froté mi frente—. ¿Por qué nadie menciono que esto era de cristal?

Las paredes de ese lugar eran de cristal transparente, golpe con mi mano lo que tenia frente a mí. En definitiva el mundo me detestaba.

Di un paso apartándome del camino de un chico rubio que también quería entrar a el lugar, la diferencia fue que él no chocó con el cristal. Alcance a detener la puerta antes de que se cerrará y entre.

Al llegar a la tercia de chicos los descubrí hablando de lo más alegres. Excepto Luca, él solo se dedicaba a escuchar y asentir con la cabeza, ella era la que más hablaba y Kyle le daba atención.

La chica dejo de hablar cuando noto mí presencia, me sonrió con cordialidad y luego miró a Luca.

—¡Así que tú eres la chica a la que voy a entrenar! —Frotó las palmas de sus manos.

Ese gesto se me hizo de lo más perturbador, la imagine como un carnicero preparándose para degollar a un cordero.

Luca miró por encima de su hombro sin prestarme mucha atención.

Dijo: “La chica a la que voy a entrenar”.

Amy tenía unos bíceps visibles, brazos ejercitados, su piel era color azabache, tenía piernas completamente marcadas por el ejercicio. Yo parecía más como...

Un fideo de espagueti.

Tome a Luca por el hombro intentando girarlo hacia mí. Miré rápidamente a los otros dos dándoles una sonrisa nerviosa.

—Amy ella es pato...

—¿Pato? —repitió ella incrédula.

—Es un sobrenombre que él usa. —Le aclaró Kyle alegre—. Su nombre es Millie.

Amy alargó una de sus manos a modo de saludo. La tome.

—Tranquila, trataré de no ser tan... Exigirte mucho en tu primer día —corrigio.

El fuerte apretón que le dio a mi mano me hizo que soltara un gemido de dolor, juro que escuche el tronido de mis dedos.

Al soltarme giró sobre sus talones y empezó a caminar yendo a otro lugar.

—¿Por qué ella? —Iba caminando a lado de Luca—. Creí que lo harías tú.

—Amy te enseñara desde cero —aseguró—, después lo haré yo.

Entramos a un pasillo más estrecho que el de antes.

—¿¡Estas enojado!?

Lo dudaba porque no me había llamado por mi nombre, pero tenia una expresión diferente a la habitual.

—No.

—Entonces, ¿por qué actúas así..?

No pude terminar mi pregunta porque mi mandíbula cayo al piso en el momento exacto en que nos descubrí entrando a un gimnasio donde había un ring en forma de exágono en el centro.

No, noooooo. Esto esta mal.

—Muy bien Millie. —Amy se deslizo por las cuerdas del ring con facilidad —. Empezaremos con calentamientos sencillos.

Mis ojos estuvieron a punto de dejar mis cuencas, me dolía el cuerpo y ni siquiera había puesto un pie ahí arriba.

Amy se encargó de que mis ejercicios de calentamiento fueran sencillos, Luca nos miraba desde una esquina con Kyle haciéndole compañía, parecían estar muy entretenidos en su conversación. Algo andaba mal con uno de los dos.

—Ahora vamos a pasar a un ejercicio como método de defensa personal. —Boquiabortta miré a la castaña.

—¿Esto no era el ejercicio de defensa?

—No, fue apenas un calentamiento.

Mi cuerpo entero dolía, no sé cuanto tiempo llevábamos calentando, pero mis pulmones ya no iban a resistir por mucho tiempo, parecía viejecita que necesitaba de un tanque de oxigeno para poder respirar.

—Luca necesito tu ayuda. —Ella llamo la atención del antes mencionado—. Tu chica necesita más ánimo. Sube aquí.

Él subió al ring, fue cuando mi cerebro conectó con los otros cables y captó la palabra “Tu chica”.

Tu chica.

¿Por qué supones soy su chica?

—Primer ejercicio. Si alguien intenta tomarte por la cintura —empezó, miró a Luca y le dio un asentamiento con la cabeza—, levantas el brazo en un círculo y tomas impulso para golpearlo con el codo.

Luca se acercó a ella, en cámara lenta la escena corrió en mis ojos, él le rodeo con los brazos la cintura. Amy busco un espacio entre ellos, con fuerza giró uno de sus brazos y con su codo fingió golpear a Luca en la cara. Y digo fungió porque detuvo el golpe a unos centímetros de tocar su mejilla.

—La persona que te intenta lastimar no se quedara quieta con ese solo golpe —explicó—. Mientras toma tiempo para digerir lo que sucedió golpearás con el antebrazo y parte del codo el abdomen del sujeto. Así.

Cerro su muñeca alrededor de la otra concentrando toda su fuerza en una sola, su codo se impacto falsamente en el abdomen de Luca.

—¿Entendiste? —quiso saber Kyle. Estaba a mi lado, por fuera del ring—. Si no entendieste podemos hacer que sea más real. Amy golpea a Luca de verdad para que Millie lo sienta más creíble.

Luca le dio una mirada de advertencia a su amigo.

—Kyle lo quiere intentar. —Amy miró a ambos chicos—. Y a él procura golpearlo de verdad. Por favor sube.

—Aunque... Así como lo hacían esta perfecto, ¿no, Millie?

Luca arqueo una ceja aburrido.

—Entonces, muestranos que tal lo haces Millie.

Amy me invitó a tomar su lugar, con pasos torpes me encaminé hacia Luca, me puse derecha y espere por alguno de sus movimientos.

Mi respiración estaba errática, mis manos empezaron a sudar. Esperaba hacerlo bien, sin golpearlo.

Con sus brazos Luca me apresó, me moví un poco y trate de recordar todo lo que había dicho Amy.

Le doy una patada y lo golpeó en... ¿Donde?

Hice lo que mi consciencia dictaba, giré mi brazo y busque crear espacio entre Luca y yo, él pareció sorprendido, sin ser consciente aproveche su descuido para darle una patada entre las piernas.

Llevo sus manos a su miembro al mismo tiempo que se hizo bolita en el ring, soltaba maldiciones y siseos.

Cubrí mi boca con mis manos sin saber que hacer, Kyle y Amy corrieron hasta él.

Ya lastime su... Amiguito.

Me quede petrificada sin saber como reaccionar por unos segundos hasta que por fin me abofeteé para reaccionar y reuní valor para ir a Luca.

—Voy por hielo —Kyle se deslizo por debajo de las cuerdas alejándose de nosotros.

—Respira Luca. —Amy movía sus manos al ritmo de su respiración—. Todo es mental.

Me coloque de rodillas a lado de Luca, puse una de mis manos en mis labios.

—Lo... Lamento, no era mi intención golpearte ahí. —Con mis ojos señale la zona afectada—. ¿Te duele? Eso es muy estúpido, claro que te duele, no eres un robot para no sentir, ¿verdad? Soy muy tonta en ocasiones...

—Tranquila...

—... Pero de verdad esta vez fue sin querer, no creas que te quiero dejar sin descendientes...

—Pato...

—... Luca dime que no dañe tu maquinaría, ¿puedes ir a orinar como normalmente lo haces?

—Estoy bien, no duele mucho —apretó los labios—. Solo baje a limpiar una mancha que vi en el ring.

Eso duele muchísimo.

¿Quieres ir al médico? ¡¿Qué le diré a Camile?

Que la deje sin nietos.

Mis ojos se abrían cada vez más horrorizada, estaba preocupada.

—¡PATO ESTOY BIEN! TRANQUILA.

Su grito me hizo cerrar la boca, al mirar a los lados me percate de un grupo de personas que fue a ver el espectáculo. Todas parecían estar preocupadas como yo.

—Ha roto su Lucondra. —Busque entre varias voces aquella que se atrevió a decir que rompí...

Al llegar Kyle le dio una bolsa con hielo a Luca para que se la pusiera entre las piernas.

Algunos empezaron a cuchichear, me sentía terriblemente mal por haber golpeado a Luca.

¿Lucondra?

¿¡Eso dijo!?

—¿Puedes caminar? —curiosé un poco más tranquila.

Amy logro sacar a toda aquella masa de personas que se había colado a el lugar, Kyle se quedo a mi lado ayudando a Luca a ponerse de pie.

—Puedo hacerlo.

Se veía mal, su rostro estaba rojo. Tenia unas ganas inmensas de darle un beso en la mejilla para disculparme.

Eres una torpe.

—¿Por qué no vas por tus cosas para que nos vayamos a casa? —indagó Luca recargándose en las cuerdas del ring.

Paso una de sus manos por su barbilla, se veía como si el golpe no le hubiese afectado.

—¿¡Juntos!? —vacile apretando mis dedos.

—A menos que esperes a el vaquerito de Toy Store podemos hacerlo solo nosotros.

Al menos esta usando el sarcasmo.

¡Todo bien!

Asentí. Giré sobre mis talones lentamente, al darles la espalda a los chicos corrí hacia los baños para recoger mis cosas.

¿Por qué no eres normal como las otras chicas?

No sé, pero no podemos ser normales nunca. Así que ya callate.

Tengo unas ganas de cambiar de conciencia... Ojala pudiera usar un Pepito grillo como Pinocho.

Cuando salí del baño y volví al lugar donde habíamos entrenado, me sorprendió que estuviera vacío el sitio, como si nunca nada hubiera sucedido.

Todo fue producto de mi imaginación.

Soy sonámbula.

No babosa, estas despierta y Luca anda por aquí.

El club estaba vacío, la noche ya había caído, no había ningún alma por ahí, así que me apresuré a buscar por todos los rincones a Luca.

—Entonces Meiss esta aquí...

Me detuve al escuchar aquella voz, una luz salía de la abertura de una puerta media abierta.

—...Y verás al pequeño Liam, imagino que ahora te debes sentir como un papá orgulloso por ver a el pequeño corriendo de aquí por allá.

Fruncí mi ceño sin entender nada... Bueno quizá si entendiendo, pero sin hacerlo del todo.

—¡Ya Luca! —bufó Kyle—. Tú y yo sabemos que ese niño es tu debilidad, así que quita esa cara de “Detesto al mundo” y cambiala por la de “El mejor papá del mundo”.

Mi corazón latió a mil en el segundo preciso en que escuche las últimas palabras de Kyle.

Quizá son problemas cardíacos los que tienes.

No son celos, no es amor. No.

Ya no había de que preocuparme por si había dañado la fábrica de Luquitas, ¿verdad? Si ya había uno con él debía de ser suficiente.

Meiss es la novia de Luca.

Luca y Meiss tienen un hijo.

¿Luca tenía un Luquita?





Dedicado a:

@Emperatriz_perversa_

@Sea_w2

@ElinoviadeLuca

@AdyR1420

@Louvy_23

@LeticiaMoran

@adrianaperez607

NA: Cada vez más cerca del final.

Pokračovat ve čtení

Mohlo by se ti líbit

775K 65.2K 35
La vida de León siempre ha estado libre de preocupaciones; sin embargo, su tranquilo mundo se derrumba cuando se ve forzado a compartir techo con su...
770K 42.2K 47
LIBRO DOS DE LA SAGA ÁMAME. Ginger odia a Eros desde el momento en el que él la dejo y le pidió que se deshiciera de su hijo, han pasado dos años y E...
5.6K 248 4
Algunos Mini fanfics y extras de Eva 💘
816 73 5
¿Que es lo que darías a cambio de poder?, ¿Hasta que punto podrías llevar tus decisiones para conseguir tu objetivo?, ¿Que tanto abandonarías a cambi...